CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Jenny de ChacĆ³n apoyĆ³ la cabeza en el pecho del marido como cada vez que hacĆan el amor, era tan amplio y fuerte que le encantaba, comenzĆ³ a hacer cĆrculos con el dedo en el pezĆ³n del hombre y Ć©l murmurĆ³ que lo estaba volviendo a excitar. Aquella fecha era especial para ella por tratarse de su cumpleaƱos.
—Ya estĆ”s mĆ”s vieja —comentĆ³ Marcos.
—Vieja las montaƱas y todavĆa recibe escaladores —agregĆ³ la mujer.
Su esposo sonriĆ³ y le dio otro beso en la boca. La abrazĆ³ y luego de mirar al reloj dijo que se ducharĆa para salir a trabajar. Ella se frotĆ³ los desaliƱados cabellos despuĆ©s que su marido los revolviera durante el sexo oral y repasĆ³ su itinerario del dĆa:
DebĆa ir a la universidad donde se desempeƱaba como directora de la Facultad de Literatura para resolver el problema de los fastidiosos alumnos a los que no les aparecĆa calificaciones aprobadas de materias que ya habĆan cursado. Volver a hablar con la profesora Gabriela porque le habĆa dicho que Pablo podĆa impartir algunas clases de economĆa, Ć©l estaba dispuesto asĆ que se pondrĆan de acuerdo. AplicarĆa la evaluaciĆ³n de SemiologĆa, pero un llamado la hizo olvidar su programaciĆ³n...
—El agua estĆ” tibia y te estoy esperando...
La cincuentona sonriĆ³ y se fue directo a la ducha de la habitaciĆ³n con el esposo.
Media hora mĆ”s tarde, Jenny bajĆ³ a la cocina donde se encontrĆ³ con sus hijos, Pablo y Yenny, la muchacha habĆa hecho el desayuno mientras el joven sostenĆa una caja de regalo.
—Ćbamos a llevarlo al cuarto —alegĆ³ el muchacho—. Pero escuchamos cosas que nos espantaron y mucho, decidimos bajar.
—Ay, Pablo, ¡¿pero que incoherencias dices?! Seguro era el televisor. Hubieran tocado la puerta, ademas tu padre saliĆ³ a trotar.
—Precisamente fue despuĆ©s de llegar de trotar —la seƱora Yenny negĆ³ escandalizada mientras Pablo lanzaba una risotada marginal—. Es una broma, mami. No te ruborices. A fin de cuenta tuviste tres hijos.
—Eres un picante —hablĆ³ Yenny, la hermana, expresando vulgaridad.
AsĆ comenzaban los regalos del dĆa con un par de objetos variados como articulos de belleza para la mujer. Entretanto Israel deprimido luego de su viaje para Alemania llegĆ³ a la cocina y con un beso a la madrastra le regalĆ³ un perfume.
Cada miembro de la casa saliĆ³ a sus labores, la cumpleaƱera se sorprendiĆ³ cuando recibiĆ³ en la oficina un ramo de rosas de parte de su esposo. MĆ”s un bonito reloj de SimĆ³n y su esposa entregados por el nieto Vicente.
Ella hubiera deseado salir a cenar con toda su familia aquella noche pero se enterĆ³ que los hijos organizaron una fiesta con muchas personas.
—parece una celebraciĆ³n sĆ³lo para ellos —gesticulĆ³ sin mover un labio.
—No te preocupes —dijo el seƱor Marcos—, son jĆ³venes, asĆ te celebran a ti. AllĆ” viene tu amiga InĆ©s.
La pareja saliĆ³ a recibirla, mas alejados Claudia tenĆa un fuerte lĆo con Pablo.
—¡Detente que lo harĆ”s sentir mal!
—Ćl es fuerte —dijo Pablo, que empezaba a sentirse contento producto de las mĆŗltiples copas de alcohol—. Mira su sonrisa. ¿Verdad que te gusta —su sobrino en brazos afirmĆ³—. Tu mamĆ” es una aburrida —volviĆ³ a soltar en el aire a su sobrino que cada era elevado mĆ”s alto. Alfredo a su lado estaba alerta.
—OjalĆ” te vomite la cara como la vez anterior —augurĆ³ Claudia.
Dicho esto Vicente llegĆ³ a brazos de Pablo quien con mueca de asco se lo entregĆ³ a la madre.
