CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL
—no amor, estarĆ© ocupado esta noche —decĆa Pablo al telĆ©fono—: Vicente estĆ” enfermo, Claudia estĆ” de guardia en el noticiero del canal y yo ayudarĆ© a Simón......... ¿QuĆ©?... No, no te preocupes, es algo de su edad, pero ya sabes como soy. Te quiero, Alfredo.
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL
—no amor, estarĆ© ocupado esta noche —decĆa Pablo al telĆ©fono—: Vicente estĆ” enfermo, Claudia estĆ” de guardia en el noticiero del canal y yo ayudarĆ© a Simón......... ¿QuĆ©?... No, no te preocupes, es algo de su edad, pero ya sabes como soy. Te quiero, Alfredo.
Pablo cerró la conversación y lanzó un suspiro, ahora mĆ”s que nunca su relación con Alfredo estaba sólida, en algĆŗn momento debĆa contarle sobre su situación de contrato y chantaje en los Guerreros de la arena. Terminó de acomodarse la franela y salió a la planta baja. Por fortuna Claudia estarĆa ese fin de semana de trabajo y por tanto Simón decidió pasar esas horas en casa.
Vicente que contaba con excelente salud para la fecha dejó de jugar con los legos en el suelo y corrió a abrazarlo, Pablo respondió con el cumplido animÔndolo y alzÔndolo en el aire.
—acaba de comer —avisó Simón usando la tablet.
Pablo torció la boca con asco, besó al sobrino y lo dejó en el suelo, ya mĆ”s de una vez por estar balanceĆ”ndolo habĆa terminado con un vomito cerca del rostro.
—saldrĆ© y llegarĆ© tarde.
—¿a dónde vas?
Con la mentira en la boca salió rumbo al combate nocturno de aquella noche.
...
Cuando Pablo llegó a su camerino pensaba que prontamente debĆa decirle la verdad a Alfredo del por que estaba allĆ y quĆ© hacĆa.
«espero que lo tome bien» pensaba.
Pablo apareció en la arena concurrida por fanÔticos luciendo el lampiño pecho bronceado parÔndose frente al rival, el público asistente aplaudió. El rival de nombre RomÔn era tan fuerte como Pablo Chacón, abdominales, biceps y piernas robustas, ademÔs de bultos prominentes y llamativos.
—el ganador deberĆ” masturbar al perdedor.
Tan pronto el anfitrión habló, RomÔn estrelló el pie en la entrepierna de Pablo, empujando los huevos a la pelvis.
Pablo tosió.
RomÔn se burló con gracia.
Pablo no tuvo mucha resistencia y se dobló, agarrÔndose la entrepierna preso del dolor.
RomÔn sonrió.
—a este paso creo que ya ganĆ© —aseguró.
Caminó detrÔs de su oponente y metió la mano en la parte trasera de aquel boxer azul.
Pablo rugió asustado, se defendió dÔndole un codazo a RomÔn, este retrocedió, enseguida Pablo pateó en la espinilla a su rival, este se quejó y cayó al piso.
RomÔn estaba sobre su espalda, pero Pablo recuperaba fuerzas. Recogió la pierna y la estrelló en la entrepierna de RomÔn, destripando los huevos
RomÔn gritó.
Pablo celebró la tÔctica repitiendo el movimiento.
Pablo se alejó de la escena, empezaba a sudar y su pene crecĆa en su bóxer, el pĆŗblico lo apoyaba.
RomĆ”n gemĆa mientras se acariciaba las bolas, temblaba de miedo y su simpĆ”tico rostro se contraĆa de dolor. Pablo se preparó la estocada final, corrió hacia RomĆ”n, el hombre cerró los ojos con miedo, Pablo pateó entre sus piernas.
La punta del desnudo pie de Pablo aplastó las bolas frÔgiles de RomÔn, estrellÔndolas contra la pelvis y provocando un sorprendente crujido.
RomÔn soltó un chillido al sentir la explosión de dolor emanar de sus huevos.
Hubo mezclas de emociones en el pĆŗblico.
Pablo se alejó dejando convaleciente en el piso a un hombre que se batĆa como lombriz agarrando sus genitales.
Pablo miró fijamente, pensando la tÔctica para masturbar a aquel jodido y excitante rival para ganar la pelea.
Toda la fuerza se esfumó de la musculatura de RomÔn mientras se limitaba a chillar por su dolor.
Pablo agarró los tobillos de RomÔn estirando sus piernas.
—Pablo —susurró RomĆ”n.
El rubio sonrió y llevó su pierna hacia atrĆ”s. Con un movimiento preciso, pateó la hombrĆa vulnerables de RomĆ”n como un jugador de fĆŗtbol. Sus dedos se estrellaron contra las bolas del muchacho aplastĆ”ndolas nuevamente.
RomÔn gritó.
Una vez mĆ”s, su pie pateó los testĆculos de RomĆ”n. Aquellos cojones parecĆan 2 tomates italianos rojos e hinchados.
Por tercera vez, su pie destripó las bolas del guerrero con soberbia fuerza y precisión.
RomĆ”n gimió de dolor luchando contra la fuerza de Pablo. TenĆa la cara colorada mientras sudaba de pies a cabeza.
Pablo tuvo compasión y le soltó las piernas, Ć©l tambiĆ©n parecĆa tener una serpiente pitón en su bóxers.
RomĆ”n sollozó y se acurrucó, ahuecó sus testĆculos maltratados con las manos. SeguĆa meciĆ©ndose en el suelo.
Pablo se acercó a RomÔn y se arrodilló junto a él. Lo agarró de la cadera y sin ejercer presión le dio la vuelta dejÔndolo de espalda.
RomÔn gruñó.
Pablo comenzó a desnudar a su rival. Enseguida saltaron sus pelotas grandes y llenas de jugo viril, resultaban hinchadas, y su pene flĆ”cido yacĆa aletargado en el muslo.
El pĆŗblico permanecĆa expectante.
Pablo cerró el puño alrededor de las bolas de RomÔn. Y los ojos del macho se abrieron.
—¡NOOOOOO! ¡AAAAARRRGGGGG!
Pablo estrujaba los preciosos testĆculos con la mano, el pulgar se clavaba sobre la suave piel. Apretó y torció los pobres huevos mientras el dueƱo gritaba desesperado y retorciĆ©ndose.
RomƔn gritaba con voz chillona variando de intensidad
Con la otra mano, Pablo dio un puƱetazo en las pelotas del oponente, desenfocando los ojos del aturdido luchador.
Pablo sostuvo al glande y comenzó a mover de arriba hacia abajo. GanarĆa aquel combate...
Cuando entró a su cubĆculo se sentĆa fatigado, cerró la puerta y con aberración vio que Esteban, el dueƱo de todo ese emporio estaba allĆ.
—no Pablito, es decir Pablote. Quiero hablar contigo, conocerte.
—y ya te he dicho por montones que no estoy interesado en eso. ¡Carajo!
—Pablo...escĆŗchame, sĆ© que eres sumamente inteligente, sabes lo que te conviene. Ese idiota con el que andas tirando, no es bueno para ti... bueno, Otto tampoco te convenĆa. Parace que no sabes aceptar a tus parejas. Los dos estamos para vivir juntos —se acercó a Pablo y colocó la mano en el pecho.
—estoy muy enamorado de mi pareja.
—despuĆ©s de esta noche no dirĆ”s lo mismo.
Bajó la mano por el abdomen y enseguida guardó la palma dentro del bóxer de Pablo, el joven tragó saliva pensando que le magullarĆan los cojones.
—tienes unos huevos hermosos... —aseguró Esteban acariciĆ”ndolos muy suave.
Pablo no dijo nada, pero el hecho de pensar que lo doblegarĆan lo excitó. Esteban tambiĆ©n se arrodilló, bajó el calzón a los tobillos y le hizo una felación.
Pablo luego de ganar en el combate y luego de masturbar a su enemigo terminó muy excitado, le era necesario expulsar toda su carga, asà que permitió que Esteban introdujera su boca caliente en el pene.
«dejarĆ© que solo me la chupe» pensaba Pablo, y asĆ lo harĆa, al concluir abandonarĆa aquello.
Esteban chupaba aquella barra de carne, llena de lindas venas, el pene de Pablo era grueso y la cabeza de su pene ya estaba roja. Sus huevos subĆan hermosos en el colgante escroto, a rato los chupaba y lamĆa como si se tratasen de 2 caramelos. SubĆa al pene y comĆa otra vez.
Pablo agarraba de los cabellos a Esteban y le incrustaba la verga hacia la garganta.
Un grueso lote de leche invadió la boca de Esteban, saboreó y probó, de nuevo el güevo de Pablo que tembló soltando otro cañonazo de leche que le resbaló a Esteban por la barbilla.
—¿a dónde vas Pablo?
—me voy.
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