Decepción materna - Las Bolas de Pablo

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25 feb 2021

Decepción materna


Contiene Ballbusting F/M.

  

Eran las 9 pm y Débora regresaba a casa, laboraba como manicurista a domicilio y una clienta exclusiva le había citado a las 8, pero un imprevisto hizo que la clienta cancelara el servicio, por lo que debió compensar económicamente a Débora.

 

Así la mujer de 40 años volvía más pronto de lo presupuestado.

Justo en la entrada vio a Angélica, la novia de su hijo Roberto de 17 años, la joven de igual edad salía de la casa con una expresión de real enfado. La mujer se sorprendió, viviendo únicamente con su hijo las reglas de la casa dejaban claro que la novia no podía visitarle mientras la madre no estuviese en casa.

 

Era claro que Roberto había aprovechado la salida de Débora para llevar a su novia. La madre estaba decepcionada, pero no podía sacar la intriga de su mente, porque Angélica se veía enfadada?, tuvo algún pleito con Roberto?

 

Que pasa aquí Roberto!?, como te atreviste a traer a Angélica…—El reclamo de la madre es interrumpido al ver a su hijo sobre la alfombra en calzoncillos, su rostro expresa un infinito dolor, la madre sabe de inmediato que le sucede, las manos de su retoño están fijas cubriendo su entrepierna.

 

La mujer auxilia a su hijo.

 

—Pero que pasó?.—Ayuda a Roberto a sentarse en el sofá, el joven solo balbucea cosas, parecía reunir fuerzas para poder decir algo.

 

La madre insiste en su pregunta y el chico finalmente responde:

 

—Es una maldita zorra!

 

El rostro de su hijo denota dolor, pero también enfado. La madre se queda viéndole un instante, entonces se muestra seria.

 

—Déjame deducir que pasó, quisiste tener sexo con Angélica, muy a pesar de saber bien que las reglas de ésta casa son muy claras…

 

—No, mamá—Trató de replicar Roberto.

 

—Cállate y déjame terminar!—Regañó la madre, silenciando al adolorido muchacho.— Pero ella no quiso acceder a tus intenciones  y decidiste usar la fuerza, no?

 

Las cosas sucedieron de la siguiente manera:

 

Roberto aprovechó la partida de su madre para llamar a Angélica, la convenció de venir a ver una película en una plataforma de streaming. Pero en realidad sus intenciones eran de tener sexo con su novia.

 

Y así con la joven en la sala, le comunicó que se desvistiera, mientras él se deshacía de suéter y pantalones.

 

—Me hiciste venir para hacer el amor?—Angélica estaba ofendidísima.

 

—No digas que no te gusta—Respondió descaradamente el joven.

 

—Eres un patán!, lo que hiciste es como ponerme una emboscada, tú sólo quiere sexo a cada rato, es lo único que buscas de mí!

 

La enojada chica se dispuso a irse, pero Roberto le retuvo de un brazo.

 

—NO, no te vas de aquí.

 

—Déjame en paz, no quiero estar contigo esta noche, estoy enojada!

 

—Eso a mí no me importa, no creerás que me dejarás desvestido y con las ganas—Roberto se molestó ante el rechazo de su novia.

 

La llevó al sofá mientras la joven trataba de resistir. No siendo rival en corpulencia, le comenzó a suplicar que no hiciera lo que parecía, la iba a obligar a tener sexo.

 

—No Roberto, no me violes!

 

Roberto la ignoró, estaba encima de Angélica y comenzó a besarle el cuello, la joven, se defendió como pudo, elevó la rodilla buscando impactar dónde le podía lastimar, y el golpe fue certero!

 

La rótula derecha de Angélica se estrelló contra el bulto testicular en los calzoncillos de su novio.

 

—AAahhh!!!!!—-Fue la respuesta inmediata de Roberto al sentir sus gónadas aplastadas.

 

Enseguida trató de alejarse de su inesperada agresora y caía del sofá a la alfombra.

