Jhonny GarranchĆ”n deberĆa estar contento. DespuĆ©s de todo fue electo nuevo gobernador y en pocas semanas tomarĆ” posesiĆ³n de su nueva investidura polĆtica. Un semblante de tristeza adorna su mirada y el dibujo de sus labios estĆ” doblado. Me acerco a Ć©l y le entrego una taza de cafĆ©.
—No puedes seguir asĆ —le digo—. Y menos por esos idiotas malagradecidos. Mordieron la mano que les dio de comer, la confianza. TĆŗ nunca perdonas eso, pero no puedes dejar que te consuma. Muy bien lo sabes.
—LleguĆ© a sentir una fuerte atracciĆ³n por Ć©l. Muy bien te diste cuenta.
—Lo sĆ©, pero este pequeƱo acontecimiento no va a daƱar tu dĆa, ¿o sĆ? ¿QuĆ© opina, gobernador? ¿Una tonta traiciĆ³n va a acabar con tu vida?
Nos quedamos mirando. Es asĆ como una nueva ola de emociĆ³n nace en Jhonny que mueve la cabeza de lado a lado.
—¿Entonces, gobernador? ¡Ćnimos!
Nos miramos, logro que Jhonny me sonrĆa y me de su agradecimiento, solamente lo palmeo en la espalda y le dio que no es necesario. Ćl se levanta del asiento, iba a decirme algo cuando su celular sonĆ³ con una llamada. Ćl observa la pantalla.
—Es el presidente —me dice—, la llamada que te comentĆ©.
—Todo tuyo, tigre —le digo con emociĆ³n—, me irĆ© para que puedas hablar cĆ³modamente.
—No, quĆ©date. Dame compaƱĆa.
Afirmo con la cabeza y Jhonny vuelve a sentarse atendiendo la llamada. Pongo distancia acercĆ”ndome a la ventana y mirando a la ciudad a travĆ©s del vidrio. Vuelvo a mirar a Jhonny GarranchĆ”n que en medio del respeto se comunica con el presidente de la naciĆ³n. SonrĆo. Todo ocurriĆ³ dĆas atrĆ”s casualmente en la fecha de las elecciones, en el evento donde Jhonny se dirigĆa a sus seguidores como candidato ganador agradeciendo los votos que le daba el Poder.
TenĆa ciertas sospechas, en las Ćŗltimas semanas de la campaƱa comenzaron a circular fotografĆas... eran los eventos, restaurantes y me percatĆ© de que dos amantes siempre aparecĆan muy cercanos, siempre o casi siempre uno al lado del otro.
Tuve que mover mis fichas, como en la buena polĆtica los aliados ayudan mucho. Ronald RodrĆguez miembro del equipo juvenil me contĆ³ la verdad, no necesite de mucho, coquetee con Ć©l y lo invitĆ© a varias cenas. Una noche me chupĆ³ la polla y me confesĆ³ la verdad, hechos y circunstancias vistas por sus propios ojos. Solo faltaba que los echara bajo mi red para comprobar y sĆ© que con sigilo lo iba a lograr. Y el momento llegĆ³... el dĆa del mitin.
Se estaban besando en un solitario pasillo de la torre.
—AsĆ los querĆa ver —dije, por supuesto despuĆ©s de haberlos fotografiado y guardado el archivo en mi smartphone.
El periodista AnĆbal dio un salto y se separĆ³ de Oliver el dirigente juvenil de mayor reputaciĆ³n en el partido.
—Harold —dijo el periodista al verme, el ojo le temblĆ³ como muestra de nervio.
—Harold, esto no es lo que parece —se excusĆ³ Oliver.
—Oliver, no te entrometas —dije—. Esta es una situaciĆ³n que debemos arreglar el seƱor AnĆbal y yo.
—Pero yo…
—Oliver —dijo el periodista colocando una mano en su hombro—, deja que converse con AnĆbal. Sube al mitin que tenemos tiempo sin que nos vean.
Oliver suspirĆ³ y saliĆ³ del pasillo.
AnĆbal y yo nos dirigimos miradas asesinas.
—AsĆ que engaƱas al nuevo gobernador con un lame botas del equipo juvenil. Porque mira que hay que tener paciencia para escuchar las adulaciones de Oliver con el gobernador. Bueno, siempre supe que no valĆas nada. No hay que esperar mucho de ti.
—No he hecho nada con Oliver.
—¿Y lo que vieron mi ojos?
AnĆbal negĆ³ con la cabeza.
—TĆŗ no puedes reclamar mucho —me acusĆ³—. TĆŗ lo engaƱaste con tu ex pareja.
—Un polvo de una noche, lo mantengo y Jhonny lo supo desde que ocurriĆ³. En cambio tĆŗ estĆ”s con Oliver desde aquella actividad juvenil que se hizo con el candidato, ¿lo recuerdas? —le dije. En base a la informaciĆ³n aportada por Ronald—. AllĆ comenzĆ³ el acercamiento de ambos. ¡Que bajo has caĆdo! ¡Oliver, ja, ja, ja! ¿Has tenido las agallas de contarle al gobernador?
AnĆbal se quedĆ³ en silencio sin muchas palabras que adornaran su boca. Con un movimiento de liebre, me acerquĆ© a Ć©l y lo tomĆ© muy duro de las bolas, apretĆ”ndolas.
—¡Oooooh! —chillĆ³ AnĆbal abriendo los ojos como platos—. Hombre detente, ¡Mis bolas! ¡Me duele! —gimiĆ³—. ¡Ugh, Ugh! ¡EstĆ”s aplastando mis huevos!
No me importĆ³,simplemente le retorcĆ las gĆ³nadas con toda la ira que le tenĆa contenida desde primer momento.
—¡Ahora me vas a escuchar! ¡Tengo todas las pruebas para acusarte! Pero quiero que esto salga de tu boca. En menos de 24 horas vas a ir con Jhonny y le contarĆ”s la verdad, lo engaƱas con Oliver. Por eso te despedirĆ”s de Ć©l. Eso trae consigo tu renuncia a la secretaria de comunicaciones en su gobierno.
SentĆ bastante deleite dando mis ordenanzas mientras miraba la desesperaciĆ³n en los ojos de AnĆbal y su presiĆ³n sobre mi muƱeca para que apartara mi mano de sus cojones.
—¡Mis bolas, mis bolas! ¡No quiero que las aplastes! —solo decĆa el idiota.
—Siempre supe que era un pedazo de mierda. No quiero verte nunca mĆ”s cerca de Jhonny.
AnĆbal gritĆ³ preso de agonĆa.
—¡Tus bolas serĆ”n mĆas hasta que jures cumplir tus palabras!
—Ugh, Ugh, lo harĆ©, lo harĆ© —dijo AnĆbal con lĆ”grimas en los ojos.
DĆ una Ćŗltima retorcida a sus pelotas que le hicieron poner los pies de punta. El cayĆ³ al suelo agarrĆ”ndose los huevos.
—Te quiero a ti y a Oliver lejos de Jhonny. No merece traidores como ustedes ni en su vida ni en el gobierno.
Me divertĆ como un sĆ”dico mirando el rostro dolorido de AnĆbal. A partir de ahĆ surgiĆ³ mi duda si iba a cumplir con su palabra. Yo me mostrĆ© muy seguro al afirmar que tenĆa TODAS las pruebas para hundirlo.
A la maƱana siguiente el muy cobarde confesĆ³ la verdad a Jhonny por medio de una carta, no tuvo la valentĆa de mirarlo a la cara. ¡Cobarde! Aquello sumergiĆ³ a Jhonny en una depresiĆ³n que entristeciĆ³ su victoria como gobernador. Sin embargo… por fortuna, yo estoy aquĆ, para apoyarlo.
Jhonny ha terminado su llamada con el presidente.
—¿Y bien quĆ© te ha dicho? —le pregunto con una sonrisa.
Ćl se frota las manos y me mira de manera entusiasta. Parece que tiene buenas noticias.
Me aparto de la ventana para ir a conversar con Ć©l, no serĆ” hoy, no maƱana, pero sĆ© que pronto volverĆ© a conquistar el corazĆ³n de Jhonny, Ć©l me quiere mucho y yo a Ć©l. Ćl serĆ” gobernador del estado y yo su jefe de gobierno, mĆ”s temprano que tarde tambiĆ©n serĆ© el jefe del corazĆ³n.
Me siento a su lado colocando una mano en su hombro, que por supuesto Ć©l no rechaza.
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