Cinturon de Honor: Nick vs Diego (Actualizado) - Las Bolas de Pablo

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1 may 2017

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Cinturon de Honor: Nick vs Diego (Actualizado)

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I

Cristóbal era el jefe y director del Club Zafiro, quien había resultado ganador la semana pasada poniendo en riesgo al Club Rubí, según las reglas de la empresa si durante los 5 encuentros de cada club uno d ellos tenia 3 victorias consecutivas eliminaba al grupo contrario.

   Cristóbal rondaba los cuarenta y tantos aƱos era atractivo y rubio. VestĆ­a esa noche una franela azul, chaqueta de piel y jeans ceƱidos aspecto que lo hacĆ­a lucir joven. Estaba en la oficina de su Club con paredes blanca, decoraciones azules y distintos trofeos, sobre su escritorio reposaba el Cinturón de Honor obtenido la semana pasada.

   ā€”Tenemos que ganar hoy, muchachones —decĆ­a a sus miembros—, el Ćŗltimo aƱo nos fue difĆ­cil eliminar a las rubĆ­es. Hoy me siento optimista, quiero la victoria de hoy a como dĆ© lugar.

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   ā€”Es seguro que el caballo de batalla de Adalberto serĆ” Nick —opinó Gabriel, un joven guapo que manejaba una motocicleta—. Eso lo puedo jurar.

   ā€”Yo tambiĆ©n lo aseguro —afirmó Cristóbal—, Adalberto es muy predecible —posó su mirada en el pelirojo Salem—, mi amigo, eres muy bueno y no quiero desgastar tu imagen o energĆ­a, ya saliste en el encuentro anteior. Hoy necesito a un luchador cuya presencia sea la necesaria para enloquecer a Adalberto apenas vea las apuestas cuando salga publicada en unos minutos.

   ā€”ĀæA quien pondrĆ”s a luchar, Cristóbal? —preguntó Gabriel.

   Los ojos de Cristóbal se posaron sobre Diego, un hombre promesa de las peleas, su aspecto contagiaba temor y desconfianza. AƱos atrĆ”s habĆ­a tenido problemas de delincuencia y drogas pero todo eso habĆ­a quedado atrĆ”s. Diego estaba sobre una silla, era de tez blanca, cabellos desaliƱados y castaƱos, usaba una camiseta y jeans.

   ā€”El encuentro de hoy es importante para la empresa y nosotros —continuaba Cristóbal—, serĆ” transmitido vĆ­a internet y para televisión, se desarrollarĆ” en sala Estrella y el pĆŗblico estĆ” comenzando a llegar. El luchador que mantendrĆ” el honor de nuestro Club esta noche serĆ”s tĆŗ Diego.
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   ā€”Para mĆ­ serĆ” todo un honor, Cristóbal —afirmó Diego sin demostrar emocion alguna.

   ā€”Debes ser estratĆ©gico —afirmó Cristóbal—, no tengo dudas que Adalberto escogerĆ” hoy a Nick y todos sabemos lo fuerte que es pero conocemos que su mayor debilidad —Cristóbal se apretó el bulto en su pantalón—…  son sus bolas. Nick las tiene de cristal asĆ­ que ya sabes donde debes golpear.
II

   La sala Estrella era un iluminado estudio dentro del edificio de la empresa Gema Peleas, ahĆ­ cabĆ­an decenas de personas que ya estaban aguardando por la lucha. El iluminado lugar tenĆ­a focos con potentes luces, grandes pantallas y la estructura necesaria para brindar eventos de altura. AllĆ­ ya estaban los miembro del Club RubĆ­.

   ā€”Jefe, no te equivocaste —rió Miguel, el luchador mĆ”s joven del Club Zafiro—. Adalberto nos envió a Nick.
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   Encima del cuadrilĆ”tero estaba el alto y corpulento Nick, su espalda era ancha, llena de fuertes mĆŗsculos y con piernas robustas. VestĆ­a con un apretado calzón que apenas sostenĆ­a su pene y sus colgantes y grandes bolas.

   ā€”La pelea serĆ” difĆ­cil —dijo con preocupación Cristóbal.

   El comentarista presentó a los competidores y varias de sus palabras resonaron en la cabeza de los presentes:

   Ā«El Club RubĆ­ viene con muchas ganas de arrebatar el Cinturón de Honor al Club Zafiro, que tambiĆ©n nos envĆ­a su artillerĆ­a pesada. SĆ­ RubĆ­ empata hoy veremos como la temporada se caldeaĀ».
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   Diego ya estaba sobre el ring esperando el inicio decretado por el referĆ­. Se habĆ­a quitado la camisa y saltaba con los puƱos apretados mientras usaba un ajustado jeans.

   La pelea dio inicio.

   La sonrisa de Diego se volvió desagradable cuando su mirada se posó en la entrepierna de Nick. Los testĆ­culos del hombre parecĆ­an gordos y firmes iba a ser una delicia causarles daƱo.

   Los luchadores empezaron a rodearse, sin temor ni ansiedad. Las pelotas duras de Nick rebotaban a medida que se movĆ­a de un lado a otro mientras daba vueltas. Hizo el primer movimiento.

   Al ser mĆ”s alto que Diego, se precipitó sobre Ć©l y con buena precisión lo agarró de los hombros y lo arrojó al suelo. Diego reaccionó rĆ”pidamente dando un salto para ponerse de pie.

   Volvieron a dar vueltas. Cada uno manteniendo la guardia para protegerse del otro y llevar el honor a su Club. Entonces una rĆ”faga de puƱos y patadas iniciaron de parte y parte, el pĆŗblico estalló en gritos. Nick querĆ­a partirle la nariz a Diego, y Diego estaba dispuesto a acabar con Nick del cuello hacia abajo.

   Estaban tan cerca peleando que cada uno podĆ­a oler el olor corporal del otro, uno olĆ­a a cigarro y el otro a perfume caro.

   Un puƱetazo a la cara, otro al estómago, uno nuevo a la mejilla, un gancho a la costilla, un puƱetazo al pómulo, el bloqueo a un golpe al abdomen.

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   Nick fue el primero en soltarse y lo hizo desviando un puƱetazo que iba a su boca. Diego no se rindió y con maniĆ”tica persecusión fue tras su presa. Pero Nick lo agarró del hombro con una mano, agarró el perineo del luchador con la otra lo levantó en el aire antes de que lo golpearan en la espalda.

   Con una desastroza fuerza Nick arrojó sobre la lona a Diego que retumbo al estrellarse, el pĆŗblico gritó con alegria al igual que los miembro del Club RubĆ­.

   Diego estaba totalmente adolorido, con la espalda arqueada pues habĆ­a absorbido el impacto del choque al piso. Nick se arrodilló entre sus piernas y aplastó con su grueso muslo el abultado escroto en el jeans del miembro Zafiro. Diego tosió de dolor. 

   Nick lo miró con aire triunfal mostrando sus blancos dientes.

   Diego luchó para liberarse cuando Nick afincaba con fuerza la rodilla en sus grandes y gordas pelotas. Gimió, lamentĆ”ndose por sus testĆ­culos adoloridos mientras el estomago le daba vueltas……… pero no pudo liberarse.  Nick lo inmovilizó con sus brazos.

   Cuando las cosas parecĆ­an perdidas, Diego levantó la cabeza con a velocidad y golpeó su frente contra la cara de Nick, sacĆ”ndole sangre de la nariz. Nick gimió apartĆ”ndose de Diego que se levantó y dio una patada al luchador RubĆ­ en el estómago empujĆ”ndolo contra las cuerdas.

   Nick choco y se mantuvo acariciando su nariz manteniendo las piernas abiertas. Dejando a la vista una invitación abierta…

   Diego no esperó y se precipitó hacia adelante y pateando al hombre en la entrepierna tan fuerte como pudo causo en el lider del club rubi un profundo y desgarrador dolor.

   Nick era grande y fuerte, pero un sólo golpe a sus testĆ­culos lo dejaba inservible. Diego golpeó repetidamente sus cojones. Y con la cuarta patada, las manos de Nick detuvieron su pie y con fuerza bruta se aferró a la pierna de Diego y la retorció, derribando al luchador a un lado. Nick gruñó y cayó adolorido y debilitado al piso arrastrandose agarrando sus jugosas bolas.
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   Diego se levantó muy rĆ”pido, observó a Nick lamentarse de su dolor testĆ­cular y dirigió al pĆŗblico una mirada desquiciada, se lanzó sobre el luchador con una lluvia de golpes.

   ā€”Ā”Te voy a matar, lamentarĆ”s haber nacido! —gritaba enloquecido mientras entregaba sobre el mallugado cuerpo de Nick violentos golpes. 

   Nick intentaba que Diego abriera las piernas y se expusiera. Sin embargo, Diego se habĆ­a convertido en un lunĆ”tico y lo estaba azotando con sus puƱetazos, primero eran sobre cualquier parte del cuerpo y despuĆ©s directamente en la cabeza. Por un instante Nick pudo reaccionar y se zafo de Diego arrojĆ”ndolo lejos de Ć©l.

   Se puso de pie en un salto y Diego tambiĆ©n con su cuerpo dominado por adrenalina pura. El pĆŗblico estaba gritando.

   Diego dio una patada en la cabeza a Nick, el hombre se derrumbó. El contrincante furioso pisó fuertemente varias partes del cuerpo del capitan del club Rubi que ya parecĆ­a derrotado. Extendió las grandes piernas del hombre donde sus bolas se marcaron en su calzoncillo y las pisó con su gran bota. Nick gritó y se rindió hundido en un mundo de dolor.

   El comentarista decretó las palabras que mĆ”s hirieron los oĆ­dos de Adalberto:

   Ā«De esta manera el Club Zafiro obtiene la victoria y consigue humillar al Club RubĆ­ por segunda semana consecutiva. Si en el proximo encuentro Zafiro es el equipo ganador eliminara de la categoria al club Rubi. Amigos se tienen que recuperar sino les diremos adios, Ā”buenos para nada! Jajaja. El equipo Zafiro se queda con el Cinturón de Honor, no sólo una semana mĆ”s. Informamos que el siguiente encuentro sera un evento especial y es La Batalla MillonariaĀ».

   ā€”Detesto que mi mejor hombre tenga las putas bolas de cristal —comunicó Adalberto con rencor en la voz.

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   ā€”Vamos a buscarlo estĆ” allĆ” acurrucado lamentandose —dijo Sergio levantandose de su silla.

   ā€”Ā”No! —negó Adalberto rotundamente—. Nos vamos a parar y nos vamos a ir, dejaremos a ese webon ahĆ­.

   Por otro lado el Club Zafiro estaba radiante de felicidad humillando a mĆ”s no poder a sus rivales, celebrando el camino de la victoria con la posible eliminación del Club en un siguiente encuentro.
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Diego mostraba al público con orgullo el Cinturón de Honor mientras el comentarista hablaba:

   Ā«ĀæLograrĆ” Zafiro cerrar la temporada con broche de oro coronandose de manera invicta…»

   ā€”Ā”Claro que sĆ­ —decretaba con entusiasmo Cristóbal.

   Ā«ā€¦ o, Āæa caso el Club RubĆ­ podrĆ” recuperar la poca dignidad que le queda y meterse en los bolsillos una cantidad que los pueda hacer felices? Lo sabremos en el siguiente encuentroĀ».

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