Calentura en la linea Maginot - Las Bolas de Pablo

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11 nov 2018

Calentura en la linea Maginot

ESCRITA POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING M/M.

   La LĆ­nea Maginot fue una muralla fortificada y de defensa construida por Francia a lo largo de su frontera con Alemania, despuĆ©s del fin de la Primera Guerra Mundial. La lĆ­nea comprendĆ­a 108 fuertes principales a 15 km de distancia entre sĆ­ ademĆ”s de multitud de pequeƱos fortines. 

   Estas fortificaciones fueron hechas para frenar a tiempo un posible ataque desde Alemania y permitir la movilizaciĆ³n del EjĆ©rcito francĆ©s de zonas mĆ”s alejadas, asĆ­ como servir de base a un posible contraataque. En sus enormes instalaciones los soldados tenĆ­an todo para vivir con cierta comodidad, y gozaban de amplios periodos de permisos para estar con sus familias y amantes.

   En 1938 el clima de tensiĆ³n entre Francia y la Alemania de Hitler estĆ” en constante fricciĆ³n y los franceses en agosto de ese aƱo activan las alarmas al mĆ”ximo. Por Ć³rdenes superiores se restringen los permisos y salidas del personal militar activo en la lĆ­nea Maginot, por ser esta la primera lĆ­nea de defensa.

   Phillip Troudeaux es un soldado francĆ©s de origen camerunĆ©s en turno aquellos dĆ­as, por mĆ”s de 2 meses le han negado un permiso para visitar a su familia… El joven no tiene familia cercana, pero si una novia, Marie… Como anhela yacer con ella.

   Ese dĆ­a contemplaba la fotografĆ­a de su pareja en su habitaciĆ³n del cuartel, sin poder evitarlo una erecciĆ³n se escondĆ­a en sus pantalones.

   Rene PompidĆŗ, soldado de cabello rubio y compaƱero de Phillip desde hace 2 semanas, se interesa en la foto:

   "Que lindura, es tu esposa?". El compaƱero apenas conocĆ­a algo de su colega, desde que le trasladaron a esta compaƱƭa, no habĆ­a hecho muchas amistades.

   "Es mi novia, y vaya que la extraƱo!, cuando nos dejaran salir de visita?".

   "El sargento Coty dice que por ahora no hay permisos, es posible una guerra con los alemanes".

   El moreno estalla: "Al carajo los alemanes!, yo quiero cogerme a una mujer... si por lo menos nos dejaran ir al pueblo mĆ”s cercano!".

   "PagarĆ­as a una puta?, Mira que yo tambiĆ©n tengo ganas de estar con una".

   "Pero ni siquiera nos dejan salir a patrullar, si vamos de patrulla puede que me encuentre a una muchacha por ahĆ­ y...".

   "Te las vas a coger a la fuerza?".

   "Claro que no, pero le ofrecerĆ­a la paga de una puta o le doblo la paga, en cualquier lado alguna chica necesita el dinero, y yo le darĆ­a lo que pidiese…. estoy tan desesperado... no sĆ© quĆ© hacer!!".

   Phillip se tocaba la verga, RenĆ© alcanzaba a notar que estaba parada... El soldado le dio un consejo:

   "Oye colega, te toca jalĆ”rtela, eso es lo que a mĆ­ me calma".

   "A mĆ­ no me sirve... yo necesito una hembra, Marie, o una puta o quiĆ©n sea, pero que tenga un coƱo, quiero un coƱo!".

   RenĆ© parecĆ­a entender a su compaƱero, sabĆ­a que los hombre de color era mĆ”s dotados que los blancos y por eso tenĆ­an mĆ”s necesidad de mujeres, o no resistĆ­an tanto el ayuno del sexo… tal vez el no poder yacer con una los terminarĆ­a volviendo loco... pero si hasta Ć©l a veces veĆ­a con cierto romance a algĆŗn compaƱero soldado con cara afeminada, ahora ese moreno debe estar loco por dentro... cuando terminarĆ­a este encierro en la LĆ­nea Maginot?... Que los alemanes atacaran de una vez, por lo menos la guerra servirĆ­a de distracciĆ³n!

   “Bueno no hay de otra mĆ”s que aguantarse, insisto en mi consejo, jĆ”late la verga pensando en tu noviecita, o en quien tĆŗ quieras, yo harĆ© lo mismo, pero ahora que vi a tu chica creo que me la jalare en su nombre”.

   “No hables asĆ­ de Marie!”.

   El moreno se veĆ­a enojado, sin duda el mĆ”s leve comentario sobre su chica le encendĆ­a negativamente.

   “Calma moreno, era una broma”.

   “Ni en broma te refieras asĆ­ a mi chica”.

   “Ok ok, solo irĆ© al baƱo a imaginarla vestida de monja, a ver si eso me apaga la pasiĆ³n, jajajaja”.

   La mala broma de RenĆ© fue demasiada para Phillip quien descargĆ³ un puƱetazo en la cara del rubio, el impacto le hizo irse contra una pared, de inmediato la gente les rodeĆ³, animando pleito.

   "PELEA, PELEA, PELEA!". Era todo lo que se escuchaba en el pasillo, pronto soldados de los otros cuartos aparecieron aumentando el bullicio.


   Phillip comenzĆ³ a trotar y brincar, se tomaba la pelea en serio; RenĆ© enojado por el golpe contraatacĆ³ y se lanzĆ³ de cabeza contra el estĆ³mago del moreno, quien sintiĆ³ el impacto y fue impulsado por su agresor… ante el avance de ambos, el pĆŗblico se abrĆ­a dejĆ”ndoles paso como si se tratara del mar rojo siendo abierto por moisĆ©s, El moreno terminĆ³ estrellĆ”ndose de espaldas contra el muro opuesto.

   El dolor en la espalda ahora era para el moreno, pero de inmediato contraataco con un codazo en la espalda a RenĆ©… quiĆ©n se resintiĆ³ ante el golpe y retrocediĆ³ un poco, recibiendo de inmediato un rodillazo en plena cara que lo hizo irse hacia atrĆ”s; Phillip venĆ­a a aprovechar su ventaja y preparĆ³ el puƱo, pero RenĆ© hizo un esfuerzo severo y se arrojĆ³ contra su agresor, con solidez propinĆ³ un rodillazo en las bolas del moreno, que le arrancĆ³ un grito:

   "AAAHHHHHHHHHHHHH!".

   Los compaƱeros arrugaron el rostro, Phillip se agarrĆ³ las bolas y retrocediĆ³ tomando aire. Rene venĆ­a una vez mĆ”s contra Ć©l, y le conectĆ³ dos puƱos en la cara, pero el moreno a pesar de todo tomĆ³ un segundo aire, y enterrĆ³ su puƱo en el plexo solar de Rene, dejĆ”ndole casi sin aliento… RenĆ© retrocediĆ³ y sus piernas cedieron... Phillip sentĆ­a ardor en las pelotas, pero el verse victorioso le sobrecogĆ­a.

   En cierto momento vio al caĆ­do Rene y casi alucinĆ³, se quedĆ³ viĆ©ndole ese tono de pelo…
…El cabello rubio le recordĆ³ a su chica Marie, como la ansiaba, querĆ­a meter su pene en algo y la testosterona en sangre le envenenĆ³ la mente... el moreno veĆ­a frente a sĆ­ a la propia Marie.
   Todos los presentes quedaron atĆ³nitos cuando Phillip se sacĆ³ las botas y como un rayo bajaba sus pantalones, el bulto en los calzoncillos del macho era muy pronunciado, nadie opinĆ³ nada, todos quedaron impresionados y apenados ante los dotes de otro macho.

   Descendieron los interiores y a la vista quedĆ³ la verga larga de Phillip, junto a sus negras pelotas, el dolor habĆ­a pasado  a un segundo plano... Para Philip delante de Ć©l estaba Marie y le harĆ­a el amor como una docena de veces:

   "Oh mi amada Marie...". Alucinaba el originario de CamerĆŗn.

   Nadie parecĆ­a reaccionar ante lo que pasaba... ese negrazo se iba a coger a Rene... El involucrado paralizado del dolor, solo reclamĆ³:

   "Que Marie ni que nada, soy RenĆ© imbĆ©cil!, despierta gran tonto!". En verdad estaba en peligro, podĆ­a ver la enorme verga del moreno en toda su extensiĆ³n.


   "AAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!". GritĆ³ Philip.

   Rene pudo ver una sĆ³lida y enorme bota impactar la entrepierna desnuda del negro. Alguien por detrĆ”s con mucho impulso le habĆ­a pateado las huevas.

   El moreno cayĆ³ de inmediato al suelo agarrĆ”ndose sus bolas de equino, enseguida la calentura desapareciĆ³, y recibiĆ³ un leve puntapiĆ© en la espalda, por quien le habĆ­a fauleado. 

   Era el sargento Raymond Coty, quien se mostrĆ³ serio y todos los testigos se dirigieron a sus habitaciones, un soldado bajo orden del sargento iba a esposar a RenĆ©, Mientras otro lo hacĆ­a con Phillip.

   "Al calabozo con ambos!". Era la orden del suboficial; ComplementĆ³: "A ese negro espĆ³selo adelante para que pueda sobarse las huevas...".

   Rene estaba en problemas pero aliviado de que alguien apareciera a tiempo y no terminar siendo desflorado por ese negrata.

   En la celda, colocaron juntos a Phillip y a RenĆ©, pero seguĆ­an esposados, los custodios  les advirtieron que recibirĆ­an bolillo si causaban algĆŗn lĆ­o.

   Phillip se sentĆ­a mejor, el dolor de las pelotas habĆ­a mermado despuĆ©s de un par de horas. Vaya que le habĆ­a golpeado fuerte el sargento, por un instante pensĆ³ en haber dejado de ser varĆ³n por tal impacto.

   RetomĆ³ la conversaciĆ³n con Rene quien solo le ignorĆ³... Pero el soldado se intrigĆ³ ante lo que el moreno con las esposas adelante hacĆ­a, parecĆ­a hurgar en la cerradura del aparato, de pronto observĆ³ que tenĆ­a un clip, el cual habĆ­a doblado para hacerlo de llave buscando abrir las esposas. 

   Pronto el camerunĆ©s estĆ” libre, dejando las esposas en el piso, RenĆ© le pidiĆ³ el soltase tambiĆ©n a lo que Phillip se negĆ³.

   "Quiero un favor de ti". La expresiĆ³n del moreno asustĆ³ a RenĆ©, quien notĆ³ que su colega estaba erecto. 

   "Estas demente, no pienses en esas cosas... yo soy hombre!".

   "Pero sin Marie aquĆ­ o cualquier otra hembra, necesito desahogarme con alguien... contigo, eres como una rubia".

   "CĆ”llate, enfermo!".

   "Te darĆ© todo lo que quieras... mi paga completa, pero chĆŗpame la verga, no aguanto mĆ”s estar sin poder coger".

   "OlvĆ­date imbĆ©cil, lo que me pides hacer no es posible,  ni por todo el oro de Francia".

   "Entonces serĆ” a las malas!". El moreno jadeante del calor interno, tomĆ³ de los hombros a RenĆ© haciĆ©ndolo arrodillarse, el soldado reducido al estar esposado, quiso gritar en llamado de los guardias, pero Phillip le amenazĆ³ con darle un golpe con las esposas que tomĆ³ en mano.

   "EstĆ”s loco!". RenĆ© debiĆ³ mantener la boca cerrada.

   "No quisiera lastimarte, pero no puedo resistir esta calentura... chĆŗpame, chĆŗpamela…".

   El moreno estaba excitado, de inmediato se bajĆ³ los pantalones y con ellos en los tobillos expuso su verga, el largo y negro falo, se presentaba ante el arrodillado RenĆ©.

   "ChĆŗpamela, y si siento dientes te rompo la cara".

   Esposado a la espalda, RenĆ© no tenĆ­a de otra mĆ”s que obedecer...
...un ligero beso en la puta de la verga hizo ver el cielo al necesitado camerunĆ©s, quien jadeĆ³: "Ohhh, que delicia...De nuevo... y te lo agradecerĆ© mucho tiempo".

   RenĆ© le lamiĆ³ la punta del glande, el soldado se sorprendiĆ³ ante una gota de presemen que le humedeciĆ³ los labios, el sujeto escupiĆ³.

   "No lo rechaces, eso es lo rico, Marie sĆ­ se lo toma todito y le gusta".

   Pero Phillip confiado solamente en la ausencia de dientes, estaba demasiado entretenido, incluso abriĆ³ un poco mĆ”s las piernas relajĆ”ndose al mĆ”ximo... Pero lo que no sospechaba era que Rene habĆ­a encontrado el mismo clip que usĆ³ el moreno, e intentaba abrir las esposas a su espalda.

   "Ahora trĆ”gatela toda, quiero llegar hasta el fondo de tu boca".

   CentĆ­metro a centĆ­metro la larga verga entra en la boca de RenĆ©. Justo unos centĆ­metros antes de que le toquen la Ćŗvula, RenĆ© libera sus manos... Ahora verĆ” ese maldito de Phillip.

   "AAAAyyyyyyyyyyyyyyy!!!". Grita el moreno cuando los dientes de RenĆ© se cierran sobre su tronco peneano, Ć©l adolorido del miembro intenta pegarle a su agresor.

   "Mi maldita verga!, me las mordiste!".
   AhĆ­ Rene abre la boca, pudiendo Troudeaux retirar su falo con marcas de dientes, el adolorido quiere cubrir sus genitales, pero RenĆ© ataca sin piedad!; Con toda la fuerza impacta las colgantes huevas del moreno con su apretado puƱo en forma de gancho ascendente... los huesos siempre vencerĆ”n a la carne blanda y mĆ”s si solo a cubre una delgada y colgante piel.

   El negro grita de nuevo, con la boca abierta a toda su amplitud:    "AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!". Sus sensibles bolas han sido devastadas por su colega.

   Los gritos de dolor en pene y bolas hacen venir a los guardias. Phillip cae al suelo, acurrucĆ”ndose como una lombriz fuera de la tierra y sobando por completos sus dotadas Ć”reas viriles.

   Los garrotes en alto hacen retroceder a RenĆ©.

   "Que le hiciste?". Preguntan los guardias.
   "Solo me defendĆ­..."

   En medio del alboroto, sollozando y desde el piso, Phillip casi pudo sentir como su espeso y represado esperma hacĆ­a burbujas dentro de sus hinchadas pelotas.

   Mientras el doctor viene a atender al prisionero, RenĆ© es sacado de la celda e interrogado solo a un par de metros por los custodios.

   "Responde sin tapujos".

   El atacante es sincero contando que hizo:

   "Me puso a chuparle la verga y se la mordĆ­, y cuando me quiso golpear, me adelantĆ© conectĆ”ndole un puƱo en las huevas".

   Lo directo del soldado, dejĆ³ sin palabras a los guardias, que sentĆ­an algo de pena por el moreno, vaya dolor debĆ­a sufrir en este momento.

   RenĆ© observĆ³ a Phillip ahora sentado pero sin dejar de sentir dolor. Le reclamĆ³ por hacerle chupar el miembro:

   "A ver maldito, te gusta ahora?, se siente rico ahora?, sientes como con tu zorrita la Marie!".

   RenĆ© estaba fuera de sĆ­, y un soldado debiĆ³ contenerlo, mientras Phillip recostado contra un muro, seguĆ­a agarrando desesperadamente sus huevos... Pudo decir mirando el techo: "Marie... Marie... como te extraƱo".

   El sargento Coty daba reporte a su superior en ese regimiento...

   "...este es un problema, el soldado Troudeaux estĆ” fuera de control, ese hombre necesita sexo o pierde la cabeza, ya estĆ” enloqueciendo, ve mujeres en sus otros compaƱeros".

   Tras la charla, el sargento propuso al superior reactivar los permisos para que la soldadesca pueda visitar a sus esposas, o por lo menos asistir al burdel mĆ”s cercano, ademĆ”s se nota una baja en la moral de la tropa.

   El superior se molesta pues precisamente hoy vendrĆ” en visita el viceministro de guerra, y no quiere lĆ­os sobre la moral de la tropa, ni incidentes, ordena callar todo lo sucedido.


   Horas mĆ”s tarde el viceministro de guerra entra en escena, viene acompaƱado de una bella mujer de unos 30 aƱos, la dama llamada Claire, es la secretaria del alto dirigente, pero todo el mundo sabe que ademĆ”s es su amante, y prĆ”cticamente le sigue a todos lados…
…La presencia de la bella mujer, causa alboroto en toda la base… una mujer en los cuarteles!, la voz se corre en todas partes. De estar libre Troudeaux, se le podrĆ­a ver correr en busca de la femenina, por suerte esta enjaulado.

   Con respecto al incidente en los camarotes y el mĆ”s reciente en la prisiĆ³n, se ordena un silencio absoluto, el importante visitante no puede siquiera escuchar rumores de lo sucedido; Pero el viceministro era un exmilitar y siempre buscaba otras fuentes para enterarse de lo que sucedĆ­a en una base militar, siempre desconfiĆ³ de los oficiales a cargo que sin duda le plantearĆ­an que todo estaba de mil maravillas... asĆ­ es como se entera del doble incidente de Phillip y RenĆ©.

   Ya enterado pide un informe completo de lo ocurrido, tanto el sargento como el superior le dan detalles de todo… La secretaria presente escucha atenta, y sorprendida expresa:

   “Lo patearon en los… Ouch!, pobre hombre, y tengo entendido que los negros los tienen mĆ”s grandes”. El comentario de la mujer incomodĆ³ a todos los presentes, pero el viceministro ya acostumbrado a lo directa de su amante solo atinĆ³ a decir:

   “Querida cuida tus lengua, hay oficiales presentes, este no es el lugar”.

   “De acuerdo querido, se me saliĆ³ la opiniĆ³n… pero de todas formas lo lamento tanto por la virilidad de ese hombre, es que pegarle ahĆ­ a ustedes, es casi una tortura…espero le hayan atendido para evitarle mayor sufrimiento”.

   “Seguro asĆ­ fue mi amor”.

   Para nadie era un secreto la relaciĆ³n entre el viceministro y su secretaria, asĆ­ que esas formas de llamarse “querido” o “mi amor”, no sorprendieron a nadie.

   Luego de unas horas, el viceministro se dispone a marchar…en el fondo no esta tan convencido de lo expuesto, ni de las recomendaciones de reinstaurar los permisos.

   Unos 25 soldados le hacen calle de honor a Ć©l y a su secretaria, los ojos de los presentes casi estĆ”n desorbitados al ver a aquella mujer pasar frente a todos. La mujer nota algo y se sonrĆ­e.

   El viceministro pensativo sobre el caos por suspender los permisos, expresa en voz alta: “Se ha creado un lĆ­o con esto… Pero no es para tanto".

   Pero la  mujer le escucha y ante lo que ve le hace girar diciendo:

   “Que no es para tanto?, mira con tus propios ojos…”.
   A lado y lado, los soldados que les hacen calle de honor estĆ”n erectos.

   El viceministro reacciona: “Vaya problema!, entonces las cosas si estĆ”n tan mal como me la pintaron”.

   La secretaria se saboreaba ante la vista de tantas entrepiernas a punto de reventar pantalones:

   “Nada mal…y la verdad quisiera conocer a ese tal Troudeaux”.

   “ContrĆ³late, mujer irrespetuosa y pecaminosa”. Solo dijo el viceministro algo enojado por el actuar de su pareja.

   “Ay cariƱo no te enojes...”.

   Una sobada de pene y el veterano burĆ³crata le perdona todo.

   Por fin se da cuenta que el asunto es grave... ordena reactivar los permisos conyugales o salidas al burdel local… Luego de esto, la moral de la tropa aumentĆ³, asĆ­ como se beneficiĆ³ la economĆ­a del pueblo, donde el burdel y las cantina mejoraron enormemente en servicios y ventas.

   Que paso con el soldado Troudeaux?... Le transfirieron a la retaguardia, allĆ­ tendrĆ” mĆ”s espacio, y posibilidades de permiso.

   Al final la crisis con Alemania paso, y solo hasta el aƱo siguiente habrĆ­a una nueva crisis que llevarĆ­a a la segunda guerra mundial.


FIN.


Gracias.

Comentarios a zatniktiel@hotmail.com

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