malentendido - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

21 may 2015

malentendido

CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Jenny de ChacĆ³n apoyĆ³ la cabeza en el pecho del marido como cada vez que hacĆ­an el amor, era tan amplio y fuerte que le encantaba, comenzĆ³ a hacer cĆ­rculos con el dedo en el pezĆ³n del hombre y Ć©l murmurĆ³ que lo estaba volviendo a excitar. Aquella fecha era especial para ella por tratarse de su cumpleaƱos.

   —Ya estĆ”s mĆ”s vieja —comentĆ³ Marcos.

   —Vieja las montaƱas y todavĆ­a recibe escaladores —agregĆ³ la mujer.

   Su esposo sonriĆ³ y le dio otro beso en la boca. La abrazĆ³ y luego de mirar al reloj dijo que se ducharĆ­a para salir a trabajar. Ella se frotĆ³ los desaliƱados cabellos despuĆ©s que su marido los revolviera durante el sexo oral y repasĆ³ su itinerario del dĆ­a:

   DebĆ­a ir a la universidad donde se desempeƱaba como directora de la Facultad de Literatura para resolver el problema de los fastidiosos alumnos a los que no les aparecĆ­a calificaciones aprobadas de materias que ya habĆ­an cursado. Volver a hablar con la profesora Gabriela porque le habĆ­a dicho que Pablo podĆ­a impartir algunas clases de economĆ­a, Ć©l estaba dispuesto asĆ­ que se pondrĆ­an de acuerdo. AplicarĆ­a la evaluaciĆ³n de SemiologĆ­a, pero un llamado la hizo olvidar su programaciĆ³n...

   —El agua estĆ” tibia y te estoy esperando...

   La cincuentona sonriĆ³ y se fue directo a la ducha de la habitaciĆ³n con el esposo.

   Media hora mĆ”s tarde, Jenny bajĆ³ a la cocina donde se encontrĆ³ con sus hijos, Pablo y Yenny, la muchacha habĆ­a hecho el desayuno mientras el joven sostenĆ­a una caja de regalo.

   —ƍbamos a llevarlo al cuarto —alegĆ³ el muchacho—. Pero escuchamos cosas que nos espantaron y mucho, decidimos bajar.

   —Ay, Pablo, ¡¿pero que incoherencias dices?! Seguro era el televisor. Hubieran tocado la puerta, ademas tu padre saliĆ³ a trotar.

   —Precisamente fue despuĆ©s de llegar de trotar —la seƱora Yenny negĆ³ escandalizada mientras Pablo lanzaba una risotada marginal—. Es una broma, mami. No te ruborices. A fin de cuenta tuviste tres hijos.

   —Eres un picante —hablĆ³ Yenny, la hermana, expresando vulgaridad.

   AsĆ­ comenzaban los regalos del dĆ­a con un par de objetos variados como articulos de belleza para la mujer. Entretanto Israel deprimido luego de su viaje para Alemania llegĆ³ a la cocina y con un beso a la madrastra le regalĆ³ un perfume.

   Cada miembro de la casa saliĆ³ a sus labores, la cumpleaƱera se sorprendiĆ³ cuando recibiĆ³ en la oficina un ramo de rosas de parte de su esposo. MĆ”s un bonito reloj de SimĆ³n y su esposa entregados por el nieto Vicente.

   Ella hubiera deseado salir a cenar con toda su familia aquella noche pero se enterĆ³ que los hijos organizaron una fiesta con muchas personas.

   —parece una celebraciĆ³n sĆ³lo para ellos —gesticulĆ³ sin mover un labio.

   —No te preocupes —dijo el seƱor Marcos—, son jĆ³venes, asĆ­ te celebran a ti. AllĆ” viene tu amiga InĆ©s.

   La pareja saliĆ³ a recibirla, mas alejados Claudia tenĆ­a un fuerte lĆ­o con Pablo.

   —¡Detente que lo harĆ”s sentir mal!

   —Ɖl es fuerte —dijo Pablo, que empezaba a sentirse contento producto de las mĆŗltiples copas de alcohol—. Mira su sonrisa. ¿Verdad que te gusta —su sobrino en brazos afirmĆ³—. Tu mamĆ” es una aburrida —volviĆ³ a soltar en el aire a su sobrino que cada era elevado mĆ”s alto. Alfredo a su lado estaba alerta.

   —OjalĆ” te vomite la cara como la vez anterior —augurĆ³ Claudia.

    Dicho esto Vicente llegĆ³ a brazos de Pablo quien con mueca de asco se lo entregĆ³ a la madre.

   —¡Eres una aburrida, eh Claudia!

   Ella lo mirĆ³ como si lo fuera a matar y se llevĆ³ a Vicente quien dentro de dos minutos se empezarĆ­a a sentir mal del estĆ³mago. Pablo se fue a buscar mĆ”s alcohol junto a Alfredo.

   Israel estaba por una orilla del pario junto a un amigo llamado Antonio (irrelevante para el blog excepto para esta ocasiĆ³n) el dentista le hablaba de sus desventuras amorosas.

   —EstĆ”bamos viviendo en un departamento en la playa que es de papĆ” y me abandono por aquel viejo cochino.

   —AsĆ­ son de superfluas las actrices... sabĆ­as que ese viejo le controlaba la carrera.

   —SĆ© que lo hizo por temor a Ć©l, porque no iba a tener mĆ”s empleo. Yo  la podĆ­a mantener, la podĆ­a proteger de ese viejo.

   Ademas del despecho por el abandono de Diana, Israel empezaba a sentirse mareado por el alcohol.

   Jenny ChacĆ³n, la hija, estaba totalmente aburrida con un muchacho que la estaba pretendiendo.

   —¿Por quĆ© una flor tan linda como tĆŗ no tiene pareja?

   Ella alzĆ³ una ceja arrogante, la palabra flor le parecĆ­a sino antiquĆ­sima de provincia.

   —Porque no he conseguido a ningĆŗn chico del que me sienta muy enamorada.

   Oyendo esas palabras el muchacho se sintiĆ³ aludido, colocĆ³ su mano en el muslo a lo que la bella chica doblĆ³ el rostro con fastidio.

   —Entonces yo puedo enamorarte. PiĆ©nsalo... ¿Por quĆ© no salimos afuera un ratito?

   Jenny quiso pararse pero para irse directo a su habitaciĆ³n, gesticulando los ojos a un lado la mirada se posĆ³ en la entrepierna de su hermano SimĆ³n, ella sonriĆ³ y recordĆ³ su genĆ©tica familiar. DecidiĆ³ atacar al chico con unas sencillas palabras.

   —Si lo deseas podemos salir y jugar un ratito... —el rostro del joven se dibujĆ³ una estĆŗpida sonrisa—, jugamos a que te pateĆ³ los testĆ­culos hasta que te lleguen a la garganta.

   Instintivamente el muchacho llevĆ³ la mano a sus cojones ella lanzĆ³ una ultima sonrisa y se apartĆ³ de Ć©l, exigirĆ­a a su madre que picara el pastel y asĆ­ declarar el final de la fiesta.

   SimĆ³n ChacĆ³n daba palabras de aliento a su hijo, el cual estaba llorando con la cara enterrada en su hombro.

   —Te digo que fue por culpa de Pablo. ¿QuĆ© tal si en sus balanceos deja caer a Vicente?

   —Primero se cae Pablo que dejarlo caer —ya mirando el rostro apagado de su hijo—. ¿Quiere de los dulces que estĆ”n por allĆ”?

   El pequeƱo mirĆ³ hacia la mesa. Los ojos se le iluminaron.

   —SĆ­.

   Padre e hijo fueron a buscarlos.
  
   RĆ”pidamente cantaron el cumpleaƱos la torta era de melocotones y, como en la mayorĆ­a de los cumpleaƱos los invitados se fueron yendo luego de la entrega del pastel.

   Cerca de veinte minutos costĆ³ para que en el patio unicamente quedaran los miembros de la familia.

   —¿Por quĆ© no te quedas aun abunda alcohol? —invitĆ³ Pablo a SimĆ³n.

   —Es que soy un padre de familia responsable —alegĆ³ el hombre con tono de broma—. Jajaja, maƱana debo de ir a la radio. Ustedes tambiĆ©n vayan a dormir.

   TerminĆ³ de despedirse junto a su esposa y en el patio trasero de la casa sĆ³lo quedaron Alfredo, Israel y Pablo.

   —No vayan a durar hasta tarde —decĆ­a la seƱora Yenny—. Recuerden que maƱana es dĆ­a de trabajo —entregĆ³ a cada uno un beso y se marchĆ³ rĆ”pidamente a la habitaciĆ³n donde sabĆ­a que su esposo la esperaba para sexo despuĆ©s de que Ć©l le pegara su erecciĆ³n al momento de cantar cumpleaƱos.

   Alfredo, Pablo e Israel empezaron a charlar. Primero trataron temas laborales hasta comenzar a tratar temas mĆ”s Ć­ntimos, llegado un tiempo Alfredo sintiĆ³ la necesidad de ir al baƱo y liberar la vejiga de tantas horas de lĆ­quido ingerido, se separĆ³ de los hermanos.

   —¿Desde cuando no le clavas la verga a una de tus amantes? —preguntĆ³ Pablo llevando la mirada graciosamente a la entrepierna de Israel.

   El macho soltĆ³ una sonrisa tĆ­mida, ya borracho alegĆ³:

   —No quiero hablar de eso... siento que las mujeres me usan como maquina de sexo... sĆ© que quedan muy satisfechas... pero...

   —Es que los ChacĆ³n somos hombres recios —seguĆ­a Pablo apretĆ”ndose el bulto—. Desde los huevos hasta la pija.

   —¿Desde los huevos? ¡No! Son hermosos pero... !Exuberantes! Pero es quĆ©... ¡Parecen de cristal!

   —¡Ay, no mames! —negĆ³ Pablo parĆ”ndose—. Son de acero, frĆ”giles pero duros. ¡Vamos, pega aquĆ­!

   —EstĆ”s loco, cabrĆ³n!

   —No seas necio y lanza tu mejor golpe a los huevos.

   —No.

   —Que sĆ­.

   Israel hizo otra risa y abandonĆ³ su silla perdiendo el equilibrio. Pablo frente a Ć©l se abriĆ³ de piernas. El dentista fijĆ³ la mirada al abultado jeans, ¿por quĆ© todos los hombres de su familia paterna debĆ­an llenar el pantalĆ³n asĆ­? Entonces preparĆ³ la pierna y bromeĆ³ cual borracho en pegarle a Pablo.

   —Ya hazlo, huevĆ³n. Son fuertes.

   Israel apuntĆ³ y disparĆ³. Lo peor fue la reacciĆ³n de Alfredo, quien saliendo del baƱo mirĆ³ la jugarreta tomĆ”ndolo como un hecho de violencia.

   El zapato de punta larga de Israel chocĆ³ entre las piernas de Pablo, hundiĆ©ndose en la tela del jeans marcando con el golpe las bolas y el pene, provocando un ruido de poff y haciendo que Pablo despegara del suelo, volando vertical y abriendo los ojos con un grito ahogado de sus cuerdas vocales. Al poner los pies en tierra sus ojos estaban vidriosos y desenfocados, se puso de rodillas adolorido y se desmayĆ³.

   —¡Pero quĆ©! ¿Acaso estĆ”s loco, Israel? ¿Por quĆ© le pegas asĆ­?

   —No jodas, Alfredo. No fue nada, un pequeƱo golpe, Pablo no es tan fuerte como dice. En un rato va a despertar. Voy a nadar.

   —¡Como nadar, estĆ”s borracho!

   El rubio dentista empezĆ³ a quitarse la ropa se echarĆ­a a nadar, no sabĆ­a por quĆ© pero tenĆ­a que hacerlo. Alfredo empezĆ³ a hacer reaccionar a su pobre pareja. Las piernas le temblaban de miedo

   —¡Pablo, Pablo!... hey, Israel no te metas a la piscina no estĆ”s en condiciĆ³n de nadar. Busca algo para hacer despertar a tu hermano —pero Israel no le daba la mĆ­nima atenciĆ³n en ropa interior y con total perdida de equilibrio intentaba prepararse para zambullirse al agua—. Israel, ¡espera! —dejando a Pablo tendido en el piso se acercĆ³ al macho—. Israel no puedes nadar en ese estado, te ahogaras, espera, ¡Israel!

   —SuĆ©ltame, tengo nadando toda la vida. Suelta, suelta.

   Estaban forcejeando cerca de la alberca, Alfredo sabĆ­a que si lo dejaba entrar al agua se ahogarĆ­a estaba muy mareado. Israel sĆ³lo sabĆ­a que tenĆ­a que entrenar para olvidar sus desdichas. 

   —Tienes que subir y buscar algo para despertar a Pablo.

   —Pablo que se joda, Ć©l se lo buscĆ³.

   A Alfredo se le congestionĆ³ la cara de ira con la egoĆ­sta respuesta del nadador, mirĆ³ su hermosa entrepierna y sabĆ­a lo que le iba a hacer, le dolerĆ­a, pero al fin y al cabo tambiĆ©n lo harĆ­a por Pablo.

   Alfredo dio un rodillazo en la entrepierna de Israel lo mĆ”s fuerte que pudo. Su rĆ³tula chocĆ³ contra la ropa interior con precisiĆ³n, arrastrando con el hueso hacia los testĆ­culos.

   —¡OHHHHHHHHH! —lanzĆ³ un grito gututal el bello rubio, se llevĆ³ la mano a las bolas la vez que doblaba la frente y cerraba los ojos.

   Iba a caer de costado pero Alfredo lo sujetĆ³ de brazos y asĆ­ evitar su caĆ­da a la piscina.

   —Camina, Israel.

   —Carajo, no puedo. ¡ME DUELE!

   Israel estaba doblado con sus mano acariciando sus enormes bolas. Alfredo lo ayudĆ³ a caminar lejos del borde de la piscina, logrando su objetivo por mĆ”s que Israel arrastrara los pies.

   El hermoso rostro de Israel lucĆ­a apagado por el dolor, tenĆ­a los dientes apretados y los ojos llorosos, mientras era prĆ”cticamente arrastrado por Alfredo vislumbrĆ³ su paquete, parecĆ­a tener la polla hacia la derecha. El dentista llevĆ³ la mano a los genitales del rubio. ApoderĆ”ndose con sus fuertes dedos del pequeƱo escroto del hombre, y sĆ­ que eran pequeƱo pero sus testĆ­culos eran gordos. ApretĆ³ con fuerzas y sintiĆ³ que algo le crujiĆ³ por dentro. Alfredo soltĆ³ un grito mientras abrĆ­a los ojos y de su boca se formaba un hijlo de saliva.

   Israel riĆ³ borracho fijando con mas profundidad los dedos en los huevos, aplanando los genitales regordetes y doblegando al fuerte HĆ©rcules produciendo otro fuerte crujido.

   —¡AAAAAAAAHHHHHH!

   Alfredo se estremeciĆ³ dejando de agarrar la gruesa espalda de Israel. SentĆ­a como si le aniquilaran los cojones con cinco garras. Un espeso chorro de sudor brotĆ³ por su frente cercenando la borrachera que dominaba su cuerpo.

   Israel soltĆ³ a su cuƱado y Alfredo se doblĆ³ amasando sus genitales, Israel soltĆ³ una risa tonta y cojeando se sentĆ³ en una silla donde se sirviĆ³ Whisky y comenzĆ³ a tomar mientras con una mano sobaba sus bolas.

   Alfredo sintiendo que ondas de dolor emergĆ­an de sus testĆ­culos, cojeĆ³ hasta donde estaba tendido Pablo para darle suaves bofetadas.

   —Pablo, reacciona... ¡Eh! Pablo... Israel dame un poco de alcohol para darlo de oler a Pablo.

   —Me duelen... las bo... bolas por tu culpa... —Israel comenzĆ³ a hipar.

   Alfredo caminĆ³ hacia Ć©l.

   —Y si no haces nada por tu hermano te arrancarĆ© las bolas de tu cuerpo, si estĆ” asĆ­ es por tu culpa.

   —No me importa. Yo no empece.

   —Ustedes son unidos.

   —QUIERO BEBER.

   —¡Borracho!

   Alfredo mirĆ³ la entrepierna del guapo dentista su pene estaba duro como fierro, a pesar de que el antebrazo lo cubrĆ­a. Alfredo se percatĆ³ con atenciĆ³n de que la punta del bĆ³xer del muchacho estaba hĆŗmedo.

   "LĆ­quido preseminal" pensĆ³.

   InyectĆ³ un puƱetazo sĆ³lido a la entrepierna, estrellando las bolas de Israel en su pelvis.

   POFFFFF

   Otro fuerte crujido resonĆ³ en aquel patio trasero.

   El borracho Israel lanzĆ³ un grito de muerte tragĆ”ndose su hipo. Una pequeƱa gota de lĆ­quido preseminal escupiĆ³ su dura erecciĆ³n.

   —Alfredo, tipo, ¡ya no! Pegas muy duro.

   Alfredo doblĆ³ la frente y se apresurĆ³ al meter la mano dentro del boxer del dentista. Sin duda alguna que era un verdadero ChacĆ³n tenĆ­a las bolas tan grandes como Pablo, no era ilusiĆ³n Ć³ptica de relleno en sus pantalones.

   Israel se puso pĆ”lido y abriĆ³ la boca con miedo.

   —¿Te gusta patearle las bolas a tu hermano, eh? ¿Y ahora quĆ©?

   Israel mascullĆ³ un gemido lastimero con el rostro contorsionado de dolor. Alfredo se asegurĆ³ de sostener firme los testĆ­culos de gallina del macho, empezando a apretar.

   La punta de sus dedos hicieron presiĆ³n en el mĆŗsculo vulnerable.

   Israel emitiĆ³ un largo gemido. ParecĆ­a un cochino emitiendo chillidos y el estĆ³mago le daba vueltas.

   Alfredo continuaba molesto por la manera en la que Israel le habĆ­a pateado las bolas a Pablo. ¿Por quĆ© lo hizo? ¿Por quĆ© maltratĆ³ a su hermano? Continuaba retorciendo sus manos, clavĆ³ las uƱas en el escroto.

   Israel lanzĆ³ un jadeo ahogado su climax llegĆ³ a un orgasmo sensacional y un chorro de leche espesa, caliente y cremosa mojĆ³ por completo el bĆ³xer y el antebrazo del musculoso macho.

   Alfredo abriĆ³ la boca de sorpresa, mientras otra oleada de semen pegajoso le mojaba la mano.

   —Aaaaaaaaahhhhhhh —dijo en Ć©xtasis Israel, tenĆ­a los ojos volteados y la boca abierta.

   En cuestiĆ³n de segundos, la ropa interior del hermoso rubio estaba empapada de sus fluidos corporales. Ademas de la muƱeca y mano de Alfredo dentro del bĆ³xer.

   Alfredo soltĆ³ las pelotas de Israel, sus dedos estaban mojados del semen de su cuƱado.

   —Que asco —murmurĆ³ enojado.

   Israel se quedĆ³ acurrucado en la silla amasĆ”ndose las bolas y comentado palabras inentendibles. Alfredo estaba situado entre sus piernas ocupado en limpiarse la mano en el pantalĆ³n. Israel sonriĆ³ y reuniendo fuerzas levantĆ³ una patada sobre Alfredo, embistiendo sus testĆ­culos gordos contra la pelvis.

   Alfredo se quedĆ³ sorprendido ante el traicionero ataque, abriĆ³ la boca y doblĆ³ las cejas, llevĆ³ las manos a sus gĆ³nadas y se fue directo a la grama. Se acurrucĆ³ en posiciĆ³n fetal sollozando por sus huevos adoloridos y gimiendo de dolor.

   Alfredo tardĆ³ diez minutos en arrastrarse a un conjunto de bellas flores de la seƱora Yenny para vomitar por lo mal que se sentĆ­a de entraƱas.

   ...

   Pablo fue despertado por unas fuertes palmadas en la cara, todavĆ­a estaba oscuro y la cabeza parecĆ­a que le iba a reventar ademas de los huevos que le asaltaban de dolor. Su padre lo habĆ­a despertado vestĆ­a ropa de hacer deporte.

   —Me iba a trotar y me encuentro con esta sorpresa. Levantate, Pablo. Y tĆŗ, Israel —caminĆ³ hasta el hombre—. ¿por quĆ© estĆ”s semidesnudo? ¡Carajo les dije que no bebieran! Siempre pasa esto. ¡Irresponsables!

   Israel abriĆ³ los ojos, era increĆ­ble el dolor de cojones que sentĆ­a era como si una aplanadora les pasara por encima. IntentĆ³ ponerse de pie y sus bolas le pesaban demasiado, intentĆ³ caminar lo mĆ”s erguido posible... ¿por quĆ© carajo estaba sin ropa? No se acordaba de nada.

   —PapĆ”, es apenas las 5:39am, deja lo amargado. BĆŗscanos unas pastillas.

   El seƱor Marcos ChacĆ³n mirĆ³ a Pablo como si lo fulminara con la vista.

   —Mucho hago con despertarlo. Me irĆ© a trotar, y cuando vuelva quiero ver esto limpio. Y, ademas quiero que estĆ©n en el trabajo a la hora indicada, sino los despido.

   —¡PapĆ”!

   Marcos saliĆ³ del patio y Pablo miro a Israel que se habĆ­a puesto un jeans tenĆ­a una mano en la cabeza y la otra en los cojones. Alfredo estaba sentado en el suelo con cara de malestar.

   —¿EstĆ”s bien, Alfredo?

   —SĆ­, Pablo —perlo le dolĆ­an los testĆ­culo. Ahora mirĆ³ expectante a Israel—. ¿TĆŗ cĆ³mo te sientes, Isra?

   El rubio mirĆ³ al fortachĆ³n como si lo detestara, finalmente se relajĆ³ e inclinĆ³ en la silla.

   —Muy mal pero bien...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages