Tiene mucha relaciĆ³n con la serie El Reino (Primera parte de esta saga) y Franko
CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
La puerta de la mazmorra fue abierta y los pasos de Asdrubal Cruise resonaron cuando bajĆ³ las escaleras haciendo eco sobre las frĆas paredes, sus malĆ©ficos ojos se encontraron con los de ParĆs Lee.
Asdrubal Cruise |
El visitante que escuchĆ³ las palabras del rey gruĆ±Ć³ en tono desafiante. El apuesto hombre de cuarenta y cinco aƱos era delgado, con poco cabello pero cuidada barba grisĆ”cea. El cuerpo de Paris estaba en forma y sus pectorales y brazos todavĆa se veĆan perfectamente delineados, pero su activo mĆ”s impresionante era lo abultado de su entrepierna. Apretados en su ropa interior descansaban dos testĆculos apretujados en un escroto recogido.
—AsĆ que aƱoras ir a las prĆ³ximas elecciones del parlamento y ser el jefe de la cĆ”mara. Te has ganado una ridĆcula fama… «el hombre que le ha dado un nuevo giro a la oposiciĆ³n del rey Asdrubal». «ParĆs Lee, el polĆtico que consiguiĆ³ reavivar a la oposiciĆ³n sin fuerzas del reino de Badia». ¡Ja, ja, ja, ja! La fama es efĆmera mi querido, ParĆs.
Sin previo aviso, Asdrubal le dio un golpe con el revĆ©s de su mano a ParĆs en la entrepierna, lo que le hizo jadear y querer sobarse sus gĆ³nadas, objetivo que fallĆ³ por tener sus brazos atados. El golpe no fue fuerte, pero tomĆ³ a ParĆs con la guardia baja. Siendo orgulloso, inmediatamente se enderezĆ³.
Otra vez Asdrubal enviĆ³ el dorso de su mano contra la entrepierna de ParĆs y el apuesto hombre luchĆ³ por mantenerse erguido.
—En mĆ”s de veintitrĆ©s aƱos que estoy en el reinado de Badia, mi oposiciĆ³n nunca ha logrado surgir en mi contra. El parlamento siempre ha sido gobernado por el partido polĆtico que me aclama. JamĆ”s la oposiciĆ³n ha podido contra mi fuerza y tĆŗ no vas a ser la excepciĆ³n. ¡Pedazo de mierda!
Asdrubal se arrodillĆ³ y tomĆ³ el escroto de ParĆs suavemente, haciĆ©ndolo rebotar ligeramente como si estuviera tratando de elegir el huevo mas indicado en una tienda.
El suave tanteo de Asdrubal se habĆa convertido rĆ”pidamente en un apretĆ³n fuerte. SoltĆ³ los huevos de su enemigo polĆtico, se puso de pie y le sonriĆ³ de gusto.
—DespuĆ©s de este dĆa si te quieres mantener con tu miserable vida serĆ” mejor que aspires a no postularte a las elecciones del parlamento. ¡Hijo de puta!
Asdrubal se arrodillĆ³ de nuevo y agarrĆ³ las bolas de ParĆs. Se sentĆan increĆblemente llenas.
ColocĆ³ el pulgar y el Ćndice alrededor de la bola derecha de ParĆs y la apretĆ³ tan fuerte como pudo. ParĆs apretĆ³ los dientes y resistiĆ³ el impulso instintivo de batirse.
Mientras ParĆs experimentaba la sensaciĆ³n mĆ”s desagradable de su vida, Asdrubal lo estaba disfrutando.
—¡Aaaaah! —ParĆs jadeĆ³ mientras los dedos de Asdrubal continuaban hundiĆ©ndose metĆ³dicamente en su huevo.
Asdrubal lo ignorĆ³ y en su lugar usĆ³ su mano libre para agarrar la bola izquierda de ParĆs para tirar y apretar violentamente. El Ć³rgano parecĆa menos repleto que la gĆ³nada derecha mientras se comprimĆa en la fuerte mano de Asdrubal.
—¡Mierda!
Las rodillas de ParĆs comenzaron a temblar. Asdrubal se burlĆ³ y continuĆ³ amenazĆ”ndolo si continuaba con su estĆŗpida carrera polĆtica.
—¡Aaah!
ParĆs finalmente no pudo contenerse y dejĆ³ escapar un aullido.
Asdrubal le dio un Ćŗltimo apretĆ³n al testĆculo derecho mientras se levantaba y examinaba unos elementos de tortura en una mesa situada en una oscura esquina. ParĆs gimiĆ³ y contuvo el aliento, jadeando levemente y comenzando a sudar. SabĆa que Asdrubal era un despiadado dictador, existĆa un rumor de que uno de sus hijos habĆa muerto bajo sus propias manos cuando el rey de Trabis escapĆ³ de su cautiverio.
Asdrubal levantĆ³ un par de alicates abriendo y cerrando las mandĆbulas rĆ”pidamente, el metal tintineĆ³ dejando en claro su amenaza. ParĆs comenzĆ³ a sudar.
