Cinturon de Honor: Adalberto vs Cristobal (actualizado) - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

10 may 2017

Cinturon de Honor: Adalberto vs Cristobal (actualizado)

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE 

   «Hoy nos encontramos en un autĆ©ntico combate trascendental» detallaba el comentarista en un show para pay per view desde la Sala Estrella. El auditorio estaba repleto de personas y los miembros de cada club estaban en sus respectivas mesas aguardando por la apariciĆ³n de sus directores. «Hoy nos vamos a enterar si el Club Zafiro pone fin a la temporada o sabremos si el club rojo consigue empatar el juego y extender un encuentro mĆ”s el perĆ­odo. Tenemos una autĆ©ntica Guerra de titanes: Adalberto, director del Club RubĆ­ se enfrenta y quiere destronar la victoria a CristĆ³bal, el seƱor que mantiene el honor de su Club Zafiro en estado invicto. Estamos en un show especial transmitido, el ganador obsequiarĆ” a sus luchadores 4 puntos que se irĆ”n a la tabla de posiciones en la parte superior de nuestra pĆ”gina web…… yyyyyyyyy seƱoras y seƱores, la guerra de titanes ha comenzado, haciendo su entrada triunfal tenemos al gran Adalberto Rivera con sed de poder para su club rojo, Ć©l logro inyectar una racha de buena suerte para su club durante un aƱo en el 2016».

   Adalberto hizo su gran entrada a la arena bajo luces y efectos pirotecnicos, las grandes pantallas enfocaban el color rojo. TenĆ­a los brazos alzados mientras sonreia al pĆŗblico. Su cuerpo era moreno y fuerte. Estaba usando un ajustado calzĆ³n que guardaba su grueso pene a un lado y dejaba los testĆ­culos llenos de semen a merced de golpes a la entrepierna. Adalberto subiĆ³ con entusiasmo al ring y encendiĆ³ el micrĆ³fono:

   —Esta noche me siento muy tranquilo —comenzĆ³ diciendo—, satisfecho de todo el trabajo que ha hecho el Club RubĆ­ en este aƱo. Muchachos —se dirigiĆ³ a su equipo—, quiero decirles que me siento muy orgulloso de ustedes, que hoy, siendo el resultado que sea seguiremos juntos y sacando este club adelante. En las Ćŗltimas semanas los nervios y el estrĆ©s han estado jugando en nuestra contra pero la verdad han sido el mejor equipo que me ha tocado. Seguiremos siendo RubĆ­ y vamos a continuar venciendo a estos y a los que vengan, aplausos para ustedes muchachos.

   Hubo una fuerte ovaciĆ³n en el pĆŗblico y los miembros del club se levantaron de sus asientos para aplaudir con entusiasmo a Adalberto.

   Pero todo rastro de emociĆ³n se desvaneciĆ³ cuando el lugar quedĆ³ en completa oscuridad. Pronto se iluminĆ³ con varios contrastes de luces azules y CristĆ³bal hizo su apariciĆ³n en el escenario entre gritos, aplausos eufĆ³ricos y mucho efecto de humo. Usaba un apretado bĆ³xer y su lampiƱo pecho estaba desnudo al aire mientras caminaba a paso altivo con una chaqueta abierta que se quitĆ³ antes de subir al ring y lanzar al pĆŗblico. EncendiĆ³ su micrĆ³fono.

   —Debo confesar, Adalberto, que por muy poco me haces llorar —se limpiĆ³ los ojos con falso dramatismo—. Esas palabras de protagonista de telenovela casi me saca un lagrimĆ³n. Muy tiernas y dirigidas para las rubĆ­es… lo triste es que es verdad, hoy ustedes se despiden de la categorĆ­a 5 y se irĆ”n con la cola entre las patas a la categorĆ­a 1, como los idiotas que son. Hoy, escĆŗchenme bien —caminĆ³ por la lona sonriendo con al pĆŗblico—, hoy me siento orgulloso que los primeros lugares de la pizarra de posiciones estĆ© teƱida de azul y lo que es mejor, hoy cerrarĆ” con 5 lugares marcados de mi color de club porque hoy……… ¡LOS ELIMINAMOS!

   Resaltaron gritos, aplausos y mezclas de Ć”nimos en el ambiente. Los micrĆ³fonos fueron retirados y el referi subiĆ³ al cuadrilĆ”tero donde los luchadores ocuparon sus posiciones entregĆ”ndose miradas de odio.

   La guerra de titanes habĆ­a comenzado.

   CristĆ³bal saltĆ³ sobre Adalberto y le aplicĆ³ una llave, el hombre logrĆ³ liberarse tras darle un codazo en la nariz al rubio director que retrocediĆ³ sobĆ”ndola con una mano pero manteniĆ©ndose alerta. 

   Adalberto cogiĆ³ ventaja y acertĆ³ un puƱetazo en el abdomen. CristĆ³bal saltĆ³ en el aire y se agachĆ³ tosiendo intentando regularizar el aire en sus pulmones. Adalberto lo tomĆ³ de los largos y rubios cabellos y con saƱa lo empujĆ³ hacia atrĆ”s. CristĆ³bal se fue de bruces y pegĆ³ la cabeza en la lona, enseguida retorciĆ³ su cuerpo quejĆ”ndose por el asalto.

   Adalberto lo hizo levantar harto de verlo rezongar, seguido azotĆ³ su pecho con tres palmadas. Sus manos quedaron marcadas en los blancos pectorales de CristĆ³bal que pudo reaccionar a tiempo y estampar un puƱetazo que lo hizo retroceder. DespuĆ©s con una patada lateral tumbĆ³ al moreno contra el suelo dejĆ”ndolo aturdido y con las piernas abiertas.

   CristĆ³bal tanteĆ³ con sus ojos verdes el dibujo de las bolas en el hombre.

   Cuando estavo cerca del director del club RubĆ­ este reaccionĆ³ a tiempo cerrando las piernas y evitando la letal patada a sus huevos. AgarrĆ³ la bota y lo hizo caer pesadamente sobre la lona de espaldas. Adalberto pudo levantarse y lo miraba desde arriba.

   CristĆ³bal viĆ©ndose en sumo peligro rodĆ³ por la lona para despuĆ©s incorporarse. Adalberto lo siguiĆ³ y lo empujĆ³ contra las cuerdas, corriĆ³ hacia Ć©l dispuesto a darle un codazo en la nuca y cuando estaba cerca cambiĆ³ de opiniĆ³n, teniendolo de espalda y con las piernas abiertas Adalberto prefiriĆ³ clavar una soberana patada directo a los testĆ­culos del rubio director. CristĆ³bal se levantĆ³ en el aire y su cara demostrĆ³ el mas infinito y miserable de los dolores que estaba experimentando. Con los pies en el suelo, sus rodillas se unieron y se doblĆ³ agarrĆ”ndose las bolas con las dos manos. Se desplomĆ³ pesadamente en la lona.

   —Jajaja —riĆ³ Adalberto.

   Desde la mesa del Club Zafiro proclamaron los peores insultos contra el director del club rojo.

   CristĆ³bal estaba tendido en el suelo sujetĆ”ndose las bolas, tenia las rodillas hacia arriba y los pies contra el suelo, sus piernas seguĆ­an separadas por lo que, Adalberto sonriĆ³ con malicia. Se acerco a CristĆ³bal y se arrodillĆ³ ante Ć©l, logrando apartarle las manos de su entrepierna para apoderarse de sus bolas.

   —¡AH, AH, AH! —gritaba CristĆ³bal. Adalberto estaba usando sus testĆ­culos como si fueran pelotas de gomas, apretĆ”ndolas, soltĆ”ndolas, apretĆ”ndolas y volviĆ©ndolas a soltar—. Declaro que hoy gana el Club RubĆ­.

   CristĆ³bal estaba gruƱendo le dolĆ­a como nunca antes habĆ­a pasado con su cuerpo, el dolor pasaba de sus bolas al estomago, y de ahĆ­ explotaba en su cabeza.

   Adalberto ya se sentĆ­a el triunfador, jalĆ³ el par de gĆ³nadas con todas sus fuerzas. CristĆ³bal salto del impulso y sus testĆ­culos fueron liberados, se acurruco en el suelo en posiciĆ³n fetal temblando.

   Adalberto se olvidĆ³ por un momento de la miserable existencia de CristĆ³bal y corriĆ³ al esquinero subiendo en el para agitar las manos en triunfo saludando al pĆŗblico que lo ovacionaba. CristĆ³bal observaba con odio al hombre. ReuniĆ³ fuerzas a pesar del dolor que se irradiaba desde sus pelotas y se parĆ³ del suelo. Sostuvo con una mano sus adoloridas bolas, le dolĆ­an demasiado, ambas... y corriĆ³ en direcciĆ³n a Adalberto que se balanceaba sobre las cuerdas con las piernas abiertas.

   —¡CUIDADO ADALBERTO! —gritĆ³ en alerta Nick.

   Pero todo fue muy tarde.

   La cara de alegrĆ­a en Adalberto de un segundo al otro cambiĆ³ a una mĆ”scara horrible de dolor cuando CristĆ³bal le apretĆ³ los testĆ­culos en su mano, antes que resbalara por las cuerdas Cristobal lo sujetĆ³ con una mano por la cadera mientras con la otra seguĆ­a apretando y logrĆ³ que cayera desde una gran altura de espalda a la lona.

   Adalberto se retorcĆ­a en el piso con un doble dolor mientras CristĆ³bal lo observaba acariciando las propias.

   CristĆ³bal se acerco al adolorido Adalberto, lo obligĆ³ a pararse y este obedeciĆ³ desorientado. CristĆ³bal se vengĆ³ al clavar entre sus piernas un rotundo rodillazo.

   Adalberto cayĆ³ al suelo lamentĆ”ndose por sus bolas adoloridas, en posiciĆ³n fetal quedĆ³ inerte sin ya importarle ganar la guerra de titanes. CristĆ³bal echĆ³ el pie hacia atrĆ”s y pateĆ³ las costillas de Adalberto.

   CristĆ³bal disfrutĆ³ por las quejas de su enemigo, lo agarrĆ³ por ambos brazos y lo levantĆ³ en el aire, seguidamente le dio par de golpes en el abdomen y otro final en la cara.

   Adalberto cayĆ³ al piso exhausto y mareado.

   CristĆ³bal sujetĆ³ a Adalberto de los tobillos y los alzĆ³ en el aire, dentro de su inconsciencia el director del Club RubĆ­ susurrĆ³ que no lo hiciera pero CristĆ³bal levantĆ³ la pierna y aplastĆ³ con su bota las naranjas colgantes de Adalberto.

   CRACK

   Adalberto una vez mĆ”s se revolcĆ³ en la lona preso de dolor.

   CristĆ³bal seguidamente lo pateĆ³ cinco veces en la espalda. Ya viendo que estaba completamente derrotado aplicĆ³ una llave y espero el conteo final del referĆ­.

   El sonido de la campana decreto el final de la temporada RubĆ­ vs Zafiro. Las palabras del comentarista lo confirmaban y CristĆ³bal bajaba del ring para correr hasta los miembros de su club para abrazarlos y recibir sus felicitaciones. Aquel grupo habĆ­a empezado a disfrutar el resultado abriendo un espumante champagne.

   Los integrantes del Club RubĆ­ subĆ­an al ring para atender a Adalberto que estaba inmĆ³vil con lĆ”grimas en los ojos, no se sabĆ­a si era por el infinito dolor que sentĆ­a o por la gran humillaciĆ³n sufrida esa temporada.

   Ya no habĆ­a nada quĆ© hacer, las reglas de la empresa dictaban que si un grupo perdia en 3 de las 5 oportunidades de batallas queedaban eliminados de la categoria.

   —¡Fuera las rubĆ­es! —repetĆ­an a coro los miembros del Club Zafiro mientras celebraban con algarabia.

   Las luces de la arena se tiƱeron de azul mientras la pantalla mostraba la imagen de miles de rubĆ­es ser rotos y desplazados por muchas piedras zafiros.

   La temporada habĆ­a terminado con la eliminaciĆ³n del Club RubĆ­ y el ascenso de un nuevo grupo a la categoria 5.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages