Carlos era moreno, cabello corto, ojos castaƱos y con 19 aƱos reciĆ©n cumplidos. Al contrario de sus hermanos, siempre habĆa sido bastante responsable y buen estudiante, de hecho estaba a punto de comenzar su primer aƱo en la universidad en la facultad de Derecho. Su fibrado cuerpo sembraba estragos entre las feminas.
Daniel y Aitor, por el contrario habĆan tenido que mantener a la familia desde muy jĆ³venes por lo que eran de esos muchachos que no tenĆan formaciĆ³n acadĆ©mica alguna, pero en la Universidad de la calle eran autĆ©nticas eminencias.
—Avisad quĆ© desvĆo debo seguir cojones, me pierdo en estas calles —exclamĆ³ Daniel desde su asiento mientras con una mano mantenĆa el volante del vehĆculo y con la otra se rascaba las bolas por encima de su apretado jeans.
Daniel era el mayor de los hermano, 26 aƱos, castaƱo tirando a rubio, rapado, ojos verdes, cuerpo fibrado, rudo y guapo a partes iguales, con un tatuaje que le cubrĆa completamente su brazo derecho.
—Eres una mierda de conductor, tronco, te he dicho que me dejaras manejar a mi —respondiĆ³ Aitor desde el asiento del co piloto.
Aitor era bastante similar a su hermano, pero moreno y con un cuerpo menos conseguido que Daniel, algo mas delgado pero bastante fibrado. Un macarra de barrio motero.
—Aitor, no empieces desde ya a tocarme los cojones —se quejĆ³ el mayor de los hermanos.
—Creo que es por aquĆ, Dani —intervino Carlos indicando el camino a seguir.
—Y tĆŗ, ten cuidado con las novatadas, he oĆdo que estos niƱos pijos se las gastan bastante fuerte —intervino Aitor
—Si alguno de estos se atreve solo a mirarte mal, lo destrozo —amenazĆ³ Dani apretando el mentĆ³n mientras aparcaba el coche.
Al llegar al campus, Carlos se despidiĆ³ de sus hermanos y entrĆ³ a clase. A lo largo del dĆa, el joven sufriĆ³ alguna burla de compaƱeros de aƱos superiores sin mayor importancia. Iba de una clase a otra, intercambiĆ³ algunos comentarios con algunos compaƱeros de las materias y entonces la vio. La muchacha mĆ”s bella que habĆa visto nunca. Una joven mayor que Ć©l apareciĆ³ por el pasillo de la facultad meneando su cuerpo cual Venus del Nilo. Su sedosa melena dorada caĆa sobre los hombros desnudos. Unos enormes y firmes pechos, posiblemente operados, se adivinaban tersos dentro de aquel vestido blanco.
—¿Te gusta lo que ves, babe? —preguntĆ³ ella al llegar a su lado y darse cuenta de su lasciva mirada.
—Perdona, te refieres a mi? —preguntĆ³ perplejo.
—He visto como me mirabas, por eso pregunto —contestĆ³ ella regalĆ”ndole una pĆcara sonrisa.
—Acaso hay alguien al que no le guste?
Ella emitiĆ³ una sonora carcajada y se acercĆ³ a su oido.
—Si esto te gusta, lo que no se ve puede volverte loco —le susurrĆ³.
—No lo dudo —respondiĆ³ Ć©l en el mismo tono.
El sonido de su voz era tan sensual, tan Ć©rotico que el joven ya estaba secretamente con la polla dura como una roca dentro de su bĆ³xer.
—Quieres que nos divirtamos un poco?
—Tengo que entrar en clase, pero quĆ© demonios —Carlos estaba tan excitado que no le importaba faltar a una materia.
No podĆa creerse lo que le estaba ocurriendo. Nunca habĆa tenido problemas para ligar, pero aquella mujer jugaba en otra liga.
—Vaya, veo que podrias caminar sobre 3 piernas si quisieras —le espetĆ³ ella mientras agarraba decidida su miembro duro dentro del pantalĆ³n.
Ćl mirĆ³ para todos lados, por si alguien podĆa verlos pero ya estaba el pasillo completamente vacĆo.
—Como te llamas? —quiso saber Ć©l sin apartar la vista de sus tetas
—DarĆa, ¿y tĆŗ?
—Carlos. ¿DĆ³nde quieres ir? —preguntĆ³ Ć©l entre gemidos mientras ella frotaba su miembro a travĆ©s del pantalĆ³n, estimulando al muchacho.
—Ven conmigo —lo agarrĆ³ de la mano y caminaron juntos hasta llegar al sub sĆ³tano de la facultad. Un entramado de cajas, tuberĆas y juego de cuadros de electricidad se dibujaban entre ambos.
Carlos agarraba a DarĆa por la cintura, pegĆ”ndose a ella y restregando su polla dura sobre el culo de esta. Estaba tan cachondo que no sabĆa cuanto tardarĆa en correrse.
—Se siente bien, ¿eh? —quiso saber Ć©l extasiado mientras seguĆa restregĆ”ndosela en el culo a traves de la ropa. SentĆa que los jeans le explotarĆan en cualquier momento tratando de mantener aquella erecciĆ³n.
Ella se dio la vuelta y lo besĆ³ frenĆ©tica en los labios agarrĆ”ndolo del pelo, y sacĆ”ndole la camiseta dejando ver sus perfectos abdominales cortesĆa de la genĆ©tica familiar. Ćl le apretaba las tetas y jugaba con ellas, empezĆ³ a sobarlas por dentro de la ropa y cuando estaba a punto de desnudarla un ruido lo sobresaltĆ³
—Vaya, vaya, pero quĆ© tenemos aquĆ? ¿Un novato intentando follarse a una potra como esta?
Un joven de entre 22 y 24 aƱos apareciĆ³ ante ellos, un muchacho rubio, musculado de ojos verdes y un tatuaje en el cuello los increpĆ³ de manera chulesca y burlona. Tras Ć©l, 3 chicos mĆ”s aparecieron en escena.
—Vamos chavales, no estamos buscando problemas, dejadnos en paz.
Los chicos lejos de atender a las palabras del futuro abogado se rieron a carcajadas.
—HabĆ©is tardado muchĆsimo, un poco mĆ”s y me lo tiro.EstĆ” muy bueno el corderito —respondiĆ³ ella escondida en su espalda hasta el momento y caminando hasta ellos.
—¿QuĆ©? ¿QuĆ© estĆ” pasando? —pregunto el joven.
—Que te vamos a enseƱar en quĆ© mujeres te puedes fijar y a cuĆ”les debes dejar para los hombres de verdad —intervino el primero en llegar, el que parecĆa el lĆder.
—Vamos, Isma, comencemos con este mamarracho —uno de los muchachos se acercĆ³ a Carlos y tratĆ³ de sujetarlo, pero el chico luchĆ³ y consiguiĆ³ safarse, el tercero de ellos se uniĆ³ en la lucha pero no consiguiĆ³ dominarlo.
Carlos habĆa crecido con sus dos hermanos macarras y sabĆa perfectamente como defenderse. Isma, miraba la pelea como espectador esperando el momento perfecto. Se colocĆ³ detrĆ”s de Carlos y le lanzĆ³ un patadĆ³n potente desde atras directo entre las piernas.
El joven gritĆ³ de sorpresa y cayĆ³ derribado al suelo colocĆ”ndose en posiciĆ³n fetal.
—Dios, lo has reventado —riĆ³ DarĆa mientras grababa con su telĆ©fono movil. Estaba retransmitiendo en directo para sus redes sociales.
—Vamos, levantadlo.
Uno de los amigos de Isma lo levantĆ³ y le sujetĆ³ los brazos con fuerza por detras de la espalda.
—Ahora sĆ que nos vamos a divertir. ¡Traed a la puta!
El otro amigo fue a buscarla y tras 1 minuto apareciĆ³ con un chico gay de unos veinti tantos vestido de mujer. Mostraba una actitud pasiva y sumisa pero no parecĆa obligado a estar allĆ.
—¿Que es esto? Por... —preguntĆ³ el novato gemiendo de dolor, pero antes de que acabara la frase fue silenciado con un puntapie directo a los huevos.
—¡Aaaaaaaaaah!
—Chilla cuĆ”nto quieras, aquĆ nadie te oirĆ” —respondiĆ³ Isma mientras le calzaba otra patada en los huevos.
Carlos estaba sin aliento, sudaba, sollozaba y la polla le palpitaba dentro del pantalĆ³n. La puta se acercĆ³ a Ć©l y a la fuerza desabrochĆ³ su cinturĆ³n para desprenderlo de sus pantalones y el bĆ³xer, revelando una polla completamente dura apuntando al techo
—Vaya, veis como no me equivocaba, vamos, puta, chupasela a este cabrĆ³n que lo estĆ” deseando. Y tĆŗ sigue grabando al puto maricĆ³n, que lo vea todo el mundo —gritĆ³ dominante Isma. La sala se llenĆ³ de risas y burlas.
—Mirad es un puto marica. Le mola que le ostien, quĆ© patetico.
La puta se puso de rodillas dejando su rostro a la altura del hermoso miembro, Carlos intentĆ³ resistirse pero un agarre firme a sus bolas por parte de la puta hizo que el muchacho abriera la boca en forma de "0" sin emitir ningĆŗn sonido y reposĆ³ su cabeza en los hombros de su atacante. Carlos cediĆ³ y la Puta comenzĆ³ a chupar los 18 cm de polla dura y gorda, mientras los demĆ”s se reĆan, grababan y escupĆan al joven.
—Que pollĆ³n tiene este chaval, ¡¡que cosa rica!! —exclamaba la puta mientras mamaba su polla sin soltar su solido agarre de huevos.
Carlos se perdiĆ³ en un mundo de sensaciones, una mezcla de dolor y placer inundĆ³ la boca de la puta, una corrida colosal disparĆ³ directo a su garganta. El futuro abogado se estremeciĆ³ encorvando la espalda y bramando como un animal salvaje.
La puta se levantĆ³ y besĆ³ a la fuerza al joven dejandole en la boca los restos de su propia corrida para acto seguido clavarle un certero y potente rodillazo en su ya hinchado escroto
—Aaaah, maldito marica, mis... hue..vos... —sollozĆ³ el muchacho.
—Soltarlo. Ya toda la ciudad debe saber que este perdedor es un maricĆ³n de huevos hinchados —se burlo el lĆder de la banda entre risas.
Los secuaces soltaron al muchacho cayendo como un saco de patatas al suelo, llevĆ”ndose las manos entre sus piernas y meciendose de dolor. Isma se parĆ³ delante de Ć©l, se sacĆ³ la polla morcillona y comenzĆ³ a mear al chaval.
—Hijos de puta—gimiĆ³ Carlos sin poder moverse en posiciĆ³n fetal con las manos entre las piernas y la cara repleta de su propia corrida.
—Este marica me pertenece. Cuando me salga de los cojones lo usaremos para jugar, y si alguien tiene algĆŗn problema que venga a decirmelo —gritaba mirando a la cĆ”mara y golpeando su propio pecho—. ¡Ismael Garrido! El dueƱo de la facultad! —concluyĆ³ el video mofĆ”ndose, dejando a Carlos sollozando en el suelo casi sin poder respirar.
—Dani, creo que esto te gustarĆ” verlo. Tenemos que hacer una visita a un chaval amigo de nuestro hermano.
—¿QuĆ©? ¿De quĆ© hablas? —preguntĆ³ el mayor de los hermanos, mientras hacĆa pesas y las dejaba en el suelo para dirigirse hasta Aitor.
—¿QuĆ©? ¿De quĆ© hablas? —preguntĆ³ el mayor de los hermanos, mientras hacĆa pesas y las dejaba en el suelo para dirigirse hasta Aitor.
Dani frunciĆ³ el ceƱo, apretĆ³ el mentĆ³n y reventĆ³ el escritorio donde estaba el ordenador de un solo golpe.
—Tienes razĆ³n, tenemos que hacerles una visita.
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