La guardia de seguridad - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

4 dic 2018

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La guardia de seguridad

ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.
Leer antes el relato  PEDRO ALFEƑIQUE EN EL CLUB FIGHT TWO, Parte 1
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Lilia Santos una mujer de 25 años, participaba en luchas en el club Fight Two, participaba en la categoría de 45-60 Kg; Esta noche había perdido su combate contra la novata Adriana Coronado, se sintió enojada consigo misma, como podía perder con una principiante, y lo peor es que la dejó realmente sin opción, Adriana había aplicado una llave de estrangulamiento y no pudo liberarse de esta... había intentado patearle la entrepierna con su talón , pero al usar la mujer un protector genital, el efecto doloroso no fue suficiente para liberarse, sin alternativa y viendo ya todo borroso debió rendirse.

Había ingresado en este mundo de las luchas eróticas como una forma de ganar un dinero extra y enviarle a su necesitada madre en una lejana ciudad de provincia. Su trabajo como guarda de seguridad en la morgue de la ciudad, no era muy lucrativo, pero al menos era algo fijo, esperaba ganar un poco mÔs en las peleas eróticas hasta que lograra un mejor empleo, un así su deber de guarda lo desempeñaba con profesionalismo, y esta noche tras su derrota debió ir a su preestablecido turno nocturno...Un compañero amigo se le había cubierto unas horas, pero a media noche tomaba su turno.

La vigilancia de Lilia era muy rutinaria, en la noche no había atención al público, y solo debía estar pendiente de la llegada de algún cadÔver por ser ingresado, ya en la mañana se realizaban las autopsias.

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Pasando el tiempo, Lilia se sobaba los golpes de la pelea, esa tal Adriana le habƭa conectado uno que otro buen golpe, lo que mƔs le enojaba es que la derrota de hoy daƱaba su promedio, ahora en 9 combates, contaba 5 derrotas y cuatro victorias....querƭa tener a esa Adriana en frente y darle la paliza que no pudo darle mƔs temprano.

Lo que no sabĆ­a la mujer era que a distancia y en un vehĆ­culo, 3 jóvenes entre los 18 y 21 aƱos, planeaban ingresar en la morgue de la ciudad, pretendĆ­an robar los equipos electrónicos, computadores y demĆ”s aparatos que pudiesen, ademĆ”s les daba morbo los muertos, se pasarĆ­an por el sitio curioseando, viendo muertos un rato y quiĆ©n sabe si alguno fresco conservaba alguna prenda de vestir cara o un reloj, nada serĆ­a dejado atrĆ”s por este trio de pillos. 
Su único obstÔculo...La guarda de seguridad.

Los 3 ladrones llamados Ernesto, William y Sergio, observaba la edificación de 3 pisos, y la caseta de la vigilancia. Observando con unos binoculares a la mujer, Sergio expresó: "EstÔ bien linda". Seguidamente se saboreó


Ernesto, el aparente líder de la banda de inmediato le replicó: "Olvídalo Sergio, solo vinimos a robar nada de aprovecharse de ella".


Sergio calmó las cosas dejando claro que solo era una broma. 


ā€œPero para que tanta prevención?, solo es una mujer...". Expuso William.


Ernesto le contradijo "Sera solo una mujer, pero tiene un arma, y nosotros no!, a ver quƩ tan fuerte te ves con un tiro adentro".


"Es cierto hay que desarmarla primero". Expuso una vez mĆ”s William. El trio llevaba armas blancas y siempre esperaban no usarlas, lo mejor era un robo limpio, sin testigos ni heridos. 

"AdemÔs esa arma nos serÔ útil en el futuro, o hasta la podemos vender si hace falta". Como siempre Ernesto era el de las ideas.

El plan era simple, ingresar por una ventana del segundo piso, en un Ôrea donde las cÔmaras de seguridad parecían tener un punto ciego, ya de antes había analizado el lugar y esperaban un éxito en su operación.

Una vez ingresaron el trio se dividió cada quien a un piso, primero analizarĆ­an los botines a llevar y una vez seleccionado todo, se reunirĆ­an para ponerle una trampa a la vigilante, esperaban atraerla con ruido y una vez ella tuviese a uno de ellos en la mira, otro la golpearĆ­a por detrĆ”s, era simple la idea, pensando en un Ćŗnico criminal ante ella, descuidarĆ­a la espalda…no querĆ­an lastimarla, solo una noqueada y atada para que no estorbase la sacada de todo lo robado.

Pero el plan tuvo una falla, el supuesto punto ciego en las cĆ”maras de seguridad, no fue tal, el dĆ­a anterior los de seguridad habĆ­an revisado las cĆ”maras y alguien las movió, por ello Lilia pudo observar parcialmente la presencia de algĆŗn extraƱo acercĆ”ndose a la pared del edificio, alcanzo a ver  dos sujetos, y pensando en ello, dejó su garita de guarda y se internó en el edificio...No era necesario llamar  a la policĆ­a, ella podĆ­a con un par de ladrones...QuerĆ­an robarle en su turno?, pues se enterarĆ­an  que ella sabe algo de pelea...Se desquitarĆ­a de la derrota de esta noche.

En el primer piso Ernesto se había dedicado al inventario, unos buenos computadores, un aparato de comunicación satelital y mÔs.


Lilia con precaución recorrió el primer piso hasta encontrar a Ernesto.
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"Quieto facineroso!". Lilia apuntó su arma contra Ernesto, quien de inmediato levantó las manos.

"Vaya, vaya, que te creĆ­as?, que vas a robar a gusto?, tu compaƱero y tĆŗ no volverĆ”n a sus casas, les espera la jaula. Ernesto notó que ella se referĆ­a a dos, no sabĆ­a del tercer ladrón. 


"No me dispares, no estoy armado".


"Ya veremos...". Prevenida, Lilia registró a Ernesto encontrÔndole un cuchillo, la mujer sonrió y lanzó el arma por una ventana, Ernesto no podía hacer nada, un movimiento y recibiría un disparo.


"Te propongo algo, pelea conmigo!".


"Estas loca?, que puedo hacer si estas armada".


Lilia enfundó su arma y se quitó el cinturón dejando el arma en un gabinete, solo blandía el bastón, también llamado tonfa.


"Puedes con una mujer armada de un bastón?".  


Ernesto apretó los puños.


"No puedes ni asĆ­?, que tal si quedo desarmada".


Lilia dejó el bastón en el suelo, y caminó hacía Ernesto, quería pelea, si tendría que pelear sin armas lo haría sin duda, acabaría con ese tipo.


Ernesto no podía creer lo que veía, ahí estaba la guarda, desarmada avanzado hacía el con el bastón tras ella, y mucho mÔs atrÔs el arma dentro del mueble de oficina.

Empezaría un combate entre ladrón y guarda...


Ernesto atacó a Lilia intentando agarrarla, pero la guarda le esquivo como una faena de toreo, de inmediato la mujer estaba tras su rival y le hizo saber dónde estaba con una patada en el trasero, Ernesto rodó por el piso, Lilia le dio el tiempo suficiente para que se incorporara.


"Vamos! aquĆ­ te espero".


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El hombre atacó, pero la mujer desapareció de frente suyo... como un rayo Lilia se había agachado y quedo frente a la entrepierna masculina...
...pudiéndole dar un golpe de puño en los testículos, pero tuvo consideración con el varón, lo que sí hizo fue acrobÔtico golpe de zapato en la tibia que arrancó un aullido al sujeto.

"AAAauuuuu…Maldita zorra!".

"Que mal hablado eres, pues ven y golpea a esta zorra, si es que puedes".

Ernesto ahora sabía que la mujer tenía habilidad en pelea, tal vez era karateca o algo similar, por lo que debía escapar, o por lo menos fingir eso, esperaba cogerla desprevenida y a la menor oportunidad apoderarse del bastón que tan lejano en el suelo se veía.


Se presentó una persecución, Ernesto corrĆ­a y Lilia decepcionada por su falta de valor le perseguĆ­a, aun querĆ­a jugar con ese ladrón antes de dar parte a la policĆ­a… De repente Ernesto cambio de dirección rumbo al bastón, el hombre estaba a punto de cogerlo, pero Lilia solo jugaba con Ć©l, siempre dedujo que su oportunidad era usar el arma contundente contra ella...asĆ­ entonces, justo antes de este lograr su objetivo, la mujer aceleró y alcanzó al macho...
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... Ôgilmente le interpuso la pierna haciéndole tropezar, el hombre maniobró para mantener la verticalidad, giró hacía su rival, pero Lilia ya estaba en posesión del arma y con un extremo del bastón golpeó la entrepierna del ladrón.

"AAAAHHHHHHHHHHHHHH!!!!". Gritó sintiendo aplastadas sus gónadas.


"Buscabas esto?". Se burló Lilia. ā€œPues ya lo encontraron tus huevos, Jajajaā€.


La guarda se acercó al sujeto, que no podía hacer nada y con el bastón en alto le dijo:


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"Hora de tu siesta bebé...". El golpe de bastón al rostro del ladrón le dejó sin sentido...Al final Lilia ataba con una tira plÔstica las manos del delincuente...Tenía un juego de esposas de metal, pero las usaría con el segundo criminal...
...iba uno y faltaba otro!.


Unos minutos después, Lilia ubicaba a William en el segundo piso, una corta charla y volvía a retar al segundo ladrón, quitÔndole el cuchillo, escondiendo su propia pistola y dejando el bastón en el suelo, no le dijo nada sobre el destino de su compañero.

Se inició la carrera de William contra la mujer, quien le esperó con una patada a la rodilla.


"AAAARRGGG!". William quedó estÔtico, lo que fue aprovechado por Lilia para ladearlo y patearle la zona renal.


William rodó por el piso y recibió un nuevo puntapié en el costado, la guarda barría literalmente el piso con él!.


"Para ya, dƩjame ir...".


"Vamos cariƱo, arriba que aun quiero jugar mƔs contigo...". La guarda era algo sƔdica aprovechando su ventaja en entrenamiento de lucha, pero de que se podrƭan quejar los ladrones...eran criminales y merecƭan el castigo.

Mientras Lilia decidió ayudar a incorporar al sudoroso William, este tanteó sus energĆ­as…A pesar de los golpes recibidos, aĆŗn tenĆ­a considerable fuerza...
...Repentinamente el varón reaccionó, y la tomó por la espalda, en un perfecto abrazo de oso.

Lilia intentó zafarse, pero el agarre de William era sólido.


"Ahora me las pagarÔs!". El ladrón estaba enojadísimo, como se atrevía esa mujer a darle tal paliza, le devolvería todo el daño.


Lilia estaba lejos de estar sin salida, acudiría al principal punto de ataque contra los varones, los testículos!, quería ver que haría en este espécimen su patada de mula... la usó contra Adriana en el combate estando ella protegida, pero ante machos era mucho mÔs efectivo, y este no tenía protector: "Cuida bien de lo preciado para ti ...señor macho".


Lilia lanzó el talón hacia atrĆ”s impactando las huevas de William, quien de inmediato soltó un grito: 


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"AAAAHHHHHHHHH!!!!". Lilia se vio libre y degustó al macho doblado a la mitad, agarrando sus lastimadas bolas.

Le dio un segundo para observarlo y reĆ­rse: "Te dije que te los cuidaras". 
Llegó el momento de acabarle, Lilia avanzó y estrelló su puño en la nariz del hombre, haciéndole sangrar.

El dolor en los huevos y el lagrimeo producto del dolor nasal le tenían totalmente acabado, un leve golpe al tobillo del varón, y este terminó sentado en el piso.


William estaba casi vencido, Lilia se jactó: "Eso te pasa por no saber con quién te metes...Ahora ponte estas esposas, o te las pondré cuando te ponga a dormir de la paliza que te daré en adelante!"...
...De repente las esposas cayeron al piso, seguida de Lilia sin sentido; Sergio había aparecido por detrÔs, para golpearla en la cabeza con el bastón que halló en el suelo, el sonriente ladrón tomó de inmediato las esposas, apresó las manos de la guarda a su espalda, y retiraba del bolsillo de Lilia un juego de llaves diversas.


Seguidamente regañó a su colega: "Cómo te dejas ganar de una mujer!".


"La condenada sabe Kung fu, o yo que sƩ, pero sabe pelear".


"No tenĆ­as un cuchillo?".


"Pero ella tenía un arma de fuego y me desarmó, por cierto porque no usaste el tuyo?".


"No me gustarƭa hacerle daƱo".


"A mĆ­ tampoco, pero podĆ­as amenazarla…".


"Ya no se puede revertir las cosas...Por cierto, Yo me encargo de ella, ve a buscar a Ernesto que no lo he visto, donde se habrĆ” metido?".


"Ok, por cierto la condenada escondió su arma en aquel gabinete".


"Ve por Ernesto, yo me encargo del arma".


William se fue con el bastón en una mano y sobÔndose los testículos con la otra... que dolor sentía!.
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Tras la partida de William, Sergio se saboreó a sus anchas, estaba solo con aquella linda mujer, quién dormida y esposada a la espalda, invitaba a ser penetrada.
El miserable comenzó a bajarse los pantalones, violarĆ­a a la guarda, y lo mejor...Estando sin sentido no serĆ­a una testigo, y  no habrĆ­a consecuencias para Ć©l.
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Con los genitales al aire degusta la vista con la mujer, le saca falda, pantaletas y calzado; Se dedica a observar el depilado coƱo de Lilia, seguido se  hinca sobre la vulva, devorando con la lengua el Ć”rea intima de la dama… casi de inmediato Ć©sta se humedece… mĆ”s lubricación serĆ” igual a mĆ”s delicia cuando la penetre.


Todo estÔ preparado, se acomodaba sobre ella, alistÔndose a entrar en su vagina, con las manos y rodillas se sostenía al piso, el degenerado pretendía con un contundente golpe de cadera la penetración total...
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...Cuando estaba por entrar, la rodilla de Lilia irrumpió entre los muslos de Sergio y se estrelló contra firmeza contra los colgantes huevos del abusador.

"OOOOOOhhhhh!!!".Exclamó el criminal al sentir aplanados los cojones, enseguida se le quitó de encima y rodo por el suelo.

Iracunda Lilia se incorporó, estaba esposada a la espalda pero eso no la detendría, enseguida dedujo que el ladrón la intentó violar, por fortuna despertó a tiempo; Al sentirse húmeda en el coño supo que la estimuló.


"Maldito, me ibas a violar, miserable, me las pagarƔs!!". La mirada de Lilia quemaba, asustando al adolorido Sergio, quien sabƭa que a pesar de ella estar esposada, tenƭa la ventaja sobre Ʃl.


"Aayyyyy….Yo no querĆ­a hacer nada".


ā€œTocaste mi intimidad!, abusador!ā€. Lilia supuso que la estimuló con los dedos, de haber sabido que fue con la lengua la ira le habrĆ­a estallado aĆŗn mĆ”s.


ā€œCalmase, Ayyyy, yo no hice nada…Ayyyā€. Como le ardĆ­an las huevas a Sergio, quien las sobaba con desesperación.

La negación del sujeto le hizo casi romperse los dientes de la rabia, enseguida le dio una patada en la cabeza, dejando a Sergio tendido en el suelo, con los brazos separados... Con los pies, Lilia abrió las piernas del miserable, dejado completamente expuesta su Ôrea genital.


"Toma esto maldito violador!". La pierna de la guarda tomó impulso y fue lanzada contra la masa de huevas del sujeto.

-SLAMMP!.- Sonó el contacto del pie de Lilia contra la delgada piel del escroto de Sergio, quien dio un alarido.


"AAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYY!!!!!!!!!!!".
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De nada le importó el agudo quejido del ladrón, Lilia atacó de nuevo el blanco en el cuerpo del macho, esta vez en forma de talonazo y centrado en el huevo izquierdo del hombre, casi aplastÔndoselo por completo.

Sergio abrió la boca y no emitió ruido alguno porque perdió el sentido. Satisfecha de la paliza, Lilia buscó en el pantalón tirado del sujeto, ahí estaban las llaves, y se liberó.


En el primer piso, William liberaba a Ernesto y planeaban que hacer, seguir con el robo?.
Ernesto ahora se enteraba que Sergio quedó con la guarda, de inmediato dedujo que alejó a William con intención de violar a la mujer, pensó:

La va a violar, ese maldito puerco.
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De repente se oyeron los gritos de Sergio, ambos saben que aquella mujer de alguna forma se liberó de su colega y le estĆ” dando una paliza...El escuchar una vez mĆ”s las quejas, hacen que William se orine encima…

 ā€¦El dolor en las bolas le regresa y no deja de sobarse, presintiendo a la vez que Sergio de seguro en estos momentos esta adolorido de los huevos.

William pide a Ernesto irse, quien duda en abandonar a su compaƱero,  pero teniendo en mente que de seguro intentó violar a la mujer, y Ć©sta ahora se desquita de Ć©l, decide dejarle...Sergio se ha buscado su suerte.

Ahora lo prudente es huir, porque una vez que acabe con Sergio, esa mujer ira por ellos...Cuando se escucha el cese de ruidos, deducen que ya lo debió acabar, enseguida el par corre despavorido.
Lilia bajaba al primer piso y por una ventana los veĆ­a huir.
"Vuelvan malditos cobardes!!". Fue inĆŗtil su reclamo, los dos pillos levantaban el polvo en su correr.

Pronto llegó la policía llevÔndose aún inconsciente al abusador, le esperaba una buena temporada en prisión.
Había sido una situación traumÔtica pero ella la asimiló con temple, casi fue abusada pero gracias a Dios y a su habilidad pudo salvarse, agradeció mÔs que nunca su entrenamiento... Lo que si le quedó claro, fue no volver a confiarse, manejar ella sola a 3 criminales fue demasiado imprudente de su parte, fÔcilmente pudo llamar a la policía...fue prepotente!, no pasaría de nuevo!.

Lilia terminó su turno en paz, había superado una prueba difícil, y recibiría una felicitación en su trabajo, esperaba que pronto pudiera ascender en la empresa de seguridad, o por lo menos un aumento de sueldo....ademÔs para ella la noche terminó con cierto desquite de su derrota en el club de pelea, se desquito con esos pillos y eso le alegró mucho.




Fin.


Gracias.

Comentarios a zatniktiel@hotmail.com


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