Estrella en ascenso (1/5): pequeño rudo - Las Bolas de Pablo

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3 feb 2021

Estrella en ascenso (1/5): pequeño rudo


CONTIENE
BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

—¡Lo que hiciste es inaceptable, Rafael! —regañó Marcos Chacón a su nieto mayor. Estaba reunido en su oficina con el adolescente en compañía de Israel, su padre. Todos ocupaban un asiento ante el escritorio del patriarca de la familia.

—Abuelo, ¿pero dónde está el problema? —protestó Rafael en actitud normal destilando sus elevados niveles de confianza. Era un chiquillo de 15 años, producto de las hormonas alborotadas de dos padres adolescentes que tampoco pudieron criarlo con el estricto carácter que se necesita sobre un niño.Físicamente era atractivo y había heredado los buenos dotes del Israel Chacón, su tez era blanca, con cabellos castaños claros y estatura alta.

—¡El problema está en que Cinturón de honor nunca ha dado una lucha entre géneros! Y tú tampoco estás en edad para ingresar al circuito juvenil.

—¡Ja, ja, ja! —se rió el joven elevando la vista al techo y quitándose los lentes de sol—. ¿Y qué tiene que ver? Bienvenido al siglo XXI, Marcos ¡Ok, Boomer! —Israel se echó a reír, lo que incrementó la ira del abuelo—. Las mujeres están al mismo nivel que los hombres. Y en cuanto a mi edad, ¡por Dios, marico! He vivido en esta empresa toda mi vida. Nací con el sello de lucha libre en una nalga. Semanalmente me traían aquí a ver todo, desde niño, ¡cabrón! Y tú me dices que no puedo luchar por no tener edad. ¡Estás extralimitado de vejestorio y conservador, tú eres el primer culpable al dejarme venir de niño! ¡¿Tantos golpes a la cabeza te trastornaron la materia pensante?! Soy tu nieto, tu verdadero nieto ¿si captas? y me vas a prohibir ingresar a la liga juvenil. ¡Estás cabrón!

—Rafael, no me digas marico —Marcos Chacón tomó aire intentando serenarse, pero la ira que contenía no se apaciguó, no le gustaba que lo asociaran como homosexual, ni en broma. Pero Rafael simplemente se burló—. ¡NO SOY TU AMIGUITO DE LA ESCUELA AL QUE LLAMAS MARICO y CABRÓN! —Rafael e Israel saltaron en sus asientos, era tal la ira de Marcos que se le escaparon algunas salivas—. LO QUE HACES ES DAÑAR POR COMPLETO MIS PLANES Y PRESTIGIO, ¡MOCOSO DE MIERDA! —respirando agitado Marcos, observó a Israel.

—Marico te lo digo en buen plan, abuelo. Es como decir amigo, compadre, socio, tú eres mi adorado maricón, abue...

—Rafa —Israel afirmó mirándolo—, respeta a tu abuelo. Él sabe lo que hace.

—¡ÉL SABE LO QUE HACE! —repitió Marcos en pleno desborde de la rabia—. ¡Te faltan huevos para ser padre, Israel! ¡TÚ ERES EL MARICÓN! Rafael es tu hijo, no uno más de tus hermanos. Cuando yo fui padre a joven edad no me comporté así. ¿Por qué reírse cuando Rafael sale con sus maricadas?

—Abuelo, tú si me puedes decir maricón y yo no a ti. ¡Eres todo un hater en potencia! Ya relájate. No quiero que te de un ataque. No estás en edad para andar en estas ¡ubícate!

Marcos volvió a posar sus ojos centellantes en él.

—Lárguense, porque no los quiero ver. Ahora tengo que pensar que hacer.

—¿Qué hacer, abuelo? Aceptar mi ingreso a la liga juvenil y preparar la celebración cuando le patee el culo a esa muchacha. Tan buena que está y llegó la hora que un buen macho la ponga en su lugar y ese hombre es un Chacón, tu único nieto.

—¡LÁRGUENSE!

Rafael se echó a reír fue el primero en salir de la oficina. Cuando Israel lo iba a seguir, Marcos lo llamó e hizo que se devolviera. El patriarca de la familia se levantó del asiento y se acercó al mayor de sus hijos de sangre. Su mano fue directo a la entrepierna de Israel, se desconoce si causó algún tipo de daño, pero Israel contuvo el aliento.

—¡Quiero que le pongas reglas a ese niñito! ¡No puede andar por la vida haciendo de sus anchas y lo que se le ocurra en su cabecita hueca! ¡No sé en qué demonios fallé porque todos ustedes son muy maduros para sus decisiones. Ahora quiero que te conviertas en su padre y no su amigo o especie de hermano mayor. La polla y los huevos no solo sirven para follar. ¿Entendido?

En la actitud más recta Israel movió la cabeza de manera afirmativa. Su padre lo soltó y el joven de 30 años abandonó la oficina.

Marcos Chacón seguía furioso. Israel estaba tan joven cuando dio la noticia de que su novia por aquel tiempo estaba embarazada. ¡Eran unos muchachos ambos!¡14 años! Unos adolescentes jugando con un bebé real.

Marcos cogió el celular.

—Pablo, ¿dónde estás, muchacho?……… ¿podrás venir en breve a la oficina?……… gracias, te espero.
El señor volvió a ocupar asiento tras su escritorio, movía la pierna derecha como efecto de los nervios o solo porque su mente estaba en medio de maquinaciones. En menos de 10 minutos Pablo llegó.Después de los saludos, el joven se sentó frente a su padre.

—¿Y bien?

—¿Ya estás enterado de lo que hizo tu sobrino?

—¿Rafael? Está en el boca a boca de la compañía. Creen que es idea tuya.

—¡Carajo!

—Me mostraron el video de su osadía, ya está por todas las redes sociales en menos de una hora.

—Quiero ver. Lo que sé, lo tengo de chismes y porque él lo confirmó.

Pablo afirmó y extrajo su celular del bolsillo.

Pronto –dijo Pablo en italiano,entregándolo al señor Chacón.

Bárbara Cohen
La grabación era de alguien que estaba entre el público del teatro, sobre el escenario estaba de pie una muchacha hermosa, era Bárbara Cohen, de 18 años, de cuerpo grácil y atlético, rápida como el aire y fuerte como una piedra. Celebraba para los aficionados la retención del título de campeona femenina juvenil por una semana más, indicando que cumplía un ciclo continuo de 3. La guapa muchacha sonreía a la audiencia mostrando su cinturón de honor. Era de tez blanca y cabellos ondulados. Hasta que una voz masculina, la hizo doblar el ceño.

—¡Esperen, esperen, esperen! ¡Basta de absurdas celebraciones! ¡Que patético!

La cámara enfocó al mismo joven que minutos antes estuvo en aquella oficina. A diferencia que ahora Rafael Chacón caminaba hacia el cuadrilátero con el torso desnudo y una licra recién estrenada de color negro. Usaba un micrófono para comunicarse. Ingresó al ring ante la mirada confusa de Bárbara Cohen.

—¿Y ustedes qué celebran? —preguntó el intrépido joven—. ¿Celebran a esta tonta que por estúpidas piruetas de cheeleader gana una pelea? ¡Ja, ja, ja! ¡Que absurdo!

A continuación los abucheos del público en lugar de aminorarlo, lo enaltecieron más, él les devolvió una mirada y sonrisa cínica.

—¿Por qué me abuchean, eh? ¡A caso no saben quien soy yo? ¡Ignorantes! ¡Idiotas! —los abucheos estaban sin cesár—, ¡SON UNOS MARGINALES! ¡INEPTOS! —ya adoptando mejor compostura y devolviendo una sonrisa burlona para la joven que estaba de brazos cruzados y cara de pocos amigos. Rafael continuó mirando a la audiencia—. Ustedes deberían admirarme, respetarme y no brindarle pleitesía a una pobre cheeleader barata como esta tontita. Soy el nieto del luchador más grande de los últimos tiempos, ese al que ustedes por décadas regalaron su apoyo, aquel hombre que sacó adelante el deporte de un país. Soy el nieto de Marcos Chacón, sí el Mister Chacón de las peleas.

(—Mocoso de mierda,meterme a mí en esto —intervino Marcos observando la grabación).

—Sí así como lo oyen —afirmó el muchacho ante la sorpresa del público—. Soy el hijo del campeón masculino mundial de esta empresa, Israel Chacón, su favorito. Y hoy, ingreso a la liga juvenil para su adorable información.

(—Este mocoso no tuvo mi permiso para entrar ahí, carajo!).

—Y lo que es mejor —continuó Rafael—. Es que mi debut en el circuito juvenil será para la primera gran batalla inter género que la empresa nunca ha dado. ¡Hoy te reto a ti, cheeleader, aquí, en este lugar dentro de dos semanas, voy a barrer el suelo con tu preciosa cara —también era una burla a Bárbara, su canción de entrada al cuadrilátero era Cheeleader de Omi.

Con su sonrisa altanera retó a la bella chica.

Bárbara tomó el micrófono y se plantó ante el desafiante Rafael que no se inmutó ante su grandeza. Estaban frente a frente.

—¿Sabes qué? ¡Estúpido! —indicó Bárbara en actitud firme—, ni tú, ni tu apellido me asustan. Tu propuesta además de ser propia de un poco hombre es un reto completo para mi. ¡RETO QUE ACEPTO Y VOY A SUPERAR!

El público estalló en vítores y aplausos para Bárbara. Rafael simplemente se burló y se defendió ante la chica reaccionando con un violento beso en los labios.

Marcos alzó los ojos sorprendido, dobló la boca con una sonrisa, quizás como un micro gesto de machista orgullo familiar.

El video culminaba con Bárbara dándole una bofetada a Rafael y el joven en medio de risas abandonando el teatro.

—Es un pequeño rudo el mocoso —declaró Marcos entregando el celular a su hijo—. Un villano.

—La nueva oveja negra querrás decir —afirmó Pablo—. El nuevo Simón Chacón de la liga juvenil.

—Esa pelea será su debut y despedida. No voy a permitir que pase sobre mis órdenes.

—¡Pero le permites esa injusta pelea ante Bárbara!

—La muchacha aceptó. Y es cuestión de honor.

—¡No me jodas, papá!

—Así será, entrada y salida de Rafael. No tiene edad para la liga. Pero me niego a cancelar el evento, seré correcto y mantendré en pie el acuerdo de los involucrados.

—No apoyo tu postura —afirmó Pablo.

Marcos Chacón se aclaró la garganta, luego habló:

—Me gustaría pedirte un gran encargo sobre Rafael.

—¿Sí, qué será?

—Quiero que lo entrenes. Obviamente Rafael sabe luchar, ha crecido entre nosotros pero quiero que afirmes su técnica. No quiero que mi nieto pierda su primera pelea, es orgullo familiar, hijo. Tú eres muy cercano a su edad, tienen buena relación y lo puedes entrenar.

Pablo dobló el ceño.

—Y te doy como respuesta que no lo haré.

—¿Qué? —Marcos arrugó la cara.

—No lo haré,papá. No voy a entrenar a Rafael para que esté en lucha con una mujer, cuando nunca antes en la historia de Cinturón de honor ha habido batalla inter generó. No voy a entrenar a Rafael para que luche contra una de mis mejores amigas.

—Pablo, estás siendo ridículo.

—Quizás. Pero yo no entrenaré a Rafael. Busca a otro que lo haga.

Marcos Chacón suspiró intentando serenar su furia.

Aquella repentina lucha entre Rafael y Bárbara no surgió por simple capricho del joven, sino como una venganza que le juró cuando la chica lo rechazó.

Todo se había desencadenado la mañana de ese día. Con anterioridad el joven había coqueteado con Bárbara, pero ella solo lo veía como un chico de 15 años y por encima de todo el descendiente del jefe.

Pero Rafael se sobrepasó de los límites y entrando al camerino de Bárbara forcejeó con ella, intentando besarla y otras cosas más. El muchacho aunque 3 años menor que la chica consiguió dominarla sosteniendo su brazo y muñeca, se encimaba a ella dando efímeros besos en rostro y cuello, además de tener una abultada erección.

Bárbara se resistía y negaba a viva voz. Hasta que como defensa embistió la rodilla con mucha fuerza contra la entrepierna de Rafael. Aplastando sus testículos en su pelvis haciendo que el joven saltase, gritara y se doblara sujetándose los huevos mientras ponía cara de dolor.

—¿Qué te crees, idiota? ¡A mí no me vuelvas a tocar, asqueroso!

—Estúpida —dijo Rafael, tenía los dientes apretados, mientras encorvado se agarraba las juveniles gónadas, sus piernas no soportaron el dolor que emanaba de sus nueces y cayó de rodillas al suelo—. ¿A caso no sabes quien soy yo? Puedo hundir tu carrera con solo hablar con el abuelo. ¡Puta!

—Mejor acaricia tus bolitas que eso duele —la chica aunque asustada por su futuro se dirigió muy confiada hacia la puerta de salida.

—¡Te vas a arrepentir, ridícula!

Cuando Rafael quedó solo en la habitación se acurrucó en el piso sostenido sus bolas con ambas manos.

Una hora después luego de la victoria de Bárbara, él se presentó al público.

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