—¡Eres una aburrida, eh Claudia!
Ella lo mirĆ³ como si lo fuera a matar y se llevĆ³ a Vicente quien dentro de dos minutos se empezarĆa a sentir mal del estĆ³mago. Pablo se fue a buscar mĆ”s alcohol junto a Alfredo.
Israel estaba por una orilla del pario junto a un amigo llamado Antonio (irrelevante para el blog excepto para esta ocasiĆ³n) el dentista le hablaba de sus desventuras amorosas.
—EstĆ”bamos viviendo en un departamento en la playa que es de papĆ” y me abandono por aquel viejo cochino.
—AsĆ son de superfluas las actrices... sabĆas que ese viejo le controlaba la carrera.
—SĆ© que lo hizo por temor a Ć©l, porque no iba a tener mĆ”s empleo. Yo la podĆa mantener, la podĆa proteger de ese viejo.
Ademas del despecho por el abandono de Diana, Israel empezaba a sentirse mareado por el alcohol.
Jenny ChacĆ³n, la hija, estaba totalmente aburrida con un muchacho que la estaba pretendiendo.
—¿Por quĆ© una flor tan linda como tĆŗ no tiene pareja?
Ella alzĆ³ una ceja arrogante, la palabra flor le parecĆa sino antiquĆsima de provincia.
—Porque no he conseguido a ningĆŗn chico del que me sienta muy enamorada.
Oyendo esas palabras el muchacho se sintiĆ³ aludido, colocĆ³ su mano en el muslo a lo que la bella chica doblĆ³ el rostro con fastidio.
—Entonces yo puedo enamorarte. PiĆ©nsalo... ¿Por quĆ© no salimos afuera un ratito?
Jenny quiso pararse pero para irse directo a su habitaciĆ³n, gesticulando los ojos a un lado la mirada se posĆ³ en la entrepierna de su hermano SimĆ³n, ella sonriĆ³ y recordĆ³ su genĆ©tica familiar. DecidiĆ³ atacar al chico con unas sencillas palabras.
—Si lo deseas podemos salir y jugar un ratito... —el rostro del joven se dibujĆ³ una estĆŗpida sonrisa—, jugamos a que te pateĆ³ los testĆculos hasta que te lleguen a la garganta.
Instintivamente el muchacho llevĆ³ la mano a sus cojones ella lanzĆ³ una ultima sonrisa y se apartĆ³ de Ć©l, exigirĆa a su madre que picara el pastel y asĆ declarar el final de la fiesta.
SimĆ³n ChacĆ³n daba palabras de aliento a su hijo, el cual estaba llorando con la cara enterrada en su hombro.
—Te digo que fue por culpa de Pablo. ¿QuĆ© tal si en sus balanceos deja caer a Vicente?
—Primero se cae Pablo que dejarlo caer —ya mirando el rostro apagado de su hijo—. ¿Quiere de los dulces que estĆ”n por allĆ”?
El pequeƱo mirĆ³ hacia la mesa. Los ojos se le iluminaron.
—SĆ.
Padre e hijo fueron a buscarlos.
RĆ”pidamente cantaron el cumpleaƱos la torta era de melocotones y, como en la mayorĆa de los cumpleaƱos los invitados se fueron yendo luego de la entrega del pastel.
Cerca de veinte minutos costĆ³ para que en el patio unicamente quedaran los miembros de la familia.
—¿Por quĆ© no te quedas aun abunda alcohol? —invitĆ³ Pablo a SimĆ³n.
—Es que soy un padre de familia responsable —alegĆ³ el hombre con tono de broma—. Jajaja, maƱana debo de ir a la radio. Ustedes tambiĆ©n vayan a dormir.
TerminĆ³ de despedirse junto a su esposa y en el patio trasero de la casa sĆ³lo quedaron Alfredo, Israel y Pablo.
—No vayan a durar hasta tarde —decĆa la seƱora Yenny—. Recuerden que maƱana es dĆa de trabajo —entregĆ³ a cada uno un beso y se marchĆ³ rĆ”pidamente a la habitaciĆ³n donde sabĆa que su esposo la esperaba para sexo despuĆ©s de que Ć©l le pegara su erecciĆ³n al momento de cantar cumpleaƱos.
