ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.
Lilia Santos una mujer de 25 aƱos, participaba en luchas en el club Fight Two, participaba en la categorĆa de 45-60 Kg; Esta noche habĆa perdido su combate contra la novata Adriana Coronado, se sintió enojada consigo misma, como podĆa perder con una principiante, y lo peor es que la dejó realmente sin opción, Adriana habĆa aplicado una llave de estrangulamiento y no pudo liberarse de esta... habĆa intentado patearle la entrepierna con su talón , pero al usar la mujer un protector genital, el efecto doloroso no fue suficiente para liberarse, sin alternativa y viendo ya todo borroso debió rendirse.
HabĆa ingresado en este mundo de las luchas eróticas como una forma de ganar un dinero extra y enviarle a su necesitada madre en una lejana ciudad de provincia. Su trabajo como guarda de seguridad en la morgue de la ciudad, no era muy lucrativo, pero al menos era algo fijo, esperaba ganar un poco mĆ”s en las peleas eróticas hasta que lograra un mejor empleo, un asĆ su deber de guarda lo desempeƱaba con profesionalismo, y esta noche tras su derrota debió ir a su preestablecido turno nocturno...Un compaƱero amigo se le habĆa cubierto unas horas, pero a media noche tomaba su turno.
La vigilancia de Lilia era muy rutinaria, en la noche no habĆa atención al pĆŗblico, y solo debĆa estar pendiente de la llegada de algĆŗn cadĆ”ver por ser ingresado, ya en la maƱana se realizaban las autopsias.
Pasando el tiempo, Lilia se sobaba los golpes de la pelea, esa tal Adriana le habĆa conectado uno que otro buen golpe, lo que mĆ”s le enojaba es que la derrota de hoy daƱaba su promedio, ahora en 9 combates, contaba 5 derrotas y cuatro victorias....querĆa tener a esa Adriana en frente y darle la paliza que no pudo darle mĆ”s temprano.
Lo que no sabĆa la mujer era que a distancia y en un vehĆculo, 3 jóvenes entre los 18 y 21 aƱos, planeaban ingresar en la morgue de la ciudad, pretendĆan robar los equipos electrónicos, computadores y demĆ”s aparatos que pudiesen, ademĆ”s les daba morbo los muertos, se pasarĆan por el sitio curioseando, viendo muertos un rato y quiĆ©n sabe si alguno fresco conservaba alguna prenda de vestir cara o un reloj, nada serĆa dejado atrĆ”s por este trio de pillos.
Su único obstÔculo...La guarda de seguridad.
Los 3 ladrones llamados Ernesto, William y Sergio, observaba la edificación de 3 pisos, y la caseta de la vigilancia. Observando con unos binoculares a la mujer, Sergio expresó: "EstÔ bien linda". Seguidamente se saboreó
Ernesto, el aparente lĆder de la banda de inmediato le replicó: "OlvĆdalo Sergio, solo vinimos a robar nada de aprovecharse de ella".
Sergio calmó las cosas dejando claro que solo era una broma.
āPero para que tanta prevención?, solo es una mujer...". Expuso William.
Ernesto le contradijo "Sera solo una mujer, pero tiene un arma, y nosotros no!, a ver quƩ tan fuerte te ves con un tiro adentro".
"Es cierto hay que desarmarla primero". Expuso una vez mƔs William. El trio llevaba armas blancas y siempre esperaban no usarlas, lo mejor era un robo limpio, sin testigos ni heridos.
"AdemÔs esa arma nos serÔ útil en el futuro, o hasta la podemos vender si hace falta". Como siempre Ernesto era el de las ideas.
El plan era simple, ingresar por una ventana del segundo piso, en un Ć”rea donde las cĆ”maras de seguridad parecĆan tener un punto ciego, ya de antes habĆa analizado el lugar y esperaban un Ć©xito en su operación.
Una vez ingresaron el trio se dividió cada quien a un piso, primero analizarĆan los botines a llevar y una vez seleccionado todo, se reunirĆan para ponerle una trampa a la vigilante, esperaban atraerla con ruido y una vez ella tuviese a uno de ellos en la mira, otro la golpearĆa por detrĆ”s, era simple la idea, pensando en un Ćŗnico criminal ante ella, descuidarĆa la espaldaā¦no querĆan lastimarla, solo una noqueada y atada para que no estorbase la sacada de todo lo robado.
Pero el plan tuvo una falla, el supuesto punto ciego en las cĆ”maras de seguridad, no fue tal, el dĆa anterior los de seguridad habĆan revisado las cĆ”maras y alguien las movió, por ello Lilia pudo observar parcialmente la presencia de algĆŗn extraƱo acercĆ”ndose a la pared del edificio, alcanzo a ver dos sujetos, y pensando en ello, dejó su garita de guarda y se internó en el edificio...No era necesario llamar a la policĆa, ella podĆa con un par de ladrones...QuerĆan robarle en su turno?, pues se enterarĆan que ella sabe algo de pelea...Se desquitarĆa de la derrota de esta noche.
En el primer piso Ernesto se habĆa dedicado al inventario, unos buenos computadores, un aparato de comunicación satelital y mĆ”s.
Lilia con precaución recorrió el primer piso hasta encontrar a Ernesto.
"Quieto facineroso!". Lilia apuntó su arma contra Ernesto, quien de inmediato levantó las manos.
"Vaya, vaya, que te creĆas?, que vas a robar a gusto?, tu compaƱero y tĆŗ no volverĆ”n a sus casas, les espera la jaula. Ernesto notó que ella se referĆa a dos, no sabĆa del tercer ladrón.
"No me dispares, no estoy armado".
"Ya veremos...". Prevenida, Lilia registró a Ernesto encontrĆ”ndole un cuchillo, la mujer sonrió y lanzó el arma por una ventana, Ernesto no podĆa hacer nada, un movimiento y recibirĆa un disparo.
"Te propongo algo, pelea conmigo!".
"Estas loca?, que puedo hacer si estas armada".
Lilia enfundó su arma y se quitó el cinturón dejando el arma en un gabinete, solo blandĆa el bastón, tambiĆ©n llamado tonfa.
"Puedes con una mujer armada de un bastón?".
Ernesto apretó los puños.
"No puedes ni asĆ?, que tal si quedo desarmada".
Lilia dejó el bastón en el suelo, y caminó hacĆa Ernesto, querĆa pelea, si tendrĆa que pelear sin armas lo harĆa sin duda, acabarĆa con ese tipo.
Ernesto no podĆa creer lo que veĆa, ahĆ estaba la guarda, desarmada avanzado hacĆa el con el bastón tras ella, y mucho mĆ”s atrĆ”s el arma dentro del mueble de oficina.
EmpezarĆa un combate entre ladrón y guarda...
Ernesto atacó a Lilia intentando agarrarla, pero la guarda le esquivo como una faena de toreo, de inmediato la mujer estaba tras su rival y le hizo saber dónde estaba con una patada en el trasero, Ernesto rodó por el piso, Lilia le dio el tiempo suficiente para que se incorporara.
El hombre atacó, pero la mujer desapareció de frente suyo... como un rayo Lilia se habĆa agachado y quedo frente a la entrepierna masculina...
...pudiĆ©ndole dar un golpe de puƱo en los testĆculos, pero tuvo consideración con el varón, lo que sĆ hizo fue acrobĆ”tico golpe de zapato en la tibia que arrancó un aullido al sujeto.
"AAAauuuuuā¦Maldita zorra!".
Ernesto ahora sabĆa que la mujer tenĆa habilidad en pelea, tal vez era karateca o algo similar, por lo que debĆa escapar, o por lo menos fingir eso, esperaba cogerla desprevenida y a la menor oportunidad apoderarse del bastón que tan lejano en el suelo se veĆa.
Se presentó una persecución, Ernesto corrĆa y Lilia decepcionada por su falta de valor le perseguĆa, aun querĆa jugar con ese ladrón antes de dar parte a la policĆa⦠De repente Ernesto cambio de dirección rumbo al bastón, el hombre estaba a punto de cogerlo, pero Lilia solo jugaba con Ć©l, siempre dedujo que su oportunidad era usar el arma contundente contra ella...asĆ entonces, justo antes de este lograr su objetivo, la mujer aceleró y alcanzó al macho...
... Ć”gilmente le interpuso la pierna haciĆ©ndole tropezar, el hombre maniobró para mantener la verticalidad, giró hacĆa su rival, pero Lilia ya estaba en posesión del arma y con un extremo del bastón golpeó la entrepierna del ladrón.
"AAAAHHHHHHHHHHHHHH!!!!". Gritó sintiendo aplastadas sus gónadas.
"Buscabas esto?". Se burló Lilia. āPues ya lo encontraron tus huevos, Jajajaā.
"Hora de tu siesta bebĆ©...". El golpe de bastón al rostro del ladrón le dejó sin sentido...Al final Lilia ataba con una tira plĆ”stica las manos del delincuente...TenĆa un juego de esposas de metal, pero las usarĆa con el segundo criminal...
...iba uno y faltaba otro!.
Unos minutos despuĆ©s, Lilia ubicaba a William en el segundo piso, una corta charla y volvĆa a retar al segundo ladrón, quitĆ”ndole el cuchillo, escondiendo su propia pistola y dejando el bastón en el suelo, no le dijo nada sobre el destino de su compaƱero.
Se inició la carrera de William contra la mujer, quien le esperó con una patada a la rodilla.
"AAAARRGGG!". William quedó estÔtico, lo que fue aprovechado por Lilia para ladearlo y patearle la zona renal.
William rodó por el piso y recibió un nuevo puntapiĆ© en el costado, la guarda barrĆa literalmente el piso con Ć©l!.
"Para ya, dƩjame ir...".
"Vamos cariƱo, arriba que aun quiero jugar mĆ”s contigo...". La guarda era algo sĆ”dica aprovechando su ventaja en entrenamiento de lucha, pero de que se podrĆan quejar los ladrones...eran criminales y merecĆan el castigo.
Mientras Lilia decidió ayudar a incorporar al sudoroso William, este tanteó sus energĆasā¦A pesar de los golpes recibidos, aĆŗn tenĆa considerable fuerza...
...Repentinamente el varón reaccionó, y la tomó por la espalda, en un perfecto abrazo de oso.
Lilia intentó zafarse, pero el agarre de William era sólido.
"Ahora me las pagarĆ”s!". El ladrón estaba enojadĆsimo, como se atrevĆa esa mujer a darle tal paliza, le devolverĆa todo el daƱo.
Lilia estaba lejos de estar sin salida, acudirĆa al principal punto de ataque contra los varones, los testĆculos!, querĆa ver que harĆa en este espĆ©cimen su patada de mula... la usó contra Adriana en el combate estando ella protegida, pero ante machos era mucho mĆ”s efectivo, y este no tenĆa protector: "Cuida bien de lo preciado para ti ...seƱor macho".
Lilia lanzó el talón hacia atrÔs impactando las huevas de William, quien de inmediato soltó un grito:
"AAAAHHHHHHHHH!!!!". Lilia se vio libre y degustó al macho doblado a la mitad, agarrando sus lastimadas bolas.
Le dio un segundo para observarlo y reĆrse: "Te dije que te los cuidaras".
Llegó el momento de acabarle, Lilia avanzó y estrelló su puño en la nariz del hombre, haciéndole sangrar.
El dolor en los huevos y el lagrimeo producto del dolor nasal le tenĆan totalmente acabado, un leve golpe al tobillo del varón, y este terminó sentado en el piso.
William estaba casi vencido, Lilia se jactó: "Eso te pasa por no saber con quién te metes...Ahora ponte estas esposas, o te las pondré cuando te ponga a dormir de la paliza que te daré en adelante!"...
...De repente las esposas cayeron al piso, seguida de Lilia sin sentido; Sergio habĆa aparecido por detrĆ”s, para golpearla en la cabeza con el bastón que halló en el suelo, el sonriente ladrón tomó de inmediato las esposas, apresó las manos de la guarda a su espalda, y retiraba del bolsillo de Lilia un juego de llaves diversas.
Seguidamente regañó a su colega: "Cómo te dejas ganar de una mujer!".
"La condenada sabe Kung fu, o yo que sƩ, pero sabe pelear".
"No tenĆas un cuchillo?".
"Pero ella tenĆa un arma de fuego y me desarmó, por cierto porque no usaste el tuyo?".
"No me gustarĆa hacerle daƱo".
"A mĆ tampoco, pero podĆas amenazarlaā¦".
"Ya no se puede revertir las cosas...Por cierto, Yo me encargo de ella, ve a buscar a Ernesto que no lo he visto, donde se habrĆ” metido?".
"Ok, por cierto la condenada escondió su arma en aquel gabinete".
"Ve por Ernesto, yo me encargo del arma".
William se fue con el bastón en una mano y sobĆ”ndose los testĆculos con la otra... que dolor sentĆa!.
Tras la partida de William, Sergio se saboreó a sus anchas, estaba solo con aquella linda mujer, quién dormida y esposada a la espalda, invitaba a ser penetrada.
El miserable comenzó a bajarse los pantalones, violarĆa a la guarda, y lo mejor...Estando sin sentido no serĆa una testigo, y no habrĆa consecuencias para Ć©l.
Con los genitales al aire degusta la vista con la mujer, le saca falda, pantaletas y calzado; Se dedica a observar el depilado coño de Lilia, seguido se hinca sobre la vulva, devorando con la lengua el Ôrea intima de la dama⦠casi de inmediato ésta se humedece⦠mÔs lubricación serÔ igual a mÔs delicia cuando la penetre.
Todo estĆ” preparado, se acomodaba sobre ella, alistĆ”ndose a entrar en su vagina, con las manos y rodillas se sostenĆa al piso, el degenerado pretendĆa con un contundente golpe de cadera la penetración total...
...Cuando estaba por entrar, la rodilla de Lilia irrumpió entre los muslos de Sergio y se estrelló contra firmeza contra los colgantes huevos del abusador.
"OOOOOOhhhhh!!!".Exclamó el criminal al sentir aplanados los cojones, enseguida se le quitó de encima y rodo por el suelo.
Iracunda Lilia se incorporó, estaba esposada a la espalda pero eso no la detendrĆa, enseguida dedujo que el ladrón la intentó violar, por fortuna despertó a tiempo; Al sentirse hĆŗmeda en el coƱo supo que la estimuló.
"Maldito, me ibas a violar, miserable, me las pagarĆ”s!!". La mirada de Lilia quemaba, asustando al adolorido Sergio, quien sabĆa que a pesar de ella estar esposada, tenĆa la ventaja sobre Ć©l.
"Aayyyyyā¦.Yo no querĆa hacer nada".
āTocaste mi intimidad!, abusador!ā. Lilia supuso que la estimuló con los dedos, de haber sabido que fue con la lengua la ira le habrĆa estallado aĆŗn mĆ”s.
āCalmase, Ayyyy, yo no hice nadaā¦Ayyyā. Como le ardĆan las huevas a Sergio, quien las sobaba con desesperación.
La negación del sujeto le hizo casi romperse los dientes de la rabia, enseguida le dio una patada en la cabeza, dejando a Sergio tendido en el suelo, con los brazos separados... Con los pies, Lilia abrió las piernas del miserable, dejado completamente expuesta su Ôrea genital.
"Toma esto maldito violador!". La pierna de la guarda tomó impulso y fue lanzada contra la masa de huevas del sujeto.
-SLAMMP!.- Sonó el contacto del pie de Lilia contra la delgada piel del escroto de Sergio, quien dio un alarido.
"AAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYY!!!!!!!!!!!".
De nada le importó el agudo quejido del ladrón, Lilia atacó de nuevo el blanco en el cuerpo del macho, esta vez en forma de talonazo y centrado en el huevo izquierdo del hombre, casi aplastÔndoselo por completo.
Sergio abrió la boca y no emitió ruido alguno porque perdió el sentido. Satisfecha de la paliza, Lilia buscó en el pantalón tirado del sujeto, ahà estaban las llaves, y se liberó.
En el primer piso, William liberaba a Ernesto y planeaban que hacer, seguir con el robo?.
Ernesto ahora se enteraba que Sergio quedó con la guarda, de inmediato dedujo que alejó a William con intención de violar a la mujer, pensó:
La va a violar, ese maldito puerco.
De repente se oyeron los gritos de Sergio, ambos saben que aquella mujer de alguna forma se liberó de su colega y le estĆ” dando una paliza...El escuchar una vez mĆ”s las quejas, hacen que William se orine encimaā¦
ā¦El dolor en las bolas le regresa y no deja de sobarse, presintiendo a la vez que Sergio de seguro en estos momentos esta adolorido de los huevos.
William pide a Ernesto irse, quien duda en abandonar a su compañero, pero teniendo en mente que de seguro intentó violar a la mujer, y ésta ahora se desquita de él, decide dejarle...Sergio se ha buscado su suerte.
Ahora lo prudente es huir, porque una vez que acabe con Sergio, esa mujer ira por ellos...Cuando se escucha el cese de ruidos, deducen que ya lo debió acabar, enseguida el par corre despavorido.
Lilia bajaba al primer piso y por una ventana los veĆa huir.
"Vuelvan malditos cobardes!!". Fue inĆŗtil su reclamo, los dos pillos levantaban el polvo en su correr.
Pronto llegó la policĆa llevĆ”ndose aĆŗn inconsciente al abusador, le esperaba una buena temporada en prisión.
HabĆa sido una situación traumĆ”tica pero ella la asimiló con temple, casi fue abusada pero gracias a Dios y a su habilidad pudo salvarse, agradeció mĆ”s que nunca su entrenamiento... Lo que si le quedó claro, fue no volver a confiarse, manejar ella sola a 3 criminales fue demasiado imprudente de su parte, fĆ”cilmente pudo llamar a la policĆa...fue prepotente!, no pasarĆa de nuevo!.
Lilia terminó su turno en paz, habĆa superado una prueba difĆcil, y recibirĆa una felicitación en su trabajo, esperaba que pronto pudiera ascender en la empresa de seguridad, o por lo menos un aumento de sueldo....ademĆ”s para ella la noche terminó con cierto desquite de su derrota en el club de pelea, se desquito con esos pillos y eso le alegró mucho.
Fin.
Gracias.
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