Pablo en Guerreros de la arena (6/15): en el camerino - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

25 may 2015

Pablo en Guerreros de la arena (6/15): en el camerino

CONTIENE:
   -BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
   -SEXO HOMOSEXUAL

   —no amor, estarĆ© ocupado esta noche —decĆ­a Pablo al telĆ©fono—: Vicente estĆ” enfermo, Claudia estĆ” de guardia en el noticiero del canal y yo ayudarĆ© a Simón......... ¿QuĆ©?... No, no te preocupes, es algo de su edad, pero ya sabes como soy. Te quiero, Alfredo.
   Pablo cerró la conversación y lanzó un suspiro, ahora mĆ”s que nunca su relación con Alfredo estaba sólida, en algĆŗn momento debĆ­a contarle sobre su situación de contrato y chantaje en los Guerreros de la arena. Terminó de acomodarse la franela y salió a la planta baja. Por fortuna Claudia estarĆ­a ese fin de semana de trabajo y por tanto Simón decidió pasar esas horas en casa.
   Vicente que contaba con excelente salud para la fecha dejó de jugar con los legos en el suelo y corrió a abrazarlo, Pablo respondió con el cumplido animĆ”ndolo y alzĆ”ndolo en el aire.
   —acaba de comer —avisó Simón usando la tablet.
   Pablo torció la boca con asco, besó al sobrino y lo dejó en el suelo, ya mĆ”s de una vez por estar balanceĆ”ndolo habĆ­a terminado con un vomito cerca del rostro.
   —saldrĆ© y llegarĆ© tarde.
   —¿a dónde vas?
   —a la discoteca, madre.
   Con la mentira en la boca salió rumbo al combate nocturno de aquella noche.
...
   Cuando Pablo llegó a su camerino pensaba que prontamente debĆ­a decirle la verdad a Alfredo del por que estaba allĆ­ y quĆ© hacĆ­a.
   «espero que lo tome bien» pensaba.
   Pablo apareció en la arena concurrida por fanĆ”ticos luciendo el lampiƱo pecho bronceado parĆ”ndose frente al rival, el pĆŗblico asistente aplaudió. El rival de nombre RomĆ”n era tan fuerte como Pablo Chacón, abdominales, biceps y piernas robustas, ademĆ”s de bultos prominentes y llamativos.
   —el ganador deberĆ” masturbar al perdedor.
   Tan pronto el anfitrión habló, RomĆ”n estrelló el pie en la entrepierna de Pablo, empujando los huevos a la pelvis.
   Pablo tosió.
   RomĆ”n se burló con gracia.
   Pablo no tuvo mucha resistencia y se dobló, agarrĆ”ndose la entrepierna preso del dolor.
   RomĆ”n sonrió.
   —a este paso creo que ya ganĆ© —aseguró.
   Caminó detrĆ”s de su oponente y metió la mano en la parte trasera de aquel boxer azul.
   Pablo rugió asustado, se defendió dĆ”ndole un codazo a RomĆ”n, este retrocedió, enseguida Pablo pateó en la espinilla a su rival, este se quejó y cayó al piso.
   RomĆ”n estaba sobre su espalda, pero Pablo recuperaba fuerzas. Recogió la pierna y la estrelló en la entrepierna de RomĆ”n, destripando los huevos
   RomĆ”n gritó.
   Pablo celebró la tĆ”ctica repitiendo el movimiento.
   Los ojos de RomĆ”n se llenaron de lĆ”grimas. Enseguida se agarró los testĆ­culos con las manos.
   Pablo se alejó de la escena, empezaba a sudar y su pene crecĆ­a en su bóxer, el pĆŗblico lo apoyaba.
   RomĆ”n gemĆ­a mientras se acariciaba las bolas, temblaba de miedo y su simpĆ”tico rostro se contraĆ­a de dolor. Pablo se preparó la estocada final, corrió hacia RomĆ”n, el hombre cerró los ojos con miedo, Pablo pateó entre sus piernas.
   La punta del desnudo pie de Pablo aplastó las bolas frĆ”giles de RomĆ”n, estrellĆ”ndolas contra la pelvis y provocando un sorprendente crujido.
   RomĆ”n soltó un chillido al sentir la explosión de dolor emanar de sus huevos.
   Hubo mezclas de emociones en el pĆŗblico.
   Pablo se alejó dejando convaleciente en el piso a un hombre que se batĆ­a como lombriz agarrando sus genitales.
   Pablo miró fijamente, pensando la tĆ”ctica para masturbar a aquel jodido y excitante rival para ganar la pelea.
   Toda la fuerza se esfumó de la musculatura de RomĆ”n mientras se limitaba a chillar por su dolor.
   Pablo agarró los tobillos de RomĆ”n estirando sus piernas.
   —Pablo —susurró RomĆ”n.
   El rubio sonrió y llevó su pierna hacia atrĆ”s. Con un movimiento preciso, pateó la hombrĆ­a vulnerables de RomĆ”n como un jugador de fĆŗtbol. Sus dedos se estrellaron contra las bolas del muchacho aplastĆ”ndolas nuevamente.
   RomĆ”n gritó.
   Una vez mĆ”s, su pie pateó los testĆ­culos de RomĆ”n. Aquellos cojones parecĆ­an 2 tomates italianos rojos e hinchados.
   Por tercera vez, su pie destripó las bolas del guerrero con soberbia fuerza y ​​precisión.
   RomĆ”n gimió de dolor luchando contra la fuerza de Pablo. TenĆ­a la cara colorada mientras sudaba de pies a cabeza.
   Pablo tuvo compasión y le soltó las piernas, Ć©l tambiĆ©n parecĆ­a tener una serpiente pitón en su bóxers.
   RomĆ”n sollozó y se acurrucó, ahuecó sus testĆ­culos maltratados con las manos. SeguĆ­a meciĆ©ndose  en el suelo.
   Pablo se acercó a RomĆ”n y se arrodilló junto a Ć©l. Lo agarró de la cadera y sin ejercer presión le dio la vuelta dejĆ”ndolo de espalda.
   RomĆ”n gruñó.
   Pablo comenzó a desnudar a su rival. Enseguida saltaron sus pelotas grandes y llenas de jugo viril, resultaban hinchadas, y su pene flĆ”cido yacĆ­a aletargado en el muslo.
   El pĆŗblico permanecĆ­a expectante.
   Pablo cerró el puƱo alrededor de las bolas de RomĆ”n. Y los ojos del macho se abrieron.
—¡NOOOOOO! ¡AAAAARRRGGGGG!
   Pablo estrujaba los preciosos testĆ­culos con la mano, el pulgar se clavaba sobre la suave piel. Apretó y torció los pobres huevos mientras el dueƱo gritaba desesperado y retorciĆ©ndose.
   RomĆ”n gritaba con voz chillona variando de intensidad
   Con la otra mano, Pablo dio un puƱetazo en las pelotas del oponente, desenfocando los ojos del aturdido luchador.
   Pablo sostuvo al glande y comenzó a mover de arriba hacia abajo. GanarĆ­a aquel combate...
   Cuando entró a su cubĆ­culo se sentĆ­a fatigado, cerró la puerta y con aberración vio que Esteban, el dueƱo de todo ese emporio estaba allĆ­.
   —¿quĆ© demonios haces aquĆ­? Aceptaras mi renuncia.
   —no Pablito, es decir Pablote. Quiero hablar contigo, conocerte.
   —y ya te he dicho por montones que no estoy interesado en eso. ¡Carajo!
   —Pablo...escĆŗchame, sĆ© que eres sumamente inteligente, sabes lo que te conviene. Ese idiota con el que andas tirando, no es bueno para ti... bueno, Otto tampoco te convenĆ­a. Parace que no sabes aceptar a tus parejas. Los dos estamos para vivir juntos —se acercó a Pablo y colocó la mano en el pecho.
   —estoy muy enamorado de mi pareja.
   —despuĆ©s de esta noche no dirĆ”s lo mismo.
   Bajó la mano por el abdomen y enseguida guardó la palma dentro del bóxer de Pablo, el joven tragó saliva pensando que le magullarĆ­an los cojones.
   —tienes unos huevos hermosos... —aseguró Esteban acariciĆ”ndolos muy suave.
   Pablo no dijo nada, pero el hecho de pensar que lo doblegarĆ­an lo excitó. Esteban tambiĆ©n se arrodilló, bajó el calzón a los tobillos y le hizo una felación.
   Pablo luego de ganar en el combate y luego de masturbar a su enemigo terminó muy excitado, le era necesario expulsar toda su carga, asĆ­ que permitió que Esteban introdujera su boca caliente en el pene.
   «dejarĆ© que solo me la chupe» pensaba Pablo, y asĆ­ lo harĆ­a, al concluir abandonarĆ­a aquello.
   Esteban chupaba aquella barra de carne, llena de lindas venas, el pene de Pablo era grueso y la cabeza de su pene ya estaba roja. Sus huevos subĆ­an hermosos en el colgante escroto, a rato los chupaba y lamĆ­a como si se tratasen de 2 caramelos. SubĆ­a al pene y comĆ­a otra vez.
   Pablo agarraba de los cabellos a Esteban y le incrustaba la verga hacia la garganta.
   Un grueso lote de leche invadió la boca de Esteban, saboreó y probó, de nuevo el güevo de Pablo que tembló soltando otro caƱonazo de leche que le resbaló a Esteban por la barbilla.
   —¿a dónde vas Pablo?
   —me voy.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages