Cita con el extraño (5/5): Leche de navidad - Las Bolas de Pablo

Lo más nuevo

25 dic 2018

Cita con el extraño (5/5): Leche de navidad


CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL

   Durante aquél tiempo David no había querido ver ni una foto de Eddy ese extraño que Pablo había conocido por internet y con el que había tenido ballbusting. Hoy el hombre tocaba la puerta del departamento y Pablo acudía a atenderlo.

   La sala todavia tenia las pequeñas decoraciones navideñas.


   La relación Pablo-David se había vuelto un poco distante en las últimas semanas y sin embargo se dirigían la palabra.



   —Adelante —se oyó la voz de Pablo después del intercambio de saludos donde Eddy dijo que le entregaba un pequeño regalo navideño a Pablo, era un boligrafo a quien tanto le gustaba coleccionar.



   David aguardaba en el sillón y se levantó cuando escuchó los pasos acercarse tenía el ceño fruncido, no estaba de buen humor.



   Y su actitud cambió cuando en su sala de estar se apareció lo que consideró un guapo hombre. Eddy llevaba traje y corbata roja alrededor del cuello. La ropa lo hacían parecer un tipo serio y recto pero detrás de la fachada inocente se escondía un pícaro...



   Pablo después de todo desconocía la razón por la cual David quería conocer a Eddy pero podía imaginarse que era para nada bueno y no quería llevarle la contraria.



   —Eddy, él es David, mi esposo. Ya te había hablado de él.



   —Un gusto conocerte —extendió la mano Eddy



   David torció los labios, sonrió y golpeó las desprotegidas bolas de Eddy con la palma de su mano, haciendo que gritara de dolor.



   —Así que parece que esos retoños están llenos hasta el borde, ¿eh? ¿A quién se lo guardas? ¿A mi marido, eh? ¿No sabes que Pablo es mío? —se arrodilló, buscó en su bolsillo y sacó un par de esposas. Alcanzó a Eddy y esposó sus manos detrás de su espalda.



   —David, ¿qué pretendes? —susurró Pablo en alerta.



   —Ahí lo tienes —dijo David abriendo la bragueta del pantalón del fuerte Eddy.



   En cuestión de segundos, el enorme pene de David se despertó y engordó creciendo con una erección muy impresionante. Gracias a la estimulante mirada de Pablo sobre él.



   «Es una cosa hermosa» pensó David sacudiendo suavemente la polla de Eddy con ambas manos. Se lamió los labios y miró a Pablo, que le devolvió la mirada fijamente.



   —¿Qué hacías con esto? ¿Eh, Pablo? ¿Lo chupabas? ¿ah? Ahora te ordeno que lo hagas.



   Pablo dudó y un imponente David gritó:



   —QUE SE LA CHUPES O TE LA CORTO.



   Pablo supo que era mentira pero la fuerte voz de David le gusto por lo que se acercó y abrió la boca tanto como pudo y tomó el miembro de Eddy.



   —Oh Dios —gimió Eddy al sentir la lengua en su falo.



   Centímetro a centímetro, la polla desapareció en la boca de Pablo.



   —¡Ohhh! —gimió Eddy cuando la cabeza de su polla alcanzó las amígdalas de Pablo. Echó la cabeza hacia atrás, gimiendo de placer.



   Luego Pablo comenzó a mover la cabeza hacia adelante y atrás.



   Las manos de David se envolvieron alrededor de las enormes bolas colgantes de Eddy, masajeándolas suavemente.



   Eddy no tardó mucho en correrse.



   Su cuerpo se tensó y sus ojos comenzaron a revolotear. Sus manos se agarraron unas a otras detrás de su espalda.



   Pablo continuaba lamiendo el palpitante pito hasta que la enorme carga acumulada se abrió camino por su garganta.



   Pablo se apartó, jadeando para respirar. Saliva y semen salían de su boca.



   Y Eddy no había terminado de eyacular. Chorro tras chorro de esperma aterrizó en la cara de Pablo.



   El cuerpo de Eddy estaba temblando mientras vaciaba sus bolas.



   La boca de Pablo se abrió tratando de atrapar hasta la última gota.



   La polla de Eddy continuó chorreando semen salado en la boca de Pablo y en su cara.



   Cuando el orgasmo del fortachón se calmó, David agarró la polla del fuerte visitante y comenzó a sacudirla tan rápido como pudo. Acarició al gordo pene con ambas manos, tratando de hacer que se mantuviera duro a pesar de ya haber eyaculado.



   —¿Este pedazo de carne te entretiene, Pablo? —preguntaba David con mezcla de picardía y maldad, ambas manos frotaban la barra carnosa de Eddy.



   Eddy se movió incómodamente.



   —Estoy seguro que sí. Que debe ser más deliciosa que la tuya —se atrevió a decir.



   —¿Ah sí? Imbécil. ¡Te voy a secar!



   Eddy tragó saliva.



   —Si tanto te gusta esto, Pablo, ¡cómetela!



   David fue brusco y empujó la cabeza de Pablo contra el falo de Eddy.



   El cuerpo del musculoso usuario de grindr se tensó y dejó escapar un gemido.



   Pablo envolvió sus labios alrededor de la cabeza de la polla, chupando hasta la última gota.



   David los miró, lamiéndose los labios. Tenía una malvada sonrisa en su rostro. Le hizo un guiño a Eddy y apretó el puño para golpear con fuerza sus gónadas.



   Eddy dejó escapar un grito de angustia.



   Pablo continuó sacudiendo la polla, negándose a dejarla fluir, mientras David golpeaba las bolas una y otra vez, embistiéndolas contra su cuerpo.



   Eddy gritaba y chillaba de dolor mientras sus vulnerables bolas eran golpeadas por su torturador. Con sus manos esposadas detrás de la espalda no había nada que pudiera hacer mientras Pablo le acariciaba la polla y David golpeaba sus pelotas.



   Sus gritos hicieron eco en la habitación cuando los puños de David usaban sus huevos como saco de boxeo.



   Cuando las bolas de Eddy se elevaron en su escroto, nadie se detuvo. Por el contrario, además de las caricias y los golpes, Pablo comenzó a chupar la punta de la polla hasta que su boca se inundó con otra carga cálida y salada.



   La cara de Eddy estaba arrugada de dolor. 



   Sus bolas fueron golpeadas una y otra vez mientras David insistia en sacar otra carga de ellas.



   Tomó bastante tiempo hasta que las gónadas hinchadas de Eddy entregaron otro lote de leche.



   Acariciando la polla a un ritmo constante, Pablo dejó que la polla saliera de su boca. 



   —Oh, por favor, para —gruñó Eddy—. Me duele el pito y mis bolas.



   David lo interrumpió con un uppercut que aplastó sus enormes testículos contra su pelvis.



   Eddy gritó. 

   Sus bolas estaban considerablemente hinchadas.



   David procedió a masturbar el miembro de Eddy.



   En lugar de golpear las bolas, agarró la hueva izquierda y cerró los dedos alrededor de ella.



   —Oh dios —gruñó Eddy con voz tensa cuando David comenzó a clavar sus dedos en la tierna carne de su testículo.



   Apretando la pobre gónada con toda la fuerza que pudo reunir, Pablo aparto la mano de David y volvió a chupar la cabeza de su polla mientras acariciaba el tronco.



   La cara de Eddy se contorsionó en agonía cuando los hombres le sacaron otra carga de semen.



   Su orgasmo fue placentero y jadeó cuando la boca de Pablo se llenó de su precioso jugo masculino.



   Después de que la hueva izquierda se quedara vacía, David dirigió su atención a la bola derecha, y su apriete fue recompensado con otra carga pequeña pero nutritiva que Pablo tragó ansiosamente.



   Cuando David estuvo seguro de haber drenado completamente las bolas de Eddy, se echó hacia atrás y se limpió la frente. Después extrajo las llaves de las esposas del bolsillo.



   Eddy cayó de rodillas, con sus manos aún esposadas detrás de la espalda. Bajó la vista hacia sus magullados e hinchados balones.



   —¿Quieres un vaso de agua? —David ofreció amablemente.



   Eddy lo miró con ojos vidriosos y sudorosos. Asintió lentamente.



   —Sígueme, Pablo.



   Chacón caminó tras él, la actitud de David había cambiado mucho. Cuando llegaron al espacio se dio la vuelta y miró a Pablo.



   —¿Todavía me amas?



   —Por supuesto que sí, David.



   —¿Y aquel tío qué?



   —David, no voy a negarte que no me guste, sí, pero no puede significar nada fuerte para mi. Ya te lo había dicho, lo conocí en un momento de ocio pero es nada.



   David se acercó a Pablo y ambos se abrazaron y sellaron su amor con un beso pasional.



   Seguido David abrió la nevera y sirvió un vaso de agua, Pablo detalló que tenía una buena erección y eso le gustaba.



   —Voy a pedirle a Eddy que se venga a vivir con nosotros —soltó David.



   —¡¿Qué dices?!



   David sonrió



   —A mi el idiota ese también me gustó, no hay duda, Pablo, estamos conectados en gustos y quizás esto nos sirva para probar una nueva faceta en nuestra relación.



   Sonrió a Pablo y este afirmó con la cabeza.



   Regresaron a la sala y David desbloqueó las esposas. Después ocupó un asiento en el sofá junto a Pablo donde se tomaron de la mano.



   Eddy inmediatamente agarró su entrepierna. 



   —Mucho gusto en conocerte, Eddy, soy David Aceituno, el feliz esposo de Pablo, ¿te gustó lo que ha pasado?



   Eddy dejó escapar una risa. Vació el vaso de un trago y se lo devolvió a David.



   —Sí, me gustó. Debo afirmar que ustedes son soberbios, entiendo que se quieren mucho y deseo no interferir con ustedes.



   —Espera, Eddy, puedes tener más de esto. Solo tienes que venirte a vivir con Pablo y conmigo aquí. 



   —¿Qué dices?



   —Sí, convertir nuestra relación en un trío. Puede ser un oxigenante estupendo. Te invitaremos a almorzar para conocernos bien y detallar mejor.



   Eddy los miró con un grato brillo en los ojos, afirmó con la cabeza y sintió que su polla volvía a ponerse dura como ya lo estaba la de David y Pablo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages