La venganza de los ex (6/10): pasiva verdulera - Las Bolas de Pablo

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28 mar 2018

La venganza de los ex (6/10): pasiva verdulera


CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


   Pablo bajaba de su automóvil que habĆ­a estacionado en un parque de la ciudad, habĆ­a estudiado la zona y ya conocĆ­a el horario de trabajo del individuo al que buscaba. Pablo vestĆ­a de franela negra y pantalón blanco mientras cruzaba la fuente de agua. Su ojo precisó a Jean el ex de su esposo David que lo habĆ­a rondado la semana pasada en su gimnasio.



   Jean se dedicaba a dar clases de yoga, tenĆ­a el torso desnudo y una licra negra, su cuerpo era lleno de mĆŗsculos pero a Pablo le provocaba abrasión y mĆ”s al querer rondar a su adorado David.



   Jean tenĆ­a a sus clientes en cĆ­rculo y daba las Ćŗltimas frases de la clase ya habĆ­a observado la llegada de Pablo, simplemente lo ignoró.



   Entretanto Pablo tenĆ­a la boca doblada (que ya habĆ­a susurrado la palabra "patĆ©tico"), y estaba de brazos cruzados y piernas abiertas queriendo demostrar ser el macho mĆ”s fuerte.



   Esperó pacientemente por cinco minutos ya que Jean estaba alargando el tiempo agónico de su clase. AsĆ­ que sin mĆ”s palabras que utilizar tuvo que rendirse y despedir hasta un próximo encuentro. Pablo se acercó a Ć©l.



   —Buen dĆ­a, ¿Jean? ¿Cómo estĆ”s?



   —Muy bien —sonrió el hombre fingiendo perfectamente no conocerlo al estrechar su mano—. ¿Vienes a inscribirte en clases de yoga?



   —No en realidad prefiero deportes mĆ”s varoniles: luchas, pesas —Jean soltó una risa mordaz—. Soy Pablo Chacón, supongo que ya has escuchado de mĆ­.



   —¿Pablo Chacón? ¿Pablo Chacón? No, la verdad nunca he oĆ­do tu nombre quizĆ”s porque es muy comĆŗn.



   Pablo tambiĆ©n forzó una sonrisa.



   —Soy el esposo de David, David Aceituno.



   —Ah, David, el negro, negrito —confirmó Jean apelando a los apodos de cuando eran pareja—. Nunca pensĆ© que llegase a casarse con otro hombre. ¿EstĆ”s seguro que no quieres clases de yoga? PodrĆ­a ayudarte, parece que tu cuerpo se ensancha mĆ”s de la parte superior que de piernas. No hay armonĆ­a.



   —Vengo a pedirte que no vuelvas a buscar a David —dijo de manera tranquila Pablo—. Ya Ć©l me comentó lo que pretendĆ­as la semana pasada.



   —¿Lo que pretendĆ­?



   —SĆ­. Al estar con Ć©l en su oficina. Me lo contó todo —Pablo habĆ­a dejado de hablarle por tres dĆ­as cuando David le relató lo sucedido.



   —Veo que David ha aprendido a ser sincero. No sabes lo mentiroso que antes era el negro. Hey, ¿sabes algo? —soltó una risa pesada y arrogante—. A pesar de venir aquĆ­ muy serio y casi un macho al fondo pareces una verdulera, una vieja de barrio loca por cuidar su verga. Lo sĆ©, el pene de David es muy rico, ¿cierto? Te entiendo estĆ”s toda loca aquĆ­ suplicĆ”ndome que no vuelva con el negro porque no quieres perder tu cuota de polla. Je, je, je. Que pasiva mĆ”s insegura como si no lo conocieras.


   Pablo apretó los puƱos de buena gana le gustarĆ­a romperle la nariz aunque prefirió calmarse por estar en un parque donde transitaba gente.


   —PĆŗdrete, Jean, sólo quiero advertirte que no te acerques a David. Si me contó el accidente que tuvieron en su oficina es porque ya no le interesas. AsĆ­ que por las buenas serĆ” mejor que no aparezcas otra vez —Pablo lanzó una mirada asesina y se dio la vuelta.



   —La pasiva verdulera que cuida a su macho —rió Jean.

   Cuando Pablo iba caminando en dirección a la salida sintió un repentino dolor en la entrepierna. Jean lo estaba agarrando de las pelotas desde atrĆ”s. El fornido rubio gritó y sus mĆŗsculos se tensaron con la presión fuerte sobre sus bolas grandes.


   —Escucha muy bien —advirtió Jean.



   A Pablo se le salieron las lĆ”grimas mientras Jean le susurraba pegado al oĆ­do.



   —¡Mmmmph! —murmuró Pablo con el rostro contraĆ­do de dolor.



   —Si la semana pasada estuve a punto de recordar viejos tiempos con mi negrito quiere decir que en cualquier instante Ć©l vuelve conmigo.



   Pablo gritó cuando sintió que Jean le estrujaba los pesados cojones.



   Jean sonrió aquel pendejito al que le apretaba las bolas las tenĆ­a verdaderamente grandes. Sintió envidia y lo mĆ”s seguro era que su negro se divertĆ­a lamiĆ©ndolas.



   Doblado de dolor Pablo utilizó el recurso de la pelea como defensa, con la nuca golpeó la nariz de Jean, y Ć©ste se quejó retrocediendo soltando a Pablo que tambiĆ©n apretó el puƱo llevĆ”ndolo atrĆ”s y golpeando la entrepierna del profesor de yoga.



   —¡Ay, bastardo!



   Jean finalmente retrocedió de Pablo con una mano agarrĆ”ndose las bolas, tenĆ­a el rostro contraĆ­do y respiraba agitado.



   —TendrĆ© a David conmigo cuando quiera.



   Pablo que tenĆ­a las rodillas torcidas con una mano apoyĆ”ndose en una de ellas y la otra en su entrepierna sonrió, su bonito rostro hizo una extraƱa mueca entre risa y dolor.



   —¿Sabes quĆ©, Jean? —habló—. Finalmente la que parece una pasiva urgida por pene y un macho eres tĆŗ, jejeje, causas pena.



   Pablo intentó enderezarse y se fue en dirección a su auto cojeando.

3 comentarios:

  1. No subas historias de ballbusting gay,solo heterosexual

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    1. Hola muchas gracias por tus comentarios y seguir el blog. Esta muy dificil lo que me pides puesto que es mas el publico que sigue el blog y pide este tipo de historias. Sin embargo estan las historias de ZATN y las primeras entadas de Accion de golpe bajo y la primera de Herman@s de Lucas con Ballbusting heterosexual.

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    2. Si estƔ bien entiendo solo que me gustan las de ballbusting hetero y pues como la mayorƭa son gay no entro muy seguido aunque creo que deberias hacer mƔs herero

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