Disfrutando del resort que habĆa comprado Marcos ChacĆ³n tomaba un baƱo de sol a escasos metros de la piscina, mientras que a la distancia se oĆa el batir de las olas. El sol calentaba su maravilloso cuerpo, sus fuertes mĆŗsculos brillaban con la luz natural mientras su pecho subĆa y bajaba acumulando exquisitas gotas de sudor, usaba gafas de sol que ocultaban sus ojos cerrados mientras dormĆa inocentemente.
BastiĆ”n uno de sus hermanos menores se acerco a su tumbona, era mĆ”s bronceado que Marcos y con un cuerpo tambiĆ©n espectacular. Un diminuto short ocultaba muy bien la perfecciĆ³n su dotada anatomĆa masculina. Dijo unas palabras a su hermano que secuestrado por las lujurias de morfeo no le prestĆ³ atenciĆ³n. BastiĆ”n volviĆ³ a murmurar y se dio cuenta de que Marcos dormĆa a profundidad.
Los labios de BastiĆ”n se curvaron en una sonrisa, empujĆ³ su mano a la banda elĆ”stica del ajustado traje de baƱo de su hermano. Haciendo una respiraciĆ³n profunda, deslizĆ³ su mano debajo de la prenda de vestir y exhalĆ³ cuando se topĆ³ con la impresionante polla y las gigantescas bolas de Marcos. BastiĆ”n explorĆ³ la longitud de la polla de su hermano mayor, frotando su mano arriba y abajo del inmenso falo que comenzĆ³ a hincharse por efectos del agarre. El corazĆ³n del cientĆfico comenzĆ³ a latir mĆ”s rĆ”pido y su mano se acelerĆ³, moviĆ©ndose arriba y abajo de la polla. Marcos gimiĆ³ profundamente de placer ante el toque grosero de su hermano, sus caderas se doblaron hacia arriba, bombeando con la mano de BastiĆ”n.
Los ojos de Marcos se abrieron de golpe cuando su conciencia lo regresĆ³ a la realidad. —¡BastiĆ”n! —gimiĆ³ con voz profunda y aturdida—. ¿QuĆ© demonios estĆ”s haciendo?
Los ojos de BastiĆ”n se agrandaron ante la mirada de Marcos. SoltĆ³ la polla de su hermano y enseguida lo agarrĆ³ de las bolas.
Los ojos de Marcos se abrieron cuando el agarre de BastiĆ”n se apretĆ³ sobre sus grandes toronjas y gimiĆ³ de dolor arrugando mucho la frente.
—Mis bolas…
El pene de Marcos seguĆa erguido mientras la mano derecha de BastiĆ”n apretaba sus bolas.
BastiĆ”n esbozĆ³ unas sonrisa malvada mientras clavaba el pulgar profundamente en la gĆ³nada derecha de Marcos.
Marcos hipĆ³ de dolor mientras sus ojos se ponĆan en blanco, gracias a los lentes oscuros, BastiĆ”n no pudo conocer su patĆ©tica reacciĆ³n. Su cabeza golpeĆ³ la cabecera detrĆ”s de Ć©l sintiendo como el dolor se intensificaba en su escroto, revolviendo su estĆ³mago y provocĆ”ndole dolor en la cadera. Las manos del apuesto seƱor se cerraron alrededor de la muƱeca de BastiĆ”n, mientras sus bolas gritaban de dolor. Marcos volviĆ³ a gemir y enfocĆ³ la mirada, viendo las estrellas.
—¡BastiĆ”n! Me estĆ”s aplastando las bolas. ¡Aaay, aaaaay, tienes que soltarme las bolas! —rogaba Marcos tratando en vano de sacar las manos de su hermano menor de sus testĆculos. BastiĆ”n, al darse cuenta de lo que estaba haciendo Marcos, hizo lo Ćŗnico que se le ocurriĆ³ fue apretar las bolas de su hermano aĆŗn mĆ”s fuerte que nunca y reĆrse. Manteniendo un agarre mortal en las bolas de Marcos ChacĆ³n.
El pobre hombre hizo todo lo posible para que BastiĆ”n soltara sus testĆculos, pero su agarre era tan fuerte en sus huevos que los dedos de BastiĆ”n parecĆan como dagas que se clavaban en sus pelotas, aplastĆ”ndolas por completo.
—Oooh, Dios —Marcos gimiĆ³ de dolor sintiendo que para siempre perderĆa sus pelotas.
—¡Tus bolas son mĆas, hermano! —se riĆ³ BastiĆ”n.
Marcos desesperado buscĆ³ clemencia en el rostro de su hermano sin poder conmoverlo. ViĆ©ndose con los testĆculos morir de dolor, pensĆ³ que era el momento de dar vuelta a la pĆ”gina y tomar la ofensiva, despuĆ©s de todo, BastiĆ”n tambiĆ©n tenĆa un par grande de bolas, y lo que era mejor, era el mĆ”s dĆ©bil de cojones de todos los hermanos.
BastiĆ”n estaba sobre su hermano Marcos, engreĆdo por su victoria, sabiendo que Marcos no tenĆa mĆ”s remedio que aceptar su destino con sus testĆculos hecho pasta.
Marcos moviĆ³ su mano hacia arriba con fuerza justo entre las piernas de BastiĆ”n.
La sonrisa del cientĆfico se borrĆ³ de su rostro cuando el puƱo de Marcos golpeĆ³ en el centro de su paquete.
—¡¡¡OOOOoooooooh!!! —gritĆ³ BastiĆ”n sintiendo cĆ³mo el puƱo de su hermano chocaba directamente en sus dos huevos. Su sonrisa desapareciĆ³ del rostro cuando el dolor subiĆ³ desde sus testĆculos hasta su estĆ³mago—. ¡Marcos! ¡Ay!
BastiĆ”n titubeĆ³ con sus palabras cuando Marcos impactĆ³ el puƱo nuevamente. Enseguida emitiĆ³ un potente grito cuando Marcos volviĆ³ a lanzar el puƱo con todas sus fuerzas en sus pelotas. ¡Con un rotundo POOF! Las bolas de BastiĆ”n fueron aplastadas entre su hueso pĆ©lvico y el puƱo de Marcos. El cuerpo de BastiĆ”n se moviĆ³ hacia arriba con el gancho de Marcos y el cientĆfico se vio obligado a soltar las bolas de Marcos y caer sobre el suelo, gimiendo, agarrĆ”ndose los testĆculos y enrollĆ”ndose en posiciĆ³n fetal y rodando por el suelo de dolor. —¡Mis bolas, mis pobres bolas!
Marcos inmediatamente metiĆ³ las manos en su ropa interior y agarrĆ³ sus propias gĆ³nadas, comprobando que no estuvieran rotas. Hizo varias respiraciones profundas mientras se dejaba caer sobre la tumbona masajeĆ”ndose los huevos, se colocĆ³ de medio lado con su gran muslo derecho protegiendo sus gĆ³nadas. —BastiĆ”n… ¿por quĆ© hiciste esto?
—Supongo —alegĆ³ BastiĆ”n con una sonrisa pese a su rostro desfigurado de dolor—, que me dejĆ© llevar un poco por la emociĆ³n de divertirme con tus huevos.
Marcos gruĆ±Ć³ con desaprobaciĆ³n todavĆa frotando sus bolas suavemente. Se recostĆ³ en su tumbona y BastiĆ”n continuĆ³ lidiando con el fuerte dolor.
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