CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Paolo tenĆa rato despierto pero aparentaba completa inamobilidad, sabĆa que estaba tendido en una cama y secuestrado por un sujeto desconocido. HabĆa despertado con un dolor en los testĆculos y cuando intentó sobarlos supo que estaba de manos y pies atados. Estuvo parpadeando varias veces y observó una habitación limpia, iluminada por el sol que atravesaba la ventana de vidrio, el aire acondicionado estaba apagado. Determinó que por el inmobiliario estaba en un recinto de buen presupuesto. A lo lejos se escuchaba el ruido del trafico parecĆa ser una avenida. Recordó los sucesos del aereopuerto y se aterró, no sabĆa quĆ© hacer y su peor reacción iba a ser pedir ayuda.
Desesperado intentó liberarse y cuando escuchó pasos que se dirigĆan a la habitación se quedó inerte cerrando los ojos.
Penetraron dos hombres a la pieza.
—No sĆ© quĆ© demonios hizo con el archivo que le entregaron —dijo la profunda voz de aquel hombre que lo golpeó en el aeropuerto—. Revisamos su equipaje, sus ropas todo.
—¿EstĆ”s seguro que fue a Ć©l a quien se le entregó? —preguntó con acento espaƱol su acompaƱante—. ¿No te habrĆ”s equivocado de hombre?
—No, yo vi cuando Danvers se sentó a su lado y le entregó el usb.
—Rafael, ¿quĆ© hicieron con Danvers?
—Rita y los demĆ”s lo siguieron.
—¿Dieron con Ć©l?
—SĆ, lo raptaron y torturaron, no resistió nada. No tenĆa nada entre sus cosas y tampoco soltó prenda de lo que hizo. Pero sabemos que es Ć©ste quien tiene el documento secreto en su poder.
—No quiero a los demĆ”s en mi casa.
—DespreocĆŗpate. Por ahora solo tĆŗ y yo sabremos que estĆ” aquĆ. Nos conviene mĆ”s.
—Necesitamos saber dónde estĆ” el documento. ¿Volvemos a revisar su equipaje?
—Tulio, no seas idiota. Ya hemos revisado todo. Hay que sacarle las palabras a este imbĆ©cil.
Rafael dio un par de pasos a Paolo que lo hicieron temblar sobre la cama. El robusto seƱor se percató del ligero movimiento aterrado del rehĆ©n. Se quedó contemplandolo, era un hombre joven y fuerte tenĆa un jeans que se abultaba en su entrepierna, aquel semental joven y musculoso se veĆa impresionante.
Rafael apretó el puƱo. Levantó el brazo y a Tulio tras de Ć©l se le hizo agua la boca, un puƱetazo chocó con el gran montĆculo en la entrepierna de Paolo, aplanĆ”ndolo y metiendo sus bolas en su cuerpo.
Paolo dejó escapar un grito fuerte mientras sus ojos se abrĆan como platos.
A Paolo lo atacó una tos seca. Cuando estuvo mÔs calmado observó a un hombre alto y delgado a espalda de Rafael, era calvo y de cuerpo atlético.
—No sĆ© de quĆ© me hablan, no sĆ© quĆ© hago aquĆ.
Rafael lo miro con odio.
—Oye italiano no tengo humor para perder el tiempo contigo. ¿Dónde estĆ” el documento? ¡O te arrancarĆ© las bolas y te las darĆ© de comer.
—¿QuĆ©?
—EstĆ”s en nuestro poder —habló por primera vez Tulio—. Ya sabemos quien eres Paolo Girolamo, tenemos tus identificaciones y direcciones. ¿Quieres que visitemos a tu esposa e hijos en Genova?
Paolo se quedó pasmado. Abrió la boca sin saber qué hacer finalmente sus únicas palabras fueron:
—¿Una esposa y un hijo? ¿Dónde? ¿QuiĆ©nes?
Rafael apretó los labios y estampó el puño entre los muslos de Paolo, pegando a sus bolas con un golpe rotundo.
Paolo gritó, su rostro y cuerpo se retorcĆan de dolor.
Rafael lo miró expectante.
—No estoy para juegos. MatarĆ© a tu puta y a tu bastardo. ¿DĆNDE ESTĆ EL DOCUMENTO? —gritó escupiendo parte de su saliva.
Su fuerte puño se estampó otra vez contra la entrepierna de Paolo crujiendo sus gónadas haciéndole gritar de dolor.
—LOS VOY A MATAR Y TE MOSTRARĆ EL VIDEO. QUIERO EL ARCHIVO.
Rafael volvió a cerrar su mano en forma de puño y golpeó las bolas de Paolo, provocando un grito estridente.
El seƱor no se detuvo y continuó golpeando con los nudillos una y otra vez las gónadas, aplastĆ”ndolas con fuerza y haciendo que el hombre llorara en agonĆa.
Cada golpe hizo que el cuerpo de Paolo se agitara y retorciera en la cama. TenĆa los ojos cerrados y apretaba los dientes, con el rostro contraĆdo de dolor.
Rafael no se detuvo de golpear los testĆculos tan fuerte como podĆa una y otra vez, Tulio sonreĆa acariciando su erección por encima del pantalón mirando al italiano retorcerse mientras gritaba y gritaba de dolor.
—¿Te decidiste hablar o seguirĆ”s jugando al loco? —interrogó Rafael, tomando un descanso de golpear las huevas.
—Le juro que no sĆ© nada. Ni siquiera sĆ© quĆ© hago aquĆ. No recuerdo tener esposa o hijo… lo juro. No recuerdo nada, nada de mi.
Rafael volvió a perder los estribos y clavó los pulgares en la carne suave de los testĆculos regordetes de Paolo, haciĆ©ndolo chillar de dolor.
La polla carnosa del italiano criado en España creció de inmediato, dibujÔndose en toda su longitud en su pantalón. La cabeza palpitaba como culebra.
—Quiero el puto archivo y te dejo ir, animal.
—¡NO SĆ DE NINGĆN ARCHIVO!
Rafael levantó el brazo y lo dejo caer con toda la fuerza que pudo reunir contra la entrepierna del rehén. Sus nudillos aplastaron las bolas.
Paolo dejó escapar un gemido ensordecedor y se retorció. Su dura polla se crispó salvajemente metida en la tela de jeans.
Los jugosos cojones de Paolo recibieron un puƱetazo una vez mƔs.
Paolo gritaba desesperado. Su pene palpitaba y se crispaba violentamente.
Un tercer puñetazo encontró su objetivo y aplastó las pelotas hinchadas de Paolo con fuerza, provocando un grito agudo que mermó los jadeos de Tulio con la mano metida dentro de su pantalón.
Julio estaba sin inmutarse y lanzó un cuarto ataque en los lastimados huevos de Paolo.
El cuerpo del hombre se estrechó y su polla guardada en el jeans emanÓ un chorrete de leche blanca y cremosa. Paolo abrió los ojos y la boca impresionado.
Rafael sonrió y golpeó las bolas otra vez.
Paolo escapó un feroz grito y se quedó inerte en la cama.
—!Se ha desmayado! Conche tu madre.
Y Rafael clavó un último y certero puñetazo a las bolas que no provocó reacción en el hombre.
—Joder —exclamó Tulio sacando su mano de la entrepierna y portando una poderosa erección que Rafael se quedó mirando—. ¿Crees que en realidad haya perdió la memoria por el shock?
—No lo sĆ©. Yo tengo que reunirme con los demĆ”s quedarĆ” bajo tu cuidado.
—Lo sĆ©. Le sacarĆ© la información ya lo verĆ”s. No quiero a los otros pillos aquĆ.
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