CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Cristobal estaba reunido con los luchadores pertenecientes al Club Zafiro, el equipo habĆa tenido una excelente racha en la temporada anterior logrando eliminar de la categorĆa 5 (la mĆ”s importante de la empresa) al club RubĆ uno de los equipos mĆ”s fuertes y con mejor desempeƱo en los Ćŗltimos meses.
El rubio hombre vestia esa noche un ajustado traje de etiqueta que acentuaba sus atractivos rasgos de edad madura. Dominaba a la perfecciĆ³n sus nervĆos pues esa noche iniciaba una nueva temporada y se enfrentarĆan a lo largo de las prĆ³ximas semanas contra el Club Diamante.
—Diamante por aƱos ha sido un hueso duro de roer —decĆa—, tiene luchadores importantes, fuertes, aguerridos y escalĆ³ sin mayor deficultad a la categorĆa despuĆ©s de que las rubĆes los eliminaron. Nuestra misiĆ³n es eliminarlos lo mĆ”s pronto posible.
—¿Le tienes miedo? —preguntĆ³ con una sonrisa burlona Salem, el pelirojo capitĆ”n del equipo.
—¿Miedo? ¡JAJAJA! ¡JAMĆS! —negĆ³ CristĆ³bal acomodĆ”ndose el cuello de la camisa—. Miedo tengo de que nos eliminen. Por eso, muchachones, quiero que entrenen duro, al doble de la temporada pasada y ganemos en esta nueva oportunidad. Hoy inicia nuestra etapa y la pizarra de ranking de luchadores debe estar pintada de azul a nuestro nombre. Ya he decidido quien lucharĆ” esta noche y serĆ”s tĆŗ Miguel.
La orgullosa sonrisa de Salem se esfumĆ³ de su cara al escuchar el nombre de su compaƱero de equipo. El muchacho moreno a su vez afirmĆ³ con la cabeza mientras apretaba los labios.
—¿Por quĆ© Ć©l va a abrir la temporada? —saltĆ³ Salem—. Teniamos la tradiciĆ³n de que era el capitĆ”n del equipo quien abrĆa las luchas.
—En esta oportunidad vamos a cambiar —respondiĆ³ CristĆ³bal—, y serĆ” Miguel quien entrarĆ” en acciĆ³n por el club. Ya ha tenido muchos meses sin participar y quiero verlo en movimiento, necesito que justifique su sueldo.
Miguel lanzĆ³ una cĆ”lida sonrisa, seguidamente replicĆ³ de manera serena a Salem:
—Amigo, ya tienes varias temporadas coronandote en el primer lugar del ranking y cobrando tu bono como el mejor de la temporada es hora de dar oportunidad a tus demĆ”s compaƱeros.
—Ahora cĆ”llate y trae el cinturĆ³n de honor a tu casa —respondiĆ³ tajante Salem.
CristĆ³bal actuĆ³ antes que sus hombres se enfrascaran en medio de una discusiĆ³n estĆ©ril sobre el nĆŗmero de participaciones en peleas. OrdenĆ³ a Miguel que se dispusiera a cambiar de ropa para el encuentro de esa noche, cuando el moreno joven saliĆ³ de la oficina se dedicĆ³ a enviar sus datos al departamento de internet para las apuestas de luchadores de la noche. Conversaron unos Ćŗltimos puntos y salieron de la oficina rumbo a la sala Caverna.
Cuando todos llegaron al salĆ³n CristĆ³bal emitiĆ³ un chasquido con su lengua en seƱal de desaprobacion. Encima del ring de lucha lo esperaba un hombre, era de estatura alta, cabellos negros y cortos, su tez era blanca y una pequeƱa barba negra con algunas canas revelaba rasgos atractivos y a la vez salvajes en Ć©l, era AlĆ el director del Club Diamante. VestĆa completamente de negro y su pantalĆ³n acumulaba un apetecible relieve en el Ć”rea genital. AlĆ sostenĆa un micrĆ³fono el cual encendiĆ³ y comenzĆ³ a hablar:
—Mi amigo CristĆ³bal —dijo—. Vaya, tanto tiempo sin vernos, es un honor volvernos a encontrar, mi estimado amigo. Ven y sube al ring que necesitamos hablar —el director del club rival que siempre se habĆa caracterizado por ser un hombre rudo y sin miedo obedeciĆ³ y se cuadrĆ³ ante Ć©l sobre la lona—, ¿cĆ³mo estĆ”s, amigo? En esta oportunidad siento tanta lastima por ti, mira que despuĆ©s de tener una bonita suerte y haber eliminado a RubĆ tener que tenernos a nosotros de frente. Un club tan temido y respetado... ¡Los vamos a eliminar como moscas! VolverĆ”n a la categorĆa 1, disfruten el poco tiempo que les queda aquĆ...... ¿Tienes algo que decir mi amigo? —le ofreciĆ³ el micrĆ³fono el cual CristĆ³bal rechazĆ³—. Bueno amigo dejame seguir deseandote buena suerte porque la verdad es que la vas a necesitar -se quedĆ³ detenido observando a CristĆ³bal y le tendiĆ³ la mano-. A pesar de todo siento lastima por ti y tu equipo, mira que intentar mantenerse en la cumbre para ser eliminados por nosotros, bueno, a pesar de todo somos amigos, ¿o no? Vamos, dame esos cinco.
