La esposa de Israel - Las Bolas de Pablo

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22 may 2015

La esposa de Israel

   CONTIENE:
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
-SEXO HETEROSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
   Israel despuĆ©s del misterioso abandono de Diana en su vida se hundiĆ³ en la tristeza, regresĆ³ a casa de su padre intentando tener conversaciĆ³n con la mujer pero fallando en ello.
   —debes hacer otras cosas —le recomendĆ³ una tarde SimĆ³n—, ya tendrĆ”s tiempo de hablar con ella.
   —¿podrĆ­as hacer que yo entre al canal y vaya a su oficina?
   —¡vaya! —SimĆ³n se rascĆ³ la cabeza—. Pudiera hacerlo, pero estĆ” difĆ­cil... ¡Cuenta conmigo!
   —este fin de semana visitarĆ© a mis hijos, piensa que hacer para saber que plan de acciĆ³n tomaremos.
   SimĆ³n afirmĆ³ mientras hacia sus brazos corrĆ­a Vicente, su hijo, con el mismo color de ojos que Ć©l.
   Durante ese fin de semana Israel viajĆ³ al otro Estado, donde atendiĆ³ a algunos pacientes con ortodoncias y visitĆ³ la casa de sus hijos.
   TocĆ³ la puerta y fue recibido por una hermosa mujer de tez blanca, lindo cuerpo y cabellos oscuros.
   —ah, eres tĆŗ.
   —hola Raquel, ¿estĆ”n Rafel y Oriana?
   —salieron de paseo con mi hermana y sus hijos, no sabĆ­a que ibas a venir. Ya deben estar por llegar.
   —deseaba darles una sorpresa. ¿Los puedo esperar?
   —como quieras...
   Ella lo dejĆ³ pasar, cruzaron el pequeƱo jardĆ­n y penetraron en la amplia casa. Israel se sentĆ³ en el mueble mientras su ex esposa se dirigĆ­a a seguir preparando el almuerzo, honestamente no habĆ­an quedado en buenos tratos despuĆ©s y antes del divorcio, pues Raquel lo descubriĆ³ teniendo relaciones sexuales con su prima, pero ¿que hacer? aquella flaca estaba buenĆ­sima. Finalmente se divorciaron y Raquel seguĆ­a molesta con Ć©l.
   «¿por que no pedirle perdĆ³n?» recapacitĆ³ Israel sentado en el mueble «ha sido la Ćŗnica mujer buena conmigo... me ha amado por mi forma de ser».
   Dio un respingo y se acercĆ³ a la cocina donde Raquel preparaba una ensalada.
   —hola
   Ella lo mirĆ³ indiferente y siguiĆ³ en su preparaciĆ³n.
   —¿no me piensas hablar?
   —......... ¿y quĆ© quieres que te diga, Israel?
   —no me digas nada, sĆ³lo me acerque aquĆ­ para pedirte perdĆ³n.
   —¿perdĆ³n? ¿por quĆ©?
   —por el problema ocurrido con...... tu prima...
   —ah, eso, no lo recordaba —mintiĆ³ Raquel cortando un tomate—. EstĆ”s perdonado.
   —estoy siendo sincero contigo, tĆŗ has sido una mujer formidable, buena conmigo, con los niƱos.
   Raquel esbozĆ³ una sonrisa sin ganas. GuardĆ³ la ensalada en el envase y se dirigiĆ³ a la nevera, depositĆ³ el objeto en el interior, y al girarse se petrificĆ³ al ver al dentista tras ella.
   —¿quĆ© te pasa, Israel?
   —no quiero que exista rencores entre ambos, no es bueno para nosotros ni para los niƱos.
   —te dije que todo estaba bien —aclarĆ³ la mujer haciĆ©ndose a un lado procediendo azorada a cortar la carne. Se cortĆ³ con el cuchillo—. ¡ay!
   —¿estĆ”s bien? DĆ©jame ayudarte.
   —tranquilo, no fue nada.
   Y verdaderamente tenĆ­a razĆ³n, soltaba un diminuto hilo de carne, pero Israel dominado por su mĆ”s instinto placer seductor metiĆ³ el dedo de Raquel en sus labios, cautivando a la mujer al posar los ojos avellanas en sus gruesos labios.
   La lengua absorbĆ­a la salada sangre y el simple hecho le causĆ³ una bonita y oculta erecciĆ³n.
   Raquel casi cayĆ³ hechizada al instinto del macho, ¡el muy cretino! Israel se mordiĆ³ el labio inferior y con delicadeza sustrajo el dedo de la boca y era ella quien ahora se chupaba el dedo de manera seductora retrocediendo unos pasos.
   Israel sonriĆ³ excitado, captaba lo que ella deseaba, llevĆ³ las manos a la cadera de Raquel, ella sonriĆ³ y lo rodeĆ³ del hombro, con sus dientes blancos el dentista acercĆ³ su cara para besarla.
   Raquel cerrĆ³ los ojos pero hubo un cambio en ella, siendo fuerte y con repentino movimiento matĆ³ todo acto de romanticismo. LevantĆ³ la rodilla justo en las bolas del macho, sabĆ­a que eran grandes y frĆ”giles al extremo.
   —¡aaagggggg! —Israel se fue al piso sosteniĆ©ndose las pelotas entre las manos.
   —¡AHORA SI ESTƁS PERDONADO, IDIOTA! YA NO SOY LA TONTA DE ANTES. ¿QUƉ TE CREƍAS?
   Raquel saliĆ³ de la cocina dejĆ”ndolo convaleciente en el suelo, amargada se sentĆ³ en la sala.
   "¡estĆŗpido! pensaba mentalmente, era un cretino, ¿quĆ© pretendĆ­a? ¡el muy idiota!... pero...
   —¿y si le peguĆ© muy duro?... creo que me extralimite... no debĆ­ hacerle eso, pero... se lo tenĆ­a bien merecido el condenado...... aunque, no se ha parado el pobre.
   RecordĆ³ cuando tiempo atrĆ”s se divertĆ­a con los juguetones huevos de Israel, grandes, pesados y colgantes, ¡cuanto semen producĆ­an!
   SintiĆ³ remordimiento y fue a la cocina.
   «pobrecillo, estĆ” tirado ahĆ­ todavĆ­a... —pensaba— DeberĆ­a ayudarlo... pobre, me extralimitĆ©».
   —¿te sientes bien Israel, perdona?
   Se acercĆ³ a Ć©l ayudĆ”ndolo a levantar, con el rostro contraĆ­do Ć©l se puso lento de pie, agarrĆ”ndose la entrepierna.
   —llevame al sofĆ”, me quiero recostar.
   ApoyĆ”ndolo lo acompaƱo al sitio, Ć©l sentĆ­a un pesar en los testĆ­culos pero podĆ­a caminar libremente, pero era una estrategia y la puso en practica cuando la mujer lo ayudĆ³ a recostarse, Ć©l actuando se resbalĆ³ haciendo que ella cayera sobre su pecho.
   —uf, disculpame —y luego mirĆ”ndola a los ojos—: perdoname, te lo juro, no querĆ­a fallar —le acariciĆ³ el cabello y ella fijĆ³ sus ojos en Ć©l—, te lo juro, no querĆ­a fallar asĆ­... estoy arrepentido de haberte sido infiel.
   Raquel tragĆ³ saliva, miraba a sus ojos, luego a su boca y de nuevo a sus ojos. No podĆ­a ocultarlo, sentĆ­a la fiera carne erecta de aquel macho en la entrepierna, ademas de que todavĆ­a sentĆ­a algo por Ć©l, o ¿serĆ­a las deudas de pasiĆ³n pendientes con Israel?. El dentista seguĆ­a suplicante... y sucumbiĆ³ ella aceptĆ³ a sus labios con un beso.
   Los dos juntos. Israel contento y excitado, Raquel todavĆ­a enamorada y entregada, deslizĆ³ la mano por el pecho, el hermoso abdomen del varĆ³n y dejĆ³ estĆ”tica la mano en su cadera. Faltaba poco para que el pene reventara la costura del pantalĆ³n. Israel tambiĆ©n rodeĆ³ con sus brazos la lisa espalda de Raquel, introdujo la mano por la blusa y le palpĆ³ uno de los senos, todavĆ­a firmes y duros, su mujer.
   Las lenguas se enlazaban, sus respiraciones se mezclaban, los dedos de Israel jugaban con el pecho de la hermosa mujer, se los pellizcaba suavemente, acariciaba sus pezones, rosados, los recordaba con claridad. Se seguĆ­an besando, Israel loco por penetrarla, ella ansiosa por volverlo a sentir dentro de su cuerpo,metiĆ³ la mano por el pantalĆ³n de Raquel palpĆ”ndole la vagina, con cortos vellos, estaba hĆŗmeda y le arrancĆ³ un suspiro que no pudo contener.
   Sin decir una palabra Israel se incorporĆ³ en el sofĆ”, Raquel con los ojos cerrados se sentĆ³ sobre el hombre sintiendo su verga aprisionada deseando penetrarla. SeguĆ­an comiĆ©ndose a besos.
   Con total dedicaciĆ³n Israel abriĆ³ el pantalĆ³n de Raquel, ella dĆ³cil y excitada cooperĆ³ en deslizar por las piernas su ropa. Oliendo su piel Israel le besĆ³ y lamiĆ³ los muslos, olfateĆ³ su vulva, ahĆ­ la cosquilleĆ³ con la lengua, la besĆ³ y hasta introdujo sus dedos.
   —ay,..., por favor... penetrame ya...
   Israel se enderezĆ³, besĆ”ndola con delicadeza la recostĆ³ en el mueble, apuntĆ³ la venosa vara contra la vagina y comenzĆ³ a introducirla, ella soportĆ³ la presiĆ³n, cerrĆ³ los ojos y se aferrĆ³ al cuello del fuerte macho.
   En silencio Israel seguĆ­a moviĆ©ndose sobre Raquel, sus hermosos cojones caĆ­an entre sus muslos, ella le revolvĆ­a el cabello y Ć©l le lamĆ­a las tetas.
   Raquel tuvo un orgasmo.
   Israel se moviĆ³ rĆ”pido y soltĆ³ una pedazo de su semen dentro de Raquel, extrajo la verga, se arrodillĆ³ en el mueble y masturbĆ”ndose largĆ³ otras chorradas de leche en el pecho de ella, en aquellos tiempos de novios, ella se excitaba con aquellos rĆ­os blancos y calientes de nĆ©ctar masculinos.
   Cansado y jadeando Ć©l se relajĆ³ sobre ella, donde Raquel con cuidados delicados lo acariciĆ³.
...
   Aquellos instantes fueron felices por efĆ­meros minutos, compartieron caricias y risas, se ducharon juntos pero todo cambiĆ³ a la llegada de sus hijos.
   Raquel se mostrĆ³ evasiva, frĆ­a y distante.
   —esta noche me quedarĆ© a dormir aquĆ­ —asegurĆ³ el odontologo.
   —no, te irĆ”s —negĆ³ Raquel—. AquĆ­ no te vas a quedar.
   —¿pero por quĆ©? hicimos el amor riquĆ­simo, estamos compartiendo con nuestros hijos.
   —yo no hice el amor contigo, juntos compartimos una fornicaciĆ³n. Es a lo que estĆ”s acostumbrado, ¿no? Con varias mujeres. TĆŗ y yo nunca mĆ”s seremos marido y mujer.
   Israel se ofendiĆ³ nunca hubiera esperado una respuesta tan cruel de parte de ella.
   No lo tolerĆ³ por mucho tiempo y se fue de aquella casa rumbo a la ciudad capital.
...
   El lunes por la tarde Israel se dirigiĆ³ a su entrenamiento en la piscina despuĆ©s de la jornada de trabajo. Al finalizar fue abordado por Adam, era la primera vez que se veĆ­an despuĆ©s de la competencia en Alemania.
   —¿que cuenta el deshuevado? o mejor dicho, casi hombre.
   —¿te refieres a mĆ­? —preguntĆ³ el dentista sabiendo que volcarĆ­a en su enemigo todas sus frustraciones—, me dices deshuevado, para tu informaciĆ³n, tengo los huevos bien puestos, enormes y llenos de semen. Una verga que le fascina a las mujeres. ¿TĆŗ que tienes? ¿unas pequeƱas canicas y un pseudo pene?
   Aquellas palabras de alguna menra hirieron el orgullo a Adam, furioso se encaminĆ³ a Israel, y Ć©ste, mĆ”s furioso por sus frustraciones lo recibiĆ³ con un golpe en la cara.
   —¡SĆ­! Me cojĆ­ a tu novia y lo volverĆ© a hacer una y mil veces.
   —eres un maricĆ³n —insultĆ³ Adam conteniendo el llanto, consiguiĆ³ levantarse y como otras veces se abalanzĆ³ contra Israel.
   —me tienes harto, idiota— gritaba Israel descargando su frustraciones en Adam.
   El muchacho estaba recibiendo la peor parte en la pelea, Israel lo golpeaba duro en el abdomen, pecho, cara, costillas. Era una fuerza brutal que Adam no habĆ­a conocido nunca. Israel con el puƱo cerrado le dio un golpe en el ojo, Adam retrocediĆ³ desorientado y se apoyĆ³ contra una pared pero Israel estaba preso de la ira, lo agarrĆ³ del cuello apretando como si fuera una gallina.
   Adam asustado puso las manos en las muƱecas del nadador. La presiĆ³n cerraba la oxigenaciĆ³n a los pulmones. SacĆ³ la lengua desesperado gimiendo. Israel se apoyo sobre Ć©l con una furia loca y ciega.
   Adam sentĆ­a el cuerpo casi desnudo de Israel sobre Ć©l, lo matarĆ­a ahĆ­ mismo si no hacĆ­a algo. PalmoteĆ³ las manos que lo ahorcaban y lo que consiguiĆ³ fue mĆ”s presiĆ³n. RĆ”pidamente se le vino una idea desesperada a la cabeza, los grandes cojones del hombre estaban expuestos ante las piernas abiertas y muy frĆ”giles al estar con el baƱador, puso su mano en el hombro y subiĆ³ la rodilla con extrema dureza.

PRRRRTTTT
   La rĆ³tula chocĆ³ contra la entrepierna de Israel, aplastando las bolas contra la pelvis, haciĆ©ndolas crujir y levantando a Israel leves centĆ­metros en el aire, con un grito ahogado, soltĆ³ a Adam agarrĆ”ndose las pelotas, por su parte Adam empezĆ³ a toser.
   Israel estaba en el suelo, debilitado sintiendo nauseas. Agarrando sus cojones que al simple contacto se hincharĆ­an, Adam sintiĆ³ miedo y huyĆ³ de los baƱos.

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