I
Cristóbal era el jefe y director del Club Zafiro, quien habĆa resultado ganador la semana pasada poniendo en riesgo al Club RubĆ, segĆŗn las reglas de la empresa si durante los 5 encuentros de cada club uno d ellos tenia 3 victorias consecutivas eliminaba al grupo contrario.
Cristóbal rondaba los cuarenta y tantos aƱos era atractivo y rubio. VestĆa esa noche una franela azul, chaqueta de piel y jeans ceƱidos aspecto que lo hacĆa lucir joven. Estaba en la oficina de su Club con paredes blanca, decoraciones azules y distintos trofeos, sobre su escritorio reposaba el Cinturón de Honor obtenido la semana pasada.
āTenemos que ganar hoy, muchachones ādecĆa a sus miembrosā, el Ćŗltimo aƱo nos fue difĆcil eliminar a las rubĆes. Hoy me siento optimista, quiero la victoria de hoy a como dĆ© lugar.
āEs seguro que el caballo de batalla de Adalberto serĆ” Nick āopinó Gabriel, un joven guapo que manejaba una motocicletaā. Eso lo puedo jurar.
āYo tambiĆ©n lo aseguro āafirmó Cristóbalā, Adalberto es muy predecible āposó su mirada en el pelirojo Salemā, mi amigo, eres muy bueno y no quiero desgastar tu imagen o energĆa, ya saliste en el encuentro anteior. Hoy necesito a un luchador cuya presencia sea la necesaria para enloquecer a Adalberto apenas vea las apuestas cuando salga publicada en unos minutos.
āĀæA quien pondrĆ”s a luchar, Cristóbal? āpreguntó Gabriel.
Los ojos de Cristóbal se posaron sobre Diego, un hombre promesa de las peleas, su aspecto contagiaba temor y desconfianza. AƱos atrĆ”s habĆa tenido problemas de delincuencia y drogas pero todo eso habĆa quedado atrĆ”s. Diego estaba sobre una silla, era de tez blanca, cabellos desaliƱados y castaƱos, usaba una camiseta y jeans.
āEl encuentro de hoy es importante para la empresa y nosotros ācontinuaba Cristóbalā, serĆ” transmitido vĆa internet y para televisión, se desarrollarĆ” en sala Estrella y el pĆŗblico estĆ” comenzando a llegar. El luchador que mantendrĆ” el honor de nuestro Club esta noche serĆ”s tĆŗ Diego.
āPara mĆ serĆ” todo un honor, Cristóbal āafirmó Diego sin demostrar emocion alguna.
āDebes ser estratĆ©gico āafirmó Cristóbalā, no tengo dudas que Adalberto escogerĆ” hoy a Nick y todos sabemos lo fuerte que es pero conocemos que su mayor debilidad āCristóbal se apretó el bulto en su pantalónā⦠son sus bolas. Nick las tiene de cristal asĆ que ya sabes donde debes golpear.
II
La sala Estrella era un iluminado estudio dentro del edificio de la empresa Gema Peleas, ahĆ cabĆan decenas de personas que ya estaban aguardando por la lucha. El iluminado lugar tenĆa focos con potentes luces, grandes pantallas y la estructura necesaria para brindar eventos de altura. AllĆ ya estaban los miembro del Club RubĆ.
āJefe, no te equivocaste ārió Miguel, el luchador mĆ”s joven del Club Zafiroā. Adalberto nos envió a Nick.
Encima del cuadrilĆ”tero estaba el alto y corpulento Nick, su espalda era ancha, llena de fuertes mĆŗsculos y con piernas robustas. VestĆa con un apretado calzón que apenas sostenĆa su pene y sus colgantes y grandes bolas.
āLa pelea serĆ” difĆcil ādijo con preocupación Cristóbal.
El comentarista presentó a los competidores y varias de sus palabras resonaron en la cabeza de los presentes:
Ā«El Club RubĆ viene con muchas ganas de arrebatar el Cinturón de Honor al Club Zafiro, que tambiĆ©n nos envĆa su artillerĆa pesada. SĆ RubĆ empata hoy veremos como la temporada se caldeaĀ».
Diego ya estaba sobre el ring esperando el inicio decretado por el referĆ. Se habĆa quitado la camisa y saltaba con los puƱos apretados mientras usaba un ajustado jeans.
La pelea dio inicio.
La sonrisa de Diego se volvió desagradable cuando su mirada se posó en la entrepierna de Nick. Los testĆculos del hombre parecĆan gordos y firmes iba a ser una delicia causarles daƱo.
Los luchadores empezaron a rodearse, sin temor ni ansiedad. Las pelotas duras de Nick rebotaban a medida que se movĆa de un lado a otro mientras daba vueltas. Hizo el primer movimiento.
Al ser mÔs alto que Diego, se precipitó sobre él y con buena precisión lo agarró de los hombros y lo arrojó al suelo. Diego reaccionó rÔpidamente dando un salto para ponerse de pie.
Volvieron a dar vueltas. Cada uno manteniendo la guardia para protegerse del otro y llevar el honor a su Club. Entonces una rĆ”faga de puƱos y patadas iniciaron de parte y parte, el pĆŗblico estalló en gritos. Nick querĆa partirle la nariz a Diego, y Diego estaba dispuesto a acabar con Nick del cuello hacia abajo.
Estaban tan cerca peleando que cada uno podĆa oler el olor corporal del otro, uno olĆa a cigarro y el otro a perfume caro.
Un puñetazo a la cara, otro al estómago, uno nuevo a la mejilla, un gancho a la costilla, un puñetazo al pómulo, el bloqueo a un golpe al abdomen.
Nick fue el primero en soltarse y lo hizo desviando un puñetazo que iba a su boca. Diego no se rindió y con maniÔtica persecusión fue tras su presa. Pero Nick lo agarró del hombro con una mano, agarró el perineo del luchador con la otra lo levantó en el aire antes de que lo golpearan en la espalda.
Con una desastroza fuerza Nick arrojó sobre la lona a Diego que retumbo al estrellarse, el pĆŗblico gritó con alegria al igual que los miembro del Club RubĆ.
Diego estaba totalmente adolorido, con la espalda arqueada pues habĆa absorbido el impacto del choque al piso. Nick se arrodilló entre sus piernas y aplastó con su grueso muslo el abultado escroto en el jeans del miembro Zafiro. Diego tosió de dolor.
Nick lo miró con aire triunfal mostrando sus blancos dientes.
Nick lo miró con aire triunfal mostrando sus blancos dientes.
Diego luchó para liberarse cuando Nick afincaba con fuerza la rodilla en sus grandes y gordas pelotas. Gimió, lamentĆ”ndose por sus testĆculos adoloridos mientras el estomago le daba vueltasā¦ā¦ā¦ pero no pudo liberarse. Nick lo inmovilizó con sus brazos.
Cuando las cosas parecĆan perdidas, Diego levantó la cabeza con a velocidad y golpeó su frente contra la cara de Nick, sacĆ”ndole sangre de la nariz. Nick gimió apartĆ”ndose de Diego que se levantó y dio una patada al luchador RubĆ en el estómago empujĆ”ndolo contra las cuerdas.
Nick choco y se mantuvo acariciando su nariz manteniendo las piernas abiertas. Dejando a la vista una invitación abiertaā¦
Diego no esperó y se precipitó hacia adelante y pateando al hombre en la entrepierna tan fuerte como pudo causo en el lider del club rubi un profundo y desgarrador dolor.
Nick era grande y fuerte, pero un sólo golpe a sus testĆculos lo dejaba inservible. Diego golpeó repetidamente sus cojones. Y con la cuarta patada, las manos de Nick detuvieron su pie y con fuerza bruta se aferró a la pierna de Diego y la retorció, derribando al luchador a un lado. Nick gruñó y cayó adolorido y debilitado al piso arrastrandose agarrando sus jugosas bolas.
Diego se levantó muy rĆ”pido, observó a Nick lamentarse de su dolor testĆcular y dirigió al pĆŗblico una mirada desquiciada, se lanzó sobre el luchador con una lluvia de golpes.
āĀ”Te voy a matar, lamentarĆ”s haber nacido! āgritaba enloquecido mientras entregaba sobre el mallugado cuerpo de Nick violentos golpes.
Nick intentaba que Diego abriera las piernas y se expusiera. Sin embargo, Diego se habĆa convertido en un lunĆ”tico y lo estaba azotando con sus puƱetazos, primero eran sobre cualquier parte del cuerpo y despuĆ©s directamente en la cabeza. Por un instante Nick pudo reaccionar y se zafo de Diego arrojĆ”ndolo lejos de Ć©l.
Nick intentaba que Diego abriera las piernas y se expusiera. Sin embargo, Diego se habĆa convertido en un lunĆ”tico y lo estaba azotando con sus puƱetazos, primero eran sobre cualquier parte del cuerpo y despuĆ©s directamente en la cabeza. Por un instante Nick pudo reaccionar y se zafo de Diego arrojĆ”ndolo lejos de Ć©l.
Se puso de pie en un salto y Diego también con su cuerpo dominado por adrenalina pura. El público estaba gritando.
Diego dio una patada en la cabeza a Nick, el hombre se derrumbó. El contrincante furioso pisó fuertemente varias partes del cuerpo del capitan del club Rubi que ya parecĆa derrotado. Extendió las grandes piernas del hombre donde sus bolas se marcaron en su calzoncillo y las pisó con su gran bota. Nick gritó y se rindió hundido en un mundo de dolor.
El comentarista decretó las palabras que mĆ”s hirieron los oĆdos de Adalberto:
«De esta manera el Club Zafiro obtiene la victoria y consigue humillar al Club Rubà por segunda semana consecutiva. Si en el proximo encuentro Zafiro es el equipo ganador eliminara de la categoria al club Rubi. Amigos se tienen que recuperar sino les diremos adios, ”buenos para nada! Jajaja. El equipo Zafiro se queda con el Cinturón de Honor, no sólo una semana mÔs. Informamos que el siguiente encuentro sera un evento especial y es La Batalla Millonaria».
āDetesto que mi mejor hombre tenga las putas bolas de cristal ācomunicó Adalberto con rencor en la voz.
āVamos a buscarlo estĆ” allĆ” acurrucado lamentandose ādijo Sergio levantandose de su silla.
āĀ”No! ānegó Adalberto rotundamenteā. Nos vamos a parar y nos vamos a ir, dejaremos a ese webon ahĆ.
Por otro lado el Club Zafiro estaba radiante de felicidad humillando a mÔs no poder a sus rivales, celebrando el camino de la victoria con la posible eliminación del Club en un siguiente encuentro.
Diego mostraba al público con orgullo el Cinturón de Honor mientras el comentarista hablaba:
«¿LograrĆ” Zafiro cerrar la temporada con broche de oro coronandose de manera invictaā¦Ā»
āĀ”Claro que sĆ ādecretaba con entusiasmo Cristóbal.
«⦠o, ¿a caso el Club Rubà podrÔ recuperar la poca dignidad que le queda y meterse en los bolsillos una cantidad que los pueda hacer felices? Lo sabremos en el siguiente encuentro».
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