El jornalero (5/7): Sesión privada - Las Bolas de Pablo

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2 sept 2020

El jornalero (5/7): Sesión privada

CONTIENE

BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE



Rodrigo y Fabián se habían vuelto a reunir para una nueva sesión pagada de ballbusting. El dinero que la ultima vez Rodrigo pagó a Fabián, le sirvió de mucho aporte para su familia y varios de sus gastos.  Ahora quería más y para eso estaba dispuesto a todo, necesitaba dinero con urgencia, no le afectaba dañar su cuerpo o tener que ser penetrado o besado por aquel hombre, lo odiaba con firmeza, pero le gustaba su dinero. 


En la noche oscura, el bombillo alumbrara el sudoroso cuerpo de Fabián, estaba con el pecho desnudo y un ajustado jeans que se ceñía a su jugoso bulto, delante de él, Rodrigo miraba con firmeza la curvatura de la polla que parecía estar a la izquierda, dejando los huevos reposar sobre las piernas, ya lo había tocado y el jornalero no tenia protector.



–¿Preparado? –preguntó Rodrigo con voz suave.


Fabián respiró pesadamente y confirmó con la cabeza abriendo las piernas, parecía un macho valiente y fuerte en su pose, preparado para ser fauleado hasta el cansancio. Rodrigo caminó lentamente a su semental, lo miro a los ojos, y vio como Fabián devolvió una mirada con expresión de temor y valentía a la vez, ¿o confundía la valentía con odio? No esperó a respuestas, colocó sus manos a ambos lados del hombro del hombre y levantó su rodilla hacia la entrepierna del bello muchacho.



–Aaaa aaaa aaaa –grito el jornalero mientras se doblaba y caía al suelo de rodillas–. Maldición –susurró mientras se erguía de nuevo bajo la estricta mirada de Rodrigo que no ocultaba con su mano la potente erección que se veía en su jeans


Sin avisar, Rodrigo pegó con la rodilla de nuevo. Mientras Fabián gritaba sin caer al suelo pero sobándose los ovalados huevos, pero Rodrigo volvió a pegarle con la rodilla por tercera vez. Fabián cayó al suelo derrotado queriendo inhalar todo el aire en sus pulmones.


–Aaaah aaah aaaah –gemía el muchacho tirado en el piso.


Rodrigo tenía la mirada fija en el macho en el suelo, con las piernas cerradas y las manos acunando sus testículos, tenía cara deformada de dolor y susurraba palabras lastímeras


–Estarás bien –se limitó a decir, pero Fabián solo gimió–. Párate –pero el hombre obedeció, sus bolas estaban palpitando sobre sus manos.


Al ver que Fabián no se levantaba, Rodrigo caminó hasta él, si le iba a pagar por eso, ¡tenía que obedecer! Agarró al hombre de los talones y los alzó


–Quita tus manos de ahí –le dijo con gravedad, Fabián negó con la cabeza y Rodrigo le exigió con más firmeza que quitara sus manos de las gónadas, Fabián aceptó, y la rodilla de Rodrigo se alzó majestuosa en el aire y su pie se enterró sobre los cojones, Fabián gritó de dolor, y se acurrucó en el piso cuando sus piernas fueron soltadas al instante.


–Aaaay– se lamentaba en susurros masajeando sus frágiles bolas con las manos, brotaba sudor de su frente y su respiración era entrecortada.


Rodrigo Chacón se puso de rodillas delante de él. Aprovechando su debilidad, le abrió el jeans, Fabián intentó impedírselo, pero un golpe en el estomago lo dejo inmóvil, la mano de Rodrigo saco a la luz su hermosa polla y sus huevos peludos, apretó los puños y comenzó a golpear sus huevos una y otra vez con todas sus fuerzas, ​​clavando los nudillos sobre los huevos del machazo, los ojos de Fabián se desorbitaban al recibir la docena de martirizantes golpes a sus gónadas.


Después de varios segundos, Rodrigo se cansó y dejó a Fabián acurrucarse en el suelo, mientras lloraba humillándose, pero demostrando el verdadero dolor que le quemaba y volvía su resistencia a cero. Acurrucado en el suelo, Fabián lloraba como un niño, mientras su frente sudaba a chorros. Rodrigo estaba frente a él, con las piernas abiertas, y su mano dentro de su erecto pene, que visión tan espectacular era la que veía.



Pasados unos minutos, Fabián, todavía desnudo se sentó en el suelo, respirando con dificultad, secándose con una mano el sudor de la frente y con la otra protegiendo sus bolas de aquel que consideraba un monstruo.


–¿Me pagarás? –preguntó


–Sabes que sí, cumplo lo que prometo, pero si me dejas probar tus labios, te pagaría un poco más.


–No sé –negó ofendido Fabián.


–Tus labios o tu cuerpo... si yo te penetrara, serías todo un millonario entre los otros jornaleros o si tú lo haces conmigo, pero el ballbusting hacia ti, será más salvaje.


El hombre lentamente negó con la cabeza.


–Tengo miedo... algún día... quisiera tener hijos –contestó mientras sobaba sus bolas –. No soy gay, me gustan mucho las mujeres...


–Pero tanto tú como yo... sabemos que tu familia atraviesa el peor de los momentos, tú me ayudas, y yo te ayudo –dijo Rodrigo con sangre poderosamente fría.


Rodrigo se puso de rodillas y apretó los nudillos. Fabián, lo miró con miedo, y cerró los ojos tragando saliva dejando sus manos a ambos lados de la cadera. Sus huevos colgaban y su piel se veía enrojecida, Rodrigo impacto un sonoro puñetazo que lo hizo gritar sacudiendo su cuerpo ante la reacción de dolor. Para sorpresa de Rodrigo, el pene de Fabián, comenzó a moverse, y moverse hasta despertar y ponerse duro.


–Estoy pensando en lolita... o¿ también me phohibirás pensar en ella?


Rodrigo al oír la insolente pregunta, clavó un puñetazo en las bolas de Fabián, sintió furia y celos. Fabián empezó a gruñir, resistiendo el dolor.


Rodrigo tiro de las bolas del peón. La verga se contrajo de nuevo, y salió a la luz un poco de líquido preseminal extasiando en muchos grados a Rodrigo que se pasó la lengua por los labios. Podía sentir el olor que apenas podía subir de los huevos apretados y volar por la punta de su pene, Rodrigo, deseando eso, aplastó las bolas, como si fueran huevos de gallina, Fabián gimió más fuerte arqueando la espalda, su resistencia se desvanecía. Rodrigo tragó saliva, su pene estaba duro en su pantalón, estaba frente al hombre que le gustaba, y que nunca podría tener en sentimientos, sintió celos y dolor y le torturó las bolas hasta que de su pene salió expulsado un tiro de leche que aterrizó en su musculado abdomen y pecho, sintiéndose complacido, Rodrigo soltó a su semental que en seguida se protegió los testículos.



Fabián respiraba con dificultad, con su cuerpo lleno de sudor, se agarraba los huevos, mientras su semen, bajaba con una gruesa gota al suelo recorriendo su delicioso falo. Rodrigo introdujo su mano en el bolsillo y saco un grueso lote de billetes, de la mayor denominación. Se agacho hasta Fabián y le susurró:


Aquí está... muchas gracias... lo prometido y más, mucho más... tu semen vale, y es mucho su valor –sus labios trataron de acercarse a los de Fabián, pero el hombre se rehusó y giró la cara, Rodrigo sintió odio, y salió con paso apresurado de las caballerizas, esa noche se masturbaría pensando en Fabián.

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