Cinturon de Honor: Andres vs Saul - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

6 may 2017

Cinturon de Honor: Andres vs Saul


I
   Sergio habĆ­a manipulado la tablet del escritorio de Adalberto y todo ello para tener una videoconferencia con el jefe del club RubĆ­, sus miembros estaban sentados ante la pantalla del equipo mirĆ”ndole el rostro:


   —Honestamente no tenĆ­a ganas de asistir esta noche a la empresa, no estoy de Ć”nimos con mi equipo a punto de ser eliminados de la categoria. 



   —Adalberto, en otras ocasiones te has interesado por la lucha millonaria —dijo Asad.



   Alan y Nick estaban sumidos en el silencio por la reprochable derrota que habĆ­an tenido semanas atrĆ”s.



   —SĆ­ me han interesado pero no en estas circunstancias de eliminaciĆ³n. Si perdemos hoy estaremos eliminados.



   —¿Quien va a luchar hoy? —le preguntĆ³ Sergio.



   —¿La verdad? Quien de ustedes quiera. No me interesa. Es mĆ”s si ganan el dinero quedenselo. No lo quiero.



   Los miembros guardaron silencio observando la melĆ”ncolia del jefe. Fue AndrĆ©s quien hablĆ³:



   —Adalberto, permĆ­teme luchar y recuperar el honor del club esta noche. Soy el mĆ”s nuevo y necesito entrar en acciĆ³n para que me vean. Quiero que los idiotas de Zafiro vean de quĆ© estoy hecho.



   —¿EstĆ”s seguro que quieres participar? —interrogĆ³ Asad.



   —DĆ©jalo tranquilo —dijo Adalberto—, si en las Ćŗltimas semanas los experimentados dieron una muestra bochornosa —Alan y Nick clavaron la mirada al suelo—, dejemos que alguien nuevo se muestre. Quiero ver de quĆ© estĆ”s hecho AndrĆ©s, destĆ”cate. 



II



   Desde la oficina del Club Zafiro sus integrantes sostenĆ­an una reuniĆ³n con CristĆ³bal, quien se mantenĆ­a optimista.



   —Muchachones, hoy con una tercera victoria eliminamos a Rubi —decĆ­a—, los Ć”nimos en el club de las rubĆ­es estĆ”n acabados. ValerĆ­a, la chica que estĆ” en la recepciĆ³n me dijo que Adalberto estĆ” en depresiĆ³n y no ha venido a la empresa desde la derrota pasada.  



   —Me apunto para la lucha —dijo Salem—, Adalberto no se atreverĆ” a enviar otra vez a Nick, lo debe tener castigado. Hoy me enfrento y arracancarĆ© cabeza.



   —Eh, no —negĆ³ CristĆ³bal sonriendo—. Hoy le darĆ© el honor de pelear al Ćŗltimo participante que nos regalĆ³ la Ćŗltima pelea millonaria, SaĆŗl serĆ”s tĆŗ, ese mes diste una pelea valerosa contra el turco Asad, lo derrotaste en menos de tres minutos.



   —SĆ­ me siento capaz de eso y mĆ”s —afirmĆ³ SaĆŗl, un joven de tez blanca y cabellos claros. Sostenia su franela con orgullo—, me apunto a creer que el Ć”rabe querrĆ” hoy la revancha.



   —No me importa la revancha. SĆ³lo quiero que eliminemos a las rubĆ­es y con un maletĆ­n lleno de dolares sobre este escritorio. ComprĆ© Champagne para que celebremos.



   —¿DĆ³nde lo tienes? —quiso saber Diego abandonando su asiento.



   —EstĆ” en la nevera —respondiĆ³ CristĆ³bal—, pero serĆ” para celebrar despuĆ©s de la batalla.



III



   La sala Estrella era un iluminado estudio dentro del edificio de Gema Peleas, ahĆ­ cabian decenas de personas que ya estaban ahĆ­ esperando la pelea. El iluminado lugar tenĆ­a focos con potentes luces, grandes pantallas y la estructura necesaria para brindar eventos de altura. Poco a poco los retadores fueron llegando aguardando el inicio del combate. AndrĆ©s usaba un ajustado traje de malla que resaltaba robustas piernas y un gran trasero, su torso era fuerte y musculoso. SaĆŗl tenĆ­a el blanco y duro cuerpo semidesnudo; oculto sus genitales por un calzĆ³n blanco se sorprendiĆ³ al ver a su rival pero lo menospreciĆ³ con la mirada cargada de soberbia.



   Se decretĆ³ el inicio del encuentro.



   «Esta noche el Club Zafiro viene decidido a sellar su buena suerte llevandose el maletĆ­n en la lucha millonaria, sin embargo el Club RubĆ­ quiere dejar de ser la mopa con la que limpiaron el piso y gritar que todavĆ­a tiene dignidad. Ellos lucharan por el maletĆ­n con dinero y se esforzarĆ”n por hacer borrĆ³n y cuenta».