Alfredo, Pablo e Israel empezaron a charlar. Primero trataron temas laborales hasta comenzar a tratar temas mĆ”s Ćntimos, llegado un tiempo Alfredo sintiĆ³ la necesidad de ir al baƱo y liberar la vejiga de tantas horas de lĆquido ingerido, se separĆ³ de los hermanos.
—¿Desde cuando no le clavas la verga a una de tus amantes? —preguntĆ³ Pablo llevando la mirada graciosamente a la entrepierna de Israel.
El macho soltĆ³ una sonrisa tĆmida, ya borracho alegĆ³:
—No quiero hablar de eso... siento que las mujeres me usan como maquina de sexo... sĆ© que quedan muy satisfechas... pero...
—Es que los ChacĆ³n somos hombres recios —seguĆa Pablo apretĆ”ndose el bulto—. Desde los huevos hasta la pija.
—¿Desde los huevos? ¡No! Son hermosos pero... !Exuberantes! Pero es quĆ©... ¡Parecen de cristal!
—¡Ay, no mames! —negĆ³ Pablo parĆ”ndose—. Son de acero, frĆ”giles pero duros. ¡Vamos, pega aquĆ!
—EstĆ”s loco, cabrĆ³n!
—No seas necio y lanza tu mejor golpe a los huevos.
—No.
—Que sĆ.
Israel hizo otra risa y abandonĆ³ su silla perdiendo el equilibrio. Pablo frente a Ć©l se abriĆ³ de piernas. El dentista fijĆ³ la mirada al abultado jeans, ¿por quĆ© todos los hombres de su familia paterna debĆan llenar el pantalĆ³n asĆ? Entonces preparĆ³ la pierna y bromeĆ³ cual borracho en pegarle a Pablo.
—Ya hazlo, huevĆ³n. Son fuertes.
Israel apuntĆ³ y disparĆ³. Lo peor fue la reacciĆ³n de Alfredo, quien saliendo del baƱo mirĆ³ la jugarreta tomĆ”ndolo como un hecho de violencia.
El zapato de punta larga de Israel chocĆ³ entre las piernas de Pablo, hundiĆ©ndose en la tela del jeans marcando con el golpe las bolas y el pene, provocando un ruido de poff y haciendo que Pablo despegara del suelo, volando vertical y abriendo los ojos con un grito ahogado de sus cuerdas vocales. Al poner los pies en tierra sus ojos estaban vidriosos y desenfocados, se puso de rodillas adolorido y se desmayĆ³.
—¡Pero quĆ©! ¿Acaso estĆ”s loco, Israel? ¿Por quĆ© le pegas asĆ?
—No jodas, Alfredo. No fue nada, un pequeƱo golpe, Pablo no es tan fuerte como dice. En un rato va a despertar. Voy a nadar.
—¡Como nadar, estĆ”s borracho!
El rubio dentista empezĆ³ a quitarse la ropa se echarĆa a nadar, no sabĆa por quĆ© pero tenĆa que hacerlo. Alfredo empezĆ³ a hacer reaccionar a su pobre pareja. Las piernas le temblaban de miedo
—¡Pablo, Pablo!... hey, Israel no te metas a la piscina no estĆ”s en condiciĆ³n de nadar. Busca algo para hacer despertar a tu hermano —pero Israel no le daba la mĆnima atenciĆ³n en ropa interior y con total perdida de equilibrio intentaba prepararse para zambullirse al agua—. Israel, ¡espera! —dejando a Pablo tendido en el piso se acercĆ³ al macho—. Israel no puedes nadar en ese estado, te ahogaras, espera, ¡Israel!
—SuĆ©ltame, tengo nadando toda la vida. Suelta, suelta.
Estaban forcejeando cerca de la alberca, Alfredo sabĆa que si lo dejaba entrar al agua se ahogarĆa estaba muy mareado. Israel sĆ³lo sabĆa que tenĆa que entrenar para olvidar sus desdichas.
—Tienes que subir y buscar algo para despertar a Pablo.
—Pablo que se joda, Ć©l se lo buscĆ³.
A Alfredo se le congestionĆ³ la cara de ira con la egoĆsta respuesta del nadador, mirĆ³ su hermosa entrepierna y sabĆa lo que le iba a hacer, le dolerĆa, pero al fin y al cabo tambiĆ©n lo harĆa por Pablo.
Alfredo dio un rodillazo en la entrepierna de Israel lo mĆ”s fuerte que pudo. Su rĆ³tula chocĆ³ contra la ropa interior con precisiĆ³n, arrastrando con el hueso hacia los testĆculos.
—¡OHHHHHHHHH! —lanzĆ³ un grito gututal el bello rubio, se llevĆ³ la mano a las bolas la vez que doblaba la frente y cerraba los ojos.
Iba a caer de costado pero Alfredo lo sujetĆ³ de brazos y asĆ evitar su caĆda a la piscina.
—Camina, Israel.
—Carajo, no puedo. ¡ME DUELE!
Israel estaba doblado con sus mano acariciando sus enormes bolas. Alfredo lo ayudĆ³ a caminar lejos del borde de la piscina, logrando su objetivo por mĆ”s que Israel arrastrara los pies.
El hermoso rostro de Israel lucĆa apagado por el dolor, tenĆa los dientes apretados y los ojos llorosos, mientras era prĆ”cticamente arrastrado por Alfredo vislumbrĆ³ su paquete, parecĆa tener la polla hacia la derecha. El dentista llevĆ³ la mano a los genitales del rubio. ApoderĆ”ndose con sus fuertes dedos del pequeƱo escroto del hombre, y sĆ que eran pequeƱo pero sus testĆculos eran gordos. ApretĆ³ con fuerzas y sintiĆ³ que algo le crujiĆ³ por dentro. Alfredo soltĆ³ un grito mientras abrĆa los ojos y de su boca se formaba un hijlo de saliva.
Israel riĆ³ borracho fijando con mas profundidad los dedos en los huevos, aplanando los genitales regordetes y doblegando al fuerte HĆ©rcules produciendo otro fuerte crujido.
—¡AAAAAAAAHHHHHH!
Alfredo se estremeciĆ³ dejando de agarrar la gruesa espalda de Israel. SentĆa como si le aniquilaran los cojones con cinco garras. Un espeso chorro de sudor brotĆ³ por su frente cercenando la borrachera que dominaba su cuerpo.
Israel soltĆ³ a su cuƱado y Alfredo se doblĆ³ amasando sus genitales, Israel soltĆ³ una risa tonta y cojeando se sentĆ³ en una silla donde se sirviĆ³ Whisky y comenzĆ³ a tomar mientras con una mano sobaba sus bolas.
Alfredo sintiendo que ondas de dolor emergĆan de sus testĆculos, cojeĆ³ hasta donde estaba tendido Pablo para darle suaves bofetadas.
—Pablo, reacciona... ¡Eh! Pablo... Israel dame un poco de alcohol para darlo de oler a Pablo.
—Me duelen... las bo... bolas por tu culpa... —Israel comenzĆ³ a hipar.
Alfredo caminĆ³ hacia Ć©l.
—Y si no haces nada por tu hermano te arrancarĆ© las bolas de tu cuerpo, si estĆ” asĆ es por tu culpa.
—No me importa. Yo no empece.
—Ustedes son unidos.
—QUIERO BEBER.
—¡Borracho!
Alfredo mirĆ³ la entrepierna del guapo dentista su pene estaba duro como fierro, a pesar de que el antebrazo lo cubrĆa. Alfredo se percatĆ³ con atenciĆ³n de que la punta del bĆ³xer del muchacho estaba hĆŗmedo.
"LĆquido preseminal" pensĆ³.
InyectĆ³ un puƱetazo sĆ³lido a la entrepierna, estrellando las bolas de Israel en su pelvis.
POFFFFF
Otro fuerte crujido resonĆ³ en aquel patio trasero.
El borracho Israel lanzĆ³ un grito de muerte tragĆ”ndose su hipo. Una pequeƱa gota de lĆquido preseminal escupiĆ³ su dura erecciĆ³n.
—Alfredo, tipo, ¡ya no! Pegas muy duro.
Alfredo doblĆ³ la frente y se apresurĆ³ al meter la mano dentro del boxer del dentista. Sin duda alguna que era un verdadero ChacĆ³n tenĆa las bolas tan grandes como Pablo, no era ilusiĆ³n Ć³ptica de relleno en sus pantalones.
Israel se puso pĆ”lido y abriĆ³ la boca con miedo.
—¿Te gusta patearle las bolas a tu hermano, eh? ¿Y ahora quĆ©?
Israel mascullĆ³ un gemido lastimero con el rostro contorsionado de dolor. Alfredo se asegurĆ³ de sostener firme los testĆculos de gallina del macho, empezando a apretar.
La punta de sus dedos hicieron presiĆ³n en el mĆŗsculo vulnerable.
Israel emitiĆ³ un largo gemido. ParecĆa un cochino emitiendo chillidos y el estĆ³mago le daba vueltas.
Alfredo continuaba molesto por la manera en la que Israel le habĆa pateado las bolas a Pablo. ¿Por quĆ© lo hizo? ¿Por quĆ© maltratĆ³ a su hermano? Continuaba retorciendo sus manos, clavĆ³ las uƱas en el escroto.
Israel lanzĆ³ un jadeo ahogado su climax llegĆ³ a un orgasmo sensacional y un chorro de leche espesa, caliente y cremosa mojĆ³ por completo el bĆ³xer y el antebrazo del musculoso macho.
Alfredo abriĆ³ la boca de sorpresa, mientras otra oleada de semen pegajoso le mojaba la mano.
—Aaaaaaaaahhhhhhh —dijo en Ć©xtasis Israel, tenĆa los ojos volteados y la boca abierta.
En cuestiĆ³n de segundos, la ropa interior del hermoso rubio estaba empapada de sus fluidos corporales. Ademas de la muƱeca y mano de Alfredo dentro del bĆ³xer.
Alfredo soltĆ³ las pelotas de Israel, sus dedos estaban mojados del semen de su cuƱado.
—Que asco —murmurĆ³ enojado.
Israel se quedĆ³ acurrucado en la silla amasĆ”ndose las bolas y comentado palabras inentendibles. Alfredo estaba situado entre sus piernas ocupado en limpiarse la mano en el pantalĆ³n. Israel sonriĆ³ y reuniendo fuerzas levantĆ³ una patada sobre Alfredo, embistiendo sus testĆculos gordos contra la pelvis.
Alfredo se quedĆ³ sorprendido ante el traicionero ataque, abriĆ³ la boca y doblĆ³ las cejas, llevĆ³ las manos a sus gĆ³nadas y se fue directo a la grama. Se acurrucĆ³ en posiciĆ³n fetal sollozando por sus huevos adoloridos y gimiendo de dolor.
Alfredo tardĆ³ diez minutos en arrastrarse a un conjunto de bellas flores de la seƱora Yenny para vomitar por lo mal que se sentĆa de entraƱas.
...
Pablo fue despertado por unas fuertes palmadas en la cara, todavĆa estaba oscuro y la cabeza parecĆa que le iba a reventar ademas de los huevos que le asaltaban de dolor. Su padre lo habĆa despertado vestĆa ropa de hacer deporte.
—Me iba a trotar y me encuentro con esta sorpresa. Levantate, Pablo. Y tĆŗ, Israel —caminĆ³ hasta el hombre—. ¿por quĆ© estĆ”s semidesnudo? ¡Carajo les dije que no bebieran! Siempre pasa esto. ¡Irresponsables!
Israel abriĆ³ los ojos, era increĆble el dolor de cojones que sentĆa era como si una aplanadora les pasara por encima. IntentĆ³ ponerse de pie y sus bolas le pesaban demasiado, intentĆ³ caminar lo mĆ”s erguido posible... ¿por quĆ© carajo estaba sin ropa? No se acordaba de nada.
—PapĆ”, es apenas las 5:39am, deja lo amargado. BĆŗscanos unas pastillas.
El seƱor Marcos ChacĆ³n mirĆ³ a Pablo como si lo fulminara con la vista.
—Mucho hago con despertarlo. Me irĆ© a trotar, y cuando vuelva quiero ver esto limpio. Y, ademas quiero que estĆ©n en el trabajo a la hora indicada, sino los despido.
—¡PapĆ”!
Marcos saliĆ³ del patio y Pablo miro a Israel que se habĆa puesto un jeans tenĆa una mano en la cabeza y la otra en los cojones. Alfredo estaba sentado en el suelo con cara de malestar.
—¿EstĆ”s bien, Alfredo?
—SĆ, Pablo —perlo le dolĆan los testĆculo. Ahora mirĆ³ expectante a Israel—. ¿TĆŗ cĆ³mo te sientes, Isra?
El rubio mirĆ³ al fortachĆ³n como si lo detestara, finalmente se relajĆ³ e inclinĆ³ en la silla.
—Muy mal pero bien...
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