AlĆ se quedĆ³ tendido esperando el saludo de CristĆ³bal, el cual lanzĆ³ una sonrisa hipĆ³crita al pĆŗblico y cuando se creĆa que se estaba preparando para estrechar la mano del director del Club Diamante, le clavĆ³ una poderosa patada en los testĆculos. El hombre saltĆ³ en el aire y emitiĆ³ un gruƱido de sorpresa y dolor. Cuando sus pies tuvieron contacto con el suelo enseguida se cubriĆ³ la entrepierna con las manos y cayĆ³ de rodillas en medio de quejas y lamentos.
El pĆŗblico dio exclamaciones variadas, algunas en apoyo y otras en contra. Absolutamente todos los luchadores pertenecientes al nuevo club de la categorĆa 5 subieron al ring para socorrer a su jefe que estaba encogido acariciando sus pateadas gĆ³nadas. CristĆ³bal bajĆ³ de un salto de la lona y se refugiĆ³ con los miembros de su club.
Tuvo que pasar al rededor de 10 minutos para que la situacion se normalizara, AlĆ fue cargado entre su hombro para que pudiera salir del ring y llevarlo a ocupar su mesa donde se acariciĆ³ los testĆculos mientras veĆa como se desarrollarĆa la primera pelea de la temporada.
Los contrincantes se encontraron sobre el ring, por un lado estaba Miguel agitando la mano al publico, el miembro mĆ”s jĆ³ven del Club Zafiro, de tez bronceada y cabello cortos y negros. Usaba un ajustado calzoncillo azul que se aferraba a su redondo y carnoso trasero mientras dibujaba la silueta de su gorda polla apuntĆ”ndo a un lado. Su rival era Manuel, el capitĆ”n del nuevo equipo rival, su edad rondaba cerca de los 40 aƱos, su estatura era alta, su cuerpo agil y fuerte y de facciones dura.
Se habĆa decretado con el sonido de la campana el inicio del combate.
Y los hombre empezaron a moverse, Miguel miro a la lona donde habĆa perdido un tiempo atrĆ”s, esta vez ganarĆa, miro al fuerte Manuel, sus piernas y la forma de su trasero sobre el apretado speedo negro, las nalgas se ajustaban a su ropa y eso a Miguel le gustaba, Manuel supo como Miguel lo miraba
Miguel echĆ³ una rĆ”pida mirada al bulto pronunciado de Manuel, localizando en el medio de sus piernas las bolas, debĆa golpearlo e inmovilizarlo como fuera, eso valĆa, pero no solo Miguel miraba los testĆculos, pues del otro lado Manuel, miraba el speedo azul de su enemigo detallando como se inclinaba la polla y estudiaba la manera de como pulverizar al joven aplastĆ”ndole las bolas.
Miguel tuvo ventaja y empezĆ³ lanzando golpes contra Manuel. Con poca destreza sobre su jĆ³ven rival, el experimentado miembro Diamante pudo evitar algunos de los ganchos, otros no, pero podĆa resistir aquellos fuertes puƱetazos que se estrellaban contra sus costillas y la cara. Sin dejar pasar la oportunidad de oro que sĆ³lo le ofrecieron microsegundos el luchador diamente apretĆ³ el puƱo y lo estampĆ³ en el abdomen de Miguel. AsĆ empezĆ³ a ganar terreno, golpeĆ”ndolo en repetidas ocasiones.
Los cautelosos luchadores se protegĆan de recibir un golpe en sus genitales. Ahora era Miguel quien intentaba defenderse como podĆa, pero al tratar de cubrir sus testĆculos, bloqueaba su mente de defender otras partes del cuerpo, Manuel lo arrojĆ³ contra las cuerdas, y reposando allĆ, el experto en luchas corriĆ³ hasta el, hasta dar un salto y pegarle con el pie desnudo en el pecho, Miguel dejĆ³ escapar una gran bocanada de aire de su cuerpo y cayĆ³ al suelo con dificultad para respirar y dejando sus piernas abiertas y vulnerables sus gordos testiculos.
SintiƩndo que su integridad estaba en riego Miguel se puso de pie.
Manuel se le acercĆ³ para golpearle supo hacer frente y atacar con furia.
Le dio un puƱetazo a Manuel que lo hizo tambalear y otro golpe en la cara.
Manuel se fue al suelo, para quitĆ”rselo de encima, usĆ³ sus piernas contra Miguel. El jĆ³ven de ventitantos aƱos cayĆ³ con su pomposo trasero sobre la lona. Manuel se levantĆ³ y corriĆ³ hasta Miguel, el muchacho en el suelo supo ganar tiempo y con un certero gancho fulmino las robustas gĆ³nadas de Manuel, que gritĆ³ de dolor cayendo al suelo sobĆ”ndose sus golpeadas bolas. Su rostro reflejaba sufrir, tenĆa las dos manos sobre la ingle mientras Miguel sonreĆa complacido ganando amplia ventaja.
Miguel se subiĆ³ encima del cuerpo de Manuel y continuo propinĆ”ndole golpes en la cara, el abdomen y el pecho, bajo el culo de Miguel estaban las manos de Manuel protegiendo sus palpitantes bolas.
Cuando estuvo casi inconsciente, Miguel se alejĆ³ de Ć©l para dejarlo respirar.
Cuando el capitĆ”n del Club Diamante se pudo levantar Miguel corriĆ³ hasta Ć©l, pero Manuel le bloqueo el movimiento con una llave que rematĆ³ con un rodillazo en los huevos
—No debiste alejarte de mi —sonriĆ³ Manuel con maldad.
Mientras el muchacho se revolcaba en la lona adolorido sobĆ”ndose las bolas, Manuel estaba riĆ©ndose. Buscando venganza, Miguel dejĆ³ de acariciar sus bolas y saltando se aferrĆ³ con una mano a la entrepierna de Manuel y apretĆ”ndole los testĆculos, lo hizo gritar al instante.
Para defenderse Manuel tuvo que encestar varios puƱetazo en el rostro de Miguel logrando que asĆ lo soltara de sus delicados testĆculos para despues alejarse de Ć©l como un animal herido. Ambos luchadores estaban distanciados agarrĆ”ndose los huevos.
Miguel estaba inmĆ³vil con las manos en los testĆculos deseando ganar. Sudando completamente se puso de pie, y mirando al humillado Manuel, (que se agarraba con fuerza las bolas) camino hasta Ć©l, y sin ningĆŗn rastro de piedad lo sostuvo levanto el puƱo y encesto repetidos golpe en su cara.
Miguel logro reducirlo y Manuel de a poco fue cediendo y cayendo al suelo.
Miguel se subiĆ³ encima de Manuel esperando que el arbitro decretara el final del encuentro, pero Manuel se sacudiĆ³ a tiempo antes del conteo final.
Miguel entrĆ³ en colera, creĆa que ya Manuel estaba derrotado, tenĆa entonces que fulminarlo. Lo tomĆ³ del corto cabello y lo intentĆ³ alzar. Pero estando de rodillas el luchador diamante reaccionĆ³ sobre los muslos separados del joven Miguel. ApretĆ³ el puƱo y pegĆ³ contra sus bolas como si fuera un martillo, Miguel grito del dolor y cayĆ³ de bruces contra la lona empezando a llorar cĆ³micamente.
Manuel se subiĆ³ sobre Ć©l y apretĆ³ sus bolas haciendo que Miguel gritara con una maldiciĆ³n al sentir sus huevos ser destripados duramente por las manos de Manuel, se resistĆa y debatĆa para liberarse de los dedos.
—¡AAAaahhh suĆ©ltame... ahhhh! —gritaba Miguel, batiendo su hermoso cuerpo encima de la lona.
Manuel ahora reĆa machacando las bolas de Miguel haciĆ©ndolo gritar cada vez mĆ”s fuerte.
DespuĆ©s de segundos de angustia Manuel soltĆ³ los torturados huevos de Miguel. Para culminar se subiĆ³ encima de Ć©l y le aplicĆ³ una llave inmovilizadora, el arbitro decretĆ³ la victoria para el Club Diamante y Manuel se alzĆ³ con orgullo aunque sosteniendo sus testiculos con las manos.
...
Cuando los miembros del club se reunieron esa noche en la oficina celebraron con algarabĆa, era el primer encuentro de la temporada y su capitĆ”n les habĆa regalado la victoria. Celebraban tomando cervezas y hubo un momento en el que Manuel distanciado del grupo usaba su celular, AlĆ se acercĆ³ a Ć©l y con una sonrisa en el rostro le hablĆ³:
-Felicitaciones -le dijo-. Una vez mĆ”s te debo felicitar pero en privado, como estĆ”n los muchachos aquĆ no puedo hacerlo como corresponde.
-Ya tendremos tiempo -confirmĆ³ Manuel-, esperaremos que se vayan... ¿TĆŗ como sigues de tus bolas? Ese imbĆ©cil de Cristobal te pateĆ³ duro.
-SĆ, es un maldito. Pero tĆŗ tomaste venganza. ¿CĆ³mo te encuentras de tus testĆculos ante ese muchacho?
-Estoy muy bien. Mal la debe estar pasando Ć©l.
Ellos se dirigieron miradas cĆ³mplices. Manuel a pesar de aparentar un feliz matrimonio heterosexual era secreto amante de AlĆ.
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