CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Jorge se divertĆa esos instantes con su novia en el gimnasio, en aquellas horas el sitio estaba solitario para ambos, ella le tocaba el pecho y Ć©l le pegaba la erecciĆ³n entre las pierna, ella como una ninfomana le habĆa quitado la franela y el pantalĆ³n y le saboreĆ³ las fornidas piernas, era tan voraz que le comiĆ³ la polla dentro del calzĆ³n.
Jorge ya le habĆa quitado la franela, y ahora le iba a probar las tetas cuando la puerta se abriĆ³.
Al ver entrar a un sujeto rubio y fornido calzando un ridĆculo bĆ³xer morado. Jorge sitiĆ³ miedo y lo mostraba temblando las piernas, intentĆ³ serenarse.
—el gimnasio estĆ” cerrado —avisĆ³ rotundo Gabriela.
—no vengo por el gimnasio, vengo por Ć©l.
—Gabriela, esperame afuera.
—pero, mi amor.
—por favor, nena. Sal y espera que yo te alcance.
—no puedo... —el reciĆ©n llegado soltĆ³ una risa sarcĆ”stica.
—¿quĆ© demonios quieres aquĆ? ¿Joderme?
David se encaminĆ³ a Jorge chasqueando la lengua.
—No, no, no, Jorge. VenĆa a ver con mis propios ojos tu pĆ©sima actuaciĆ³n.
—ay no me jodas David. LĆ”rgate.
—¿te acuerdas de las aventuras en ese ring? —preguntĆ³ David a lo que Jorge le hizo una seƱal obscena con el dedo medio—. AhĆ fue donde cojimos por primera vez un domingo de lluvia. Ahora, ¿quĆ© pretendes? ¿Hacerlo con esa putita que tienes por novia?
—respeta a Gabriela, marica.
David incrustĆ³ el puƱo en el estĆ³mago de Jorge, el joven expulsĆ³ el aire de su cuerpo, seguido David lo empujĆ³ al ring de boxeo donde Ć©l se pegĆ³ con el filo doblĆ”ndose la espalda. David lo agarrĆ³ de la parte trasera del calzĆ³n y lo subiĆ³ al ring.
—ven, pĆ©game si eres tan macho. TĆŗ eres el marica puto que se acuesta con mujeres y hombres. ¿Sientes asco por ti mismo?
—No quiero pelear David por favor —alegĆ³ Jorge levantĆ”ndose.
David arqueĆ³ la pierna, la enviĆ³ contra el aire y la estrellĆ³ en el escroto de Jorge. El hombre tosiĆ³ levantĆ”ndose de la lona contorsionando el rostro de sorpresa y de dolor. Sus huevos palpitaban aturdidos por la contusiĆ³n. A continuaciĆ³n David apuntĆ³ otra patada en los cojones.
David se sentĆ³ en su espalda aplicĆ”ndole una llave, seguido le agarrĆ³ las gĆ³nadas vulnerables apretĆ”ndolas entre sus dedos, comprimiendo sin compasiĆ³n.
—¡ARRRGGGGG, SUELTAME! —gruƱia Jorge a su antiguo amor.
David estrujaba con odio aquel par de cojones que por meses saboreĆ³ en su boca y que tanto semen produjo para desparramar sobre su abdomen.
—¡Eres un cabrĆ³n, David!
David no estaba interesado en amenazas o insultos. En su lugar, lenta y deliberadamente golpeĆ³ con una patada los huevos a Jorge que gimiĆ³ humedeciendo los ojos.
—¿seguirĆ”s jugando al heterosexual, Jorge? —no hubo respuesta—. Te enseƱarĆ© que es lo que mĆ”s te conviene.
AgarrĆ³ la prenda intima de Jorge y suavemente acariciĆ³ las bolas, sin previo aviso, sostuvo el testĆculo izquierdo y lo metiĆ³ en la boca. Jorge contuvo el aliento. Le saborearon la gĆ³nada con el paladar, jugando con la lengua y moviendo de mejilla a mejilla. Eran dos pelotas grandes.
Jorge sintiĆ³ un placer suave, como aquellos que sabĆa proporcionar David, sus genitales empezaron a calentarse su polla se erguĆa con una erecciĆ³n.
PosĆ³ la punta de la verga en su boca y lanzĆ³ un puƱetazo a las bolas de Jorge que abriĆ³ los ojos y provocaba un gritillo.
Sin resistir por mucho tiempo la calenturienta polla de Jorge soltĆ³ un grueso chorro de leche que brotĆ³ en su estĆ³mago y pecho.
David sonriĆ³:
—Eres la nada, Jorge. QuĆ©date con tu perra.
SaliĆ³ del gimnasio y mirĆ³ de manera grotesca a la novia que estaba sentada mirando por la ventana del auto.
David sonriĆ³:
—Eres la nada, Jorge. QuĆ©date con tu perra.
SaliĆ³ del gimnasio y mirĆ³ de manera grotesca a la novia que estaba sentada mirando por la ventana del auto.
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