El rapto de la india muda - Las Bolas de Pablo

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15 abr 2018

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El rapto de la india muda

ORIGINAL DE ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.

Es el aƱo de 1533…

El cabo Ricardo de Valdefuentes, junto al fraile Calvin Abad, y un grupo de soldados visitan una aldea indígena en la región de la Orinoquía venezolana; Es una visita rutinaria afianzando las relaciones de alianza entre españoles y nativos, quienes han sido buenos aliados en aprovisionar alimentos, servir como exploradores, y embajadores ante otras tribus muchos mÔs belicosas.

De entre los soldados se halla un Arcabucero, Es el originario de Toledo, Juan Gregorio De Bermeo e Ibarra, de 37 aƱos y sobre quien pesan algunas reprimendas de su superior por conducta impropia y violenta contra indƭgenas.

La visita es de poco interĆ©s para el espaƱol, pero de pronto ve a una jovencita que sale de una gran choza con una vasija en las manos; El hombre queda fascinado con la belleza de la india, quien de edad aparentaba cuanto mucho unos 18 aƱos… Es de bella piel canela, hermosos ojos oscuros, cabello negro brillante colgando a media espalda, senos pequeƱos -a la vista, al no usar estas indĆ­genas vestido en el torso- Anchas caderas, y un muy gran trasero.

La muchacha se aleja en dirección al rio en busca de agua; Ahora viéndola de espaldas, el español babea al poder detallar sin obstÔculos, unas amplias y carnosas nalgas, pues por detrÔs el taparrabo de las mujeres no es mÔs que un hilo grueso, y en esta india se pierde por completo entre sus gigantescos glúteos.
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Al regresar la india con la vasija llena de agua, el Arcabucero caminó tras ella, la joven se detuvo en una fogata a mitad de la aldea, y cuando se inclinó para colocar la vasija, De Bermeo pudo ver en todo su esplendor ese enorme culo; La joven sintió una presencia tras ella, y al voltear se asustó ante el alto espaƱol, quien le pedĆ­a se calmara y le dijera su nombre… La indĆ­gena no le entendĆ­a, y solo negaba con la cabeza rechazando la cercanĆ­a del hombre. 

La muchacha de baja estatura, apenas le llegaba a la mitad del pecho del hombre blanco, quien con su atuendo causaba impresión a la india. De hecho las vestimentas de los implicados contrastaban bastante…
…AsĆ­ mientras el Arcabucero se veĆ­a imponente vistiendo casco, media armadura (sólo para el tronco) camisa, greguescos, calzas (un tipo de pantalón ceƱido) y zapatos de tirillas… la bella  indĆ­gena con el torso desnudo, solo llevaba un taparrabo de color oscuro, que frontalmente no era mĆ”s que una pequeƱa tela que cubrĆ­a su Ć”rea intima, y por detrĆ”s ya saben que era algo casi inexistente… Aparte de aquello, solo un collar y algunas pulseras de oro, adornaban la belleza natural de la india. 
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La extraña vestimenta del español, aumentaba el temor que ya presentaba la india por hallarse ante un varón de gran tamaño.

Prudentemente la joven decide alejarse, pero el Arcabucero la retiene de un brazo, mientras llama al fraile esperando que este se comunique con la joven; Retenida, la muchacha forcejea tratando de alejarse, los pedidos del hombre para que  se calme son en vano, sólo la llegada y palabras del Fraile en su idioma logran apaciguar a la india.

La conversación del fraile es corta, la muchacha no responde a los insistentes esfuerzos del fraile por comunicarse, finalmente el religioso le pide al Arcabucero la suelte por hallarse la joven muy asustada. Una vez libre la india abandona la vasija en el fuego y corre hacia la gran choza. Con la carrera, De Bermeo degusta el movimiento de contorneo en los grandes glĆŗteos de la muchacha… De inmediato una leve erección le inicia, pero debe esconderla y aparentar normalidad ante la cercanĆ­a del religioso.

Es grande la extraƱeza del fraile ante el comportamiento de la indĆ­gena, era normal su temor, pero porque no le respondĆ­a?, Un indĆ­gena observo la situación y respondió sus dudas…La muchacha es la nieta del anciano chaman (quien vive en esa gran choza) y no habla… es muda de nacimiento.  El fraile por previa experiencia en un caso de mudez, supone que debió nacer con alguna anormalidad en la garganta o en las vĆ­as aĆ©reas, lo que le impide emitir sonido alguno. 

El Arcabucero interesado en la atractiva muchacha, decide saber mĆ”s de ella; Es asĆ­ como aprovechando la curiosidad de fraile, permanece junto a este con el fin de obtener mĆ”s información sobre la ā€œIndia mudaā€.

De esta forma se entera que la muchacha fue casada mĆ”s tarde que las demĆ”s indias, cualquier india normalmente era casada al poco tiempo de volverse mujer, pero esta belleza muda al ser nieta del chamĆ”n ostenta ese mayor rango, y la tardanza en casarla se debĆ­a a la bĆŗsqueda de un buen enlace matrimonial…
…Y es que las indias como ella eran usadas para crear alianzas con otras tribus, tocĆ”ndole a la joven como esposo un jefe tribal, desafortunadamente el marido murió a los pocos meses en una guerra con otra nación indĆ­gena, y sin haber tenido hijos del difunto la bella muda debió regresar a su hogar… Luego de un tiempo se iniciaron  negociaciones que buscan actualmente un nuevo compromiso con algĆŗn alto miembro de otra tribu.

De Bermeo no puede sacar de su cabeza la belleza de la joven, especialmente su gran trasero, desarrolla un enfermo deseo por ella, definitivamente le ha puesto el ojo!…De inmediato planea como raptarla y satisfacer sus enfermos deseos…cómo anhela disfrutar de su cuerpo.

Casi dos horas después, el grupo de militares abandona la aldea junto al fraile, pero no es notada la ausencia de Juan De Bermeo, quien junto a su caballo se ocultó en la vegetación, esperaba una oportunidad para apoderarse de la bella india.

El momento del perverso espaƱol se da cuando la joven pone nuevamente rumbo al rio en busca de agua para hervir. El hombre hace arte de buen sigilo, acercĆ”ndose por detrĆ”s…lentamente puede ver el enorme trasero de la india, hacerse cada vez mĆ”s grande, a medida que se le acerca; En el instante en que agachada recogĆ­a agua con un recipiente, sintió como le daban una fuerte nalgada, la joven suelta la vasija y abre la boca por la sorpresa. La muchacha se molesta, algĆŗn indio atrevido -se imaginaba- le faltaba al respeto, y le causaba dolor…el golpe recibido sin duda fue dado con una pesada mano, pues le dejó ardiendo su nalga izquierda.

Decidida a reclamar al atrevido, voltea con un rostro de enfado, pero hay un cambio en su actitud al toparse con un pecho cubierto de metal, la brillante armadura del Arcabucero le dice que es un espaƱol quien la nalgueó…Debe elevar la cabeza para ver el rostro del hombre. Su actitud se torna asustadiza, mĆ”s al notar la sonrisa perversa en aquel enorme sujeto que la abordó anteriormente. Teme le haga algo, estĆ” alejada de la aldea, quiere correr y alejarse de ese hombre.

De Bermeo con las manos elevadas y abiertas intenta hacerle entender que lo lamenta y que no le tema. Enseguida tratando de verse caballeroso, recoge la vasija, llenĆ”ndola con agua y entregĆ”ndola la india, quien continua temerosa ante el enorme espaƱol. 

Ante la insistencia del hombre por darle el agua y que le disculpe por nalguearla, la indígena decide recibir la vasija y asintiendo con la cabeza le hace ver que le disculpa. Seguidamente se voltea para regresar, pero una malévola sonrisa surge en el rostro del español, la joven india cometió el grave error de darle la espalda.

La vista del gigantesco trasero de la india lo hace actuar, lanzÔndose por ella y agarrÔndola por la cintura, a la vez que le inmoviliza los brazos, es un abrazo fuerte y restrictivo; La vasija cae al suelo, y la india totalmente tomada descuidada abre la boca quejÔndose sin sonido, el hombre la elevan mientras esta se retuerce sin oportunidad ante la incomparable fuerza del varón.

De Bermeo se alegra de que el joven sea muda y ningĆŗn sonido pueda emitir pidiendo auxilio. Seguidamente se burla de ella, pues fue una completa ingenua al no estar prevenida contra Ć©l y dejarse atrapar tan fĆ”cil… Llega a expresar:

ā€œIndia tonta!, ahora eres mĆ­a!...de que le sirve la cabeza a ustedes las indias?, Entiende muchachita que la cabeza es para algo mĆ”s que sólo tener piojosā€¦ā€.

Tras oler la negra cabellera de la chica, le admite que ella parece muy aseada y su cabello huele rico.

La joven india no dejaba de moverse en el aire, pero los esfuerzos de la india no dan resultado, y desesperada apenas puede araƱar los antebrazos de su captor, quien una vez mĆ”s se burla de la inĆŗtil defensa de la muchacha: ā€œEres de uƱas filosas!, pero eso no te salvarĆ”ā€.

El Arcabucero la derriba boca abajo al suelo, y con una gruesa cuerda que cargaba le amarra las muƱecas a la espalda, inmovilizada por completo la india estƔ a su merced. Tentado a mƔs no poder, le propina otra fuerte nalgada, mientras rƭe:

ā€œIndia nalgona!ā€. 

Sin dificultad la sube a su hombro y se aleja del sitio; La joven, atada y colgando de cabeza tras la espalda del hombre, no es mucho lo que puede hacer…Mientras  De Bermeo aferrando con su brazo las piernas de la pequeƱa india, no para de darle besos a esa enorme retaguardia que lleva apoyada sobre su hombro derecho…ha salido de caza y ha obtenido su recompensa…esta bella india es su presa del dĆ­a.

Tras un corto recorrido, llega a los Ć”rboles en donde se halla el caballo del Arcabucero, asĆ­ la indĆ­gena es recostada boca abajo en el lomo del animal, mientras el hombre monta la bestia, Se alejarĆ” de la zona para tener total privacidad y a continuación accederĆ”  sexualmente a la muchacha.

ā€œTranquila cariƱo, hoy no recibirĆ”s el pene de un indio como el que tuviste por esposo, hoy sentirĆ”s la verga de Don Juan Gregorio de Bermeo e Ibarra… No te imaginas cómo harĆ”s gozar a este espaƱol de Toledoā€.

Durante el trayecto a caballo la india se mantuvo en calma, nunca habĆ­a estado sobre tal bestia, le asustaba lo enorme de ese animal, y temĆ­a caerse de tan alta altura de moverse; Su impasividad fue tal que no reaccionaba ante las ocasionales y desvergonzadas tocadas de cola del excitado jinete…
…Obviamente ante esta pasividad, el Arcabucero daba por hecho que se habĆ­a resignado a su suerte. El espaƱol llevaba una dolorosa erección en la montura, no podĆ­a esperar a hacerle el amor a la belleza ante Ć©l. Para fortuna de su apetito sexual la cabalgata no era larga…debĆ­a ir rio arriba, allĆ­ los indios no se acercaban, pues ya era fuera de su territorio. 

AdemĆ”s de alejarse del Ć”rea, el Arcabucero atravesó el rio, que a pesar de estar crecido, no fue problema a lomo de su enorme equino…Ahora sĆ­, hallĆ”ndose en un lugar alejado y aislado, habĆ­an llegado a su destino.

De Bermeo desmontaba y arrojaba a la atada muchacha sobre el pasto, mientras enlazaba al caballo a un Ôrbol cercano; Para su sorpresa, apenas la india sintió tierra firme, se incorporó y emprendió la huida hacia el tupido bosque.

Sin prisa, el espaƱol la dejaba alejarse, disfrutarĆ­a el atraparla; Pronto se inició una persecución, para el hombre era casi un juego, moviĆ©ndose por toda el Ć”rea en busca de su premio.   

ā€œTe gusta jugar a las escondidas eh?, pues soy bueno jugandoā€. 

De Bermeo la divisó a la distancia entre los Ôrboles, Y sus gritos anunciando que se hallaba tras ella, hacían desesperar a la muchacha. La india era Ôgil, pero el estar atada a la espalda le afectaba la velocidad, ademÔs el temor ante un perseguidor cada vez mÔs cerca le hacía voltear constantemente, entorpeciendo su carrera.

Pronto el hombre le apareció en frente… La india asustada volvĆ­a a escapar en otra dirección, Ć©l Arcabucero repitió la escena dos veces mĆ”s, siempre negĆ”ndose a atraparla, disfrutaba acorralar a la joven muda.

Cuando finalmente ésta se tropezó y rodó por el suelo cubierto de hojas, fue la señal para que el español terminase el entretenido juego. Había llegado por fin el momento de poseer el cuerpo de la india.

De Bermeo tomó en sus brazos a la muda, y la llevó al prado inicial, allí cometería su fechoría.
Con la joven en el suelo impotente, el Arcabucero comenzó a retirar su ropas, primero fue la armadura y cascos los que cayeron a un lado, seguido de los greguescos, zapatos y finamente sus calzas, Ćŗnicamente su camisa le queda encima…
…La india puede ver los genitales del espaƱol, De Bermeo sabe que estĆ” bien dotado entre las piernas, es dueƱo de un largo pene, ya hallĆ”ndose semi erecto, con el que apunta  desde  ya a la muchacha, y mĆ”s abajo le cuelgan un gran par de testĆ­culos, muy peludos y por completos repletos de semen, y de eso es lo que el Arcabucero planea inundar la vagina de la india muda.

El espaƱol se jactaba de sus dotes, y meneando el pene frente a la alarmada mujer le dice:

ā€œHabĆ­as visto una como esta amorcito?ā€.

La india no entendía pero negaba con la cabeza, erróneamente el sonriente De Bermeo piensa que la india le ha contestado con un no, pero en realidad la muchacha negaba pues no quería que el hombre le fuera a meter esa cosa tan grande, algo que sabía le causaría daño.

El español se lamia los labios ya imaginaba lo delicioso que sería metérselo a la bella india. La mirada de la nativa seguía en los grandes genitales del español, quien sonriente y de un zarpazo arrancó el taparrabo de la joven, viendo el coño que pronto penetraría. La india de arrastró unos metros de su captor, quien no la dejaría huir de nuevo.

ā€œNo sabes cómo adoro AmĆ©rica, vine por el oro, pero me encantan mĆ”s las mujeres que habitan aquĆ­. Que manjares he gozado…mientras haya indias cómo tĆŗ, jamĆ”s dejare estas tierras!ā€.
Al acercĆ”rsele una vez mĆ”s, la india cambia su actitud…Con la mirada baja exhala aire…se ha resignado a que abusen de ella.

De pronto la india se pone en pie y lentamente se aleja de Ć©l, El Arcabucero sigue sus movimientos, y se intriga cuando ella se acerca a un Ć”rbol, y con la cabeza le haces seƱas para que se acerque…
..Pronto la muchacha se apoya contra el Ć”rbol, y dĆ”ndole la espalda al espaƱol levanta su cola…una clara invitación a tomarla. Sonriente el Arcabucero entiende la directa seƱa.

ā€œAsĆ­ que te resignaste Eh?, eso serĆ” mejor…y veo que te gusta hacerlo de pie, eres una indiecita pervertida!…De seguro el indio que tenĆ­as de marido te la metĆ­a contra un Ć”rbol…De acuerdo!, si lo deseas te restregarĆ© toda contra ese Ć”rbolā€.

Pero cuando el excitado espaƱol estĆ” por acariciarle una nalga por enĆ©sima vez, la india se voltea y exponiendo sus labios, le pide un beso…
…Y asĆ­ varón y hembra tienen un pasional beso, en donde por la diferencia de estaturas, la india extendĆ­a el cuello, a la vez que el Arcabucero inclinaba su dorso para llegar a los labios de la pequeƱa india muda. Pero el hombre gozaba por partida doble, pues a la vez que su erecto pene punzaba a la india a nivel del ombligo, el descarado sujeto plantaba sus manazas en las nalgonas de la muda.

El beso fue bastante prolongado, pero de repente…

ā€œAAAAAAAAAHHHHHHH!!!!!!!!ā€. 

De Bermeo gritó y se alejó bruscamente de la pequeña muchacha.

La india acababa de darle un rodillazo en sus desnudos testĆ­culos. El hombre de inmediato agarró sus partes nobles mientras se doblaba la mitad…con mirada de odio observo a la india quien mostraba una leve sonrisa.

ā€œMALDITA ZORRA!ā€.

La muchacha enseguida emprendió una carrera, iniciando su escape.

Pero que habĆ­a sucedido?, La tonta india –Como la catalogó De Bermeo- lo acababa de engaƱar por completo… Fingiendo sumisión y el aceptar intimar con su captor, le habĆ­a cogido con la guardia baja, y ahora escapaba atada y desnuda.

La india muda a pesar de ser raptada y humillada, no se habĆ­a dado por vencida, estaba decidida a huir y regresar a su aldea; Cuando fijó la mirada en los dotados y ahora desnudos genitales del Arcabucero, ahĆ­ vio una forma de escapar…
…Era una india joven, pero sabĆ­a que tanto indĆ­genas como espaƱoles tienen un punto dĆ©bil, esas cosas que les cuelgan entre las piernas… Sus BOLAS!, y las de este hombre eran grandes.

TenĆ­a que golpearle ahĆ­, y asĆ­ podrĆ­a escapar, Era posible, el Arcabucero estaba ahora sin ropa, con las bolas descubiertas, pero aun asĆ­, para pegarle debĆ­a cogerlo desprevenido, y la india sabĆ­a cómo…
…Todos los hombres solo piensan en tener sexo con la mujer… Y si Ć©sta les complace, eso los pone muy alegres, y estando alegres, estĆ”n confiados!.

AsĆ­ que usar sus enormes nalgas (que ese miserable no dejaba de tocarle) invitĆ”ndolo a hacerle el amor, lograron que Del Bermeo cayera fĆ”cilmente en el engaƱo de la joven indĆ­gena. 

Mientras el excitado espaƱol besaba, manoseaba y apoyaba su erecta verga contra el vientre de la india, Ć©sta lograba que su captor dejara sus grandes bolas expuestas a un golpe; La muchacha aprovechó su oportunidad, reunió todas sus fuerzas, y le dio un duro rodillazo en las pelotas, sabĆ­a que mientras mĆ”s fuerte le diera, mĆ”s le dolerĆ­a, y mĆ”s tardarĆ­a en reponerse y poder perseguirla…
…La rodilla de la india le empujó las bolas hasta hacerlas chocar contra el pubis, del impacto sus grandes cojones terminaron achatĆ”ndose, y causĆ”ndole aĆŗn mĆ”s dolor al espaƱol. 

La india habĆ­a logrado acertar con fuerza y precisión en su objetivo, pero no lo habĆ­a hecho sólo para poder huir… Se sentĆ­a humillada por todo el manoseo sufrido, principalmente el tocarle descaradamente las nalgas, y veĆ­a el golpe como un desquite. Le alegró ver al enorme espaƱol doblado a la mitad, con dolor y rabia en el rostro…Pero ahora debĆ­a escapar y sacar la mayor distancia antes de que el Arcabucero se recuperara.  

De Bermeo intentó seguir a al india que se alejaba, pero el agobiante dolor en su ingle le paralizó unos minutos, finalmente pudo caminar, primero lentamente y luego con mĆ”s ritmo… Se vengarĆ­a de esa india, como se atrevĆ­a a pegarle en las bolas.

La india muda corrĆ­a en dirección opuesta al bosque, no intentarĆ­a escapar por entre los Ć”rboles, por ahĆ­  antes el espaƱol la habĆ­a atrapado… Esta vez irĆ­a por el rio, de atravesarlo podrĆ­a evadir definitivamente a su captor.

El rio estaba crecido y era muy arriesgado cruzarlo, pero esperaba hallar un lugar donde fueses mƔs estrecho y se pudiera dar el cruce.

A distancia escucha los gritos del Arcabucero: ā€œEspera a que te encuentre maldita piojosa!...Donde estĆ”s?, APARECE!, MALDITA INDIA PUTA!ā€.

La india sabe que haberlo golpeado en las pelotas lo habrƔ enojado mucho, si la atrapa, el espaƱol rƔpidamente le darƔ muerte.

De Bermeo duda si ir al rio o cambiar de dirección, a cada paso siente molestia en las bolas que aun masajea, se quejó una  vez mĆ”s:

ā€œAYYY MIS BOLAS!… DIOS!, Como una mujer tan pequeƱa puede pegar tan duroā€.

La muchacha se ve arrinconada, el hombre estĆ” cerca, y no encuentra un lugar seguro para atravesar el rio…Escucha ruidos de vegetación detrĆ”s de ella, y sabe que la va a encontrar;  Desesperada cierra los ojos y se interna en el rio, no tiene alternativa!. De pronto…
….La agarran de las caderas. El Arcabucero la ha atrapado, y se vengarĆ” de quien se atrevió a golpearle las pelotas:

ā€œMALDITA INDIA, ME LAS VAS A PAGAR!ā€.

De Bermeo avanzó unos pasos internÔndose en el rio e hizo arrodillar a la india bajo el agua, la muchacha intentaba resistirse y salvar su vida, pero el Arcabucero impuso su fuerza!, Con una mano en la cadera de la joven y otra en su nuca, la mantenía arrodillada y con la cara bajo el agua, buscando que no respirara nunca mÔs.

ā€œMUERE ZORRA!ā€.

Tal fuerza usaba, que la cara de la india entraba en contacto con el lodoso fondo del rio…
...Era el fin para la india, quien no podƭa sacar la cabeza por aire; El ƭmpetu y enojo del espaƱol era tal, que separaba las piernas y flexionaba las rodillas para poder inclinarse mƔs sobre la india y aplicar un mayor peso sobre ella.

Tanto descendió el Arcabucero, que en un momento las manos atadas a la espalda de la muda tuvieron contacto con el flĆ”cido, pero largo pene del espaƱol…

…Fue la salvación para la india!, a pesar de su desespero por aire, sintió claramente el miembro viril entre sus dedos, y sin dudarlo estiró las manos lo mĆ”s que pudo, agarrando algo mĆ”s atrĆ”s…los testĆ­culos de Juan Gregorio De Bermeo.

ā€œAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!!!ā€.

Gritó el espaƱol cuando la india le apretó las bolas. La muchacha dio todo lo que pudo para causarle dolor a su atacante, necesitada de oxigeno se ā€œaferrabaā€ con furia a su salvación.

Por segunda vez las grandes pelotas del Arcabucero eran castigadas por parte de la india muda; El dolor en sus Ôreas mÔs sensibles era insoportable para De Bermeo. La muchacha hundía sus afiladas uñas en el peludo escroto de quien la intentaba matar, mientras con los dedos mantenía una presión contra unos huevos que seguían adoloridos del rodillazo anterior.

En sus 37 aƱos de vida al espaƱol nunca le habĆ­an apretado los testĆ­culos, sentĆ­a como el dolor le recorrĆ­a todo el cuerpo…hasta la punta de sus cabellos estaba erizada, y su estómago estaba revuelto…tenĆ­a ganas de vomitar, pero no cesaba de gritar de dolor, llegó a decir de forma suplicante: 

ā€œSUELTAAAAAAAAA!!!!!!!....ā€.

El infinito dolor de sus bolas torturadas, hacen que el hombre retire sus manos de la pequeƱa muchacha, permitiĆ©ndole sacar la cabeza del agua y tomar un aliento de vida. 

Liberada del peso y fuerza de su atacante, la corriente la arrastra, mientras al tiempo soltaba las partes viriles del español; Y así mientras la india se perdía en la corriente del caudaloso y mortal rio, De Bermeo se agarraba las bolas!; Por un instante se quedó estÔtico, con las piernas separadas y las manos en la ingle, finalmente caía de espaldas sentado, el agua amenazaba con llevarle, pero el español se arrastró como pudo a la orilla, y una vez a salvo adoptaba la posición fetal, al tiempo que vomitaba.

Dando por muerta a la india, el Arcabucero maldice su suerte. No sólo no pudo violar a la muchacha, sino que esta le lastimó las bolas, y dos veces!; Sus partes nobles le dolieron mucho!, pasarĆ­a un buen rato para que pudiera reincorporarse, tiempo durante el cual De Bermeo no cesó de sobar sus pelotas y pensar sobre la mujer… Esa india muda, quien era pequeƱa y dĆ©bil, habĆ­a resultado un hueso duro de roer.

ā€œMaldita piojosa…Pero ya estĆ”s en el infierno, Puta!!ā€.

Su plan de pasar el dĆ­a cogiĆ©ndose a  la nalgona india se dañó…No tuvo de otra mĆ”s que regresar adolorido a su unidad militar.

Al dĆ­a siguiente…La india muda llegaba a su aldea!…HabĆ­a sobrevivido!.

La joven fue arrastrada por la corriente, pero rio abajo chocaba contra una gran roca, Ć©sta detuvo su arrastre, ante lo cual intentó alcanzar la orilla…Le fue muy difĆ­cil ladear la roca, llegando a cortarse en un codo, ahĆ­ es donde nota lo filoso de un lado de esta piedra, y usando este filo corta sus ataduras.

Ya libre, supera las rocas resbaladizas y alcanza la orilla. Toda la noche estuvo la indígena caminando en diferentes direcciones para evadir a un posible perseguidor, finalmente logró regresar a las tierras de la tribu y a su aldea.

Dio parte a su abuelo el ChamĆ”n y al Cacique de lo que le habĆ­a sucedido, incluyendo lo peligroso de su milagroso escape…
 ā€¦Hubo el reclamo por parte de los indĆ­genas para con el grupo de espaƱoles, el rapto de la india amenazaba con dar fin a la beneficiosa alianza entre los indĆ­genas e ibĆ©ricos; El acusado Juan De Bermeo negó haberse llevado a la india, y si bien sus mismos compatriotas le detestaban y no le creĆ­a, el lĆ­der del destacamento militar espaƱol, el CapitĆ”n SĆ”nchez-Arista (a pesar de que tampoco creĆ­a a De Bermeo), no podĆ­a anteponer el testimonio de una india por sobre la palabra de un militar espaƱol…
… Pero habĆ­a una solución. Desde hace tiempo De Bermeo no paraba de dar problemas, y este incidente fue la gota de derramó el vaso, SĆ”nchez-Arista decidió expulsarlo de su tropa y enviarle a EspaƱa con recomendación de no volver a enlistarle para regresar a AmĆ©rica.

De Bermeo pronto estuvo embarcado, y llegado a la península ibérica fue dado de baja del ejército, no pudo cometer mÔs fechorías en las colonias, y en España no podía hacerlas, pues temía terminar en prisión largo tiempo.

La india muda pronto se sobrepuso a su traumĆ”tica experiencia; Continuó viviendo en la aldea, hasta que llegó el momento de partir y celebrar una nueva boda, ahora con el hijo de un jefe tribal… La joven fue feliz con su nuevo esposo. 

Fin.


Gracias.

Comentarios a zatniktiel@hotmail.com

1 comentario:

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    no tiene fotos. pero la imagenn de la india sele ve el culo grande

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