Dulces pesadillas (6/7): Pastel tres leches - Las Bolas de Pablo

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18 may 2015

Dulces pesadillas (6/7): Pastel tres leches

Uno de mis relatos favoritos:

CONTIENE: 

-BALLBUSTING


   Al fondo del pasillo el seƱor Marcos Chacón reposaba sentado en una vieja silla de madera, el cuerpo sudoroso y jadeando, sus tres viriles hijos caminaban descalzos a lo largo de un oscuro pasillo hasta quedarse atónitos al divisarlo.

   —¡papĆ”!

   Los 3 machos corrieron para socorrerlo pero sus pasos quedaron interrumpidos al percatarse que la habitación que los separaba de su progenitor era un inmenso vidrio de cristal irrompible con 3 pequeƱos orificios, uno con una base, el segundo con una pequeƱa compuerta en el piso y el tercero no tenĆ­a algĆŗn acompaƱamiento.

   —papĆ”, papĆ” ¡te rescataremos!

   El seƱor Marcos los miró con pesar, habĆ­a sido torturado, con golpes en el abdomen, le electrocutaron las turgentes tetillas, se montaron en su pecho y le pisaron los huevos.

   —papĆ” ¿que hacemos? ¡papĆ”!

   Pablo tocó a Simón en el hombro intentaba calmarlo. Israel divisó una hoja de papel en el suelo, la cogió y leyó, abrió la boca y miró los orificios, entregó a sus hermanos, que leyeron:

  <<Los tres son hijos del mismo padre, una misma gota de semen, y que mejor manera de agradecer su regalo de vida que liberarlo con su propio semen. Semen de su semen.

   Se encuentran ante tres orificios, no tienen mĆ”s que introducir sus penes y dejarse estimular. Su orgasmo liberarĆ” a su padre de una muerte segura.

   Deben resistir el dolor viviendo en la tentación.

   Tres leches hacen falta para el dulce>>

   —¿tres leches hacen falta para el dulce? —releĆ­a Simón.

   —no me importa —negó Israel caminando al primer orificio— esta maquina quiere leche, y a mi me sobra —indicó bajando el bóxer revelando su firme culo, sus bolas y la vara de carne—. Me gusta el orgasmo —introdujo el pene en el orificio. Simón lo miraba con atónito—. Vamos, hermanos. Se siente rico uff —realizó movimientos sexuales—. Ufffff.

   Pablo observó a su padre. DebĆ­a ayudarlo. Se desnudó y empujó el pene en el hueco. Simón tragó saliva, agarró el bóxer por la cintura y lo bajó por el muslo. El nalgón se encaminó al cristal empujó la verga a travĆ©s de el.

   Tres hombres bombeaban contra un cristal con los penes excitados.

   Israel se apoyó contra el cristal, de vez en cuando apretaba las nalgas, Pablo se mordĆ­a los labios, sentĆ­a su grueso pene rozar contra los compacto del orificio, el placer que sentĆ­a Simón era proporcional al sexo que le daba su esposa, el sudor resbalaba por la frente y evitaba mirar a su padre por vergüenza, pero el semen de sus tres hijos lo rescatarĆ­an.

   Israel gruñó, sus bolas enormes ascendieron en su escroto, se movĆ­a frenĆ©tico contra el orificio, humedeciĆ©ndolo en lĆ­quido preseminal.

   Pablo exhaló profundo, por un momento miro a su padre que estaba de ojos cerrados y aminoró su labor.

   Simón gimió duro, mirando al techo abriendo la boca, sin duda alguna se divertĆ­a.

   El pene de Israel iba hacia adelante y atrĆ”s, la cabeza roja de su pene producĆ­a cosquilleo dentro del cilindro, su polla se hinchaba haciĆ©ndose mĆ”s dura y enorme.

   El sudor empezaba a correr por la cara de Pablo que gemĆ­an exhalando el aire de los pulmones, de a rato se detenĆ­a para agarrar impulso y clavar su pene como un fiero estoque.

   El rostro de Simón se contorsionaba liberando lĆ­quido preseminal, sus pesados huevos ascendieron mecĆ”nicamente, llenarĆ­a aquel envase de su leche para rescatar a papĆ”. La espalda se arqueaba acumulando sudor y las nalgas contrastaban con lo bronceado de su piel.

   —asĆ­... sĆ­... pronto acabarĆ© —dijo Israel drogado de placer, hizo movimientos rĆ”pido y serenó el rostro deteniĆ©ndose—oh... —su verga vomitó un pegote de leche gruesa y grande, en cuestión de segundos expulsarĆ­a otro caƱonazo.

   Israel cerró los ojos sintiĆ©ndose en el cielo, ya acabarĆ­a con una muestra grande. Su pecho y abdominales brillaban con sudor. ActivĆ”ndose con la gruesa capa de leche el sistema de ataque se hizo sentir, de la pequeƱa abertura bajo el orificio, salió una mano robótica construida con metal, se apoderó de los huevos de Israel y los destripó con fuerza.

   El hombre soltó un grito infeliz, arqueó la espalda inflando el pecho.

   Pablo en medio del placer, comprendió la agonĆ­a de aquel gran semental, se excitó y su verga creció imponente y orgullosa.

   La mano de metal magullaba los testĆ­culos de aquel macho fuerte que tenĆ­a los ojos cruzados sin parar de gritar. Lo cierto es que su pene salió del agujero erecto y con la punta de la cabeza llena de su leche.

   —suĆ©ltame, suĆ©ltame... AAAAAAAAGGGHHHH.

   El pene se hizo flĆ”cido y la robótica mano soltó los testĆ­culos, Israel cayó al piso con las bolas hinchadas y con tonalidad roja como 2 manzanas.

   —¡me duele ay, ay.

   —¿estĆ”s bien, Israel? —quiso saber Pablo sacando el pene del orificio, seguĆ­a grande y apuntaba al techo.

   —oh, me duele, me duele.

   Simón tambiĆ©n dejo sus cosquilleos de placer, entre jadeos negó:

   —no... no lo harĆ©, tengo miedo por mis bolas. No.

   —¡pero la vida de papĆ”!

   —no podrĆ©, Pablo. Tengo miedo, mira a Israel.

   Enseguida los gritos de Marcos Chacón inundaron la sala.

   —¡papĆ”, papĆ”! —gritaba Pablo golpeando el cristal.

   Su padre sufrĆ­a choques elĆ©ctricos, los cables no se le veĆ­an, pues se conectaban a sus testĆ­culos dentro del jeans.

   —papĆ”, te salvarĆ© —aseguró Pablo metiendo el pene en el orificio.

   Simón miraba a su padre con preocupación, seguĆ­a sufriendo los choques en menor grado. Agarró su grueso falo y lo introdujo en el hueco. Marcos Chacón se quedó quieto, en ocasiones se sobresaltaba por una contundente descarga, jadeaba con pesadez.

   —faltas tĆŗ, Israel, ayudanos.

   El hombre gemĆ­a.

   —debemos salvar a papĆ”. VacĆ­a tu escroto.

   —me da miedo.

   —¡vamos, carajo!

   Israel gimió, se paró con pesar e introdujo lento la polla.

   Marcos cerró los ojos.

   Israel bombeaba sin fuerzas, las piernas le temblaban, Pablo pujaba con energĆ­a, su semen salvarĆ­a a su padre, Simón parecĆ­a nervioso.

   Pablo gritó emanando un caƱonazo de semen, sonó con fuerza y cayó suave y lĆ­quido en el envase. Comenzó a jadear mientras disparaba otras cinco chorradas de blanca leche.

   En el piso la compuerta se abrió y un tubo de hierro subió por la entrepierna de Pablo, aplanó sus testĆ­culos entre la pelvis y se le encajó en las nalgas. Pablo profirió un ensordecedor grito, dobló los ojos y cayó derrotado al piso, con la pija chorreando todavĆ­a su leche en aquel momento liquida.

   Y en ese preciso instante Simón se movĆ­a como loco, se tensó y sobre el recipiente apareció un liquido blanco, pegajoso y espeso. Simón sacó la polla del orificio todavĆ­a soltando un hilo de semen. Miró al rededor.

   —estoy bien, no me paso nada...

   Se escuchó un silbido por el aire...

   SWWWWIIITTTT

   Una bola de hierro impactó contra los genitales del hombre, venĆ­a atravesando el aire, chocó contra su polla gorda y golpeó a la velocidad de la luz su testĆ­culo derecho.

   PROOCK

   Simón contorsionó el rostro mientras su huevo se fracturaba. Cayó al piso envuelto en posición fetal.

   Por Ćŗltimo el pene de Israel descargó un disparo de nutritiva leche que pegó con un gorgoteó en el recipiente.

   La mano de metal apareció apretando las dos bolas reventĆ”ndolas definitivamente, Israel lanzó un grito de terror y cayó inconsciente al piso con el escroto sin gónadas.

   Una sombra desconocida apareció en el aire tomando tres recipientes con tres tipos de flujos: espeso, lĆ­quido y condensado. La sombra se desvaneció en el aire.

   Los cables que rodeaban los cojones de Marcos Chacón desaparecieron de entre los pantalones sin embargo todavĆ­a no era liberado.

   —¡SUƉLTENME, SUƉLTENME!

   No se supo cuanto tiempo pasó pero la sombra regresó sosteniendo un envase con comida.

   —probaras esto para ser liberado —dijo con irreconocible voz.

   —no probarĆ© esa mierda —se negó Marcos observando un pastel color blanco.

   —tus hijos pusieron de su parte en esto para salvarte la vida... tu decides, la vida o la muerte.

   Marcos torció la boca, la sombra continuó:

   —es una inocente torta tres leches, te salvarĆ”.

   La maquiavelica sombra usó una cuchara que hundió en el postre, enseguida brotó de el un increĆ­ble liquido blanco pastoso y otro liquido, apuntó la cuchara a Marcos que temblaba.

   El trozo de pastel fue depositado en su lengua, al morder, mĆ”s liquido emanaba del esponjoso manjar, al probar aquel postre tenĆ­a gusto fuerte, lĆ­quidos salados se acumularon en su garganta. Con asco quiso vomitar y la sombra puso su pestilente mano en su boca.

   —¿te gustó la tres leches? Hecha por tus amados hijos... la leche espesa de Israel, la condensada de Simón y la lĆ­quida de Pablo. ¿Te encanta? —y rebanó otro pedazo que estaba mojado y empapado de color blanco.

   —¡NO!

   La cuchara se metió en su boca, innundandola de mĆ”s nĆ©ctares salados, viscosos, nutritivos y pegajosos.

   —no vomites, te la comerĆ”s toda...

   —no, no, no —negaba Marcos resbalando baba con mezcla del semen de sus tres hijos

...

   —¡no, no, no!

   —¡Chacón, despierta! —era la voz de su esposa zarandeĆ”ndolo en el colchón. Ɖl por fin despertó—. Tienes rato negando.

   —oh dios, fue otra horrible pesadilla...

   —¿que soƱabas?

   —que......... me obligaban a comer......... porquerĆ­as hechas por mis hijos.

   —¿sĆ­? Que raro ¿y quĆ© clase de porquerĆ­a era?

   —........ pues... asquerosidades —alegó el marido cerrando los ojos, dando media vuelta y echĆ”ndose a dormir.

   Su esposa se acercó a Ć©l abrazĆ”ndolo por la amplĆ­a espalda y colocando una mano en el pecho.

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