ESCRITA POR: ZATN
CONTIENE: SEXO HETEROSEXUAL y BALLBUSTING F/M.
Fernando sacaba su tarjeta de crĆ©dito para cancelar la deliciosa cena que habĆan degustado en aquel fino restaurante, y con una amplia sonrisa invitaba a Ćrsula a continuar la velada.
La mujer de 55 aƱos estaba impresionada con lo caballeroso que era ese apuesto hombre, menor que ella, Y es que Fernando a sus 40 aƱos era un hombre con un fĆsico envidiable y para Ćrsula, era una tentación difĆcil de resistir.
Por su parte Fernando estaba teniendo la velada que esperaba para obtener un beneficio laboral, pues la dama con quien planeaba intimar esta noche, era su jefa… y estaba pendiente un ascenso en la compaƱĆa… se asegurarĆa de ser el escogido para subir a ese nuevo puesto.
Ambos ingresaban media hora despuĆ©s a una amplia habitación de hotel, Fernando notó en los Ćŗltimos minutos cierta inseguridad en la mirada de la mujer madura, Ćrsula se quedó sentada en el borde de la cama con la mirada clavada al suelo.
“Que tienes querida?”.
Luego de unos segundos, la mujer le mira a los ojos y se levanta, tomando su bolso.
“No puedo… no puedo estar contigo”.
“Porque no mi amor?”.
Ćrsula se sentĆa como una adolescente insegura: “No puedo serle infiel a mi esposo, Ć©l no se lo merece”.
Fernando sabĆa que Ćrsula era casada, pero eso no le importó al insinuĆ”rsele, y cuando ella respondió a sus acercamientos, sabĆa que se le entregarĆa. Pero ahora al parecer la mujer tenĆa remordimientos con la inminente infidelidad conyugal y no desea seguir con la noche, ¿No llegarĆan al sexo?.
Los planes de Fernando de hacer suya a la jefa y asĆ obtener su ascenso, estaban cayendo a un precipicio…
…Pero Fernando no se darĆa por vencido tan fĆ”cil, y tenĆa los atributos masculinos para convencer a la mujer.
“Espera mujer, no pretenderĆ”s dejarme asĆ...hemos llegado muy lejos”.
“Perdóname Fernando, pero no puedo”.
El hombre comenzó a quitarse la camisa, demostrando sus fornidos y amplios pectorales.
Ćrsula no dio un paso mĆ”s y quedó boquiabierta al ver la musculatura de Fernando, sabĆa que era un hombre atlĆ©tico, pero no le habĆa visto sin ropa; El varón continuó desvistiĆ©ndose, sus pantalones desaparecieron rĆ”pidamente, y la jefa abrió los ojos ante el abultado calzoncillo del macho.
Era demasiado prominente lo que observaba, Fernando guardaba cosas sumamente grandes allĆ entre las piernas.
Le habĆan contado que Fernando era un hombre muy bien dotado, y anhelaba sentir esos dotes en su interior… Pero y su esposo?, el hecho de serle infiel?... los pensamientos de fidelidad a su marido comenzaban a debilitarse en la cabeza de Ćrsula… Y al mismo tiempo se fortalecĆa el interĆ©s fĆsico hacia Fernando, ese macho de 40 aƱos, musculoso, prepotente y viril.
El hombre no tardó en quitar su interior mostrando un pene semirerecto de mĆ”s de 18 centĆmetros… faltaba para que alcanzase sus 23 cm mĆ”ximos…pronto esos centĆmetros conocerĆan la vagina de Ćrsula; MĆ”s abajo, la mujer detalló las pelotas de su subalterno, dos testĆculos peludos del gran tamaƱo le colgaban entre las piernas.
“Fer… Fernando….eres muy… muy huevón”.
“SabĆa que eso te gustarĆa cariƱo”.
El hombre bien dotado de testĆculos estaba muy consiente de cómo ese atractivo influĆa en sus parejas. Desde ya estaba ansioso de que Ćrsula le acariciara las bolas… Siempre disfrutaba eso en una relación sexual, anhelaba que una mujer se los sobara y consintiera de mil formas… su Exesposa llamada Marcela, siempre sitió gusto por darle unas maravillosas jornadas de caricias gonadales.
La mujer retrocedió ante la cercanĆa del varón, quien tomĆ”ndola de los hombros la hizo sentar en la cama.
El pene semierecto apuntaba al rostro de la mujer, que apenada desviaba la vista.
“Porque no me atiendes un poco aquĆ abajo”.
Ćrsula desvió la cara, recibiendo un beso del glande de Fernando en su mejilla.
La mujer estaba demasiado tentada pero se resistĆa a la tentación.
“Tu marido no tiene una como la mĆa verdad?”.
”No hables asĆ de Ć©l por favor”
“Sólo digo la verdad… vamos querida, chĆŗpamela”.
“No!, ni a mi marido se la he chupado”.
“A no?, pero ahora tienes ante ti una verga de verdad, y la vas a chupar mi amor... te gustarĆ”!, estoy seguro”.
Fernando empujaba su verga contra la boca de Ćrsula, quien movĆa el rostro tratando de que no tocaran sus labios. “Por favor, no me obligues…”.
“JamĆ”s obligare a una mujer a hacer algo que no quiere”.
El pene ahora mÔs grande y venoso de Fernando buscaba sin cesar los labios de la jefa, hasta que los alcanzaron, la mujer se negó a abrirlos, pero los suaves empujes del glande, la volvieron débil, lentamente abrió los labios y plantó un suave beso en la roja punta del pene.
La sonrisa de Fernando se hizo mayor cuando Ćrsula se rindió, y comenzó a besar el glande por todos lados, sus labios quedaron humectados con una gota de lĆquido preseminal que emergió de la uretra masculina.
Ćrsula se lamió los labios, degustando el salado fluido viril, entonces ya excitada, planto un fuerte beso al glande y lo succionó.
“AsĆ cariƱo!…asĆ haces feliz a un hombre…ahora chĆŗpalo mĆ”s…hazlo como si fuera un caramelo, intĆ©ntalo”.
Se abrió la boca de la mujer, y el glande entro en contacto con su lengua, degustÔndolo y saboreÔndolo.
La madura mujer pronto le tomó gusto a la prĆ”ctica oral, usaba con habilidad la lengua, se dejaba llevar por la pasión y querĆa disfrutar de un dotado y venoso miembro viril que nunca tuvo en su vida sexual.
Fernando jadeaba de felicidad ante los ricos estĆmulos a su glande, y luego a su tronco peneano.
“Ahora chĆŗpame las bolas…”. HabĆa llegado la hora de que sus pelotas recibieran una justa caricia.
Ćrsula obedeció sin protestar, de inmediato los lengüetazos refrescaban con saliva las colgantes gónadas del empleado.
“Oh Fernando las tienes muy grandes…y que peludas estĆ”n”.
“Te fascinan verdad?”.
“Las adoro!, eres un toro…un toro bien huevón!”.
“Y asĆ como las tengo grandes, las tengo repletas…te voy a llenar toda de leche, Ćrsula”.
“Eso me asusta un poco cariƱo… y admito que tambiĆ©n temo cuando llegue el momento en que me metas este garrote”.
Con las manos acaricio el miembro viril, restregando el lĆquido lubricante en toda su extensión.
“No te preocupes…tendrĆ© cuidado al principio para que solo goces querida…luego si tu quieres, te parto en dos!”.
“Si!…quiero que me partas en dos esta noche…”.
La situación estaba ya lista para la penetrada, y Fernando alejó de sus excitadĆsimos genitales a la golosa mujer… Colocó a Ćrsula acostada en la cama y se dispuso a metĆ©rsela.
“Ahhh!”, Exclamó Ćrsula cuando el grueso pene la penetraba, la carne masculina se deslizaba con dificultad dentro de una vagina que nunca habĆa tenido algo tan grande adentro.
“ResĆstela cariƱo”. DecĆa Fernando mientras se acostaba sobre ella.
“Dame con todo!”. Exigió la caliente Ćrsula, y Fernando obedeció.
“AAAHHHHHH!!!!”, Gritó Ćrsula jadeante cuando Fernando fue rudo y se la clavó hasta los huevos.
Entonces comenzó el movimiento de cadera, Fernando le darĆa una buena probada de sus genitales a la jefa, la querĆa impresionar para lograr tenerla 100% en sus manos.
La mujer gemĆa y gritaba ante cada embestida del toro sobre ella, Fernando no cesaba en besar los senos de la mujer, asĆ como el cuello, mordidas iban por todos lados, mientras Ćrsula enterraba sus uƱas en la musculosa espalda del varón. Los aruƱos fascinaban a Fernando quien reaccionaba contrayendo sus duras nalgas, y aplicando mĆ”s potencia a la penetrada.
El pene del macho no paraba de entrar y salir del excesivamente húmedo coño de la madura mujer.
Y llegó el momento del orgasmo de ambos!, la mujer sintió el placer justo un segundo antes de estallar Fernando en leche pura, los intensos chorros de esperma hirviente aumentaban mÔs la sensación de placer de la orgÔsmica jefa.
Por fin se detuvieron los chorros, y Fernando saco su miembro; Enseguida se hizo a un lado en la cama…estaba gustoso y ella pletórica.
Unos cortos minutos pasaron, y ahora mĆ”s repuesta, Ćrsula le agradeció a Fernando.
Ćrsula veĆa el pene de Fernando de nuevo en pie de lucha, el hombre la acomodó boca abajo, le separaba las piernas, y la mujer sintió como era pinchada por la retaguardia… su coƱo se dilató de nuevo con el engrosado miembro del varón.
Los embates de Fernando ahora con mƔs intensidad, la pusieron a jadear como perra en celo, se aferraba a la almohada disfrutando el ser cogida de una forma bestial.
Tras un buen rato, de nuevo era inundada de espeso esperma…
Pero la noche aun no acababa y el caliente varón la montó una vez mĆ”s, el pene invadĆa de nuevo el coƱo de Ćrsula, quien flexionaba la espalda de un nuevo orgasmo… El semental sobre ella continuaba dando toda su potencia a pesar del paso de los minutos, casi enloqueciendo a su jefa del gusto.
“Oh Fernando me vas a volver loca…para por favor!”.
“En verdad quieres que pare?”.
La exhausta mujer ni lo pensó, de inmediato contestó:
“Claro que no!…dame todo tu ser, papacito!!!”.
Y por tercera vez Fernando liberaba el contenido de sus grandes pelotas en el coƱo de la dama. Ćrsula ya no tenĆa palabras para describir lo maravillosa que se sentĆa.
El semen continuaba entrando en la vagina de la mujer, que gemĆa al sentir como era llenada.
Ćrsula jadeó por Ćŗltima vez, abrazĆ”ndose a Fernando mientras le decĆa:
“Fernando, no te dejarĆ© ir de mi lado….quĆ©date siempre conmigo”.
Y asĆ terminó la jornada sexual, Ćrsula exhausta de hacer el amor, y un agitado Fernando sonriente…la jefa ha caĆdo en sus redes como esperaba, de ahora en adelante serĆ”n amantes… Es seguro ya que Ć©l ganarĆ” el ascenso.
Ahora sólo habĆa un problema…ocultar la relación a Marcela su Exesposa, pues de enterarse no le irĆa nada bien.
Marcela le habĆa dejado claro que no se metiera con la jefa… ahora mientras fumaba un cigarrillo, la mente del agotado Fernando rememoraba aquella situación…
Sólo hace 3 meses, Fernando habĆa ingresado a trabajar en una Aseguradora en donde Ćrsula era la gerente, no fue sorpresivo para el encontrarse a Marcela, su exesposa. Quien llevaba ya un aƱo empleada en el mismo sitio; Pensó que las cosas serĆan profesionales entre los dos, o por lo menos el tiempo habrĆa hecho su trabajo de hacer olvidar las penas, y podrĆan terminar siendo por lo menos amigos…Pero su divorcio con Marcela habĆa sido conflictivo y desde hacĆa dos aƱos que no se veĆan las cosas no habĆan mejorado.
Fernando le habĆa sido infiel a su esposa, y Ć©sta de inmediato le pidió el divorcio. El nuevo ambiente laboral fue tenso desde el principio, y a pesar de los intentos del hombre por limar asperezas, el enfado de su Ex hacia Ć©l no habĆa disminuido con el tiempo. Es mĆ”s, el volver a verlo le abrió viejas heridas, y a todo momento ella le lanzaba indirectas por su tendencia a la infidelidad.
Ćrsula la jefa de ambos, en mĆ”s de una ocasión debió llamarles la atención sobre mantener sus asuntos personales fuera de la oficina, pero al final pareció emerger una solución.
Uno de los dos debĆa irse de la Aseguradora, desde la primera discusión en la oficina, Marcela le habĆa dicho a su Ex, que debĆa buscar otro empleo, pues algĆŗn dĆa terminarĆan matĆ”ndose en la oficina... (Aunque no literalmente), pero Fernando no estaba para perder un buen empleo como ese, y con un gran futuro por delante. En fin, se dio la posibilidad de un ascenso, y como los Exesposos tenĆan el mismo rango en la empresa, aplicaba para los dos.
Marcela propuso un acuerdo, ambos lucharĆan por el ascenso, y quien lo obtuviese tendrĆa mĆ”s futuro en la compaƱĆa, por otro lado, al derrotado no le gustarĆa ser el subalterno de su Expareja, asĆ que para evitarse incomodidades el perdedor debĆa renunciar.
Era muy injusto con el perdedor, pero era la solución!, ya no serĆa una renuncia para alejarse de su Expareja, sino que serĆa el producto de un acuerdo, era el castigo por fallar en obtener el ascenso. Fernando no querĆa dejar a su Exmujer sin trabajo, pero ella fue la de la idea, y por Ć©l estaba bien.
No se sentirĆa mal por dejar a Marcela desempleada, era una excelente profesional y era seguro que encontrarĆa empleo rĆ”pido, pero al igual de lo que pensaba Fernando, su próximo trabajo no serĆa tan bueno, y es que el de la Aseguradora era un trabajo de primer nivel.
AsĆ que aceptó la oferta de Marcela. El ganador subirĆa su nivel de vida, y el perdedor se buscarĆa otro trabajo.
Para obtener el ascenso ambos saben que deben ganar el favor de la gerente Ćrsula, y lo lograrĆ”n aumentando la productividad… AsĆ que se podĆa ver a los Exesposos trabajando horas extras en la oficina.
Fernando sabĆa que estaba en desventaja con su exmujer, ella llevaba mĆ”s tiempo en la compaƱĆa, y eso pesaba, pero no se darĆa por vencido, demostrarĆa que podĆa reportar mĆ”s ventas en la empresa que su Ex, y al final eso pesaba mĆ”s, despuĆ©s de todo estamos en una era de Capitalismo salvaje.
Pero pronto Fernando notó una desventaja en si mismo… era hombre!, y un hombre con un gran apetito sexual…El usar su tiempo libre trabajando de mĆ”s, afectaba su vida Ćntima. Ćl, un hombre acostumbrado a intimar con mujeres a diario, un varón con varias amantes a las que con una llamada estaban dispuesta a recibirle en su cama, veĆa este excesivo trabajo como una tortura.
Sus grandes pelotas le tentaban demasiado a tener sexo, y su pene rebelde no deja de erectarse cada dĆa, debĆa tener su ración de sexo con alguna amante. No soportó mĆ”s de cinco dĆas con esas extensas jornadas de horas extras, le urgĆa tener sexo… y pronto!...Y asĆ lo hizo!.
A continuación las renovadas relaciones Ćntimas con sus amantes, le dejaron menos tiempo para horas extras…AsĆ que su rendimiento extra horario fue mĆ”s bajo comparado con el de Marcela.
Su Exmujer no tenĆa pareja en el momento, y aĆŗn si la tuviera, nunca fue una mujer de gran apetito sexual, para ella uno o dos encuentros en la semana no estaban mal, y si debĆa hacer sacrificios por su trabajo, los harĆa.
Fernando perderĆ” el ascenso contra Marcela, su hĆper sexualidad es su enemiga en estos momentos… Pero uno de esos dĆas vio pasar a Ćrsula rumbo al sanitario, la mujer iba urgida de hacer pipĆ, algo que se notaba al ver sus piernas algo entrecruzadas… el imaginar cómo serĆa ver orinar a su jefa, le dio una gran idea…
…su apetito sexual lo tiene en problemas, pero ese mismo apetito lo puede ayudar a ganar.
Ese dĆa decidió seducir a Ćrsula, estaba seguro de hacerla caer en tentación y acostarse con Ć©l, en mĆ”s de una ocasión la sorprendió viĆ©ndole la entrepierna, de seguro se impresionaba con el bulto en los pantalones de su nuevo empleado; No serĆa difĆcil el seducirla, y si le daba una buena revolcada en la cama, ella le corresponderĆa dĆ”ndole el ascenso.
No era jugarle limpio a Marcela, pero querĆa ganar… usarĆa sus grandes genitales con su madura jefa, con el pene la harĆa gritar un buen rato, y la convencerĆan de todo lo que Ć©l quisiese!
Pero uno de esos dĆas cuando si se quedó a trabajar extra, se encontró a Marcela esperĆ”ndole fuera del baƱo de hombres, al parecer su Ex querĆa hablar algo con Ć©l.
Fernando le dijo que no tenĆa mucho tiempo para charlar, pues hoy no trabajarĆa hasta muy tarde; La verdad tenĆa planeado salir con Ćrsula, ya habĆa logrado que la madura jefa le aceptase el ir a comer, y si bien aĆŗn era pronto para intimar con ella, no veĆa lejana la fecha cuando la gerente le aceptase llegar mĆ”s lejos.
Repentinamente Marcela se le acercó a centĆmetros, por un instante Fernando creyó que lo querĆa besar, pero ella buscaba otra cosa… Sin darse cuenta la mujer le agarró los testĆculos! La mano derecha de su Ex se aferró perfectamente a los grandes huevos de su Exmarido, conocĆa bien el tamaƱo de esas gónadas, y sus uƱas arrugaron el pantalón del hombre.
“Que… ¿que haces Marcela?, suĆ©ltame…”.
La mujer tenĆa un firme agarre a sus bolas, pero no apretaba.
“CĆ”llate Fernando!, y escucha bien…”.
“Su…suĆ©ltamelos Marcela, que…que quieres?”.
La mujer aplicó un poco de presión sin excederse, al tiempo que levantaba la mano captora, haciendo que su Exesposo se colocara de puntillas buscando evitar el dolor.
“Veo que sigues teniĆ©ndolos tan grandes y pesados como siempre…”
“LibĆ©rame Marcela…”. Expresó en tono lastimero el hombre, quien sabĆa que su Exmujer lo tenĆa a su completa merced.
“Que te calles demonios!…o quieres que te los apriete?”. Volvió a aplicar una leve presión.
“Ok, ok, cĆ”lmate”.
“No soy estĆŗpida, y ya te he visto andar detrĆ”s de Ćrsula, mĆ”s te vale no buscar nada con ella!”.
“Pero, yo no…”.
“CĆ”llate!, no me quieras hacer trampa!, mantĆ©n tu PipĆ alejado de ella…Ćrsula es una mujer manipulable, y a mĆ no me vas a hacer esa jugarreta!, no harĆ”s que ella te dĆ© el ascenso en la cama”.
“Marcelita…yo nunca… ”.
“A mĆ no me engaƱas!, tu eres bien perro, y estos dos…”. La mujer una vez mĆ”s aumentó un poco la presión sobre sus pelotas, haciendo soltar un leve quejido a Fernando.
“…Y estos dos te vuelven mĆ”s perro!… estos dos te dicen que metas el PipĆ en todos lados. AsĆ que estĆ”s advertido, si me entero que te acostaste con Ćrsula para tener el ascenso, estos dos lo van a pagar bien caro!”.
La mujer una vez mĆ”s apretó levemente las bolas de su Ex. “AAAyyyyy, Por favor…suelta, suelta”.
