El ascenso (1/2) - Las Bolas de Pablo

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9 mar 2018

El ascenso (1/2)

ESCRITA POR: ZATN
CONTIENE: SEXO HETEROSEXUAL  y BALLBUSTING F/M.

  Fernando sacaba su tarjeta de crĆ©dito para cancelar la deliciosa cena que habĆ­an degustado en aquel fino restaurante, y con una amplia sonrisa invitaba a ƚrsula a continuar la velada.

   La mujer de 55 aƱos estaba impresionada con lo caballeroso que era ese apuesto hombre, menor que ella, Y es que Fernando a sus 40 aƱos era un hombre con un fĆ­sico envidiable y para ƚrsula, era una tentaciĆ³n difĆ­cil de resistir.

   Por su parte Fernando estaba teniendo la velada que esperaba para obtener un beneficio laboral, pues la dama con quien planeaba intimar esta noche, era su jefaā€¦ y estaba pendiente un ascenso en la compaƱƭaā€¦ se asegurarĆ­a de ser el escogido para subir a ese nuevo puesto.

   Ambos ingresaban media hora despuĆ©s a una amplia habitaciĆ³n de hotel, Fernando notĆ³ en los Ćŗltimos minutos cierta inseguridad en la mirada de la mujer madura, ƚrsula se quedĆ³ sentada en el borde de la cama con la mirada clavada al suelo.

   ā€œQue tienes querida?ā€.

   Luego de unos segundos, la mujer le mira a los ojos y se levanta, tomando su bolso.

   ā€œNo puedoā€¦ no puedo estar contigoā€.

   ā€œPorque no mi amor?ā€.

   Ćšrsula se sentĆ­a como una adolescente insegura: ā€œNo puedo serle infiel a mi esposo, Ć©l no se lo mereceā€.

   Fernando sabĆ­a que ƚrsula era casada, pero eso no le importĆ³ al insinuĆ”rsele, y cuando ella respondiĆ³ a sus acercamientos, sabĆ­a que se le entregarĆ­a. Pero ahora al parecer la mujer tenĆ­a remordimientos con la inminente infidelidad conyugal y no desea seguir con la noche, ĀæNo llegarĆ­an al sexo?.

   Los planes de Fernando de hacer suya a la jefa y asĆ­ obtener su ascenso, estaban  cayendo a un  precipicioā€¦
ā€¦Pero Fernando no se darĆ­a por vencido tan fĆ”cil, y tenĆ­a los atributos masculinos para convencer a la mujer.
   ā€œEspera mujer, no pretenderĆ”s dejarme asĆ­...hemos llegado muy lejosā€.

   ā€œPerdĆ³name Fernando, pero no puedoā€.

   El hombre comenzĆ³ a quitarse la camisa, demostrando sus fornidos y amplios pectorales.

   ā€œSolo mira el hombre que tienes en frente mi amorā€.
   Ćšrsula no dio un paso mĆ”s y quedĆ³ boquiabierta al ver la musculatura de Fernando, sabĆ­a que era un hombre atlĆ©tico, pero no le habĆ­a visto sin ropa; El varĆ³n continuĆ³ desvistiĆ©ndose, sus pantalones desaparecieron rĆ”pidamente, y la jefa abriĆ³ los ojos ante el abultado calzoncillo del macho.

   Era demasiado prominente lo que observaba, Fernando guardaba cosas sumamente grandes allĆ­ entre las piernas.

   Le habĆ­an contado que Fernando era un hombre muy bien dotado, y anhelaba sentir esos dotes en su interiorā€¦ Pero y su esposo?, el hecho de serle infiel?... los pensamientos de fidelidad a su marido comenzaban a debilitarse en la cabeza de ƚrsulaā€¦ Y al mismo tiempo se fortalecĆ­a el interĆ©s fĆ­sico hacia Fernando, ese macho de 40 aƱos, musculoso, prepotente y viril.
   El hombre no tardĆ³ en quitar su interior mostrando un pene semirerecto de mĆ”s de 18 centĆ­metrosā€¦ faltaba para que alcanzase sus 23 cm mĆ”ximosā€¦pronto esos centĆ­metros conocerĆ­an  la vagina de ƚrsula; MĆ”s abajo, la mujer detallĆ³ las pelotas de su subalterno, dos testĆ­culos peludos del gran tamaƱo le colgaban entre las piernas.

   ā€œFerā€¦ Fernandoā€¦.eres muyā€¦ muy huevĆ³nā€.

   ā€œSabĆ­a que eso te gustarĆ­a cariƱoā€.

   El hombre bien dotado de testĆ­culos estaba muy consiente de cĆ³mo ese atractivo influĆ­a en sus parejas. Desde ya estaba ansioso de que ƚrsula le acariciara las bolasā€¦ Siempre disfrutaba eso en una relaciĆ³n sexual, anhelaba que una mujer se los sobara y consintiera de mil formasā€¦ su Exesposa llamada Marcela, siempre sitiĆ³ gusto por darle unas maravillosas jornadas de caricias gonadales. 

   La mujer retrocediĆ³ ante la cercanĆ­a del varĆ³n, quien tomĆ”ndola de los hombros la hizo sentar en la cama.

   El pene semierecto apuntaba al rostro de la mujer, que apenada desviaba la vista.

   ā€œPorque no me atiendes un poco aquĆ­ abajoā€.

   Ćšrsula desviĆ³ la cara, recibiendo un beso del glande de Fernando en su mejilla.

   La mujer estaba demasiado tentada pero se resistĆ­a a la tentaciĆ³n.

   ā€œTu marido no tiene una como la mĆ­a verdad?ā€.

   ā€No hables asĆ­ de Ć©l por favorā€

   ā€œSĆ³lo digo la verdadā€¦ vamos querida, chĆŗpamelaā€.

   ā€œNo!, ni a mi marido se la he chupadoā€.

   ā€œA no?, pero ahora tienes ante ti una verga de verdad, y la vas a chupar mi amor... te gustarĆ”!, estoy seguroā€.

   Fernando empujaba su verga contra la boca de ƚrsula, quien movĆ­a el rostro tratando de que no tocaran sus labios. ā€œPor favor, no me obliguesā€¦ā€.

   ā€œJamĆ”s obligare a una mujer a hacer algo que no quiereā€.

   Pero el hombre sabĆ­a que ƚrsula si querĆ­a, solo debĆ­a tentarla mĆ”s.
  
   El pene ahora mĆ”s grande y venoso de Fernando buscaba sin cesar los labios de la jefa, hasta que los alcanzaron, la mujer se negĆ³ a abrirlos, pero los suaves empujes del glande, la volvieron dĆ©bil, lentamente abriĆ³ los labios y plantĆ³ un suave beso en la roja punta del pene.

   La sonrisa de Fernando se hizo mayor cuando ƚrsula se rindiĆ³, y comenzĆ³ a besar el glande por todos lados, sus labios quedaron humectados con una gota de lĆ­quido preseminal que emergiĆ³ de la uretra masculina.

   Ćšrsula se lamiĆ³ los labios, degustando el salado fluido viril, entonces ya excitada, planto un fuerte beso al glande y lo succionĆ³.

   ā€œAsĆ­ cariƱo!ā€¦asĆ­ haces feliz a un hombreā€¦ahora chĆŗpalo mĆ”sā€¦hazlo como si fuera un caramelo, intĆ©ntaloā€.

   Se abriĆ³ la boca de la mujer, y el glande entro en contacto con su lengua, degustĆ”ndolo y saboreĆ”ndolo.

   La madura mujer pronto le tomĆ³ gusto a la prĆ”ctica oral, usaba con habilidad la lengua, se dejaba llevar por la pasiĆ³n y querĆ­a disfrutar de un dotado y venoso miembro viril que nunca tuvo en su vida sexual.

   Fernando jadeaba de felicidad ante los ricos estĆ­mulos a su glande, y luego a su tronco peneano.

   ā€œAhora chĆŗpame las bolasā€¦ā€. HabĆ­a llegado la hora de que sus pelotas recibieran una justa caricia.

   Ćšrsula obedeciĆ³ sin protestar, de inmediato los lengĆ¼etazos refrescaban con saliva las colgantes gĆ³nadas del empleado.

   ā€œOh Fernando las tienes muy grandesā€¦y que peludas estĆ”nā€.

   ā€œTe fascinan verdad?ā€.

