Pobre Aquaman (4/5): la polla en la boca - Las Bolas de Pablo

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21 may 2021

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Pobre Aquaman (4/5): la polla en la boca

Contiene

Ballbusting mujer/hombre

Ballbusting hombre/hombre


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La ingeniera Natalia torció los ojos hacia el techo con disgusto cuando se encontró en el gimnasio con Miguel Ɓngel, aquel molesto ecologista que durante un tiempo estuvo interviniendo en su proyecto. El joven estaba tumbado en un banco levantado haciendo pesas

 

Aunque la mujer desarrolló una aversión hacia Ć©l, tambiĆ©n tuvo un secreto admiración por el cuerpo del joven, realmente hermoso y que parecĆ­a esculpido por los dioses. El ecologista tenĆ­a un tono hermoso de piel que a la rubia le encantaba y ni hablar de su mejor arma, la entrepierna, por noches la mujer tuvo orgĆ”smicos sueƱos donde aquel varón la hacĆ­a suya. 

 

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Cuando transcurrió por su lado, la fĆ©mina no dudó en desviar su mirada hacia los potentes muslos del joven y despuĆ©s al norte donde se ubicaba su entrepierna. El dibujo de su gruesa serpiente de carne que tenĆ­a por polla se dibujaba a un lado en su pantaloneta deportiva. El amplio torso subĆ­a y bajaba del esfuerzo deportivo y sus bĆ­ceps se tensaban por la presión de la barra. 

 

Miguel Ɓngel estaba muy ocupado entrenando su cuerpo para fijarse que la ingeniera se bebió su cuerpo con la mirada. Igualmente la mujer siguió su paso hacia la caminadora. 

 

Miguel Ɓngel Chacón continuó con su ejercicio de brazos y pechos, iba por la flexión 941 cuando lo interrumpieron, pero para una buena causa. 

 

—”Miguel, Miguel! ĀæA que no adivinas quiĆ©n llegó? 

 

—¿QuiĆ©n? —interrogó apretando los dientes y sudando de esfuerzo. Faltaba poco de 60 ejercicios para culminar su entrenamiento. 

 

—La ingeniera, amigo, aquella de la petrolera. 

 

—¿Natalia? 

 

El ecologista apodado Aquaman abrió los ojos y colocó la barra en el soporte. Se sentó en el banco cogiendo una toalla para secarse. 

 

—¿Dónde estĆ”? Quiero hablar con ella. 

 

—AllĆ­ en las caminadoras. 

 

—Ya verĆ”. 

 

Miguel Ɓngel caminó con paso enĆ©rgico al lugar donde estaba la dama. 

 

—Ingeniero Natalia que placer verla por acĆ” —la saludó utilizando una caminadora al lado de la que ella utilizaba. 

 

—Por el contrario, no sĆ© como gente de tu calaƱa estĆ” aquĆ­ —dijo la mujer mirando hacia el frente sin dedicarle un segundo de su vista. 

 

—¿Por quĆ© lo dice? 

 

—Porque supongo que un pata en el suelo como tĆŗ no tiene para costear un gimnasio de este tipo. Imagine que ademĆ”s de llenar tu cuerpo de anabólicos, entrenabas en la playa. 

 

—No sea ridĆ­cula, mi ingeniero. Tengo mis ahorros y me permito algunos lujos. Tampoco soy tan pobre como parezco. Recuerde soy una persona sencilla, Āænunca ha oĆ­do de los Chacón? En cuanto a mi cuerpo esto es trabajo natural, buena genĆ©tica y mucho entrenamiento. ĀæLe gusta mi cuerpo? Cuando quiera lo puede probar. ĀæRecuerda lo que me hizo en aquella bodega? Cuando usted desee le meto la polla en la boca. 

 

La ingeniera sintió una mezcla de emociones, en lo mĆ”s profundo de su ser deseaba tener para ella ese exquisito caramelo tropical de hombre, pero la manera en la que se expresaba se le hacĆ­a digna de un completo vulgar. Por primera vez giró la cabeza y dirigió una mirada al joven. Pero simplemente estiró la mano hacia la mĆ”quina del muchacho y apretando un botón triplicó la velocidad de la caminadora. 

 

—”Hey, no! ĀæQuĆ© hace? 

 

Miguel Ɓngel estaba corriendo en la mĆ”quina a toda velocidad. Natalia volvió a pulsar un botón y el muchacho no alcanzó a paralizar la mĆ”quina, salió disparado hacia atrĆ”s donde cayó al suelo rebotando y lastimĆ”ndose cuello y espalda. 

 

—Ay, ay, ay. 

 

Varias de las personas en el gimnasio centraron su atención hacia Ć©l. La ingeniera detuvo su propia mĆ”quina y caminó hasta el joven tendido ante ella. Miguel Ɓngel se quejaba de dolor frotĆ”ndose la nuca, para su desgracia tenĆ­a las piernas separadas. La pierna derecha estaba recta mientras la izquierda era doblada levantando la rodilla. 

 

Mirando el increĆ­ble bulto en el pantalón del hombre, la mujer lo pateó, estrellando sus bolas contra el cuerpo.

 

—Aaaaaaaaaah —Miguel Ɓngel contuvo el aliento. Abriendo los ojos de par en par.

 

Los hombres en el gimnasio se llevaron las manos a sus genitales como si sintieran el dolor propio de aquel individuo. Algunas mujeres se sorprendieron. 

 

—”Este hombre es un pervertido! —gritó la mujer a todos en la sala—. Ā”Me estĆ” ofreciendo un asunto sexual! Ā”Asqueroso! —volvió a estrellar su pie en la hombrĆ­a de Miguel Ɓngel, haciĆ©ndolo gemir de agonĆ­a mientras se doblaba, agarrando sus grandes bolas.

 

—¿Necesita ayuda, seƱora? —un hombre se acercó a la dama. 

 

—Solo quiero que este tipo de gente no venga a este lugar y acose a las mujeres. Si lo hizo conmigo, Āæa cuĆ”ntas mĆ”s se lo ha hecho? Las mujeres no podemos seguir soportando a este tipo de hombres. Ā”Pervertido! 

 

Miguel Ɓngel continuaba en el suelo, frotando su entrepierna con el precioso rostro torcido de dolor.

 

—VĆ­ctor, ven y ayĆŗdame —el hombre cerca de Natalia llamó a otro de su compaƱero, un tipo fornido y de cabellos oscuros, de esos que caminan muy graciosos solo por tener el cuerpo lleno de mĆŗsculos—. Vamos a enseƱarle a este idiota a como tratar a las mujeres. Ā”OIGAN TODOS! ESTO ES LO QUE LE PASA A ABUSADORES DE MUJERES —sujetó a Miguel Ɓngel de los brazos y lo hizo levantar. Le aplicó una llave de brazos que lo obligó a apartar sus manos de los genitales. 

 

A Natalia se le hizo agua la boca, su mirada se desvió a la entrepierna de aquel moreno ecologista, justo donde la polla se marcaba grande y orgullosa. 

 

—Si algĆŗn tipo aquĆ­ es un abusador de mujeres, esto es lo que le espera —dijo VĆ­ctor. 

 

Así lanzó una devastadora patada en las gónadas de Miguel Ángel, con toda la fuerza que pudo reunir, haciendo que el apuesto joven gritara y chillara de dolor.

 

—”Te lo mereces por pervertido! —gritó la mujer echĆ”ndole mĆ”s leƱa al fuego. 

 

Miguel Ángel gruñó de dolor cuando recibió una nueva patada que le elevó sus pelotas a la pelvis.

 

Sus colosales testĆ­culos muy llenos de leche se aplastaron con fuerza en su entrepierna.

 

—”DetĆ©nganse, detĆ©nganse! —gritó una voz femenina desde el pĆŗblico. Una chica morena y de cabellos castaƱos se abrió paso entre los espectadores—. Ӄl es inocente! Desde hace varios meses Aquaman tiene problemas profesionales con esta vieja bruja. No le crean lo que dice. Ā”Es una mentirosa!

 

—¿QuĆ© te has creĆ­do, tonta? —protestó Natalia con el ceƱo fruncido de rabia.

 

Los dos hombres que sostenƭan al debilitado Miguel Ɓngel se quedaron mirando de manera interrogativa a la rubia.

 

—¿Saben quĆ©? —espetó Natalia levantando los hombros—. Hagan lo que quieran —dio media vuelta y se fue.

 

—Vieja bruja —alcanzó a decir la defensora del ecologista.

 

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Los dos hombres dejaron en paz a Miguel Ángel que cayó al suelo en posición fetal agarrÔndose las doloridas e hinchadas huevas.

 

—Ay, ay, ay mis testĆ­culos. Ā”Me duelen! 

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