Las bolas de Pablo

Con esta publicacion se abre la temporada de historias de sexo y ballbusting 2018. El blog hoy esta cumpliendo 7 años.

CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   —Feliz cumpleaños, mi amor —felicitó David a Pablo, llevó su pierna hacia atrás y pateó con fuerza a las bolas de Pablo. Su pie se estrelló contra la ingle aplanando el bulto que se le hacía en la ropa interior de su esposo y haciéndolo gemir de dolor.

   Pablo  tosió, frotándose la entrepierna.

   —Ah, gracias, romántica manera de felicitarme.

   David se rió.

   Era 4 de enero y todavía seguían de vacaciones en la casa de campo en esa mañana estaban solos y la tenían a su merced.

   En cuestión de segundos, Pablo se había recuperado y tomaría represalias contra los cojones de David.

   El pie de Pablo viajó por el aire y chocó entre las piernas del guapo moreno, su empeine hizo saltar al hombre sintiendo sus bolas ser aplanadas.

   David soltó un gemido gutural, echó la cabeza hacia atrás y se arrodilló, agarrándose la entrepierna y meciéndose de un lado a otro haciendo muecas de dolor.

   —Hay mis bolas, seguro me quitaste la posibilidad de ser papá otra vez.

   Pablo que cumplía ese día 27 años se rió.

   —Con un hijo te sobra y basta no dejaré que uses tu pene en una vagina, antes te lo corto a la mitad.

   Después de lo que pareció una eternidad, David se levantó, su rostro seguía contorsionado de dolor e ira.

   Pablo separó las piernas y llevo los brazos tras la cabeza. Recibió una patada cruel, dura e implacable en los huevos que lo levantó del suelo y lo hizo gemir de dolor.

   David lo observó mordiéndose el labio y formando una erección en su ropa interior como una carpa de circo.

   Pablo  pudo recuperarse bastante rápido.

   David separó las piernas y miró a Pablo  con una mezcla de miedo.

   Pablo  sonrió y envió el pie contra los muslos de David. Su empeine colisionó perfectamente con las grandes bolas de su esposo.

   Los ojos de David se agrandaron y gritó desde lo más alto de sus pulmones yéndose al suelo, rodando, agarrándose las bolas, sus piernas pateaban salvajemente.

   —¡MIS BOLAS, MIS BOLAS, AY MIS PELOTAS!

   Pablo en el fondo agradeció que estaban solos en casa y que no tenían vecinos cercanos.

   Después de dos minutos, David se calmó y se sentó en el suelo haciendo una mueca de dolor. Treinta segundos después se levantó y se frotó las gónadas.

   —Se acabó —dijo—. Pasaremos a otra etapa, el cumpleañero del día eres tú.

   —¿A qué te refieres, David?

   El musculoso hombre sacó del armario una cuerda con la que ató los brazos de Pablo.

   Un par de minutos más tarde, Pablo estaba atado a la cama, sentado sobre su trasero, con las piernas separadas formando de manera descarada sus bolas en la ropa interior.

   David llevó la pierna hacia atrás y pateó las huevas de Pablo  con toda la fuerza que pudo reunir. Su pie se estrelló contra el bulto prominente aplastándolo provocando un grito fuerte en su esposo.

   Inmediatamente David envió otra dura patada entre las piernas de Pablo, haciéndolo toser.

   Pablo hizo una mueca mientras su pene se volvia tieso entre su ropa.

   David levantó el pie y pisoteó con fuerza las bolas de Pablo, aplastándolas una y otra vez, pulverizando aquellas grandes y gordas gónadas de Pablo, haciéndolo gritar con los ojos cerrados.

   David apartó el pie de aquellas suculentas pelotas.

   —¿Quieres que continúe? —preguntó.

   A lo que Pablo afirmó.

   David se paró entre las piernas abiertas de su esposo levantó el pie y clavó el talón en el precioso paquete de Pablo .

   Pablo soltó un grito desesperante. Y David volvió a pisotear con su talón las bolas de Pablo una y otra vez como si las quisiera convertir en puré de papas.

   La cara de Pablo estaba roja como un tomate y su cabello rubio estaba mojado en sudor. Sus ojos completamente abiertos reflejando la agonía en la tortura de David.

   David se frotó la entrepierna estaba la mar de excitado. Se inclinó sobre Pablo y susurro seductoramente sobre su oido.

   —Será mejor que vayamos terminando —lo comenzo a desatar—, todavía falta que te la chupe y que tú me bajes esta terrible erección, quiero cumplir todos mis planes sexosos antes que tu familia vuelva.

   Pablo sonrió y exclamó un gemido doloroso frotándose las huevas.

   Una vez más David le deseó feliz cumpleaños y lo volvió a besar.