CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
El entrenador Vladimir entornĆ³ los ojos cuando observĆ³ dentro de su oficina a sus dos mejores atletas y rivales.
—Nada —respondiĆ³ Israel—. ¿A caso te asusta nuestra presencia aquĆ?
El entrenador negĆ³ con la cabeza
—Por supuesto que no pero creĆ que estarĆan afuera entrenando.
Adam negĆ³ con la cabeza esbozando una mueca en su rectangular rostro. Se rasco la parte delantera del pantalĆ³n la cual levantaba en relieve el Ć”rea genital.
—Bueno serĆ” mejor que salgamos y entrenemos con el resto de deportistas —indicĆ³ Vladimir, se dirigiĆ³ al escritorio y buscĆ³ el silbato—. Hoy no estamos para juegos entre nosotros. Vamos, salga...
Israel habĆa estado esperando el momento en el que Vladimir bajara la guardia y, a la primera oportunidad, empujĆ³ un puƱetazo en la entrepierna del viejo deportista.
Vladimir gimiĆ³ y se doblĆ³ derrumbandose en el suelo, acariciando sus gĆ³nadas. Todo su Ć”nimo fue devastado por el repentino dolor creciente desde su ingle que subĆa a su estĆ³mago.
Israel y Adam estallaron en risas.
Cuando el palpitar finalmente se calmĆ³, Vladimir se puso en pie, los dos atletas se habĆan calmado y lo miraban con diversiĆ³n.
—¿EstĆ” todo bien contigo? —preguntĆ³ Adam con una larga sonrisa.
—Claro que sĆ pero no vuelvan a hacer eso, ya estoy viejo para esto. Esos golpes quedan para ustedes que estĆ”n jĆ³venes, robustos y con resistencia. Yo no.
—Trato hecho —asegurĆ³ Israel que se acercĆ³ al entrenador con la palma de la mano extendida.
Primeramente Vladimir se cubriĆ³ los genitales con la mano izquierda, escrutĆ³ con mirada de desconfianza a Israel y le tendiĆ³ la mano, seguidamente se acercĆ³ Adam que tambiĆ©n apretĆ³ su mano pero cuando Vladimir creyĆ³ que ya todo habĆa pasado, Adam hundiĆ³ la mano entre los muslos entreabiertos del entrenador y se apoderĆ³ de sus huevas cerrando su agarre alrededor de la bolsa escrotal con un firme apretĆ³n.
Vladimir se sobresaltĆ³ ante el repentino ataque a su virilidad y su cara se contrajo instintivamente.
Adam retorciĆ³ el escroto tan duro, que casi arrancĆ³ las lĆ”grimas de los ojos de Vladimr.
—Sigues tĆŗ, Israel.
Hubo un lastimero gruƱido de Vladimir mientras Israel se acercaba y ahora sus manos envolvĆan los suaves cojones del entrenador una vez mĆ”s para apretados.
La boca de Vladimir formĆ³ una "O" y gimiĆ³ sin control mientras el rubio nadador apretaba y apretaba sus huevos.
Tras Israel, Adam emitiĆ³ una gemido, y era que se habĆa bajado el pantalĆ³n mientras frotaba su gruesa polla y observaba como le aplicaban la tortura al viejo entrenador.
—No pueden hacerme esto. Se arrepentirĆ”n —escupiĆ³ Vlaimir en tono desafiante a pesar del doloroso control en sus testĆculos.
Adam tenĆa los ojos cerrados mientras su mano derecha frotaba su polla y se dejaba llevar por los quejidos de lĆ”stima del entrenador. SacudiĆ³ la cabeza vigorosamente y su pecho se acelerĆ³.
—Es una cucharada de tu propia medicina — enfatizĆ³ Israel manteniendo el agarre sobre el escroto de Vladimir.
—Ohhhhh —jadeĆ³ el entrenador volteando los ojos.
Del otro lado de la habitaciĆ³n la polla de Adam temblĆ³ y un primer de espesa crema saliĆ³ de su interior salpicando el suelo. Adam gimiĆ³ y su cuerpo se relajĆ³ entretanto su verga escupĆa otra faja de leche.
Minutos mĆ”s tarde los dos atletas salĆan de la oficina de Vladimir, lo habĆan dejado agotado ocupando un asiento frotĆ”ndose las bolas ademĆ”s en el suelo habĆa quedado un pegote entero de semen de Adam que tenĆa que limpiar antes de dejar una mancha imborrable.
Israel y Adam se miraron, juntos habĆan decidido hacer esa pequeƱa jugarreta al entrenador que tantas veces los puso a competir a drede.
—Esto termina por ahora —dijo Israel.
—SĆ, tienes razĆ³n —afirmĆ³ Adam—. Y debes saber algo. Aunque hayamos planeado esta venganza no quiere decir que seamos amigos.
—Eso lo sĆ©. Nunca formarĆ”s parte de mi exclusiva lista de amigos.
Adam sonriĆ³ con las petulantes palabras de Israel y resaltĆ³ al decirle al rubio:
—Ahora mĆ”s que nunca tĆŗ y yo somos rivales.
Se adelantĆ³ a la jugada y clavĆ³ una fuerte patada entre las piernas del rubio haciendole levantar los pies del suelo. Israel aullĆ³ en agonĆa mientras Adam retrocedĆa riendo para ver su reacciĆ³n.
Israel se doblĆ³ aturdido sintiendo que el mundo le daba vueltas y nauseas que lo invadĆa. Delirante se agarrĆ³ los grandes y pesados huevos con las manos.
Su rostro se habĆa vuelto pĆ”ldio mientras las piernas le empezaron a temblar.
Israel gruĆ±Ć³ sintiendo como sus pelotas absorbĆan el devastador golpe.
Se desplomĆ³ sin fuerzas procesando el grave dolor de bolas que estaba sufriendo.
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