Ballbusting entre maduros 2 (1/5): La puntualidad - Las Bolas de Pablo

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14 dic 2018

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Ballbusting entre maduros 2 (1/5): La puntualidad

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CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
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   Marcos Chacón estaba sentado en su automóvil. El viejo semental de 58 aƱos miró su reloj. Pocos dĆ­as atrĆ”s recibió un correo electrónico de parte de RenĆ© para que asistiera a su casa y formara parte de una excelente reunión para recordar los viejos tiempos, en la misma le pedĆ­an una asistencia puntual y Ć©l dudaba en apearse e ingresar a la casa de su amigo.  Dejó escapar un suspiro y cerró los ojos.


   Marcos salió de su auto y caminó en dirección a la puerta donde comenzó a llamar a travĆ©s del timbre.


   Fue recibido por un hombre alto y de cabellos rubios que estaba vestido completamente de negro.

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   ā€”Hola —lo saludó—, tĆŗ debes ser Marcos Chacón —el hombre alto afirmó con la cabeza—. Tal y como le dijo RenĆ©, ya quiero comprobar si eres tan huevudo como comentó.


   ā€”ĀæDisculpa?


   ā€”Ah, sĆ­, adelante, amigo. Te estĆ”bamos esperando justo en la sala.


   Marcos pasó por un lado del hombre rubio y escuchó que susurraba la palabra Ā«huevotesĀ». Sin embargo no le dio importancia y siguió caminando, tenĆ­a mucha duda en saber quien estaba ahĆ­ ya que su amigo Lisandro le habĆ­a confirmado en el trabajo que no tenĆ­a ningĆŗn tipo de invitación en el correo electrónico.


   Pero cuando Marcos llegó a la sala sólo estaban ahĆ­ cuatro caras desconocidas, aunque una de ella laboraba en televisión tras Ć©l llegó el hombre de cabellos rubios que se quedó de pie a su lado.


   ā€”Ehhh —dudó el rubio—, que gran honor y orgullo tenerlos aquĆ­. A todos aunque la gran mayorĆ­a no se conocen, permitame presentarnos. Yo soy JosĆ© y su amigo RenĆ© me ha convocado a la reunión de los maduros empedernidos —soltó una risa.


   ā€”Disculpa, Āæpero dónde estĆ” RenĆ©? —quiso saber un caucĆ”sico hombre de cuerpo musculoso y poblada barba gris.


   ā€”El amigo RenĆ© estĆ” de viaje. De viaje matrimonial me atreverĆ­a a decir.


   ā€”ĀæCon quiĆ©n? –interrogó Marcos Chacón.

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Luis

   ā€”Con un viejo amigo, Jorge, es su nombre. Dicen ser amigos pero yo estoy seguro que estĆ”n follando como los animales en este momento. Todos ustedes fueron seleccionados por RenĆ© gracias a sus dotes masculinas, iniciaremos con Luis, experto profesor en matemĆ”ticas, cuyo pene es mĆ”s grande que las medidas de Estados Unidos.


   El aludido era un hombre alto y de cabellos negros.


   ā€”Seguimos con German, robusto varón entrenador de gimnasio que siempre ha asegurado tener la pija mĆ”s robusta del planeta.
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German


   ā€”Y asĆ­ es es —dijo el aludido tratĆ”ndose del hombre mĆ”s fuerte de la sala, Marcos se habĆ­a sentado a su lado y lo detalló de piel bronceada y grandes brazos. QuizĆ”s era arrogante.


   ā€”Farid, algunos todavĆ­a te recordamos por haber participado en un concurso masculino fuiste el Mister PaĆ­s de hace 20 aƱos.

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Farid

   Farid era aquel hombre de poblada barba que en su juventud habĆ­a resultado apetitoso y quizĆ”s en la madurez serĆ­a el doble de atractivo sin aquel monticulo de cabellos. Estaba de brazos cruzados y vestĆ­a un ajustado blue jeans que remarcaba un gran bulto y unos gruesos y hermosos muslos.


