Pablo en Guerreros de la arena (5/15): karma - Las Bolas de Pablo

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7 may 2015

Pablo en Guerreros de la arena (5/15): karma

   CONTIENE:
   -BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
   -SEXO HOMOSEXUAL
   Pablo salió a la arena al encuentro de su rival, un muchacho delgado, moreno y nalgón.
   Pablo se ajustó el abultado paquete para intimidar a su rival. El pĆŗblico que lo seguĆ­a aplaudió con Ć”nimos, el flaco, llamado SaĆŗl bostezó a drede, y sus fans rieron. No marcaba gran paquete, solo culo.
   —¿guerreros preparados? —preguntó la voz de anfitrión. Ambos jóvenes afirmaron y se situaron uno frente al otro—: el combate termina cuando el ganador penetre al perdedor —el pĆŗblico aplaudió con energĆ­a. SaĆŗl se sorprendió, Pablo sonrió nervioso.
   —muy bien niƱo, no sólo te partirĆ© las bolas, sino que te desgarrarĆ© el intestino con mi pito.
   —no lo creo —negó SaĆŗl.
   Los muchacho se lanzaron al combate, Pablo le dio un puƱetazo a SaĆŗl y lo tiró al suelo. RĆ”pidamente SaĆŗl contraatacó, cuando Pablo caminaba para patearlo. Le clavó un puƱetazo rĆ”pido en las bolas
   Los ojos de Pablo se abrieron mirando a SaĆŗl con expresión de dolor y disgusto, dejó escapar un largo gemido y se dobló agarrĆ”ndose las grandes pelotas.
   —¡YA ME VEO METIENDO MI SALCHICHA EN ESE CULO ESPONJOSO —comunicó SaĆŗl obteniendo la aprobación de casi todo el pĆŗblico.
   Pablo en el piso se quejaba con palabras incomprensibles mientras se agarraba los genitales.
   SaĆŗl se arrodilló entre las piernas de Pablo, intentó alzarlo por el culo, pero Chacón se defendió como un león, SaĆŗl lo agarró de las piernas y con un cabezazo aplastó las bolas de Pablo.
   Pablo se estremeció y pegó un grito desesperado, agarró a su enemigo de los cabellos y los haló como si fuera a arrancarlos.
   SaĆŗl se resistió
   Pablo se aferró a la cabeza, obedeciendo a su fuerza e impulso, SaĆŗl ascendió y Pablo lo tiró a su lado, se subió encima de Ć©l y puso su rótula en la entrepierna.
   SaĆŗl hizo una mueca, pero se recuperó y defendió doblando la tetilla de Pablo y luego golpeó sus testĆ­culos con el muslo.
   Pablo rugió con dolor, perdió el equilibrio y cayó al piso protegiĆ©ndose la entrepierna.
   SaĆŗl se levantó, agarró su ropa interior y la bajó por sus piernas, viendo la luz sus genitales. El pĆŗblico saludó a un pequeƱo pene pero a unas hermosas bolas que colgaban como pĆ©ndulos entre sus piernas.
   Pablo golpeaba al piso con el pie, intentando recuperar fuerzas. Sus huevos eran los mĆ”s golpeados esa noche, no dejarĆ­a que una pequeƱa tripa lo penetrara.
   —cooperando ojitos azules —decĆ­a SaĆŗl caminando hacia Pablo—. Te dolerĆ” al comienzo pero despues te gustarĆ”.
   —¡NO! —gritó Pablo.
   SaĆŗl lo pateó en un costado. Pablo chilló en el acto, el joven jaló el boxers de Chacón y sólo pudo bajarle la parte trasera mostrando sus nalgas. Pablo pudo defenderse lanzando un puƱetazo en los cojones desnudos de SaĆŗl, sintiendo como empujaba ambos Ć³rganos contra la pared de la pelvis.
   SaĆŗl se quejó, sostuvo sus huevos perdiendo fuerza. Cayó de rodillas con los labios arrugados conteniendo el grito.
   Pablo se erguĆ­a acomodĆ”ndose el boxers, arrogante, pensó que SaĆŗl era tan feo que no era digno de penetrarlo. Lo pateó en la costilla y el guerrero serpenteó en el piso. Luego Pablo lo jaló del cuero cabelludo, esta vez, SaĆŗl le dio un golpe en el estomago y retrocedió soltĆ”ndole.
   Pablo se desnudo, cautivando al publico que apreció su gran trozo de carne, largo y grueso. Y los hermosos testĆ­culos repletos de semen heredado por generaciones de su familia y mĆ”s grandes y brillantes que los de su rival.
   Lleno de poder estampó tres golpes seguidos en el pecho a SaĆŗl.
   Cuando intentó golpear por cuarta vez a su rival, SaĆŗl aplastó los huevos con la mano.
   Pablo gritó vibrando la Ćŗvula, SaĆŗl giró la mano con saƱa y Pablo perdió fuerzas, cayó al piso con ambas manos en las pelotas.
   SaĆŗl lo atacó con varios golpes cerrados en el abdomen. Pablo se resistĆ­a apretando los dientes, luego SaĆŗl se puso a su espalda y le manoseó las nalgas.
   Pablo se puso boca arriba enviando un codazo en la boca de SaĆŗl.
   —estĆ”n prohibidos los golpes a la cara —intervino el anfitrión.
   Aprovechando el traicionero golpe Pablo saltó sobre la espalda de SaĆŗl, teniendo mĆ”s masa muscular le fue fĆ”cil dominarle. Pudo someterlo con un brazo, y con la mano libre apuntó su vara de carne erecta al ano del flacucho muchacho.
   Pablo empezaba a ganar el combate, la cabeza rosa de su polla entraba en la puerta del ano de SaĆŗl, que gritó entre sorprendido y adolorido. El pĆŗblico hizo un gesto de emoción, y Pablo escuchó unos pasos tras Ć©l, giró la cabeza, pero era demasiado tarde. Ya estaba el macho a pos de Ć©l.
   Jorge, que habĆ­a perdido 2 combates consecutivos contra Ć©l entró en escena agarrando los sobrantes testĆ­culos de Pablo. El muchacho gritó sacando el pene del agujero y batiĆ©ndose, mientras sus bolas eran estiradas.
   SaĆŗl respiró aliviado y escapó lejos de esos luchadores arrastrĆ”ndose por el piso. Jorge apretaba con odio las bolas de Pablo queriendo pulverizarlas con los dedos, el muy puto las tenĆ­a frĆ”giles y duras al mismo tiempo.
   Pablo intentaba patalear, a ciegas golpeaba, desesperado, sintiendo un grave dolor que escapaba de sus gónadas y se esparcĆ­a asfixiante por el cuerpo, tal vez sus bolas serĆ­an estiradas hasta sus rodillas o partidas con los dedos.
   —TRAMPOSO —gritaba Jorge estirando y doblando los testĆ­culos a mĆ”s no poder.
   Pablo continuaba dando sus Ćŗltimos gritos ahogados, y fue rescatados por los guardias del evento que doblegaron a Jorge haciĆ©ndolo soltar los testĆ­culos y retirarlo de la arena.
   Pablo quedó tendido en el piso, sudoroso, con las bolas palpitando, rojas y templadas. Se sentĆ­a mareado
   SaĆŗl caminó lento hacia Ć©l y lo pateó en la espalda.
   Pablo no tuvo aliento para defenderse.
   Y como si fuera atacado por el karma, SaĆŗl lo pudo girar boca abajo, Pablo solo deseaba proteger sus maltratados huevos. AsĆ­ que el pequeƱo pene del rival se abrió paso por las carnosas nalgas de Pablo.
   Lo empezaba a penetrar salvajemente como un potro, un potro de pene pequeƱo, pero bolas grandes que chocaban en el trasero de Pablo.
   El pene de SaĆŗl se crispó y derramo su flojo semen en el interior de Pablo ganando asĆ­ el combate.




...
   Pablo caminaba a su camerino, desnudo, a paso lento agarrando sus cocos hinchados, se encontró con Esteban.
   —perdiste —le dijo.
   —no quiero hablar. Quiero renunciar.
   —eso no podrĆ” ser. Eres mi favorito. Entiende que me gusta verte aquĆ­. Al menos que aceptes salir conmigo.
   —vete a la mierda.
   Pablo pasó de largo a Ć©l y se cerró bajo seguro en su camerino.

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