   ā€œLas adoro!, eres un toroā€¦un toro bien huevĆ³n!ā€.

   ā€œY asĆ­ como las tengo grandes, las tengo repletasā€¦te voy a llenar toda de leche, ƚrsulaā€.

   ā€œEso me asusta un poco cariƱoā€¦ y admito que tambiĆ©n temo cuando llegue el momento en que me metas este garroteā€.

   Con las manos acaricio el miembro viril, restregando el lĆ­quido lubricante en toda su extensiĆ³n.

   ā€œNo te preocupesā€¦tendrĆ© cuidado al principio para que solo  goces queridaā€¦luego si tu quieres, te parto en dos!ā€.

   ā€œSi!ā€¦quiero que me partas en dos esta nocheā€¦ā€.

   La situaciĆ³n estaba ya lista para la penetrada, y Fernando alejĆ³ de sus excitadĆ­simos genitales a la golosa mujerā€¦ ColocĆ³ a ƚrsula acostada en la cama y se dispuso a metĆ©rsela.

   ā€œAhhh!ā€, ExclamĆ³ ƚrsula cuando el grueso pene la penetraba, la carne masculina se deslizaba con dificultad dentro de una vagina que nunca habĆ­a tenido algo tan grande adentro.

   ā€œResĆ­stela cariƱoā€. DecĆ­a Fernando mientras se acostaba sobre ella.

   ā€œDame con todo!ā€. ExigiĆ³ la caliente ƚrsula, y Fernando obedeciĆ³.

   ā€œAAAHHHHHH!!!!ā€, GritĆ³ ƚrsula jadeante cuando Fernando fue rudo y se la clavĆ³ hasta los huevos.

   Entonces comenzĆ³ el movimiento de cadera, Fernando le darĆ­a una buena probada de sus genitales  a la jefa, la querĆ­a impresionar para lograr tenerla 100% en sus manos.

   La mujer gemĆ­a y gritaba ante cada embestida del toro sobre ella, Fernando no cesaba en besar los senos de la mujer, asĆ­ como el cuello, mordidas iban por todos lados, mientras ƚrsula enterraba sus uƱas en la musculosa espalda del varĆ³n. Los aruƱos fascinaban a Fernando quien reaccionaba contrayendo sus duras nalgas, y aplicando mĆ”s potencia a la penetrada.

   El pene del macho no paraba de entrar y salir del excesivamente hĆŗmedo coƱo de la madura mujer.

   Y llegĆ³ el momento del orgasmo de ambos!, la mujer sintiĆ³ el placer justo un segundo antes de estallar Fernando en leche pura, los intensos chorros de esperma hirviente aumentaban mĆ”s la sensaciĆ³n de placer de la orgĆ”smica jefa.

   Por fin se detuvieron  los chorros, y Fernando saco su miembro; Enseguida se hizo a un lado en la camaā€¦estaba gustoso y ella pletĆ³rica.

   Unos cortos minutos pasaron, y ahora mĆ”s repuesta, ƚrsula le agradeciĆ³ a Fernando.

   ā€œNo me agradezcas aĆŗn, que esto no termina todavĆ­aā€.

   Ćšrsula veĆ­a el pene de Fernando de nuevo en pie de lucha, el hombre la acomodĆ³ boca abajo, le separaba las piernas, y la mujer sintiĆ³ como era pinchada por la retaguardiaā€¦ su coƱo se dilatĆ³ de nuevo con el engrosado miembro del varĆ³n.

   Los embates de Fernando ahora con mĆ”s intensidad, la pusieron a jadear como perra en celo, se aferraba a la almohada disfrutando el ser cogida de una forma bestial.

   Tras un buen rato, de nuevo era inundada de espeso espermaā€¦

   Pero la noche aun no acababa y el caliente varĆ³n la  montĆ³ una vez mĆ”s, el pene invadĆ­a de nuevo el coƱo de ƚrsula, quien flexionaba la espalda de un nuevo orgasmoā€¦ El semental sobre ella continuaba dando toda su potencia a pesar del paso de los minutos, casi enloqueciendo a su jefa del gusto.

   ā€œOh Fernando me vas a volver locaā€¦para por favor!ā€.

   ā€œEn verdad quieres que pare?ā€.

   La exhausta mujer ni lo pensĆ³, de inmediato contestĆ³:

   ā€œClaro que no!ā€¦dame todo tu ser, papacito!!!ā€.

   Y por tercera vez Fernando liberaba el contenido de sus grandes pelotas en el coƱo de la dama. ƚrsula ya no tenĆ­a palabras para describir lo maravillosa que se sentĆ­a.

   El semen continuaba entrando en la vagina de la mujer, que gemĆ­a al sentir como era llenada.

   Ćšrsula jadeĆ³ por Ćŗltima vez, abrazĆ”ndose a Fernando mientras le decĆ­a:

   ā€œFernando, no te dejarĆ© ir de mi ladoā€¦.quĆ©date siempre conmigoā€.

   Y asĆ­ terminĆ³ la jornada sexual, ƚrsula exhausta de hacer el amor, y un agitado Fernando sonrienteā€¦la jefa ha caĆ­do en sus redes como esperaba, de ahora en adelante serĆ”n amantesā€¦ Es seguro ya que Ć©l ganarĆ” el ascenso.

   Ahora sĆ³lo habĆ­a un problemaā€¦ocultar la relaciĆ³n a Marcela su Exesposa, pues de enterarse no le irĆ­a nada bien.

   Marcela le habĆ­a dejado claro que no se metiera con la jefaā€¦ ahora mientras fumaba un cigarrillo, la mente del agotado Fernando rememoraba aquella situaciĆ³nā€¦

   SĆ³lo hace 3 meses, Fernando habĆ­a ingresado a trabajar en una Aseguradora en donde ƚrsula era la gerente,  no fue sorpresivo para el encontrarse a Marcela, su exesposa. Quien llevaba ya un aƱo empleada en el mismo sitio; PensĆ³ que las cosas serĆ­an profesionales entre los dos, o por lo menos el tiempo habrĆ­a hecho su trabajo de hacer olvidar las penas, y podrĆ­an terminar siendo por lo menos amigosā€¦Pero su divorcio con Marcela habĆ­a sido conflictivo y desde hacĆ­a dos aƱos que no se veĆ­an las cosas no habĆ­an mejorado.

   Fernando le habĆ­a sido infiel a su esposa, y Ć©sta de inmediato le pidiĆ³ el divorcio. El nuevo ambiente laboral fue tenso desde el principio, y a pesar de los intentos del hombre por limar asperezas, el enfado de su Ex hacia Ć©l no habĆ­a disminuido con el tiempo. Es mĆ”s, el volver a verlo le abriĆ³ viejas heridas, y a todo momento ella le lanzaba indirectas por su tendencia a la infidelidad.

   Ćšrsula la jefa de ambos, en mĆ”s de una ocasiĆ³n debiĆ³ llamarles la atenciĆ³n sobre mantener sus asuntos personales fuera de la oficina, pero al final pareciĆ³ emerger una soluciĆ³n.

   Uno de los dos debĆ­a irse de la Aseguradora, desde la primera discusiĆ³n en la oficina, Marcela le habĆ­a dicho a su Ex, que debĆ­a buscar otro empleo, pues algĆŗn dĆ­a terminarĆ­an matĆ”ndose en la oficina... (Aunque no literalmente), pero Fernando no estaba para perder un buen empleo como ese, y con un gran futuro por delante. En fin, se dio la posibilidad de un ascenso, y como los Exesposos tenĆ­an el mismo rango en la empresa, aplicaba para los dos.

   Marcela propuso un acuerdo, ambos lucharĆ­an por el ascenso, y quien lo obtuviese tendrĆ­a mĆ”s futuro en la compaƱƭa, por otro lado, al derrotado no le gustarĆ­a ser el subalterno de su Expareja, asĆ­ que para evitarse incomodidades el perdedor debĆ­a renunciar. 

   Era muy injusto con el perdedor, pero era la soluciĆ³n!, ya no serĆ­a una renuncia para alejarse de su Expareja, sino que serĆ­a el producto de un acuerdo, era el castigo por fallar en obtener el ascenso. Fernando no querĆ­a dejar a su Exmujer sin trabajo, pero ella fue la de la idea, y por Ć©l estaba bien. 

   No se sentirĆ­a mal por dejar a Marcela desempleada, era una excelente profesional y era seguro que encontrarĆ­a empleo rĆ”pido, pero al igual de lo que pensaba Fernando, su prĆ³ximo trabajo no serĆ­a tan bueno, y es que el de la Aseguradora era un trabajo de primer nivel.

   AsĆ­ que aceptĆ³ la oferta de Marcela. El ganador subirĆ­a su nivel de vida, y el perdedor se buscarĆ­a otro trabajo.   

   Para obtener el ascenso ambos saben que deben ganar el favor de la gerente ƚrsula, y lo lograrĆ”n aumentando la productividadā€¦ AsĆ­ que se podĆ­a ver a los Exesposos trabajando horas extras en la oficina.

   Fernando sabĆ­a que estaba en desventaja con su exmujer, ella llevaba mĆ”s tiempo en la compaƱƭa, y eso pesaba, pero no se darĆ­a por vencido, demostrarĆ­a que podĆ­a reportar mĆ”s ventas en la empresa que su Ex, y al final eso pesaba mĆ”s, despuĆ©s de todo estamos en una era de Capitalismo salvaje.

   Pero pronto Fernando notĆ³ una desventaja en si mismoā€¦ era hombre!, y un hombre con un gran apetito sexualā€¦El usar su tiempo libre trabajando de mĆ”s, afectaba su vida Ć­ntima. Ɖl, un hombre acostumbrado a intimar con mujeres a diario, un varĆ³n con varias amantes a las que con una llamada estaban dispuesta a recibirle en su cama, veĆ­a este excesivo trabajo como una tortura.

   Sus grandes pelotas le tentaban demasiado a tener sexo, y su pene rebelde no deja de erectarse cada dĆ­a, debĆ­a tener su raciĆ³n de sexo con alguna amante. No soportĆ³ mĆ”s de cinco dĆ­as con esas extensas jornadas de horas extras, le urgĆ­a tener sexoā€¦ y pronto!...Y asĆ­ lo hizo!.

   A continuaciĆ³n las renovadas relaciones Ć­ntimas con sus amantes, le dejaron menos tiempo para horas extrasā€¦AsĆ­ que su rendimiento extra horario fue mĆ”s bajo comparado con el de Marcela.

   Su Exmujer no tenĆ­a pareja en el momento, y aĆŗn si la tuviera, nunca fue una mujer de gran apetito sexual, para ella uno o dos encuentros en la semana no estaban mal, y si debĆ­a hacer sacrificios por su trabajo, los harĆ­a. 

   Fernando perderĆ” el ascenso contra Marcela, su hĆ­per sexualidad es su enemiga en estos momentosā€¦ Pero uno de esos dĆ­as vio pasar a ƚrsula rumbo al sanitario, la mujer iba urgida de hacer pipĆ­, algo que se notaba al ver sus piernas algo entrecruzadasā€¦ el imaginar cĆ³mo serĆ­a ver orinar a su jefa, le dio una gran ideaā€¦
ā€¦su apetito sexual lo tiene en problemas, pero ese mismo apetito lo puede ayudar a ganar.

   Ese dĆ­a decidiĆ³ seducir a ƚrsula, estaba seguro de hacerla caer en tentaciĆ³n y acostarse con Ć©l, en mĆ”s de una ocasiĆ³n la sorprendiĆ³ viĆ©ndole la entrepierna, de seguro se impresionaba con el bulto en los pantalones de su nuevo empleado; No serĆ­a difĆ­cil el seducirla, y si le daba una buena revolcada en la cama, ella le corresponderĆ­a dĆ”ndole el ascenso.

   No era jugarle limpio a Marcela, pero querĆ­a ganarā€¦ usarĆ­a sus grandes genitales con su madura jefa, con el pene la harĆ­a gritar un buen rato, y la convencerĆ­an de todo lo que Ć©l quisiese!

   Pero uno de esos dĆ­as cuando si se quedĆ³ a trabajar extra, se encontrĆ³ a Marcela esperĆ”ndole fuera del baƱo de hombres,  al parecer su Ex querĆ­a hablar algo con Ć©l.

   Fernando le dijo que no tenĆ­a mucho tiempo para charlar, pues hoy no trabajarĆ­a hasta muy tarde;  La verdad tenĆ­a planeado salir con ƚrsula, ya habĆ­a logrado que la madura jefa le aceptase el ir a comer, y si bien aĆŗn era pronto para  intimar con ella, no veĆ­a lejana la fecha cuando la gerente le aceptase llegar mĆ”s lejos.

   Repentinamente Marcela se le acercĆ³ a centĆ­metros, por un instante Fernando creyĆ³ que lo querĆ­a besar, pero ella buscaba otra cosaā€¦ Sin darse cuenta la mujer le agarrĆ³ los testĆ­culos! La mano derecha de su Ex se aferrĆ³ perfectamente a los grandes huevos de su Exmarido, conocĆ­a bien el tamaƱo de esas gĆ³nadas, y sus uƱas arrugaron el pantalĆ³n del hombre.

   ā€œQueā€¦ Āæque haces Marcela?, suĆ©ltameā€¦ā€.

   La mujer tenĆ­a un firme agarre a sus bolas, pero no apretaba.

   ā€œCĆ”llate Fernando!, y escucha bienā€¦ā€.

   ā€œSuā€¦suĆ©ltamelos Marcela, queā€¦que quieres?ā€.

   La mujer aplicĆ³ un poco de presiĆ³n sin excederse, al tiempo que levantaba la mano captora, haciendo que su Exesposo se colocara de puntillas buscando evitar el dolor.

   ā€œVeo que sigues teniĆ©ndolos tan grandes y pesados como siempreā€¦ā€

   ā€œLibĆ©rame Marcelaā€¦ā€. ExpresĆ³ en tono lastimero el hombre, quien sabĆ­a que su Exmujer lo tenĆ­a a su completa merced.
   ā€œQue te calles demonios!ā€¦o quieres que te los apriete?ā€. VolviĆ³ a aplicar una leve presiĆ³n.

   ā€œOk, ok, cĆ”lmateā€.

   ā€œNo soy estĆŗpida, y ya te he visto andar detrĆ”s de ƚrsula, mĆ”s te vale no buscar nada con ella!ā€.

   ā€œPero, yo noā€¦ā€.

   ā€œCĆ”llate!, no me quieras hacer trampa!, mantĆ©n tu PipĆ­ alejado de ellaā€¦Ćšrsula es una mujer manipulable, y a mĆ­ no me vas a hacer esa jugarreta!, no harĆ”s que ella te dĆ© el ascenso en la camaā€.

   ā€œMarcelitaā€¦yo nuncaā€¦ ā€.

   ā€œA mĆ­ no me engaƱas!, tu eres bien perro, y estos dosā€¦ā€. La mujer una vez mĆ”s aumentĆ³ un poco la presiĆ³n sobre sus pelotas, haciendo soltar un leve quejido a Fernando.

   ā€œā€¦Y estos dos te vuelven mĆ”s perro!ā€¦ estos dos te dicen que metas el PipĆ­ en todos lados. AsĆ­ que estĆ”s advertido, si me entero que te acostaste con ƚrsula para tener el ascenso, estos dos lo van a pagar bien caro!ā€.

   La mujer una vez mĆ”s apretĆ³ levemente las bolas de su Ex. ā€œAAAyyyyy, Por favorā€¦suelta, sueltaā€.

   Marcela soltĆ³ a su Exmarido, alejĆ”ndose de Ć©l unos pasos, mientras Fernando se doblaba un poco y acunaba sus huevas.

   ā€œQue te pasa Marcela, has perdido la razĆ³n?ā€.

   ā€œTe lo vuelvo a advertir Fernando, mantĆ©n el PipĆ­ en los calzoncillos y todo estarĆ” bien, porque si tu PipĆ­ te da el ascenso, esos dos que te cuelganā€¦ pagarĆ”n el precio!... Y bien sabes Fernando lo que te va a dolerā€¦Y a ti mĆ”s que a otros hombres!, asĆ­ que te recuerdo el dicho, Soldado avisadoā€¦no muere en guerraā€.

