El Reino 2 (1/5): El candidato a jefe del parlamento - Las Bolas de Pablo

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28 sept 2020

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El Reino 2 (1/5): El candidato a jefe del parlamento

El+Reino+2
Tiene mucha relación con la serie El Reino (Primera parte de esta saga) y Franko

CONTIENE:

BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


La puerta de la mazmorra fue abierta y los pasos de Asdrubal Cruise resonaron cuando bajó las escaleras haciendo eco sobre las frĆ­as paredes, sus malĆ©ficos ojos se encontraron con los de ParĆ­s Lee. 

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Asdrubal Cruise
—AsĆ­ que aquĆ­ tenemos de visita al aspirante para próximo jefe del parlamento de Badia. Ā”Que chistes tan estĆŗpidos! 

El visitante que escuchó las palabras del rey gruñó en tono desafiante. El apuesto hombre de cuarenta y cinco años era delgado, con poco cabello pero cuidada barba grisÔcea. El cuerpo de Paris estaba en forma y sus pectorales y brazos todavía se veían perfectamente delineados, pero su activo mÔs impresionante era lo abultado de su entrepierna. Apretados en su ropa interior descansaban dos testículos apretujados en un escroto recogido.

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Paris

El cruel rey de Badia se detuvo delante de Ć©l. 

—AsĆ­ que aƱoras ir a las próximas elecciones del parlamento y ser el jefe de la cĆ”mara. Te has ganado una ridĆ­cula fama… Ā«el hombre que le ha dado un nuevo giro a la oposición del rey AsdrubalĀ». Ā«ParĆ­s Lee, el polĆ­tico que consiguió reavivar a la oposición sin fuerzas del reino de BadiaĀ». Ā”Ja, ja, ja, ja! La fama es efĆ­mera mi querido, ParĆ­s. 

Sin previo aviso, Asdrubal le dio un golpe con el revĆ©s de su mano a ParĆ­s en la entrepierna, lo que le hizo jadear y querer sobarse sus gónadas, objetivo que falló por tener sus brazos atados. El golpe no fue fuerte, pero tomó a ParĆ­s con la guardia baja. Siendo orgulloso, inmediatamente se enderezó. 

Otra vez Asdrubal envió el dorso de su mano contra la entrepierna de París y el apuesto hombre luchó por mantenerse erguido.

—En mĆ”s de veintitrĆ©s aƱos que estoy en el reinado de Badia, mi oposición nunca ha logrado surgir en mi contra. El parlamento siempre ha sido gobernado por el partido polĆ­tico que me aclama. JamĆ”s la oposición ha podido contra mi fuerza y tĆŗ no vas a ser la excepción. Ā”Pedazo de mierda! 

Asdrubal se arrodilló y tomó el escroto de París suavemente, haciéndolo rebotar ligeramente como si estuviera tratando de elegir el huevo mas indicado en una tienda.

—Aaah —gimió ParĆ­s.

El suave tanteo de Asdrubal se había convertido rÔpidamente en un apretón fuerte. Soltó los huevos de su enemigo político, se puso de pie y le sonrió de gusto.

—DespuĆ©s de este dĆ­a si te quieres mantener con tu miserable vida serĆ” mejor que aspires a no postularte a las elecciones del parlamento. Ā”Hijo de puta! 

Asdrubal se arrodilló de nuevo y agarró las bolas de ParĆ­s. Se sentĆ­an increĆ­blemente llenas.  

Colocó el pulgar y el índice alrededor de la bola derecha de París y la apretó tan fuerte como pudo. París apretó los dientes y resistió el impulso instintivo de batirse.

Mientras París experimentaba la sensación mÔs desagradable de su vida, Asdrubal lo estaba disfrutando.

—”Aaaaah! —ParĆ­s jadeó mientras los dedos de Asdrubal continuaban hundiĆ©ndose metódicamente en su huevo.

Asdrubal lo ignoró y en su lugar usó su mano libre para agarrar la bola izquierda de París para tirar y apretar violentamente. El órgano parecía menos repleto que la gónada derecha mientras se comprimía en la fuerte mano de Asdrubal.

—”Mierda!

Las rodillas de ParĆ­s comenzaron a temblar. Asdrubal se burló y continuó amenazĆ”ndolo si continuaba con su estĆŗpida carrera polĆ­tica. 

—”Aaah!

París finalmente no pudo contenerse y dejó escapar un aullido.

Asdrubal le dio un último apretón al testículo derecho mientras se levantaba y examinaba unos elementos de tortura en una mesa situada en una oscura esquina. París gimió y contuvo el aliento, jadeando levemente y comenzando a sudar. Sabía que Asdrubal era un despiadado dictador, existía un rumor de que uno de sus hijos había muerto bajo sus propias manos cuando el rey de Trabis escapó de su cautiverio.