   Mientras el comentarista hablaba SaĆŗl sonriĆ³ a AndrĆ©s  con bravuconerĆ­a, mostrando que no tenĆ­a miedo de un simple novato en un club de perdedores. Mientras tanto, AndrĆ©s  se preparaba para ganar a pesar de los nervios, esperaba que no le traicionaran.



   Los hombres se movĆ­an en circulos sobre el ring, defendiendose a capa y espada.



   AsĆ­ fue como SaĆŗl se apresurĆ³ a atacar a AndrĆ©s, tirĆ”ndolo al suelo. Pero el novato supo como defenderse y no dejarse dominar. Los dos hombres rodaban por la lona, cada uno maniobrando con fuertes agarraderas contra el otro, empujando, golpeando, bloqueando. Sus cuerpos sudorosos empapaban la lona y las cĆ”maras con HD transmitĆ­a para televisiĆ³n, internet y grabaciĆ³n en DVD. SaĆŗl consiguiĆ³ dominar a AndrĆ©s con una cerradura de cabeza, los suaves testĆ­culos del novato estaban a merced del muslo de SaĆŗl que no dudĆ³ ni un segundo en golpearlos y aplastarlos lo mas fuerte como pudo. Las gĆ³nadas fueron aplastadas como tantas veces le habĆ­a pasado en anteriores peleas callejeras.



   AndrĆ©s  lanzĆ³ un dĆ©bil quejido probablemente por la falta de aire en sus pulmones, la presiĆ³n en su cabeza o ese ataque despiadado a sus huevos. ¿Que podĆ­a hacer? AbandonĆ³ todo intento de defensa para sacar su cabeza del brazo de SaĆŗl y buscĆ³ a tientas la entrepierna de su oponente. TocĆ³ la enorme polla dura de SaĆŗl y resbalĆ³ la mano al escroto, sabĆ­a que estaba en problemas, le estaba faltando aire y Sergio desde el asiento contemplaba que el rostro de su compaƱero se volvĆ­a morado. Con toda su fuerza AndrĆ©s apretĆ³ las huevas de SaĆŗl.



¡CRUUUUNCHHH!




 SaĆŗl soltĆ³ un terrible alarido que sorprendiĆ³ al referĆ­ que contemplaba la pelea. Su agarre sobre AndrĆ©s se aflojĆ³ soltandole la cabeza permitiendole respirar, aunque todavĆ­a el novato lo tenĆ­a agarrado de las pelotas.



   AndrĆ©s se esforzĆ³ y con una rĆ”pida maniobra trasladĆ³ los testĆ­culos de SaĆŗl a la base del escroto, despuĆ©s, con un poderoso puƱetazo golpeĆ³ los cojones de SaĆŗl.



   AndrĆ©s apretĆ³ los dientes, con la mirada decidida. Iba a fulminar aquel par de pomelos y recuperar el honor de su club ademĆ”s de ganarse varios dĆ³lares. VolviĆ³ a impactar su puƱo contras las bolas del miembro Zafiro y no prestĆ³ atenciĆ³n a la manera en que SaĆŗl aullaba.



PAFF, PAFFF, PAFF, PAFFFF



   Era una lluvia de puƱetazo a los testĆ­culos hinchados de SaĆŗl.



   SaĆŗl sacudiĆ³ la cabeza, delirante de dolor.



   Finalmente AndrĆ©s realizĆ³ un profesional gancho sobre la mandĆ­bula a SaĆŗl y este saltĆ³ en el aire cayendo de bruces al piso. El Ć”rbitro empezĆ³ el mortal conteo.



   A lo lejos Salem clavaba un puƱetazo a la mesa y CristĆ³bal apretaba sus finos labios.



   «Y es asĆ­ como el Club RubĆ­ gana este encuentro especial arrebatando el maletĆ­n de dolares a Zafiro» proclamaba el comentarista. Los miembro del Club RubĆ­ saltaban con entusiasmo y se abrazaban entre sĆ­. Todos subieron al ring para abrazar y felicitar al novato AndrĆ©s «Bonita muestra de entusiasmo y de gritar 'Hey, nosotros estamos aquĆ­' les deseo mucho Ć©xito muchachos y entrenen muy duro para las prĆ³ximas semanas y nos sigan regalando mĆ”s de estos entretenidos combates. Hoy el Club RubĆ­ suma a uno de sus miembros al ranking de luchadores destacados de la temporada. Informamos a los fanĆ”ticos que semana a semana puede revisar las posiciones actualizadas en la parte superior de nuestra pĆ”gina web».



   SaĆŗl se quedĆ³ un rato en el piso acariciando sus gĆ³nadas, mirĆ³ con total dolor como a AndrĆ©s lo galardonaban con el "CinturĆ³n de Honor menciĆ³n: DĆ³lar". Mismo que el muchacho colocĆ³ con orgullo en su cadera mientras saludaba al pĆŗblico.



   Sergio como capitĆ”n recibiĆ³ de parte de los organizadores el preciado maletĆ­n, de nuevo la esperanza de seguir en la categorĆ­a naciĆ³ en Ć©l.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages