Ballbusting entre maduros (4/5): Sometidos en el bar - Las Bolas de Pablo

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2 mar 2019

Ballbusting entre maduros (4/5): Sometidos en el bar

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Era una divertida tarde de viernes cuando el grupo de amigos decidió salir del encierro de sus casas para reunirse en un bar para charlar. La mĆŗsica estaba interesante y las bromas tambiĆ©n.


   Marcos se movĆ­a incómodo. Sus bolas de gran tamaƱo colgaban muy bajas en su escroto, y se marcaban en la tela del pantalón por lo que habĆ­a pillado par de veces a Luis con la vista fija en su entrepierna.



   —Deja de mirarme —decidió comentar—, me siento como un trozo de carne.



   Con ello el grupo de amigos se echó a reĆ­r.



   La risa de German fue interrumpida bruscamente cuando JosĆ© le dio un manotazo contra los genitales.

German


   German se atragantó y tosió.



   Los maduros rugieron de risa.



   JosĆ© decidió continuar con su propósito y declaró.



   —En ocasiones me provoca divertirme mucho con tus huevos, GermĆ”n —se rió pero en aquella ocasión lanzó un puƱetazo a la entrepierna desprotegida de Farid que tambiĆ©n estaba a su lado.



   Las mejillas de Farid se abombaron y sus ojos perdieron la concentración cuando sus testĆ­culos se aplastaron contra su cuerpo. Se tambaleó y escupió la cerveza que bebĆ­a. Gimió y se dobló, apretando sus gónadas.



   JosĆ© se rió y dirigió su atención a Manuel sentado a su frente.



   Manuel hizo una mueca.



   —EstĆ” bien, me vas a golpear en las pelotas ahora, ¿verdad?



   JosĆ© sonrió.



   —AsĆ­ es.



   Manuel asintió lentamente.



   —EstĆ” bien —suspiró, se levantó y extendió las piernas. Cerró los ojos y puso las manos detrĆ”s de la cabeza.



   JosĆ© sonrió.



   —Que amable de tu parte.



   Jose llevó la pierna entre los muslos de Manuel elevando al guapo deportista y haciĆ©ndolo gemir en agonĆ­a y doblarse, agarrando sus bolas maltratadas.



   Luis miró a Marcos que se estaba sentado en el puf con sus enormes pelotas atrapadas en el fondo de su escroto, vulnerables y expuestas.



   Los dos se miraron en silencio por un momento.



   —Patea sus pelotas —gritó alguien desde otra reunión en el bar.



   Marcos tragó saliva.

Luis


   Sin romper el contacto visual, Luis se levantó y le dio una puƱetazo a las gigantescas gónadas de Marcos. ¡Sus nudillos hicieron contacto con su entrepierna pulverizando sus cojones!



   Los curiosos desde otra mesa se rieron y otros hombres por mera solidaridad se cubrieron sus pelotas.



   Marcos se quedó sin aliento.



   El guapo seƱor se quedó paralizado mientras el dolor se registraba en su cerebro y su cara se arrugara de dolor. Se dobló y se hundió en su reconfortante asiento.



   Tanto Luis como JosĆ© estallaron en risas.

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