   El siguiente en ser presentado fue Manuel, quien estaba de pie ante una ventana ingiriendo algĆŗn tipo de bebida dentro de un frasco de vacio. TambiĆ©n trabajaba en la televisión. Iba muy bien vestido y sus pantalones se aseguraban de marcar buenos muslos y una gran entrepierna.
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Manuel


   Ya por ultimo fue el turno del hombre con los testĆ­culos mĆ”s grandes de los seis reunidos ahĆ­.


   ā€”Marcos Chacón —decĆ­a José—, arquitecto de profesión, un verdadero semental segĆŗn palabras de RenĆ© y con los huevos mĆ”s grandes del planeta y de hecho creo que Rene habló con la verdad —hubo una mezcla de risas cuando los presentes dirigieron la mirada a la bella manera en la que Marcos al estar sentado marcaba un imponente bulto.
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   ā€”Y de hecho nos vamos a entrenar contigo —indicó JosĆ©.


   ā€”ĀæQuĆ©? —Marcos enseguida se cubrió la entrepierna.


   ā€”ĀæPor quĆ© llegas tarde? Fuiste el Ćŗltimo y en el mensaje se indicó que el Ćŗltimo en acudir sufrirĆ­a graves consecuencias.


   Aquellos hombres rodearon a Marcos.


   ā€”Soy un hombre ocupado, como lo has comentado. No iba a ser puntual jamĆ”s.


   Marcos gimió. Normalmente le gustaba la atención. Le encantaba jactarse de su ocupada vida.


   A JosĆ© se le hizo agua la boca de ver el bulto de Marcos y la verdad es que el semen se le acumulaba en grandes cantidades dentro de su bolas.


   German, sentado al lado de Marcos, asintió lentamente. De repente, su mano se disparó a un lado y agarró la entrepierna de Marcos. Envolvió sus dedos alrededor de sus genitales y apretó con fuerza, aplastando las enormes bolas.

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   Marcos dejó escapar un grito de sorpresa.


   JosĆ© emitió una risa triunfante.


   Marcos gimió y se dobló.


   German lo dejo libre y Marcos se frotó las bolas doloridas.


   ā€”Dejenme —rogó.


   JosĆ© se echó a reĆ­r.


   Marcos miró a JosĆ©, que tenĆ­a una sonrisa maliciosa en sus labios.


   JosĆ© se rió antes de lanzar una rĆ”pida patada a los testĆ­culos de Marcos.


   Los ojos de Chacón se abrieron y dejó escapar un gemido doblĆ”ndose de dolor mientras los otros hombres se emocionaban.


   ā€”Vamos a divertirnos mucho con Ć©l —se atrevió a decir Manuel—, eso sucede por ser el Ćŗltimo en llegar.


   ā€”Oh, sĆ­ —afirmó Luis con una erección dentro de su pantalón.


   Marcos se movió incómodo, tenĆ­a sus inmensas bolas hasta el borde de leche.
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   ā€”Ā”Ese es el precio por llegar tarde! —exclamó JosĆ©, con eso se inclinó apoderĆ”ndose de los cojones de Marcos y apretando fuerte.


   Marcos soltó un gemido miserable.


   JosĆ© se rió y soltó las huevas de Marcos, permitiĆ©ndole doblarse, agarrando sus bolas.


   ā€”Vamos a aumentar la adrenalina —sugirió Manuel—, asĆ­ le enseƱaremos a Marcos a ser puntual para la próxima.


   Hubo varias expresiones afirmativas excepto la de Chacón pero a GermĆ”n no le tomó mucho esfuerzo hacerlo levantar y sostenerlo de los brazos.


   Luis se quitó los zapatos, echó la pierna hacia atrĆ”s y pateó las gónadas de Marcos con fuerza.


   El pie impactó perfectamente con las gónadas de Marcos, aplastĆ”ndolas contra su pelvis.

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   Marcos soltó un gemido ronco y se dobló de dolor.


   ā€”Oh, eso tiene que doler tanto —se rió Manuel, encogiĆ©ndose de falso dolor mientras Marcos jadeaba para respirar—. Ā”Tus pobres bolotas! Apuesto a que estĆ”n palpitando con un dolor inimaginable en este momento...


   Marcos gruñó algo ininteligible mientras GermĆ”n aplicando mucha fuerza lo sostenĆ­a.


   La siguiente patada le correspondió a Manuel y fue peor que la primera. El empeine del deportista atrapó los dos preciosos huevos de Marcos, los embistió contra su cuerpo y provocó un chillido agudo que lo hizo doblar las rodillas y hacer una mueca graciosa con la cara.


   ā€”Esa fue una buena —se burló Farid al instante tambien pateó las pelotas de Marcos con un movimiento rĆ”pido, levantĆ”ndolo y aplastando sus sensibles testĆ­culos dentro de su cuerpo.


   Marcos dejó escapar un grito desgarrador que hizo que alguno de los hombres se estremecieran de compasión.


   El pie de JosĆ© chocó con los gordos testĆ­culos de Marcos, aplastĆ”ndolos contra su cuerpo y haciendo que chillara de dolor.


   Las gónadas grandes y jugosas de Marcos estaban considerablemente hinchadas y empezaban a ponerse rojas dentro de su ropa.


   JosĆ© se rió con los ojos llenos de pura maldad. Miró a GermĆ”n y preguntó:


   ā€”ĀæQuĆ© pasa con una patada desde atrĆ”s? ĀæTe gustarĆ­a eso, Marcos?


   Antes de que Marcos tuviera oportunidad de responder, GermĆ”n lo soltó pero su pie subió entre sus muslos a la velocidad del rayo. Un fuerte repiqueteo hizo eco en la habitación cuando el empeine conectó con las enormes bolas de Marcos.


   Los ojos de Marcos perdieron la concentración y soltó un lamento antes de caer de rodillas y aferrarse a sus bolas golpeadas.


   ā€”ĀæEstĆ” todo bien? —preguntó JosĆ© con falsa preocupación—. ĀæNecesitas un poco de hielo?


   Los gritos de Marcos eran tan fuertes que no escuchó a JosĆ©. Estaba rodando de un lado a otro gritando.


   GermĆ”n hizo levantar a Marcos Chacón sujetĆ”ndolo por los brazos.


   ā€”Es una pena que el mĆ”s huevudo de nosotros haya llegado tarde —indicó JosĆ© y asĆ­ subió el pie contra las bolas de Marcos con toda la fuerza que pudo reunir.


   La cara de Marcos se arrugó y dejó escapar un grito largo y lamentable, algunos de ellos se echaron a reĆ­r agarrĆ”ndose la entrepierna.


   GermĆ”n tuvo un poco de compasión por Chacón y lo soltó dejando que este se derrumbara al suelo revolcĆ”ndose y acunando sus hinchadas pelotas.


   Manuel se rió entre dientes. Miró a Marcos que se retorcĆ­a en el suelo.


   ā€”Estoy seguro que para la próxima reunión este amigo llegarĆ” dos horas antes.


   ā€”Ya levĆ”ntate, Marcos —dijo José—, ha sido suficiente. Es momento que tus pobres gumaros descansen.


   Ayudaron a levantar a Marcos que por unos instantes se quedó amasando sus hinchados genitales.


   ā€”Ā”Hey, Marcos!


   Fue la voz de GermĆ”n y Chacón no tuvo tiempo para reaccionar.


   Con un impulso de carrera el entrenador de gimnasio clavó una patada en su ingle.


   Marcos se congeló.


   Jadeó por respirar.


   Sus ojos se humedecieron.


   Sus piernas empezaron a temblar.


   Luego, con un gemido de angustia, se desplomó en el suelo y se acurrucó en posición fetal, agarrando sus gónadas y gimiendo de dolor.


   ā€”Ā”Soberbio!


   ā€”Espectacular.


   ā€”Esa fue buena.

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   Todos se concentraron en felicitar a GermĆ”n sin atender a Marcos que se balanceaba de un lado a otro, cuidando sus bolas, gimiendo de dolor. Las exclamaciones de emoción fueron extinguiendo los lamentos de Marcos al que tomó horas recuperarse.

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