Asdrubal levantó un par de alicates abriendo y cerrando las mandĆ­bulas rĆ”pidamente, el metal tintineó dejando en claro su amenaza. ParĆ­s comenzó a sudar. 

Asdrubal esbozó una sonrisa mientras se arrodillaba y atrapaba el huevo derecho con los alicates. La presión aumentó tan sutilmente que ParĆ­s apenas lo notó al principio, pero rĆ”pidamente comenzó a aumentar exponencialmente. Las mandĆ­bulas seguĆ­an cerrĆ”ndose a la misma velocidad y el dolor resultante empeoraba cada vez a medida que su testĆ­culo se volvĆ­a mĆ”s y mĆ”s plano desatanto un efecto doloroso e inquietante. ParĆ­s aulló cuando Asdrubal aplastó su huevo. El rey de Badia ocasionalmente se detuvo, abrió las mandĆ­bulas por completo y comenzó el proceso nuevamente, llevando el testĆ­culo de ParĆ­s de manera experta al punto de ruptura, o al menos lo que ParĆ­s sintió que era el punto de ruptura, antes de retroceder y comenzar de nuevo. 

—”ME ESTƁS MATANDO!

Asdrubal miró a París y le guiñó un ojo mientras se levantaba.

—Te estoy dando una lección. Quien se opone a mĆ­, termina derrotado. No en vano soy el dueƱo de casi todo el mundo. 

Asdrubal acercó los alicates a la cara de ParĆ­s y los cerró de golpe. ParĆ­s hizo una mueca al imaginarse a uno de sus huevos atrapado entre las mandĆ­bulas en ese momento. Su rostro brillaba de sudor. 

—”AAAAAH!

ParĆ­s gritó cuando Asdrubal hundió su puƱo en sus bolas mientras se iba de regreso a la mesa. 

Asdrubal disfrutaba la interesante sensación de golpear testículos. Cuando golpeaba a un tipo en las bolas, podía distinguir con magnífico detalle la sutil diferencia en la forma en que cada orbe se deforma contra sus nudillos.

Regresó a la mesa y tomó un mazo de madera. París miró con los ojos muy abiertos mientras Asdrubal se acercaba a él.

—Oye no, Ā”NO! Ā”AAAAAUUGH! 

Asdrubal balanceó el mazo hacia atrÔs antes de lanzarlo a la vulnerable entrepierna. Los huevos crujieron ruidosamente como si se volvieran solo cÔscaras destruidas y pulverizadas.

ParĆ­s gritó desaforado, como nunca antes. Y sus testĆ­culos enviaban pulsasiones dolorosas al resto de su cuerpo. 

Asdrubal volvió a la mesa, cogió una cuchara grande de madera y giró para mirar a su cautivo visitante.

—¿TodavĆ­a tienes la tonta idea de postularte a jefe del parlamento? 

Paris guardó silencio. 

A Asdrubal le brillaron los ojos. 

—Lo tomarĆ© como un sĆ­. 

Sonrió con malicia mientras golpeaba la cuchara con toda su fuerza en el escroto de ParĆ­s.  

POFF

POFF

POFF

París se retorció y gritó mientras Asdrubal golpeaba la cuchara una y otra vez en su escroto que rebotaba salvajemente, concentrando la mayoría de los golpes en el testículo derecho. La cuchara dejaba marcas de impacto rosa en todo el escroto de París. Había un dolor terrible en la boca del estómago del candidato y se sentía como si sus bolas acabaran de ser aplastadas. Su bola derecha estaba un poco mÔs roja que la otra, pero ambas emitían dolor al mismo tiempo.

Asdrubal dejó la cuchara y tomó la pelota derecha en la palma de su mano, luego comenzó a apretar. Muy duro. ParĆ­s dejó escapar un gemido bajo y constante y los mĆŗsculos de su torso se tensaron mientras sus piernas intentaban inĆŗtilmente cerrarse.  

—Nadie se opone a Asdrubal Cruise. 

París apretó los dientes mientras su bola se comprimía en la mano de Asdrubal y se sentía como si literalmente fuera a implosionar. Asdrubal redujo su agarre, pero antes de que París pudiera dar un suspiro de alivio, echó el puño hacia atrÔs y lo envió volando hacia sus bolas desnudas.

Un fuerte golpe resonó en las paredes de la mazmorra.

Asdrubal golpeó la hombría de París dos veces mÔs con la mayor parte de la fuerza dirigida a la bola derecha.

El candidato a jefe del parlamento comenzó a llorar, enseguida Asdrubal se burló. Se dio media vuelta y se fue, en cuestión de minutos Paris sería liberado no sin antes escuchar la amenaza del rey de Badia:

—Si quieres continuar con tu vida retira tu candidatura

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