Las travesuras de Caua, el brasilero (1/5) - Las Bolas de Pablo

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4 sept 2022

Las travesuras de Caua, el brasilero (1/5)



Caua nace en la peticiĆ³n de un lector que deseaba un brasilero en las historias. Hoy llega este joven que llega a poner en aprieto y al borde del quiebre los huevos ChacĆ³n.



Rafael ChacĆ³n arrugĆ³ el ceƱo y murmurĆ³ palabras incoherentes, parpadeĆ³ un par de veces mientras se sentĆ­a fatigado. Estaba atado a una cama con el cuerpo desnudo. Lo Ćŗltimo que se le vino a la mente fue que estaba en una fiesta del resort comprado por su abuelo y que Ć©l celebraba con sus compaƱeros de la universidad, entre varios amigos decidieron darse una semana de descanso y disfrutar de los placeres de la vida y la flor de su juventud.

 

Caua estudiante de EconomĆ­a

El hijo de Israel ChacĆ³n recorriĆ³ con sus ojos la habitaciĆ³n, era la suya. Su respiraciĆ³n se detuvo cuando vio salir del baƱo a un semidesnudo Caua, uno de sus compaƱeros de la universidad. Por alguna razĆ³n era estudiante de la escueda de EconomĆ­a.

 

Caua era oriundo de Brasilia, todavƭa tenƭa un marcado acento portuguƩs dotado de la exhuberante belleza de los hombres de su paƭs. Su tez era bronceada sin un Ɣpice de grasa, el cabello negro abunsante y revuelto.



SonriĆ³ a Rafael que asustado le devolvĆ­a la mirada. Lo saludĆ³ con su bello acento y enseguida se manipulĆ³ la polla provocĆ”ndose una inminente y palpitante erecciĆ³n.

 

—¡VocĆŖ finalmente despertou! Eu tenho vocĆŖ para mim, bonitĆ£o! —dijo con mucha emociĆ³n guiƱƔndole un ojo a Rafael.

 


El rubio tragĆ³ saliva aunque su pene temblĆ³. La noche anterior en medio de una fiesta y bebidas Caua se habĆ­a confesado con Ć©l, diciĆ©ndole que se le hacĆ­a guapo y apetecible y que se conformaba con chuparle la polla, le suplicĆ³ tener una noche con Ć©l a lo que Rafael se negĆ³ explicĆ”ndole que era completamente heterosexual y que tenĆ­a novia.

 


Caua sonriĆ³ y golpeĆ³ la dura polla de Rafael con la palma de su mano, haciendo que el rubio huyera de sus pensamientos y soltara un gemido de dolor.

 

—¿Tem um pouco de leite no seu pau? —preguntĆ³ con un brillo en la mirada enfocĆ”ndola en la hermosa verga caucĆ”sica de Rafael—, quiero decir… ¿tu novia no te ha ordeƱado en estos dĆ­as?

 

Rafael se aclarĆ³ la garganta. —Apenas hoy es el tercer dĆ­a que llegĆ³… anoche fue la fiesta y… SarahĆ­ tomĆ³ de mĆ”s y… no, no ha pasado nada…

 


Caua se mojĆ³ los labios mirando al pene de Rafael. —He oĆ­do lo que se dice de ti y tu familia. GaranhƵes de alta qualidade —afirmĆ³ alegremente mientras agarraba la polla de Rafael por la raĆ­z y la deslizaba lentamente por la palma de su mano.

 

Rafael comenzĆ³ a jadear y gemir, gruƱendo y gimiendo mientras le acariciaban el pene.

 

No tomĆ³ mĆ”s de cinco minutos de sensibles caricias para que el miembro de Rafael estallara en un baƱo de semen tal cual como un volcĆ”n. Caua soltĆ³ una carcajada y envolviĆ³ sus labios alrededor de la cabeza de la polla, tragando ansiosamente su cremosa corrida mientras masajeaba la larga vara de carne asegurĆ”ndose de que se ordeƱara hasta la Ćŗltima gota de su deliciosa leche viril.

 

Rafael con su cara de dolor

Cuando terminĆ³ de tragarse la lefa, Caua le sonriĆ³ a Rafael. —Mmmm, Ć© o melhor leite que eu jĆ” provei, entiendo porque tu novia es tan celosa —se riĆ³ entre dientes y le dio una palmada juguetona a las gĆ³nadas vacĆ­as de Rafael, haciĆ©ndolo gemir de dolor—. Eu quero outra raĆ§Ć£o —se subiĆ³ a la cama, sentĆ”ndose a horcajadas en el estĆ³mago de Rafael, frente a su entrepierna.

 

Le estaba dando la espalda al jovenzuelo rubio, haciƩndole saber que solo estaba interesado en su pene.

 

Caua agarrĆ³ los huevos de Rafael y comenzĆ³ a apretarlos. PresionĆ³ sus dedos profundamente en la carne de los testĆ­culos, apretando y aplastando sus bolas mientras su propio pene palpitaba y se retorcĆ­a. Concentrado en la polla no prestĆ³ atenciĆ³n a los lamentos del rubio.

 

El segundo orgasmo de Rafael fue causado en su totalidad por las manos de Caua alrededor de su inmenso escroto. BaƱando a Caua con una serie de exuberantes chorros de leche pegajosa.

 


Sin embargo, Caua continuĆ³ su atenciĆ³n en la polla de Rafael masturbĆ”ndola fuerte y rĆ”pido, mientras golpeaba y abofeteaba sus bolas, empeƱado en sacarle un tercer orgasmo. Sonriendo felizmente, acariciĆ³ la polla de Rafael mientras le daba puƱetazos, bofetadas y palmadas en los testĆ­culos.

 

Rafael gemĆ­a, retorciĆ©ndose bajo el peso de Caua, pero el brasilero simplemente lo ignorĆ³. Estaba completamente absorto en la polla y las grandes bolas. QuerĆ­a sacarle otra carga y harĆ­a cualquier cosa por conseguirlo.

 


—Vamos, solo una carga mĆ”s, garanhĆ£o —suplicĆ³ Caua entre dientes mientras entregaba golpe tras golpe a los globos testiculares de Rafael.

 


Las gĆ³nadas de Rafael estaban rojas y casi hinchadas. ParecĆ­an un par de tomates demasiado maduros, y Caua estaba a punto de convertirlos en ketchup.

 

Con un gemido de angustia, Rafael soltĆ³ su tercera carga de semen y Caua envolviĆ³ sus labios alrededor de la cabeza de su polla, tragando cada gota y chupando la esencia salada de la virilidad de Rafael.

 

Caua recogiĆ³ el exceso de semen cual golosinas saladas, sorbiĆ©ndolas con entusiasmo del pene de Rafael que continuaba duro apuntando al techo, mĆ”s grande que nunca. Caua lo aprovechĆ³ al mĆ”ximo con la lengua lamiendo cada brote del jugo viril.

 

ParecĆ­a un orgasmo sin fin, y era como sacar la esencia de Rafael de las profundidades ocultas dentro de sus tanques de esperma. Era increĆ­ble la cantidad de leche acumulada en sus bolas gordas, de haber estado ahĆ­, el viejo BastiĆ”n Chacon hubiera deducido que Rafael heredĆ³ de su tĆ­o SimĆ³n el producir semen en cantidades industriales.

 


Caua jadeaba cuando chorro tras chorro de semen se disparĆ³, golpeĆ”ndolo en la boca y en la cara, siendo baƱado en el semen de Rafael hasta las manos.

 

Caua agarrĆ³ las bolas de Rafael y las apretĆ³ tan fuerte como pudo, apretando las dos tiernas pelotas mientras se vaciaban con fuerza y su contenido se salpicaba por todo el cuerpo.

 


PareciĆ³ una eternidad hasta que Rafael dejĆ³ de eyacular. Caua estaba en el cielo loco por las corridas, cubierto con una espesa pasta que era la leche de Rafael. Chorros goteaban de su cara y de su cabello, cubrĆ­an su pecho.

 

Rafael gemƭa y gruƱƭa, reducido a nada mƔs que un juguete sexual.

 

Caua sacudiĆ³ su polla

Para colmo de males, Caua se bajĆ³ de Ć©l y sacudiĆ³ su polla un par de veces, apuntando a la cara contorsionada por el dolor de Rafael.

 


No tomĆ³ mĆ”s de un par de minutos y la paja surtiĆ³ efectos cuando los galones de semen pintaron la cara del joven ostensiblemente heterosexual con su semen.

 

—Me siento, satisfecho —indicĆ³ Caua con una sonrisa. Respiraba poco a poco y lucĆ­a feliz. Se acercĆ³ a los fuertes brazos de Rafael y empezĆ³ a desatarlos. El rubio se sentĆ­a tan dĆ©bil y drenado que no tuvo fuerzas de levantarse y luchar defendiendo lo que le quedaba de honor, liberado prefiriĆ³ acurrucarse amasar sus testĆ­culos y limpiar el semen de su rostro con una almohada.

 


Caua recogiĆ³ su ropa apilada en la esquina de la habitaciĆ³n, lo acompaƱaba una sonrisa que no desapareciĆ³ de su rostro hasta muchas horas despuĆ©s.

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