Asdrubal esbozĆ³ una sonrisa mientras se arrodillaba y atrapaba el huevo derecho con los alicates. La presiĆ³n aumentĆ³ tan sutilmente que ParĆs apenas lo notĆ³ al principio, pero rĆ”pidamente comenzĆ³ a aumentar exponencialmente. Las mandĆbulas seguĆan cerrĆ”ndose a la misma velocidad y el dolor resultante empeoraba cada vez a medida que su testĆculo se volvĆa mĆ”s y mĆ”s plano desatanto un efecto doloroso e inquietante. ParĆs aullĆ³ cuando Asdrubal aplastĆ³ su huevo. El rey de Badia ocasionalmente se detuvo, abriĆ³ las mandĆbulas por completo y comenzĆ³ el proceso nuevamente, llevando el testĆculo de ParĆs de manera experta al punto de ruptura, o al menos lo que ParĆs sintiĆ³ que era el punto de ruptura, antes de retroceder y comenzar de nuevo.
—¡ME ESTĆS MATANDO!
Asdrubal mirĆ³ a ParĆs y le guiĆ±Ć³ un ojo mientras se levantaba.
—Te estoy dando una lecciĆ³n. Quien se opone a mĆ, termina derrotado. No en vano soy el dueƱo de casi todo el mundo.
Asdrubal acercĆ³ los alicates a la cara de ParĆs y los cerrĆ³ de golpe. ParĆs hizo una mueca al imaginarse a uno de sus huevos atrapado entre las mandĆbulas en ese momento. Su rostro brillaba de sudor.
—¡AAAAAH!
ParĆs gritĆ³ cuando Asdrubal hundiĆ³ su puƱo en sus bolas mientras se iba de regreso a la mesa.
Asdrubal disfrutaba la interesante sensaciĆ³n de golpear testĆculos. Cuando golpeaba a un tipo en las bolas, podĆa distinguir con magnĆfico detalle la sutil diferencia en la forma en que cada orbe se deforma contra sus nudillos.
RegresĆ³ a la mesa y tomĆ³ un mazo de madera. ParĆs mirĆ³ con los ojos muy abiertos mientras Asdrubal se acercaba a Ć©l.
—Oye no, ¡NO! ¡AAAAAUUGH!
Asdrubal balanceĆ³ el mazo hacia atrĆ”s antes de lanzarlo a la vulnerable entrepierna. Los huevos crujieron ruidosamente como si se volvieran solo cĆ”scaras destruidas y pulverizadas.
ParĆs gritĆ³ desaforado, como nunca antes. Y sus testĆculos enviaban pulsasiones dolorosas al resto de su cuerpo.
Asdrubal volviĆ³ a la mesa, cogiĆ³ una cuchara grande de madera y girĆ³ para mirar a su cautivo visitante.
—¿TodavĆa tienes la tonta idea de postularte a jefe del parlamento?
Paris guardĆ³ silencio.
A Asdrubal le brillaron los ojos.
—Lo tomarĆ© como un sĆ.
SonriĆ³ con malicia mientras golpeaba la cuchara con toda su fuerza en el escroto de ParĆs.
POFF
POFF
POFF
ParĆs se retorciĆ³ y gritĆ³ mientras Asdrubal golpeaba la cuchara una y otra vez en su escroto que rebotaba salvajemente, concentrando la mayorĆa de los golpes en el testĆculo derecho. La cuchara dejaba marcas de impacto rosa en todo el escroto de ParĆs. HabĆa un dolor terrible en la boca del estĆ³mago del candidato y se sentĆa como si sus bolas acabaran de ser aplastadas. Su bola derecha estaba un poco mĆ”s roja que la otra, pero ambas emitĆan dolor al mismo tiempo.
Asdrubal dejĆ³ la cuchara y tomĆ³ la pelota derecha en la palma de su mano, luego comenzĆ³ a apretar. Muy duro. ParĆs dejĆ³ escapar un gemido bajo y constante y los mĆŗsculos de su torso se tensaron mientras sus piernas intentaban inĆŗtilmente cerrarse.
—Nadie se opone a Asdrubal Cruise.
ParĆs apretĆ³ los dientes mientras su bola se comprimĆa en la mano de Asdrubal y se sentĆa como si literalmente fuera a implosionar. Asdrubal redujo su agarre, pero antes de que ParĆs pudiera dar un suspiro de alivio, echĆ³ el puƱo hacia atrĆ”s y lo enviĆ³ volando hacia sus bolas desnudas.
Un fuerte golpe resonĆ³ en las paredes de la mazmorra.
Asdrubal golpeĆ³ la hombrĆa de ParĆs dos veces mĆ”s con la mayor parte de la fuerza dirigida a la bola derecha.
El candidato a jefe del parlamento comenzĆ³ a llorar, enseguida Asdrubal se burlĆ³. Se dio media vuelta y se fue, en cuestiĆ³n de minutos Paris serĆa liberado no sin antes escuchar la amenaza del rey de Badia:
—Si quieres continuar con tu vida retira tu candidatura.
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