Azul Caribe (4/5): Mi villano favorito - Las Bolas de Pablo

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18 may 2021

Azul Caribe (4/5): Mi villano favorito

Contiene
Ballbusting hombre/hombre

Que mi hermano SimĆ³n se haya enterado de mi affaire con Otto, ademĆ”s del chalequeo que me creĆ³ tambiĆ©n fue una nueva oportunidad para llevar nuestra provisional aventura a nuevos lugares. Porque antes tenĆ­amos que acariciarnos en el silencio de nuestras habitaciones, bueno, todavĆ­a tenemos que encerrarnos en donde estemos, pero disfrutamos de mĆ”s intimidad sin estar atemorizados visitando la habitaciĆ³n del otro

 

SimĆ³n siempre ha sido mi confidente, se los he dicho hasta el cansancio, a ese tonto lo amo a pesar de nuestros juegos pesados. Me ha ayudado a mentir una y otra vez en las Ćŗltimas semanas. Hoy le dijo a mi padre que pasarĆ© la noche en su casa con su esposa y mi sobrino Vicente. No se acostumbren a mentir, lectores, ja, ja, ja. No es bueno. ¿QuĆ© excusa pudiĆ©ramos dar si Marcos ChacĆ³n tambiĆ©n llega a casa de SimĆ³n? ¡Ni pensarlo!

 

—PapĆ” me sacarĆ­a de la herencia si me ve aquĆ­ —le dije a Otto cuando llegamos a un hotel de mal aspecto. 

 

Otto, el mejor amigo de mi padre, sonriĆ³. Sus hermosos ojos me miraron tranquilizĆ”ndome. 

 

—Prefiero este cuchitril que ir con los nervios de punta de encontrarme con Marcos en el pasillo a tu sala. 

 

Nos ubicamos en la aborrecible habitaciĆ³n de ese lugar tan modesto, ¿a caso no tienen sentido del hospedaje? Las habitaciones estĆ”n pobremente decoradas. No hay jabĆ³n en el baƱo y la televisiĆ³n es de un modelo de los noventa. 

 

—Ahora sĆ­ te mostrarĆ© lo que hay en este maletĆ­n —dijo Otto—, mi propĆ³sito de traerte a este… 

 

—¡Tiradero! —lo interrumpĆ­—, de traerme a este tiradero. 

 

Otto volviĆ³ a reĆ­rse muy tranquilo. 

 

—Bueno, haz de cuenta que la habitaciĆ³n sirve de decoraciĆ³n. 

 

—Una muy cutre decoraciĆ³n. 

 

Otto abriĆ³ el maletĆ­n y me mirĆ³ feliz. 

 

Y aquĆ­ estoy, disfrazado de Superman para mi cruel y encantador villano. 

 

AsĆ­ que esa fue la fantasĆ­a de mi sexy suggar daddy. Ese fue el apelativo que SimĆ³n le puso en burla al pobre Otto. Pero en verdad ese apodo no aplica. Otto no me mantiene. 

 

Esta noche jugarĆ­amos al joven y apuesto superhĆ©roe en las garras del sexy villano. Mi provisional amante me confesĆ³ que por aƱos le encantaban los hĆ©roes y fantaseaba con ellos, de muy joven varias veces hizo de cosplay, cuyo paso por la polĆ­tica lo hizo adoptar una actitud mĆ”s recta para la sociedad que servĆ­a. ¿Se imaginan la burla de la oposiciĆ³n si descubren al jefe del parlamento vestido de Batman? DespuĆ©s de servir para la naciĆ³n, de vez en cuando se escapaba a las convenciones mundiales. 

 


Otto que representaba a Luthor sostenĆ­a un mazo, habĆ­a dicho una manada de tonterĆ­as ejecutando bien su papel, tuve que aguantar la risa para no matar su emociĆ³n. ¡Y vaya que estaba emocionado! La verga erecta contrastaba muchĆ­simo con la de un malĆ©volo villano para niƱos. Su diĆ”logo infantil reƱƭa con su gracia porno. Yo decidĆ­ seguir la corriente, no matarĆ­a la ilusiĆ³n de mi adorado amigo del sexo. Esto tambiĆ©n iba a ayudarnos a darle un nuevo aire a la relaciĆ³n. Visto un traje ajustado que me prestĆ³ adoptando la fuerte pose del superhombre. Si alguno de mis pequeƱos sobrinos me ve, me adorarĆ­a con este disfraz. Tengo toda la actitud del hĆ©roe sacando el pecho con orgullo heroico y las manos en la cintura. 



Otto en su papel porno de Lex Luthor comenzĆ³ a golpearme el pecho, el tonto lo hacĆ­a sin mucha fuerza y fingĆ­a lastimarse los puƱos. 

 

RĆ”pidamente caĆ­ en cuenta que actuaba golpeĆ”ndose contra mi temple de acero. Cuando alzĆ³ el puƱo, lo atrapĆ© en el aire y fingĆ­ doblarle la muƱeca, Ć©l hizo un grito fuerte y se arrodillĆ³ mientras yo continuaba agarrando su puƱo como si fuera la nada. 

 

—No puedes contra mi superfuerza, Luthor, rĆ­ndete ahora. 

 

—¡Nunca, supertonto! 

 

Mis ojos se abrieron de sorpresa cuando Otto llevo sus manos a mis cojones. Ambas. Me quedĆ© sin aliento. Sin embargo, no me hizo ningĆŗn daƱo, Luthor actuĆ³ como si intentara destripar mis pelotas, con sus gruesas manos y su actuado intento era en vano. PonĆ­a su cara intentando reventar y no hacĆ­a nada. Evoque una risa de orgullo:

 

—¡Nunca podrĆ”s contra mĆ­, Luthor! 

 

—¿QuĆ©? ¡SerĆ”s mĆ­o, Superman!

 

Luthor se arrastrĆ³ hasta su maletĆ­n. ¿Se imaginan a Luthor utilizando un Travelpro para lastimar a Superman?

 

—¿QuĆ© buscas, Luthor? ¿Tu dignidad? ¡Ja, ja, ja! 

 

—No —graznĆ³ Luthor—. ¡Esto! —y con orgullo ostentĆ³ un collar de plĆ”stico pintado de verde, era muy bonito la verdad. Quien lo diseĆ±Ć³ tuvo que haberle puesto bastante empeƱo. SeguĆ­ con mi interpretaciĆ³n. 

 

—¡No, no, no, Luthor, no! —retrocedĆ­ como si de un rayo resplandeciente se tratara. 

 

—¡SerĆ”s mĆ­o, supertonto! 

 

—JamĆ”s obtendrĆ”s mis viriles fluidos kryptonianos, criminal. 

 

Luthor me echĆ³ el collar al cuello y me dio un fuerte golpe en el estĆ³mago. 

 

Me doblĆ©, la verdad no fue muy duro, pero consiguiĆ³ desestabilizarme. Otto me cogiĆ³ entre sus brazos y me arrojĆ³ contra la cama. DespuĆ©s fue corriendo a su maletĆ­n. 

 

—Grrrr, grrrr, ¡no podrĆ”s, Luthor! —actuaba como si me quisiera arrancar el collar. Y al hacerlo, chillaba como si mis manos se quemaran.

 

Otto con su increĆ­ble erecciĆ³n, se dio la vuelta sosteniendo unas cuerdas y un mazo de juguete que se veĆ­a bastante pesado. 

 

—Tu fuerza serĆ” mĆ­a, kriptoniano. 

 

—¡No podrĆ”s, Luthor! 

 

DejĆ³ el mazo a un lado de la almohada y empezĆ³ a atar mis brazos y pies a las esquinas de la cama. Hizo rebotar el collar a mi pecho para hacerme recordar que mi inmutabilidad quedĆ³ hecha historia. 

 

—¡No tendrĆ”s mi superleche! 

 

—Ya verĆ”s, supertonto —dijo afirmando un suave apretĆ³n a uno de mis grandes huevos. 

 

¡Aaay! 

 

Con el mazo comenzĆ³ a golpear mis abdominales. Al principio gruƱƭ, no creĆ­a que ese juguete pudiera causar tanto daƱo, pero me dolĆ­a. Dije una respuesta digna del hĆ©roe de DC y Otto pareciĆ³ maravillado porque me azotĆ³ el abdomen con mĆ”s fuerza.

 

—¡SerĆ” mejor que te rindas ahora, supertonto! Porque puedo ser peor. AbsorberĆ© tus poderes y desearĆ”s no haber nacido. 

 

GruƱƭ, retorciĆ©ndome en medio de mi falsa derrota. LancĆ© una admirable respuesta para sus oĆ­dos. Es bueno ser un tĆ­o abnegado y compartir ciertas tardes viendo caricaturas con tus sobrinos en Netflix, porque sabes que palabras emplean los hĆ©roes. 

 

—¿Aceptas trabajar para mĆ­? ¡Supertonto! 

 

—JamĆ”s, Luthor. ¡Vete a la mierda! —bueno, eso jamĆ”s lo dirĆ­a Superman para la televisiĆ³n. Lo dije sin pensarlo. 

 

—Eres un hombre muy vulgar, Superman. ¡Te arrepentirĆ”s! —dijo Luthor, puso sus manos sobre mis abdominales y se abriĆ³ camino hacia el sur. Sus fuertes manos se deslizaron alrededor de mi bulto.

 

—Este es tu punto dĆ©bil, supertonto…

 

—¡Mis bolas de acero! ¡La fuente mi fortaleza como macho kryptoniano! ¡NO TE ATREVAS!

 

Tres golpes consecutivos en mis bolas en verdad doblegaron mi fuerza. 

 

—Ahhhhhhhhhhhh —gritĆ©—. ¡Ahhhhhhhh!

 

—¡SerĆ”s mĆ­o, supertonto! 

 

Mi bulto rebotĆ³ con cada golpe.

 

—¿Quieres que me detenga, supertonto? —preguntĆ³, no sĆ© si era Otto o Lex Luthor quiĆ©n lo hacĆ­a, el dolor desde mis grandes bolas me impedĆ­a reconocerlo.

 

Una bofetada en mi rostro me hizo entender que todavĆ­a estaba a merced de mi archienemigo. 

 

Mi sexy Lex Luthor siguiĆ³ con cuatro puƱetazos en mis grandes huevos. El sonido de sus puƱos llegĆ³ a mis oĆ­dos, mis bolas se agitaron y enviaron ondas de dolor a mi cuerpo.

 

—Oh, no. ¡Ah, mis bolas! ¡Aaaaaah! ¡Ay! 

 

Lex Luthor sonriĆ³, su abultado pene no dejaba nada a la imaginaciĆ³n en su traje. AbriĆ³ la palma de su mano y tanteo mis bolas llenas de semen. CreĆ­ que me iba a apretar los huevos, pero fue condescendiente y acariciĆ³ mis joyas. Cuando hice un suave gemido, me bajĆ³ el calzoncillo rojo y abriĆ³ una abertura de ese traje de Superman, dejando un poco expuesta la cabeza de mi pene. TodavĆ­a siento dolor y mi enemigo echa el brazo hacia atrĆ”s y lo impulsa adelante como si de un palo de golf se tratase para hacer un hoyo en uno con mis testĆ­culos.

 

—Ughhhhhhhh.

 

Un chorro de semen escapĆ³ como un escupitajo de mi polla. 

 

—¡Mi leche kriptoniana

 

Luthor se mantuvo con el brazo estirado y echĆ”ndolo hacia atrĆ”s tomĆ³ impulso y golpeĆ³ mis bolas nuevamente, mĆ”s de mi generoso semen saliĆ³, empapando el traje propiedad de Otto.

 

—Necesito tu poder, necesito tu fuerza —dijo Luthor y siento como se moja los labios con su intervenciĆ³n. 

 

Se inclinĆ³ y comenzĆ³ a chupar el acumulado de semen. RecogiĆ³ con su lengua todo lo que estaba alrededor de mi ingle. Cuando no hubo mĆ”s, se metiĆ³ mi polla en su boca y me apretĆ³ las bolas. SentĆ­ un dolor que azotĆ³ mis testĆ­culos y me oprimiĆ³ el estĆ³mago. Mi leche escapĆ³ y rociĆ³ el paladar de mi goloso rival de la ficciĆ³n.

 

RespirƩ lo mƔs profundo que pude, mis bolas todavƭa estaban llenas de esperma. Luthor utiliza su lengua para acariciar la cabeza de mi pene y liberarme sensaciones placenteras.

 

—Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh —es mi gemido mientras un caudal de semen cremoso sale de mi pene.

 

Mi verdadero villano favorito no perdiĆ³ oportunidad, continuĆ³ lamiendo mi verga, desde el ojal hasta el banus.

 

—Aghhhhhhhhhhh, mis bolas, oh, ¡aaaay! —es lo Ćŗnico que puedo decir, al placer que siento es indigno de Superman

 

La leche que sale de mi pene demuestra que de verdad estoy al borde del orgasmo. Otto no deja de probar mis fluidos al mismo tiempo que aprieta mis huevos.

 

El Lex Luthor grande y moreno que estaba ante mĆ­, se irguiĆ³ con su barba impregnada de mis jugos, era una vista para muy excitante y de orgullo. Mi villano favorito se me quedĆ³ mirando y apretĆ³ mis bolas con fuerza.

 

—Aaaaay —dije abriendo los ojos. 

 

—Dile adiĆ³s a tus huevos, supertonto —dijo Lex Luthor. ComenzĆ³ a apretar mis bolas, aplanĆ”ndolas.

 

—Noooooooooooo —gritĆ©. Intensificando mi voz y batiĆ©ndome, olvidando si alguien en ese cuchitril de hotel se asustaba de lo que en ese intento de suit ocurrĆ­a.

 

Otto se vio obligado a liberar la presiĆ³n. Me mirĆ³ asombrado. Para continuar con su fantasĆ­a, asegure con voz firme:

 

—Te vas a arrepentir, Luthor. 

 

Mi Otto sonriĆ³. 

 

—No lo creo —y me golpeĆ³ las bolas con su puƱo. 

 

—Ughhhhh. 

 

—Esta noche la victoria es mĆ­a, supertonto —dijo, se abriĆ³ la bragueta de su traje y su gorda, gruesa y morena polla me hizo agua la boca—, ¡estĆ”s perdido, supertonto! —se puso a horcajadas sobre mi pecho, sonriendo me dio una palmada en el rostro y despuĆ©s se inclinĆ³ acercando su gorda salchicha a mi boca.

 

—¡Lo vas a pagar, Luthor! —alcance a decir antes de hacerle un estupendo sexo oral.

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