 

Roberto se retorció de un lado a otro de la sala, quejándose, mientras cubría sus dolidas áreas íntimas. Se mostraba desesperado ante un insoportable ardor que le quemaba desde adentro. Sus cojones palpitaban, era como si se le encogieran y luego quisieran explotarle, el repetitivo movimiento gonadal era terrible.

 

Sus piernas temblaban y la fuerza en su cuerpo varonil ya no estaba, la debilidad general lo llenaba por completo. 

 

La agitada Angélica se incorporó, estaba ofendida, tomó su chaqueta y expresó al adolorido varón:

 

—El que sea tu novia no me hace de tu pertenencia, no te quiero volver a ver, violador!

 

La joven abandonaría la casa con pensamientos de odio, sólo por un momento repensó lo positivo de Roberto.

 

En la corta relación Roberto había sido un novio interesante. En la cama siempre le daba placer, y le era grato que fuera de polla grande, aquellas proporciones viriles no se encontraban fácilmente en un hombre. Pero ahora descubría que era un patán.

 

Los pensamientos de Angélica volvieron a lo negativo, su intento de abuso.

—Se acabó para siempre, Roberto!—Expresó para sí misma la muchacha.

 

 

Regresando a la situación en la sala:

 

—No mamá, eso no fue lo que pasó—Roberto trataba de denegar los hechos pero Débora no creía sus intentos de excusarse.

 

—Otras veces Angélica te ha consentido todo lo que tienes entre las piernas hijo, pero hoy no quería, insististe y en vez de caricias  lo que recibiste fue un golpe.

 

—Ella me pegó en las bolas, mamá. Es una maldita!—Se quejó el hijo con la voz aguda.

 

—Y tú eres un cobarde y un canalla hijo, como te atreviste a querer forzarla!

 

—Pero mamá yo…

 

—Pero nada, a una mujer no se le obliga, respeta cuando una dice NO. Mal hijo!, desvergonzado!

 

Los regaños sin pausa hacen expresar al joven:

 

—Estas de su lado?, soy tu hijo!, una buena madre no dudaría de estar del lado de su hijo…

 

—Sí, eres mi hijo, pero al parecer no he sabido criarte, te he malcriado!

 

Roberto bajó la mirada, sabiendo que todo lo dicho por su madre era verdad.

 

—Eres como tu padre—Roberto se mostró atento al mencionar a su padre—Impulsivo y agresivo con su pareja, él también intentó lo mismo que tu una vez.

 

—Papá te intentó forzar, mamá?

 

—Quiso, pero le fue mejor que a ti, una buena bofetada le hizo detenerse y entender mi rotundo NO.

 

Roberto coincidió con su madre, a su padre le fue mejor, cien bofetadas por parte de Angélica las hubiera recibido gustoso en vez de un golpe en las bolas.

 

—Mamá yo no quería—La incomoda disculpa fue interrumpida por la severa madre:

 

—Estoy tan decepcionada de ti, Roberto…ahora me doy cuenta que he sido una mala madre al educarte.

 

—Ay mamita, me duele mucho…

 

—Ese dolor de bolas te enseñará a respetar a las mujeres, aprendiste que   cuando una mujer dice no, es no!

 

—Mami, ayúdame—El dolor era insoportable para el joven.

 

—Ahora tu mala madre te traerá una píldora para el dolor…Mira que mala madre soy.

 

Cinco minutos después, Débora le daba una pastilla para el dolor con medio vaso de agua, desesperado por aliviarse Roberto la tragó en el acto.

 

—Gracias mamá.

 

Un minuto pasó y los parpados de Roberto se hicieron pesados. Débora  recibió a su somnoliento retoño en su hombro, entonces le recostó en el espaldar del sofá, acariciándole el cabello y la frente con una mano

 

—Duerme ahora bebé—La otra mano materna masajeaban con delicadeza el bulto en los calzoncillos de su hijo—Y reposa esas bolas, hijo mío.

 

La mujer se levantó con rostro altivo y serio, observó al dormido Roberto.

 

—Descansa, porque cuando despiertes te castigaré severamente.

 

 

Continuará en un próximo relato corto, titulado: Castigo Materno.

 

 

***

 

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