Marcela soltó a su Exmarido, alejÔndose de él unos pasos, mientras Fernando se doblaba un poco y acunaba sus huevas.
“Que te pasa Marcela, has perdido la razón?”.
“Te lo vuelvo a advertir Fernando, mantĆ©n el PipĆ en los calzoncillos y todo estarĆ” bien, porque si tu PipĆ te da el ascenso, esos dos que te cuelgan… pagarĆ”n el precio!... Y bien sabes Fernando lo que te va a doler…Y a ti mĆ”s que a otros hombres!, asĆ que te recuerdo el dicho, Soldado avisado…no muere en guerra”.
Fernando conocĆa perfectamente a que se referĆa su Exmujer…con el tamaƱo de sus huevas, el sentirĆa mĆ”s dolor que la mayorĆa de los varones; Y paradójicamente el mismo Fernando le habĆa contado de su mayor sensibilidad al dolor...
…Durante su Ć©poca de novios, y mientras Marcela le daba una buena caricia a sus bolas, la mujer se preguntó si ese gran tamaƱo de huevos le hacĆan mĆ”s delicado a la hora de recibir algĆŗn trauma… Fernando le confirmarĆa que eso era correcto… Algo que despuĆ©s pagarĆa caro, pues serĆa la misma Marcela quien le golpearĆa en tales Ć”reas dĆ©biles, sabiendo bien el extremo dolor que le causarĆa…Por supuesto todo para vengarse por traicionarla con otra.
Marcela se retiraba cuando Fernando le replicó.
“Has cambiado Marcela, ahora eres mĆ”s agresiva, la que conocĆ no era capaz de amenazarme asĆ”.
“Pues asĆ soy desde que me rompieron el corazón!, Ya no soy la Marcela sentimental, esa que se dejaba engaƱar, No seƱor!…esa tonta ya no volverĆ”…”.
Tras la marcha de su Ex, Fernando se sintió culpable por el cambio de actitud en su anterior esposa… Y todo inició aquella tarde cuando Marcela llegó inesperadamente temprano del trabajo, y sorprendĆa a Fernando en su cama sobre una amante, dĆ”ndole bien duro.
“Fernando!!!!!”. El hombre viĆ©ndose sorprendido sacó repentinamente su enorme pene del coƱo de la amante, salpicando con el brusco movimiento toda la cama con parte del contenido de la vagina femenina…. Que no era mĆ”s que una mezcla de abundantes fluidos vaginales y semen de previas y copiosas eyaculadas del macho.
El rostro de Marcela evidenciaba ira, pero a la vez decepción, nunca sospechó la infidelidad de su esposo, y sólo una fortuita llegada la enteraba de todo.
“Fuera de mi casa, puta!!!”. Le gritó a la mujer sobre su cama, quien con la sabana cubrĆa su desnudez.
“Marcela, puedo explicĆ”rtelo…”. Intentaba decir el desnudo Fernando ante una situación que no tenĆa justificación… El pene del macho, ahora de pie, seguĆa goteando esa mezcla mujer/hombre, manchando a continuación la alfombra.
Marcela aguantó las lĆ”grimas y dejó el cuarto rumbo a la cocina… mientras balbuceaba: “…Miserable traidor…”.
Fernando corrĆa a ponerse los calzoncillos, mientras animaba a la intrusa mujer a vestirse rĆ”pido y abandonar la casa; La amante muda de la pena, salĆa del hogar en menos de 2 minutos, apenas a medio vestir.
El infiel esposo arrepentido, ingresaba a la cocina viendo a su mujer sentada, cabizbaja sollozando.
Parado justo ante ella, y aĆŗn en ropa interior, el marido no sabĆa que decirle.
“Perdón Marcela…”. Pudo por fin articular Fernando, quien tratando de calmar a su sollozante esposa le tocó la cabeza…a lo que Marcela respondió con un manotazo alejando el brazo del hombre.
“DĆ©jame!, no me toques!!!!”.
“CariƱo…hablemos…”.
La mirada de odio en los ojos de Marcela lo hicieron sentir muy mal, pero el hombre volvió a intentar llegar a ella, querĆa consolarla, y que le perdonase.
“Marcelita…hablemos mi amor”. Marcela no querĆa hablar, y su mirada estaba fija en la ropa interior de Fernando, especĆficamente en el gran bulto que siempre formaban sus dotadas glĆ”ndulas sexuales.
“Habla con esto!!!”. Marcela hundió su puƱo derecho en los grandes testĆculos de su esposo. Las grandes esferas viriles se deformaron al impacto de los huesudos nudillos de la mujer.
“AAAAAHHHHHHHHH!!!!”. Gritó Fernando al techo…
…Retrocediendo y cayendo al piso de inmediato. El dolor en sus pelotas a medio vaciar, le debilitó al mĆ”ximo… Mientras una electricidad le recorrĆa el cuerpo, cada mĆŗsculo de su fuerte cuerpo se tensó… Y las manos agarraban sus bolas, en el mĆ”s puro reflejo de protección.
Su esposa se levantó y pasó sobre Ć©l para salir de la cocina... irĆa por una maleta, empacarĆa algo de ropa y le esperaba como destino la casa de su madre.
“Uuggggg!”. Exclamó del dolor Fernando, lo que alcanzó a escuchar su esposa, quien al voltear expresó.
“Jódete!, me alegro que te duelan mucho los huevones!”. Marcela habĆa golpeado sus partes nobles con la obvia intención de desquite, querĆa hacer sufrir a su infiel esposo, y estaba bien enterada de lo demasiado doloroso que serĆa para su marido un ataque en sus voluminosas gónadas.
Incluso despuĆ©s de terminar la maleta, la mujer se asomó en la cocina antes de marcharse, mostró una sonrisa al percatarse que Fernando seguĆa en el suelo sobĆ”ndose las bolas. Sólo hasta el dĆa siguiente el marido se sobrepondrĆa del todo de aquel horrible dolor testicular.
Ese golpe bajo, fue el primer acto de agresión que le conoció a la que siempre habĆa sido una amorosa Marcela…Pero ahora tras el divorcio, era una mujer con gran rencor, y en gran proporción dirigido contra Ć©l.
Sin desearlo, Fernando habĆa convertido a su Exmujer en una persona malgeniada y desconfiada.
Justo con su cigarrillo, terminaba el incómodo recuerdo, y Fernando volvĆa al momento actual.
El sólo rememorar el dolor que sufrió en las bolas de parte de su “Amorosa” esposa, le hizo arrugar el rostro… Pero imaginar lo que podrĆa ser una nueva agresión testicular, de una ahora “Muy agresiva” Marcela, le hizo erizar la piel.
Fernando de inmediato decide que es vital para su entrepierna, recordarle a Ćrsula el mantener en secreto lo sucedido.
“Querida Ćrsula debemos mantener este acercamiento que tuvimos en secreto, mira que Marcela fue mi Ex, y si supiera que intimĆ© contigo, seguro serĆa mĆ”s incómoda la relación laboral con ella”.
“No te preocupes, el silencio me interesa demasiado, sabes que soy casada… ¡Oh pero que hice!, como pude traicionar a Gerardo!”.
De ambas partes el secreto era mĆ”s que bien recibido, pero Fernando querĆa continuar la intimidad con Ćrsula, pues una vez obtenido el ascenso, esperaba sacar mĆ”s beneficios laborales de su jefa, AsĆ que nada de arrepentimientos de la mujer por serle infiel a su esposo.
El varón besó a la jefa en los labios, mientras tomĆ”ndole de una mano, la obligaba a tocarle el pene y los testĆculos.
“SiĆ©ntelos mi amor, cada vez que tu quieras estos te cumplirĆ”n en la cama… sólo siĆ©ntelos querida”.
Recalcaba que con la palma abierta acariciara sus grandes y peludas bolas.
“Oh que grandes Fernando!, que hombre eres!...quiero estar contigo, quiero que se repita este encuentro mil veces…”.
Ćrsula estaba completamente bajo su control.
ContinuarĆ”…
Gracias
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