REBELDE (6/?) : ¡Shazam! - Las Bolas de Pablo

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28 oct 2022

REBELDE (6/?) : ¡Shazam!


      En una cordillera europea, una mujer mitad amazona y un hombre mitad kryptoniano sostienen una batalla por el dominio sexual. Donna Troy, la protegida de la Mujer Maravilla parece tener la ventaja cuando me golpea en las bolas con un poderoso uppercut que hace bailar mis órganos sexuales dentro de mi traje de licra.


     Yo caigo de rodillas, ella me sujeta de la cabeza para darme un rodillazo, yo detengo su rodilla en el aire y la desvío forzándola a apoyar su pie de vuelta en el suelo con el compás abierto. Es entonces cuando le devuelvo el golpe, mis nudillos se impactan con los labios de su vulva, la chica grita y se agacha sujetando su adolorida vagina. Al levantarme le doy un cabezazo que la aturde ligeramente. Es en este momento cuando golpeo como si fueran peras de boxeo, su par de enormes pechos, causándole un terrible dolor. 


        Mis impactos provocan que sus mamas escapen a través del escote de su traje de licra, quedando vulnerables al frente. La sujeto de los hombros y procedo a dar múltiples rodillazos entre sus piernas con toda mi fuerza. La hermosa chica de piel blanca y cabellos oscuros, gime y grita con mucho dolor. Cuando la suelto, cae de rodillas, totalmente debilitada con los pechos al descubierto. 


      Yo recargo su rostro en mi hombría, me agacho para tomar su lazo de su cintura. Con él la amarro completamente con los brazos en la espalda, la obligo a levantarse y la llevo contra una enorme roca, rasgo su traje desde la espalda a la entrepierna y la ensarto con mi poderoso miembro erecto por detrás, no por el culo, sino en su femenina cavidad. 

     Donna es una mujer que disfruta recibir este tipo de castigos, es su debilidad. Si atacas su vagina y sus pechos, la mujer se torna completamente dócil y sumisa. Aunque podría decirse que esto es consensuado, el solo hecho de penetrarla mientras la mantengo amarrada con su propio lazo constituye por sí mismo una trasgresión. Eso es lo que necesito para arrebatar su energía sexual. 


      La chica gime de placer. Con mis manos, al frente estrujo sus enrojecidos pechos y pellizco con fuerza sus pezones. Sujetada como un costal por su propio lazo, yo la cargo y la lanzo al cielo, ella se eleva con las piernas abiertas, yo salto para ensartar mi miembro en ella, cuál si fuéramos un balero. La intercepto en el aire y ambos caemos formando un pequeño cráter en la tierra. Teniéndola en el suelo, bajo mi dominio, yo continuo apuñalándola con el contoneo de mi pelvis. Apoyo mis manos en sus hombros, sin darnos cuenta, el acto sexual nos ha hundido más de cinco metros en la roca. 


      Yo gruño y gimo virilmente, la chica se me entrega, llevo mi boca hacia uno de sus pezones, lo lamo y succiono como si quisiera extraer su leche. Adoro devorar los pechos y la concha de una chica, tanto como el pene y las bolas de un macho. Luego de media hora, el abundante orgasmo de Wonder Girl escurre entre nuestras piernas, yo acelero mi ritmo para expulsar mis litros semen. Al terminar, la desato, enrollo su lazo y lo guardo en una bolsa de mi chamarra. 


     —Como lo acordamos, si te derrotaba, no solo me darías tu energía sexual, también me prestarías tu lazo —digo a la chica quien yace extasiada e inmóvil en el suelo.


     —No es justo, tú conoces mi debilidad —comenta ella.


     —Y tú conoces la mía —respondo sujetando mi paquete al frente—. Eres tú quien en esta ocasión no quiso brutalizar mi hombría. Podrías haber sido más agresiva.


    —Solo lárgate, haz lo que vas a hacer y mañana mismo quiero ese lazo de vuelta —ella comenta.

Yo sonrío, me despido con un ademán y corro a toda velocidad con rumbo a México. Debo sacar el máximo provecho de este lazo.


***********


     Me inscribí a un gimnasio en Ciudad de México el día anterior.  Hoy se supone que es mi primer día. Cruzo las puertas de cristal templado con mi maleta al hombro, vistiendo un conjunto de pantalón y sudadera de chándal. Al llegar a una banca frente al área de mancuernas, me quito la sudadera y la playera para dejar mi torso al descubierto. Orgulloso, flexiono y me exhibo frente a un espejo que abarca toda la pared. Pocos pueden aspirar a poseer un perfecto cuerpo kryptoniano como el mío. La verdad es que, ni siquiera me ejercito, simplemente soy hermoso. 

     

      He llamado la atención de todos los presente, incluido, un pequeño chico que apenas y me llega al hombro. ¿Quién me lo iba a decir? Que uno de los seres más poderosos de todo el universo, era un simple muchacho, casi un niño. 


      Para divertirme un poco, y al mismo tiempo hacerlo enfurecer, tomo la decisión de hostigarlo. Debo provocarlo para que grite aquella palabra mágica que lo transformará en el semental que me follaré.


      El pequeño toma unas mancuernas para ejercitar los bíceps, yo me paro a su lado y tomo las más pesadas para emular, al pie de la letra, sus movimientos.  Posteriormente, el muchacho realiza unos ejercicios para fortalecer los antebrazos, yo hago lo mismo.


     El chico viste con una playera sin mangas. Prepara la barra colocando algunos discos y se acuesta en una banca con las piernas abiertas, apoyando los pies en el suelo, para realizar press de pecho. A pesar de llevar un muy holgado short, la delgada tela del mismo delinea un hermoso bulto de macho adulto. Al terminar de realizar su primera serie, se levanta para tomar agua de una botella que lleva en su maleta. Antes de que él pueda continuar, yo tomo el control del aparato y atiborro la barra con los discos más pesados.


      —Oye… —dice, pero yo lo ignoro. Me acuesto en la misma posición y levanto con facilidad aquel peso. Me siento en la banca, finjo descansar unos segundos, me recuesto y repito la serie. 


     Billy se da por vencido, vuelve al área de mancuernas, toma unas, se recuesta en otra banca y comienza a abrir y cerrar los brazos para ejercitar su pecho. Yo me acerco y hago lo mismo en una banca contigua, pero con las mancuernas más grandes y llamativas


     Todos los presentes en aquel lugar están atentos a lo que ocurre. Algunos entrecierran sus ojos juzgándome y sacuden la cabeza con desaprobación, otros murmuran entre ellos y sonríen burlonamente. El muchacho me ignora y continúa realizando diversos ejercicios de pecho con las mancuernas. 


      En seguida, el chico se dirige a un aparato para realizar fondos, se coloca una correa en la cintura y a ella ata un disco pesado, comienza a levantarse con los brazos. Yo hago lo mismo en un aparato contiguo, pero ato mucho más peso. Es entonces cuando finalmente, consigo una reacción de este pequeño joven.



      —¿Te crees muy chingón? —me pregunta agresivamente, pegando su pecho a mi estómago, elevando el mentón. Coloca sus manos en mi pecho para empujarme, pero lo único que consigue es empujarse a sí mismo, lejos de mí, sin moverme ni un solo milímetro. 


     Se escuchan algunas risas de las personas que nos observan. Profundamente avergonzado, el muchacho se dirige con la cabeza agachada, evitando las miradas, hacia su maleta, él busca algo en ella. Toma su cilindro de plástico y bebe agua nuevamente. Regresa a donde yo estoy, se para frente a mí y me dice.


      —Lo reconozco, eres mucho más fuerte que yo y posees un cuerpo perfecto ¡Muéstrame esos brazos!


      Yo comienzo a flexionar frente a él, hago saltar cada una de las fibras musculares de mis extremidades superiores y torso, posando con fortaleza. Mientras realizan sus respectivos ejercicios, todos los presentes, hombres y mujeres, no pierden detalle. En el momento en que me encuentro absorto en mi perfección y belleza, mirándome al espejo, este niño decide darme un golpe directo en la entrepierna con el puño cerrado. Yo alcanzo a percibirlo todo con mi súper velocidad, lo miro en cámara lenta dirigiendo su manita para impactar mis bolas. 


     Elijo permitirlo, finalmente, será él quien se rompa los huesos de la mano, y se doble de dolor en el suelo, yo fingiré un poco de molestia, en seguida me golpearé diciendo que llevaba puesta una concha protectora, y que nada pasó. Lentamente, veo sus nudillos golpear mis bolas, la tela de mi pantalón se sacude. Inesperadamente, mi cerebro recibe señales de dolor muy intensas, provenientes de mis genitales. Antes de caer al suelo, alcanzo a ver como mis testiculos se hunden con el traicionero golpe de Billy Batson


     Yo grito adolorido y caigo inmediatamente de rodillas, Billy me sujeta del mentón, eleva mi rostro, para mirarme a los ojos, es entonces cuando veo en su dedo medio, un anillo con una piedra verde. 


      —No eres tan fuerte después de todo —comenta mirando a los demás, quienes comienzan a reír— ¿De qué te sirven todos esos músculos? —pregunta burlonamente, en seguida levanta su pie, lo coloca sobre mi cabeza y me fuerza a besar el suelo. 


      Yo no puedo moverme, la combinación de aquel golpe y la kryptonita me convirtieron en una pila de gelatina, Billy Batson me obliga a ponerme en pie, me agarra de los huevos con la mano que posee el anillo y con la otra me aprieta del cuello. Levantando el culo y agachado, yo camino a donde sea que él me dirige: es la salida del gimnasio. Llegamos hasta la calle. Los transeúntes miran como este pequeño niño, lleva dominado de las bolas a un hombre más grande. 

     Incrementa la presión hasta hacerme arrodillar, y me patea en la cabeza. A través de los cristales del gimnasio, todos miran lo que sucede. Quedo tendido en el suelo, debilitado y completamente humillado.


      —No te quiero volver a ver aquí… —dice gritando, hace una pausa, se agacha para susurrar en mi oído—: Superboy. 


     Billy vuelve al gimnasio, recibe el cariño y apoyo de toda la gente que ya lo conoce, le aplauden y vitorean. Veinte minutos después, yo lo sorprendo en el baño. Antes de que la kryptonita en su mano surta efecto en mí, a toda velocidad yo le retiro el anillo, lo lanzo por el excusado y tiro de la palanca. Lo tomo del cuello y lo levanto, manteniéndolo aprisionado contra la pared. 


      —¿Crees que puedes humillar a un kryptoniano? —pregunto enojado.


     —Creo… que justo eso… es lo que hice —comenta con la voz entre cortada por la asfixia— Shazam —susurra débilmente. 


      Un poderoso rayo aparece de la nada y golpea el pecho de Billy, separándome de él. La descarga provoca un denso humo. Cuando este se desvanece, veo frente a mí a un imponente hombre que me supera en estatura y musculatura. Él solamente viste un ceñido bóxer de licra en color claro, el cual delinea claramente su virilidad.


     —Pensé que aparecerías portando tu traje rojo —digo relamiéndome los labios.


     Esta misma mañana me follé a una amazona, tomé su energía sexual antes de venir aquí, a pesar de eso, siento unos enormes deseos de arrodillarme y hundir mi cara en ese precioso bulto. 


     —Yo elijo la ropa con la que me transformo, se llama magia —responde con una voz gruesa, pero en un tono amable que me recuerda a Superman— ¿Qué quieres de mí?


    —Tu identidad es un secreto, ¿cierto? Nadie lo sabe, ni siquiera lo imaginan, eres un niño.


      —Somos de la misma edad.


     —Tú me ves joven, pero tenía dieciocho hace cinco años, ahorita tengo veintitrés, claramente soy mayor que tú.


     —Eres un clon, si naciste hace cinco años, deberías estar yendo al kínder. Tú eres el niño —responde Shazam.


      —No me hagas reír, Billy Batson —me quito el pantalón para quedar en ropa interior también— ¿Crees que un niño tendría algo así? —con mi mano, yo sujeto al frente mis carnosos genitales. 


    Shazam sonríe con burla, no presta mucha atención.


     —¿Se supone que debo impresionarme? Las he visto más grandes —dice sujetando su propio bulto al frente. La lujuria invade mi cuerpo, tornándome completamente sumiso.


      Mis piernas se doblan, mis rodillas se apoyan en el piso. Bajo mi bóxer y giro mi cuerpo para exhibir mi trasero desnudo. No hay duda, su energía sexual es muy superior a la mía.

 

     —¡Penétrame! —digo relamiendo mi dedo e insertándolo en mi ano. Haciendo círculos a la entrada de mi cavidad


     —¡Qué asco! ¿Por qué lo haría? —dice con un gesto de repulsión—. Soy asexual. Como Billy soy bisexual, muy cachondo, todo el tiempo estoy caliente. Pero cuando me convierto en Shazam, soy asexual, no me llama la atención el sexo. 


     —¿Seguro que no me quieres follar?


     —Muy seguro.


      —Por favor, Shazam, rómpeme el culo —suplico insertando mi propio dedo. 

   

      Aprovecho la distracción cuando él desvía la mirada con rechazo, para con mi súper velocidad amarrarlo con el lazo de Donna. Intenta evitarlo, se resiste, pero desconoce cómo funcionan los nudos, de a poco consigo envolverlo completamente, creando un arnés en su entrepierna que más hace resaltar sus bolas. En cuanto lo tengo amarrado, nuevamente caigo de rodillas frente a él y hundo mi rostro en su entrepierna, aspirando su aroma. Este hombre es completamente irresistible para mí, me tiene sexualmente doblegado.



     —¿Qué haces? ¿Qué significa todo eso? 


     —Llévanos a un lugar privado, donde nadie nos moleste y nadie salga herido si es que peleamos —ordeno al hombre mientras sujeto el lazo. 


     Me prendo de sus hombros por la espalda y él emprende el vuelo, como si fuera una tabla o una alfombra voladora, me lleva al claro en un bosque a las afueras de la ciudad, a diez kilómetros hay una carretera antigua. Aterriza de forma vertical, sus piernas permanecen juntas debido al lazo y su brazos fijos en la espalda. 


      —Quédate quieto, simplemente, quédate quieto —ordeno sosteniendo el lazo. 

 

      Bajo su ropa interior engarzándola en el lazo, exponiendo su genitales y comienzo a estimular su falo con la mano y con la boca.


      —No entiendo qué es lo que pretendes —comenta.


      —Robar tu energía sexual —respondo. 


     Para robar energía sexual, la posición en el acto sexual no es determinante. No importa si eres pasivo o activo, lo único importante es quien domina y hacerlo en contra de su voluntad. Si penetrar fuera la única manera de lograrlo, ¿cómo creen que harían las mujeres para también conseguir energía sexual si no tienen polla? Cuestión de lógica.


      Me encuentro dominado sexualmente por Shazam, ansío sentir su largo y grueso trozo de carne dentro de mí. Su ferviente negativa para ensartarme me da la ventaja. Si lo obligo, si consigo levantar su falo y ensartarme en él a la fuerza, lo estaría dominando y follando en contra de su voluntad, en un rol pasivo.


      Ha tomado casi una hora, pero finalmente su falo ha alcanzado su máxima elongación y firmeza. Tiene la punta colorada debido a la intensa fricción que fue requerida, yo me quito la ropa interior y procedo a posicionar mi culo para empalarme en el precioso falo de este espécimen. Cuando estoy a milímetros de conseguirlo, escucho la palabra mágica.


      —¡Shazam! —grita el hombre.


      Nuevamente, un rayo cae en su pecho transformándolo en aquel muchacho que me llega al hombro, las ataduras quedan flojas, fácilmente se libera, él es demasiado pequeño. Ofuscado por la lujuria y el deseo, soy incapaz de reaccionar adecuadamente. En mi mente, mi culo ya debería estar atravesado. Aprovecha mi confusión y repite la misma palabra, transformándose en un superhéroe de 1.90, esta vez viste su característico traje rojo. Yo estoy con el culo expuesto y agachado. Él me mira con desdén y desaprobación.


     Velozmente, Shazam toma impulso para estampar su dorada bota en mi par de bolas por detrás. El impacto genera una onda expansiva y me hace volar por los aires, girando sin control, yo suelto el lazo, para poder sobar mi hombría. Mientras caigo, Shazam me ata de la misma forma en que yo lo hice, al parecer es muy observador e inteligente, aprendió rápidamente cómo atarme.


     Cuando me tiene completamente limitado de movimiento. Sus ojos y el emblema en su pecho se encienden. Él convoca un poderoso rayo que conduce a través del lazo por todo mi cuerpo, electrocutándome. Ese rayo es magia pura, un hechizo, completamente debilitante para mí. 


     Estrepitosamente, caigo al suelo, inmóvil y tiznado. Shazam posa su bota sobre mi entrepierna aplastando mis testículos y me interroga acerca de la energía sexual. Al parecer Billy Batson ignora todo sobre el tema. Cuando le explico el motivo de mis acciones, él lo comprende y me desata, conservando en su poder el lazo.

     —Quizá, algún día te permita hacer lo que querías —comenta el gigantesco hombre. 


     —Si Jason aprovechó la potente energía sexual de Nightwing, en este momento debe estar recolectando mucha más. Yo no puedo presentarme frente a él a menos de que tenga la certeza de que mi energía sexual es abrumadoramente superior a la suya. No deseo sostener algún tipo de competencia o enfrentamiento, yo lo quiero superar aplastantemente, quiero que al verme, se ponga de rodillas y me exponga el culo, como yo hoy he hecho contigo. Yo soy Superboy, él es un simple Robin.


     —Una vez conocí a un Jason, hace mucho tiempo, antes de obtener mis poderes, cuando recién fui adoptado, ambos teníamos quince años, fue en New Jersey —comenta Shazam.


      —Black Adam, él, ¿es asexual como tú? —cuestiono al hombre.


      —¿Teth? Al contrario, es un promiscuo gobernado por la lujuria. Él es la razón de que el mago Shazam pusiera esta restricción en mí al convertirme, para mantenerme puro y casto, como el noble campeón que debo ser. 


      —¿Y si lo follo? —pregunto. Shazam entrecierra los ojos y me mira con burla.


      —Ni siquiera me pudiste follar a mí, ¿crees que puedes hacer algo contra él? La última vez se requirió la fuerza combinada de Superman y la mía para someterlo. 


       —Bueno, yo también soy un kryptoniano. ¿Me ayudarías? —suplico de rodillas al hombre. Aprovecho para aproximarme al imponente bulto que se marca en su traje rojo.


       —No creo que ir a buscar problemas con Teth sea algo sensato. 


       —Tenemos el lazo, funcionó contigo. Él no haría lo mismo que tú, jamás pronuncia aquella palabra. Si lo atamos, no tendría escapatoria.


      —¿Qué gano yo con todo esto?



      —Que no revele tu identidad a la Liga de la Justicia, te expulsarían por ser un niño. Además, ganarías un amigo. No tienes muchos en este rincón del mundo, ¿o sí? No convives con otros héroes de tu edad, solo con adultos, porque no saben quién eres realmente. 


     —Cuando cumplas tu misión y consigas tu objetivo, sometas a Robin y devuelvas a Nightwing lo que se le robó. Tú volverás a mí, con kryptonita en mano, en algún recipiente de plomo y te someterás a mis deseos sexuales, yo te poseeré y seré tu dueño, Superboy.


      —Pensé que eras asexual.


      —No soy yo quien te convertirá en un putito a mi servicio, será Billy Batson. Estoy seguro de que disfrutaré mucho dominar a un poderoso kryptoniano, siendo solamente un muchacho, un simple humano.


     —¡Trato hecho! Si me ayudas a follarme a Black Adam, todo esto será tuyo, Billy Batson —digo poniéndome de pie, señalando todo mi hermoso cuerpo. Enseguida, estrecho su mano. Tiro de él para abrazarlo, aprovecho para sentir su pene restregarse en mi cadera. 


Todo esto será tuyo,
Billy Batson


      —Nos vemos a las afueras de Kahndaq hoy por la noche, a las diez o diez y media, hora de México, ese es más o menos el momento en que se supone me voy a dormir —comenta Shazam.


El superhéroe parte volando, dejándome completamente caliente y con el culo hambriento. En aquel bosque, me masturbo pensando en él, fantaseando con el día en que me domine y yo sea su juguete sexual. Si tan solo convirtiera mis bolas en puré a patadas, con la transformación de Shazam, para convertirse luego en aquel chico, adueñarse de mi escroto por la espalda y follarme. Con aquella idea en mente, mi pene expulsa litros y litros de semen que quedarán desperdiciados en la tierra y hojas de este tranquilo lugar. Jamás en mi vida había conocido a alguien cuya sola presencia me volviera tan sumiso, pero él, ni en cuenta.



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