-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Paolo se encontraba otra vez amarrado. Ocupaba una silla y sus muƱeca estaban atadas al reposabrazos, sus piernas permanecĆan abiertas mientras sus testĆculos permanecĆan vulnerables ante el ceƱudo Rafael.
—¿DĆ³nde estĆ” el documento secreto?
Paolo recibiĆ³ un duro pisotĆ³n en las huevas. El pie calzado de una pesada bota de Rafael aplastĆ³ perfectamente el gran bulto de Paolo. La punta del zapato se hundiĆ³ en el suave montĆculo y crujiĆ³ sus bolas con fuerza, aplastĆ”ndolas contra la silla.
El ruido del pie pisando la virilidad de Paolo resonĆ³ en la habitaciĆ³n.
Paolo soltĆ³ una tos, seguido por un gemido largo y gutural.
Rafael siguiĆ³ retorciendo el pie contra las gĆ³nadas del joven, provocando un gemido angustiado de su parte.
—Si quieres salir ileso de aquĆ dinos, ¿dĆ³nde tienes el documento? No estĆ”s mintiendo.
Armando estaba sentado mĆ”s allĆ” vistiendo sĆ³lo un calzoncillo portando una fuerte erecciĆ³n.
Rafael continuĆ³ pedaleando contra las bolas de Paolo, aplastando sin piedad, haciendo que gritara lo mĆ”s inhumano que podĆa.
—Si nos dices nada jamĆ”s volverĆ”s a ver a tu esposa ni la follarĆ”s ni egendrarĆ”s mĆ”s asquerosos hijos como el que tienes —gruĆ±Ć³ Rafael. Dio un fuerte pisotĆ³n, aplastando las gĆ³nadas de Paolo.
Paolo gritĆ³ de dolor.
—Pero yo…
—A mi no me vas a engaƱar —seguĆa Rafael—. Lo sabes todo. Simplemente te querĆas aprovechar de Armando sĆ³lo porque es debil.
Los ojos de Paolo estaban llenos de miedo.
Rafael bajĆ³ el pie al piso.
—¿DĆ³nde tienes el documento? ¡O te juro que patearĆ© tus pelotas tan duro que estarĆ”s escupiendo esperma!
Los ojos de Paolo se agrandaron.
—Yo…
Rafael gruĆ±Ć³ y golpeĆ³ con su rodilla las pelotas de Paolo, aplastĆ”ndolas entre su rĆ³tula y la silla.
Paolo dejĆ³ escapar un gemido estrangulado.
Una y otra vez, Rafael le golpeĆ³ las bolas pulverizĆ”ndolas.
Paolo lloraba de dolor, gimiendo cada vez que la rodilla de Rafael fulminaba sus testĆculos.
Finalmente, Rafael se alejĆ³ permitiendo a Paolo descansar.
—¿Te decidirĆ”s a hablar? ¿O prefieres que haga pulpa con tus bolas?
Paolo levantĆ³ la cara y mirĆ³ a Rafael con el rostro contraĆdo del dolor.
Rafael se inclinĆ³ ante Ć©l y de forma calmada le pidiĆ³ que le entregara el documento, ante el silencio envolviĆ³ sus dedos con fuerza alrededor de las gĆ³nadas de Paolo y apretĆ³ tan fuerte como pudo, retorciendo y aplastando haciĆ©ndole al macho gritar de dolor.
Hubo una inconfundible agitaciĆ³n dentro de la ropa interior de Paolo que Rafael no pasĆ³ desapercibida. MirĆ³ la gran erecciĆ³n que estaba palpitando.
—Ahora, ¿quĆ© tenemos aquĆ? —murmurĆ³.
Paolo mirĆ³ hacia abajo, tenĆa una mezcla de dolor, vergĆ¼enza y miedo en su rostro.
Rafael retorciĆ³ las bolas de Paolo bruscamente, provocando un grito de dolor. ClavĆ³ las yemas de sus dedos en los testĆculos y apretĆ³ con fuerza.
Paolo echĆ³ la cabeza hacia atrĆ”s en agonĆa.
La polla de Paolo temblĆ³ dentro de sus calzoncillos, y apareciĆ³ un pequeƱo punto hĆŗmedo de lĆquido preseminal que empapĆ³ la dĆ©bil tela de su ropa interior.
Paolo mirĆ³ hacia abajo con horror. "No", susurrĆ³, haciendo una mueca.
Rafael continuĆ³ apretando sus bolas con toda la fuerza que pudo reunir.
—Si dices dĆ³nde estĆ” te suelto de lo contrario te castro.
El cuerpo de Paolo convulsionĆ³.
—En… —hablĆ³ roncamente.
Dentro de sus boxers, la polla comenzĆ³ a crisparse violentamente mientras que Rafael le daba a sus pelotas un rudo y despiadado retorcijĆ³n.
—¡En el aeropuerto estĆ” —afirmĆ³ Paolo en un lastimoso sollozo.
Rafael aplastĆ³ sus cojones gordos, despiadadamente exprimiĆ©ndolos y haciendo que Paolo gimiera y jadeabara pesadamente.
—Aquel dĆa con miedo en el baƱo lo guardĆ© con cinta adhesiva dentro del retrete, en la tapa del tanque de agua, parte superior… ¡Oh, sueltame! —Paolo suplicĆ³, sus ojos se llenaron de lĆ”grimas.
De repente, su polla disparĆ³ una gran explosiĆ³n de semen dentro de su boxer, chorro tras chorro empapĆ³ lentamente la tela y bajĆ³ por su muslo.
Paolo rompiĆ³ en llanto, mientras su orgasmo violento sacudĆa su cuerpo, y su semen extraĆdo a la fuerza le llegaba oloroso a la nariz.
Rafael retirĆ³ su mano del boxer. Estaba pegajoso y cubierto de esperma. Con un gruƱido de disgusto, Rafael se limpiĆ³ la mano en la cara de Paolo.
La polla de Paolo continuĆ³ liberando su preciosa carga. LĆ”grimas corrĆan por su guapo rostro mientras la leche corrĆa por su pierna.
—IrĆ© a buscar el desgraciado USB —asegurĆ³ Rafael saliendo rĆ”pidamente.
Armando se acomodĆ³ en la cama y mirando fijamente a Paolo dijo:
—¿En decir que me estuviste engaƱando todo el tiempo? Joder. Nunca perdiste la memoria.
Paolo clavĆ³ la mirada al piso.
Con el rostro doblado de rabia Armando fue hasta que Paolo que enseguida comenzĆ³ a gritar desesperado seguĆa el acto final para sus bolas.
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