Los muchachos de Ricardo (2/3) - Las Bolas de Pablo

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23 mar 2018

Los muchachos de Ricardo (2/3)

Mis recuerdos con Ricardo y La venganza de ƍngrid.

Escrita por: ZATN

CONTIENE: BALLBUSTING ACCIDENTAL y CUNTBUSTING F/F.

   Mi nombre es Carolina, en la primera parte les narrĆ© cĆ³mo mi mejor amiga Ingrid manipulĆ³ a una ingenua chica llamada AngĆ©lica, para que le propinara un golpe bajo a su hasta ese momento novio Ricardo,  quien a la vez fue exnovio de Ingrid, ella querĆ­a darle un castigo por la infidelidad que le tuvo anteriormente y la que termino la relaciĆ³n entre ambos.

   Ver a Ricardo golpeado en su parte mĆ”s sensible, y a la que Ć©l llama  sus “muchachos”, terminĆ³ haciĆ©ndome ir a auxiliarle y confesĆ”ndole que aĆŗn tenĆ­a gusto por Ć©l, y es que alguna vez cuando aĆŗn era novio de Ingrid, me acostĆ© con Ricardo… y ahora tanto Ć©l como yo, decidimos tener relaciones esta noche…esperaba fuera una velada de intensa intimidad… deseo mucho a ese hombre…

   Pero no he decidido cĆ³mo serĆ” mi futuro con el… eran asuntos que luego analizarĆ­a, pero sin saberlo, Ingrid nos habĆ­a sorprendido besĆ”ndonos y se enteraba de la atracciĆ³n mutua entre ambos… ahora vendrĆ­a una venganza por parte de mi amiga, la cual la llevarĆ­a a hacer cosas que nunca imagine pudieran realizar ƍngrid. 

LA PRIMERA VEZ QUE TRAICIONƉ A MI AMIGA. 

   Aquella noche el reloj marcaba las 7 pm y salĆ­a del baƱo dispuesta a vestirme, estaba retrasada para encontrarme con Ricardo; A las 10 era la hora que habĆ­amos acordado para mi llegada, siempre fue mi hora favorita para iniciar una velada que terminara en sexo.

   El plan con Ć©l era salir a un bar cercano a su vivienda, tomarnos algo y regresar al apartamento para terminar destruyendo su habitaciĆ³n… me emocionaba al pensar lo que harĆ­amos en la cama.

   TenĆ­a muy fresca la memoria de nuestro Ćŗltimo beso esa misma tarde, y esperaba volver a tener intimidad con Ć©l, pero de una manera bestial, querĆ­a pasar la noche entera con Ć©l… sentirle como solo le sentĆ­ una vez… y tras la cual no habĆ­a tenido un encuentro sexual con la misma pasiĆ³n… y es que Ricardo me gustaba demasiado… Ahora sabrĆ”n cĆ³mo fue mi primer encuentro sexual con Ricardo:

   Fue un desliz la verdad, siempre me gustĆ³ Ricardo, pero era novio de mi amiga, y me habĆ­a resignado, bueno eso creĆ­ yo; Un dĆ­a los 3 debĆ­amos estudiar para los exĆ”menes, y Ricardo fue a casa de Ingrid, pero ella se retrasĆ³ por un asunto familiar en casa de una tĆ­a, y llegarĆ­a unas dos horas tarde, asĆ­ que habĆ­a que esperar…Normalmente Ricardo no ingresaba al cuarto de ƍngrid pues su madre sabĆ­a que los novios podĆ­an irrespetar la casa dejĆ”ndose llevar por sus hormonas, pero conmigo presente no habĆ­a problema. Ese dĆ­a Ricardo prĆ”cticamente conociĆ³ por primera vez el cuarto de mi amiga; Y allĆ­ estĆ”bamos, Ricardo y yo esperando a mi amiga y su novia… Charlamos un rato, el hizo chistes y terminamos hablando de intimidad… ahĆ­ fue el punto de quiebre…
…No sĆ© por quĆ©, pero le di un beso, Ć©l se mostrĆ³ sorprendido y pidiĆ³ explicaciones, le confesĆ© que siempre me habĆ­a gustado fĆ­sicamente, y cĆ³mo no si era un hombre atractivo, para mi sorpresa Ć©l tambiĆ©n sabĆ­a de mi gusto por Ć©l.

   TenĆ­a algo de resistencia a intimar con Ć©l por estar en casa de Ingrid, pero Ricardo tomo ahora la iniciativa y me beso, borrando de mi mente toda resistencia y dando vĆ­a libre a mi lado lascivo… me llegĆ³ a contar que siempre me habĆ­a deseado  como mujer, habĆ­a tenido la idea de hacerlo conmigo, pero era novio de mi amiga y eso lo restringĆ­a.

   Nuestros besos continuaron y de repente me tocĆ³ los senos sobre el vestido… sentĆ­ pena al ser tocada ahĆ­, me confesĆ³ que habĆ­a deseado hacerlo desde hace tiempo,  le suplique me dejara los senos, los masajeaba con habilidad y me hacĆ­a jadear, le volvĆ­ a suplicar, pero ahĆ­ dijo que no los dejarĆ­a, pues en mĆ”s de una ocasiĆ³n se habĆ­a visto tentado en cogerme las tetas, asĆ­ fuera la amiga de su novia… Supongo que es como la mayorĆ­a de los hombres… les gustan los senos de mĆ”s tamaƱo, y los mĆ­os son algo mĆ”s grandes que los de ƍngrid. Por fin dejĆ³ de tocĆ”rmelos, solo para ocuparse de su ropa…
…Se comenzĆ³ a desnudar, y yo igual, me llevĆ³ a la cama, no sin antes preguntarme una Ćŗltima vez si estaba segura de hacerlo con Ć©l… Y en la cama de ƍngrid!, en ese momento no sabĆ­a que responder... el sugiriĆ³ nuevamente si lo hacĆ­amos en la alfombra, pero lo callĆ© con un beso, y le roguĆ© me lo hiciera en la cama… me arrojĆ³ con brusquedad sobre Ć©sta, y le abrĆ­ las piernas para su disfrute… fue una tortura esperarlo mientras se colocaba el preservativo, y finalmente vi el cielo cuando me penetrĆ³… fue rudo y eso me gustĆ³.

   Me dio duro con su pene, que era bien grande, no parĆ³ hasta darme placer como nunca sentĆ­… percibĆ­a cada sensaciĆ³n, cada contacto de su glande con mi interior, cada golpeteo de sus “muchachos”, -como le llamaba a sus cojones- contra mis partes Ć­ntimas… incluso percibĆ­ cuando su verga palpitaba dentro mĆ­o, y llegĆ³ el momento de venirse en el condĆ³n… se quedĆ³ recostado sobre mĆ­, mientras expulsaba todo lo que podĆ­a en el preservativo; Exhausto, por fin la sacĆ³ y me mostro el montĆ³n de semen acumulado en la punta del condĆ³n… se lo retirĆ³ por fin colocĆ”ndole un pequeƱo nudo…
…fue por mucho el mejor sexo de mi por ahora corta vida sexual. Pero puedo incluir ahora el tema de la palabra “Muchachos”, mientras me lo hacĆ­a, le acaricie todo su cuerpo, y por supuesto le agarrĆ© los huevos, fui algo enĆ©rgica al tomarlos, pero sin causarle la menor incomodidad ni dolor, el enseguida me dijo: “Cuidado con mis muchachos!, suavecito, eh…mira que soy delicado ahĆ­”, me causo risa como los llamaba, y me dediquĆ© un buen rato a consentĆ­rselos, se los bese y hasta lamĆ­ sus “muchachos”, Ricardo quedo feliz con mi trato a sus muy queridos “muchachos”.

   Y de esta manera profanĆ©, por asĆ­ decirlo la cama de mi amiga, despuĆ©s de eso me arrepentĆ­ de haber cedido a la tentaciĆ³n y decidĆ­ no volver a acercarme a Ć©l, Ricardo en varias ocasiones me volviĆ³ a proponer sexo, pero le rechacĆ© siempre, finalmente pareciĆ³ entender que preferĆ­a mantener mi amistad con Ingrid, y dejar las cosas como algo accidental, y aceptĆ³ olvidar sus propuestas… despuĆ©s de todo para Ć©l seguramente fue solo un momento de pasiĆ³n, sĆ³lo algo fĆ­sico, que como varĆ³n siempre deseaba repetir...
…Aunque para mĆ­ fue algo mĆ”s, es cierto que le confesĆ© mi atracciĆ³n fĆ­sica por Ć©l, pero no le podĆ­a confesar que tenĆ­a sentimientos escondidos hacĆ­a su persona… eran sentimientos que escondĆ­a y aun escondo en mi interior…pero esta noche se los dirĆ©….y no me importa si me acepta o no como su novia, le confesarĆ© que quiero ser su mujer, no sĆ³lo en la cama, sino como algo mĆ”s… sabrĆ” que le llevo en mi corazĆ³n.

   Ahora son mĆ”s de las 8:30 pm y por fin pasa el autobĆŗs que me dejarĆ” cerca de mi destino; Mientras veo por la ventana, noto la mirada de un hombre, trata de disimular, pero me ha visto y es obvio que le distraigo la vista... no es raro, llevo una minifalda negra, que la verdad es la mĆ”s corta de mi ropero, y hoy muy a propĆ³sito la he colocado mĆ”s arriba, sĆ© que a Ricardo le gusta ver piernas, y quiero que vea las mĆ­as; Tampoco quiero que se vean mis pantis en pĆŗblico, asĆ­  que debo hacer un esfuerzo al cruzar las piernas en el autobĆŗs para no mostrar de mĆ”s. 

   En cierto momento el autobĆŗs hizo una parada ante el accidente de un par de ciclistas en la vĆ­a, nada serio, pero interrumpieron el trĆ”fico un rato, el ver esto me recordĆ³ cuando Ricardo sufriĆ³ un accidente en bicicleta, quedando involucrado sus siempre protagonistas “muchachos”.
UN  TRATAMIENTO ESPECIAL PARA LOS “MUCHACHOS”.

   Luego de hacerlo en cama de ƍngrid, decidir cesar todo acercamiento con Ricardo, pero sucediĆ³ un segundo momento de intimidad con Ć©l, no llegamos a la penetraciĆ³n, pero una vez mĆ”s cedi a la tentaciĆ³n de tener contacto con sus genitales…por fortuna fue la Ćŗltima vez hasta el dĆ­a de hoy.
   Aquella ocasiĆ³n, habĆ­a una competencia de ciclismo en la escuela, y Ricardo como buen deportista  participaba en el evento. Era maravilloso el verle usando esos ceƱidos pantalones cortos de ciclista cubriendo su trasero y Ć”rea genital.

   En la competencia habĆ­a un Ć”rea muy peligrosa, era una curva en donde ya varios participantes habĆ­an terminado en el suelo, y Ricardo serĆ­a una prĆ³xima vĆ­ctima de aquella curva.

   Durante una de las Ćŗltimas vueltas, Ricardo perdiĆ³ el control de la bicicleta y terminĆ³ estrellĆ”ndose contra un Ć”rbol; Pude ver como por el impacto, se fue hacia adelante, cayendo sentado sobre el tubo de la bicicleta, por la cercanĆ­a me pareciĆ³ escuchar un tronido, de seguro fueron sus cojones golpeĆ”ndose contra la metĆ”lica barra, fue como si unas nueces literalmente fueran quebradas… el rostro de mi apreciado hombre estaba congestionado y rojo.
   Ricardo cayĆ³ de la bicicleta y terminĆ³ en el suelo, dando un desgarrador alarido.

AAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!”.

   Pero solo ver aquello me causĆ³ malestar en la boca del estĆ³mago, sabĆ­a que se habĆ­a lastimado bien feo, y cuando Ricardo seguĆ­a dando de alaridos, me alarmĆ©, creĆ­ que terminarĆ­a en el hospital.
   Se retorcĆ­a en el pasto con las manos alrededor de su entrepierna… debĆ­a sufrir como nunca antes un hombre sufriĆ³, el mayor dolor de un varĆ³n abrumaba al novio de mi amiga. 

   Me quedĆ© paralizada de la impresiĆ³n ante lo que ocurrĆ­a, mientras varios compaƱeros corrĆ­an a auxiliar a Ricardo…alcancĆ© a ver sus ojos con signos de lĆ”grimas… TemĆ­ por el bienestar de sus “muchachos”…se los habrĆ­a lesionado?, o roto?... QuedarĆ­a incapacitado de por vida?...pensar eso Ćŗltimo me provocĆ³ una alarma infinita.

   Pero por fortuna no fue tan grave… Pero esos instantes fueron de total incertidumbre, de inmediato le llevaron a la enfermerĆ­a de la escuela… AllĆ­ decidĆ­ ir… Se preguntarĆ”n porque fui yo en lugar de su novia?, pues para esa Ć©poca ƍngrid se hallaba de viaje, y como su mejor amiga me sentĆ­ libre de  saber todo sobre Ricardo… Pero el motivo principal obviamente era mi preocupaciĆ³n personal hacia Ć©l, y a sus conocidos y delicados “muchachos”.

   Solo tras media hora pude entrar a verle, espere alarmada hasta calmarme cuando el mĆ©dico de la escuela me comentĆ³ que estarĆ­a bien… que se repondrĆ­a, aunque tardarĆ­a un buen rato. Cuando pude verlo  le encontrĆ© acostado en una cama de medio lado, con ambas manos entre las piernas.

   Me contĆ³ lo sucedido, ante lo cual le explique que vi todo el suceso.

   “Oh Dios mĆ­o!, te duelen demasiado verdad…pobre de tus “muchachos”.

   “Mis “muchachos!”… me he pegado hoy en mis “muchachos!”...”.

   “Calma Ricardo, estarĆ”s bien…”.

   “Me crujieron los “muchachos”, Aayy mis “muchachos”.

   “Los escuchĆ© crujir Ricardo, oh pobre de ti, no sabes lo desesperada que me siento…quisiera poder hacer algo… yo deberĆ­a…”.

   SabĆ­a que estaba sola con Ć©l en la enfermerĆ­a, la auxiliar del doctor, viendo que habĆ­a un conocido con Ricardo saliĆ³ un rato, asĆ­ que dejĆ© ir un impulso que traĆ­a… el mencionar sus testĆ­culos me estaba excitando, querĆ­a tenerlos en mis manos, y acariciarlos, sin dejar de mencionar el real deseo de querer aliviarle, todo eso me hizo expresarle:

   “Ricardo, me dejas sobĆ”rtelos?”.

   Se negĆ³ diciendo que mejor no le tocara los “muchachos”, los tenĆ­a inflamados y muy sensibles, asĆ­ que tocĆ”rselos podrĆ­a hacer que le volviese el dolor intenso de nuevo; Pero mi peticiĆ³n iba mĆ”s allĆ” de solo aliviarle y me era incontrolable, ademĆ”s el verlo acurrucado tan vulnerable, sumado a vista por detrĆ”s  de sus nalgas apretadas, aumentĆ³ mi excitaciĆ³n.

   “DĆ©jame por favor… si quieres te los puedo lamer, eso te aliviarĆ””.

   El entendiĆ³ que la peticiĆ³n no era solo para ayudarle a superar el dolor, y expresĆ³:

   “Pero Carolina estas segura?, tu no querĆ­as nada mĆ”s conmigo”.

   “No mal entiendas, solo es que no me gusta verte adolorido”. Le mentĆ­.

   Ć‰l sabĆ­a que estaba excitada, pero aprovecharĆ­a el momento, no era comĆŗn que ƍngrid le lamiera  los “muchachos”, y su deseo por mĆ­ continuaba allĆ­, era un cachondo varĆ³n… ademĆ”s sin duda le traerĆ­a alivio... decidiĆ³ aceptar la oportunidad.

   Ricardo me dejĆ³ bajar sus pantalones cortos  e interiores, colocĆ”ndose acostado con las piernas abiertas, decidĆ­ acostarme entre estas, inclinando mi cabeza para abordar con toda libertad su Ć”rea genital. 

   Pude ver la piel de sus bolas enrojecida, y las pelotas como tal estaban muy hinchadas, se las conocĆ­a de antes y podĆ­a fĆ”cilmente calcular que ahora, tenĆ­an tres veces su tamaƱo normal.

   “Pobre de ti Ricardo, pobres de tus “muchachos”, ya verĆ”s que te vas a aliviar”.

   Incluso viendo mĆ”s de cerca, note las venas de su escroto engrosadas y muy visibles… en definitiva era terrible lo sucedido a Ricardo; Lo primero que hice tras humedecer mis labios, fue pasar empapados lengĆ¼etazo en sus  “muchachos”, tras el tercero o cuarto le escuche gemir, tan rĆ”pido ya habĆ­a cambiado su dolor en goce.

   Al contacto de mi lengua tambiĆ©n notaba esas venas engrosadas, trataba de seguir su camino y estas continuaban hasta su pene en reposo todavĆ­a, pero en Ć©ste sabĆ­a que una vez erecto, allĆ­ las venas gruesas si eran algo normal. 

   Por la cercanĆ­a no pude resistirme a la tentaciĆ³n y le di una lamida a su pene, no hubo efectos inmediatos, pero cuando volvĆ­ a sus muchachos, el prepucio de Ricardo comenzĆ³ a tensarse a la vez que se asomaba la punta del glande… pronto la verga se le comenzĆ³ a parar y mĆ”s cuando repetĆ­ las lamidas.

   Me sorprendiĆ³ una gota de su pre semen que casi me la trague al pasar el lengĆ¼etazo. Ricardo gozaba como loco, me pedĆ­a le chupara el pene, pero centrada en sus “muchachos” mis caricias de lengua eran solo esporĆ”dicas a su “grueso amigo”.

   Me divertĆ­a volviĆ©ndole loco, de pronto ya con el pene muy parado me suplicĆ³:

   “Por favor Carolina, acepta acostarte conmigo de nuevo… claro no sĆ© si pueda ahora, pero lo intentarĆ©”. TratĆ³ de incorporarse un poco, pero se notĆ³ la debilidad en sus piernas y caderas.

   “No…que intentas hacer Ricardo?, no estĆ”s en condiciones de hacer nada”.

   “Vamos, hagĆ”moslo!, mira que no me engaƱas, deseas hacerlo tanto como yo”.

   InterrumpĆ­ la lamida un instante para decirle “No, eso no puede pasar de nuevo, no puedo volver a traicionar a ƍngrid”.

   “Vamos no seas asĆ­, duerme conmigo otra vez, a ambos nos gustĆ³ aquella ocasiĆ³n…ademĆ”s ya estamos en proceso de hacerlo”.

   “No… no insistas, esto no es lo mismo que el que me la metas…esto lo hago por tus “muchachos”…y es todo, no cederĆ© Ricardo!”. Fue mi decisiĆ³n final, y cesĆ© el estĆ­mulo a su verga, las cosas se estaban saliendo de control.

   Ricardo se resignĆ³: “Es una lĆ”stima, serĆ” lo que tĆŗ quieras, pero te lo ruego, lĆ”memelos mĆ”s”

   Retome la lamida inicial… era sumamente efectiva para aliviar a sus “muchachos”.

   A pesar de la falta de estĆ­mulo al glande, este volvĆ­a a escupir gotas de pre semen, tenĆ­a toda la intenciĆ³n de lamerlas… pero esperaba a que resbalaran por el tronco peneano hasta sus bolas, allĆ­ impunemente degustĆ© el fluido con hambre y sed, y hubiera seguido pero…
…en ese momento escuche un ruido, era la enfermera que volvĆ­a y tuve que parar…Ć©l tambiĆ©n se incorporĆ³ un poco y ocultĆ³ bajo las sabanas

   “Mis muchachos te lo agradecen”. Pudo decir antes de aparentar inocencia por la apariciĆ³n de la enfermera. El tratamiento especial dado a sus “muchachos” fue un Ć©xito.

   DecidĆ­ salir un rato y la enfermera me vio de frente, hizo un gesto con la nariz indicando que olfateaba, me sentĆ­ observada por ella con detalle, ahĆ­ me percatĆ© que tenĆ­a una gota de pre semen en la comisura labial, y pase fugazmente la lengua para desaparecerla

   Ella se dio cuenta y el olor en el ambiente le hizo sospechar, cuando me alejaba dijo: “Muchacha… aquĆ­ no se hace eso, respeta este lugar”.

   Me coloree y me fui corriendo, sabĆ­a que habĆ­a pasado una gran vergĆ¼enza ese dĆ­a.

ƍNGRID HACE ARDER TROYA.

   Terminaba el recuerdo y justo a tiempo, casi mĆ”s de las 9: 30 y el auto bus se acerca a mi destino, por casi una hora ese hombre ha degustado de mis piernas cruzadas, pero se le acabĆ³ la fiesta. Me incorporo y pido la parada… El apartamento de Ricardo estĆ” a unas 5 manzanas y acelero el paso a pesar de llevar tacones altos.

   Entonces tuve la mayor sorpresa de mi vida…. A una cuadra de llegar y pasando por un callejĆ³n, me encontrĆ© a ƍngrid… Eran casi las 10 pm y la zona era muy solitaria, me sentĆ­ descubierta por mi amiga quien me saludo amablemente.

   “Que haces por aquĆ­ Carolina?”.

   A eso de las 5 pm ƍngrid me habĆ­a llamado por telĆ©fono para que nos viĆ©ramos en la noche, pero ante mi cita con Ricardo, le mentĆ­ dĆ”ndole la excusa de sentirme indispuesta.

   “ƍn..ƍngrid?...que haces aquĆ­?”. Ella insistiĆ³ en que le contestara primero, no sabĆ­a que responderle pero al fin le pude  mentir: “Voy de visita donde una prima que vive por aquĆ­ cerca…”.

   “No sabĆ­a que tuvieras una prima viviendo por este barrio… ya estĆ”s mejor de tu malestar?”.

   De pronto su tono cambiĆ³ y se puso mĆ”s seria. “…Y visitas a tu prima en ropa de fiesta y tan bien maquillada?”.

   No daba para decirle nada mĆ”s, cuando exclamĆ³ molesta: “No ibas al apartamento de Ricardo?, o te estoy retrasando?”.

   Me sorprendiĆ³ que estuviera enterada… ƍngrid sabia de nuestra cita, pero cĆ³mo?.
Quise mentirle: “Ingrid amiga, te juro que…”. Pero de repente sentĆ­ un lĆ­quido en la cara.

   Me ardĆ­an los ojos y me cubrĆ­, Grite asustada: “Que haces?... Aayyy, que me echaste?”.

   Ćngrid me habĆ­a lanzado spray de pimienta en los ojos y me hallaba sin poder ver; Recuerdo que hace algĆŗn tiempo, yo misma le enseƱe una revista en donde se anunciaba que se podĆ­a comprar por internet… era solo de broma, pero un dĆ­a ƍngrid me mostrĆ³ que habĆ­a comprado el frasco, me dijo que simplemente eran tiempos peligrosos y no estaba de mĆ”s el poder protegerse.

   “Maldita traidora!!, asĆ­ que siempre anduviste tras mi novio, eh?, y te burlabas de mĆ­, mintiĆ©ndome con excusas baratas para verte con Ć©l…y fingiendo ser mi amiga!”.

   “Ayyy mis ojos!... ƍngrid, yo…yo no querĆ­a engaƱarte…”.

   “CĆ”llate y confiĆ©samelo de una vez… te vi esta tarde besuqueĆ”ndote con Ricardo, creĆ­ ingenuamente que te habĆ­as dejado engatusar por ese perro, pero ya me enterĆ© que tĆŗ lo buscaste desde hace rato…eres una cualquiera y una traidora!”.

   En medio de mi confusiĆ³n y ardor de ojos, no entendĆ­a bien que pasaba, ƍngrid me habĆ­a visto en la tarde con Ricardo…besĆ”ndonos y de seguro sobĆ”ndolo en sus “muchachos”…estaba enterada de todo entre Ricardo y yo?.

   “Cuando aquella vez nos reunimos a estudiar en mi habitaciĆ³n, te acostaste esa vez con Ć©l, verdad?”.

   “No!, te lo juro…”. Me ardĆ­an demasiado los ojos y no veĆ­a nada, terminĆ© contra la pared de aquel callejĆ³n.

   “ConfiĆ©salo grandĆ­sima puta!!”.

   “Ya me estas asustando, AUXILIOOO!!...”. Mi pedido de ayuda quedo interrumpido cuando sentĆ­ algo duro y delgado en mi costado.

   “CĆ”llate, o te meto un tiro!”. Mi cuerpo temblĆ³ como una hoja al viento… Ingrid estaba armada… sabĆ­a que el padre de ella tenĆ­a un arma en casa… pero jamĆ”s espere algo como lo que me sucedĆ­a, en mi mente se fijĆ³ la idea de que ƍngrid me iba a matar por acostarme con Ricardo…

   “ConfiĆ©salo!, o te dejo un regalito en el pulmĆ³n”. Apunto con mĆ”s ahĆ­nco en mi costado… Asustada al punto de casi orinarme encima no daba para hablar.

   “Que hables perra!”. Un nuevo empuje con el arma, me hizo tragar saliva y destrabar la lengua, le confesĆ© todo!

   “Lo…Lo admito!, SĆ­… me acostĆ© con Ć©l esa vez… lo siento… Ć©l… Ć©l me gusta…y…y aunque tratĆ© de no volver a meterme con Ricardo, nunca he podido olvidarle… yo lo quiero…”. Sollozaba de la pimienta y del miedo.

   En ese momento Ingrid alejĆ³ el arma. “Miserable, y venĆ­as ahora a revolcarte con Ć©l”.

   “PerdĆ³n ƍngrid, pero el ya no es tu pareja, no te sientas asĆ­ por eso…”. Mi frase sonĆ³ a reclamo, y  eso la molestĆ³ mĆ”s.

   “Pero la burla que me hicieron por meses no se las perdono!… y crees que se irĆ”n sin desquite?, estĆ”n muy equivocados!, se arrepentirĆ”n ambos de haberme conocido!”.

   “CĆ”lmate por favor ƍngrid… nunca fue mi intenciĆ³n hacerte sentir mal”.

   “Y por eso te revolcaste con Ć©l en mi propia cama!... Ese fue el peor insulto maldita zorra, eres de lo peor!!”.

   “PerdĆ³name… te lo suplico”.

   “Eres una basura!… maldigo el dĆ­a en que te llamĆ© amiga, perra desvergonzada!, esto nunca te lo perdonarĆ©!, ni muerta!... Y hablando de eso… DeberĆ­a…”.

   ApuntĆ³ de nuevo a mi costado, lo que me dejo paralizada como si fuera de hielo.

   “Por favor ƍngrid… no me mates”. ComencĆ© a llorarle desesperada, un rio de lĆ”grimas corrĆ­an por mis mejillas, ya no eran de la pimienta (si bien seguĆ­a sin ver) eran de absoluto miedo a morir.

   “Sniff, Snif…por favor no me hagas nada, Snif, por favor no hagas una locura…no me lastimes…”.

   “Ya deja de llorar como una niƱa… Recibe el castigo que te ganaste, puta”.

   RetirĆ³ el arma y me llevĆ³ como un lazarillo al centro del callejĆ³n, ciega y amenazada no podĆ­a hacer nada, de pronto sentĆ­ que se alejĆ³ de mĆ­, temiendo que ya me iba a disparar le volvĆ­ a suplicar:

   “No me matees, no, no, Snif, Snif, nooo….Snif, poor favooooor…te lo suplicoooo, Snif…”.

   “No te preocupes llorona, No te voy a matar… pero si te dejare un cariƱito”.

   De pronto sentĆ­ un fuerte golpe entre las piernas. Del impacto el zapato que ƍngrid llevaba puesto saliĆ³ volando varios metros, mientras su empeine se hundĆ­a en mi vulva.

   “AAAAyyyy”. ChillĆ© cuando sentĆ­ aplastada toda mi intimidad.
   El golpe fue inesperado y el dolor muy intenso, terminĆ© cayendo al suelo, y tomando mis partes. ƍngrid me habĆ­an dado una patada con toda la saƱa y rabia que tenĆ­a… cĆ³mo dolĆ­an mis partes Ć­ntimas.

   “Aiii, Aiiii, Aiii mi vagi…Aiii mi…”. Trataba de sobar mi vulva…sentĆ­ mucho ardor y fuertes ganas de orinar.

   “Te duele el coƱo?, perra!, pues no sabes lo feliz que me hace eso….”.

   Continuaba retorciĆ©ndome del dolor, no podĆ­a expresar mĆ”s que quejas.

   “Ahora si ve a tu cita con ese canalla de Ricardo, pero hace un rato me asegurĆ© de que sus “muchachos” EstĆ©n indispuestos esta noche, y tal vez por mĆ”s tiempo Jajaja…AsĆ­ que olvĆ­date que fornicaran hoy, Jajaja”. 

   “Que les hiciste, Ayyy… a sus “muchachos”…Ayyy…”.

   “Lo que se merecen,! y lo que yo misma debĆ­ hacerles hace tiempo a esos “dos”, y no enviar a una  virgencita a hacerlo por mĆ­”.

   “Le pegaste a Ricardo en sus “muchachos?”...Ayyy…”.

   “Toma!…ve a verlo tĆŗ misma…”. EscuchĆ© cuando arrojĆ³ unas llaves en mi direcciĆ³n, resultaron ser las del apartamento de Ricardo, que al parecer ƍngrid habĆ­a tomado luego de la previa visita a su Ex novio.  “…Con esas podrĆ”s entrar, porque dudo que ese perro te pueda abrir la puerta”. 

   ExtendĆ­ una mano y alcancĆ© las llaves.

   “AdiĆ³s… EX AMIGA!, y ojala te duela la maldita vagina toda la noche”.

   Por fin se marchĆ³, con la vista nublada pude verla alejarse; El peligro habĆ­a pasado, y me encontraba muy adolorida… Pero a pesar del ardor en los ojos y el malestar en mi Ć”rea Ć­ntima, me decidĆ­ a incorporar… DebĆ­a saber que le habĆ­a hecho ƍngrid a Ricardo… y a sus “muchachos”. 

ContinuarĆ” en una tercera y Ćŗltima parte...

Gracias.
Comentarios a   zatniktiel@hotmail.com

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