   Fernando conocĆ­a perfectamente a que se referĆ­a su Exmujerā€¦con el tamaƱo de sus huevas, el sentirĆ­a mĆ”s dolor que la mayorĆ­a de los varones; Y paradĆ³jicamente el mismo Fernando le habĆ­a contado de su mayor sensibilidad al dolor...
ā€¦Durante su Ć©poca de novios, y mientras Marcela le daba una buena caricia a sus bolas, la mujer se preguntĆ³ si ese gran tamaƱo de huevos le hacĆ­an mĆ”s delicado a la hora de recibir algĆŗn traumaā€¦ Fernando le confirmarĆ­a que eso era correctoā€¦ Algo que despuĆ©s pagarĆ­a caro, pues serĆ­a la misma Marcela quien le golpearĆ­a en tales Ć”reas dĆ©biles, sabiendo bien el extremo dolor que le causarĆ­aā€¦Por supuesto todo para vengarse por traicionarla con otra. 

   Marcela se retiraba cuando Fernando le replicĆ³.

   ā€œHas cambiado Marcela, ahora eres mĆ”s agresiva, la que conocĆ­ no era capaz de amenazarme asĆ­ā€.

   ā€œPues asĆ­ soy desde que me rompieron el corazĆ³n!, Ya no soy la Marcela sentimental, esa que se dejaba engaƱar, No seƱor!ā€¦esa tonta ya no volverĆ”ā€¦ā€.

   Tras la marcha de su Ex, Fernando se sintiĆ³ culpable por el cambio de actitud en su anterior esposaā€¦ Y  todo iniciĆ³ aquella tarde cuando Marcela llegĆ³ inesperadamente temprano del trabajo, y sorprendĆ­a a Fernando en su cama sobre una amante, dĆ”ndole bien duro.

   ā€œFernando!!!!!ā€. El hombre viĆ©ndose sorprendido sacĆ³ repentinamente su enorme pene del coƱo de la amante, salpicando con el brusco movimiento toda la cama con parte del contenido de la vagina femeninaā€¦. Que no era mĆ”s que una mezcla de abundantes fluidos vaginales y semen de previas y copiosas eyaculadas del macho. 

   El rostro de Marcela evidenciaba ira, pero a la vez decepciĆ³n, nunca sospechĆ³ la infidelidad de su esposo, y sĆ³lo una fortuita llegada la enteraba de todo.

   ā€œFuera de mi casa, puta!!!ā€. Le gritĆ³ a la mujer sobre su cama, quien con la sabana cubrĆ­a su desnudez.

   ā€œMarcela, puedo explicĆ”rteloā€¦ā€. Intentaba decir el desnudo Fernando ante una situaciĆ³n que no tenĆ­a justificaciĆ³nā€¦ El pene del macho, ahora de pie, seguĆ­a goteando esa mezcla mujer/hombre, manchando a continuaciĆ³n la alfombra.

   Marcela aguantĆ³ las lĆ”grimas y dejĆ³ el cuarto rumbo a la cocinaā€¦ mientras balbuceaba: ā€œā€¦Miserable traidorā€¦ā€.

   Fernando corrĆ­a a ponerse los calzoncillos, mientras animaba a la intrusa mujer a vestirse rĆ”pido y abandonar la casa; La amante muda de la pena, salĆ­a del hogar en menos de 2 minutos, apenas a medio vestir.

   El infiel esposo arrepentido, ingresaba a la cocina viendo a su mujer sentada, cabizbaja sollozando.

   Parado justo ante ella, y aĆŗn en ropa interior, el marido no sabĆ­a que decirle.
   ā€œPerdĆ³n Marcelaā€¦ā€. Pudo por fin articular Fernando, quien tratando de calmar a su sollozante esposa le tocĆ³ la cabezaā€¦a lo que Marcela respondiĆ³ con un manotazo alejando el brazo del hombre.

   ā€œDĆ©jame!, no me toques!!!!ā€. 

   ā€œCariƱoā€¦hablemosā€¦ā€.

   La mirada de odio en los ojos de Marcela lo hicieron sentir muy mal, pero el hombre volviĆ³ a intentar llegar a ella, querĆ­a consolarla, y que le perdonase.

   ā€œMarcelitaā€¦hablemos mi amorā€. Marcela no querĆ­a hablar, y su mirada estaba fija en la ropa interior de Fernando, especĆ­ficamente en el gran bulto que siempre formaban sus dotadas glĆ”ndulas sexuales.

   ā€œHabla con esto!!!ā€. Marcela hundiĆ³ su puƱo derecho en los grandes testĆ­culos de su esposo. Las grandes esferas viriles se deformaron al impacto de los huesudos nudillos de la mujer.

ā€œAAAAAHHHHHHHHH!!!!ā€. GritĆ³ Fernando al techoā€¦

   ā€¦Retrocediendo y cayendo al piso de inmediato. El dolor en sus pelotas a medio vaciar, le debilitĆ³ al mĆ”ximoā€¦ Mientras una electricidad le recorrĆ­a el cuerpo, cada mĆŗsculo de su fuerte cuerpo se tensĆ³ā€¦ Y las manos agarraban sus bolas, en el mĆ”s puro reflejo de protecciĆ³n.  
   Su esposa se levantĆ³ y pasĆ³ sobre Ć©l para salir de la cocina... irĆ­a por una maleta, empacarĆ­a algo de ropa y le esperaba como destino la casa de su madre.

   ā€œUuggggg!ā€. ExclamĆ³ del dolor Fernando, lo que alcanzĆ³ a escuchar su esposa, quien al voltear expresĆ³.

   ā€œJĆ³dete!, me alegro que te duelan mucho los huevones!ā€. Marcela habĆ­a golpeado sus partes nobles con la obvia intenciĆ³n de desquite, querĆ­a hacer sufrir a su infiel esposo, y estaba bien enterada de lo demasiado doloroso que serĆ­a para su marido un ataque en sus voluminosas gĆ³nadas.

   Incluso despuĆ©s de terminar la maleta, la mujer se asomĆ³ en la cocina antes de marcharse, mostrĆ³ una sonrisa al percatarse que Fernando seguĆ­a en el suelo sobĆ”ndose las bolas. SĆ³lo hasta el dĆ­a siguiente el marido se sobrepondrĆ­a del todo de aquel horrible dolor testicular.

   Ese golpe bajo, fue el primer acto de agresiĆ³n que le conociĆ³ a la que siempre habĆ­a sido una amorosa Marcelaā€¦Pero ahora tras el divorcio, era una mujer con gran rencor, y en gran proporciĆ³n dirigido contra Ć©l.  

   Sin desearlo, Fernando habĆ­a convertido a su Exmujer en una persona malgeniada y desconfiada.

   Justo con su cigarrillo, terminaba el incĆ³modo recuerdo, y Fernando volvĆ­a al momento actual.  

   El sĆ³lo rememorar el dolor que sufriĆ³ en las bolas de parte de su ā€œAmorosaā€ esposa, le hizo arrugar el rostroā€¦ Pero imaginar lo que podrĆ­a ser una nueva agresiĆ³n testicular, de una ahora  ā€œMuy agresivaā€ Marcela, le hizo erizar la piel.

   Fernando de inmediato decide que es vital para su entrepierna, recordarle a ƚrsula el mantener en secreto lo sucedido.

   ā€œQuerida ƚrsula debemos mantener este acercamiento que tuvimos en secreto, mira que Marcela fue mi Ex, y si supiera que intimĆ© contigo, seguro serĆ­a mĆ”s incĆ³moda la relaciĆ³n laboral con ellaā€.

   ā€œNo te preocupes, el silencio me interesa demasiado, sabes que soy casadaā€¦ Ā”Oh pero que hice!, como pude traicionar a Gerardo!ā€.

   De ambas partes el secreto era mĆ”s que bien recibido, pero Fernando querĆ­a continuar la intimidad con ƚrsula, pues una vez obtenido el ascenso, esperaba sacar mĆ”s beneficios laborales de su jefa, AsĆ­ que nada de arrepentimientos de la mujer por serle infiel a su esposo.

   El varĆ³n besĆ³ a la jefa en los labios, mientras tomĆ”ndole de una mano, la obligaba a tocarle el pene y los testĆ­culos.

   ā€œSiĆ©ntelos mi amor, cada vez que tu quieras estos te cumplirĆ”n en la camaā€¦ sĆ³lo siĆ©ntelos queridaā€.

   Recalcaba que con la palma abierta acariciara sus grandes y peludas bolas.

   ā€œOh que grandes Fernando!, que hombre eres!...quiero estar contigo, quiero que se repita este encuentro mil vecesā€¦ā€.

   Ćšrsula estaba completamente bajo su control.


ContinuarĆ”ā€¦

Gracias
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