-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Paolo estaba con la vista fija en el trĆ”fico desde la ventana, sus brazos se mostraban cruzados delante de su pecho, no vestĆa camisa, solo tenĆa un par de calzoncillos.
Su miraba vagaba de un vehĆculo a otro que transitaba por la avenida.
Se apretĆ³ el labio inferior. DirigiĆ³ una mirada de reojo a Armando que estaba tumbado en una butaca leyendo un libro. Con el paso de los dĆas se habĆan vuelto amantes y Rafael no se habĆa vuelto a aparecer en el edificio.
«Si pudiera escapar» pensaba resignando al ladear la cabeza contra la pared.
Armando cerrĆ³ el libro y abandonĆ³ el asiento, su cuerpo blanco estaba desnudo aunque la ropa interior ocultaba su erecta entrepierna.
—¿En quĆ© piensas? —se acercĆ³ a Paolo tomĆ”ndolo desde la espalda y pasando sus brazos por encima de su hombro.
—En que si pudiera recordar nuestra relacion quizĆ”s fueramos mĆ”s felices —declarĆ³ Paolo.
—¿A caso asĆ no eres feliz? —interrogĆ³ Armando dĆ”ndole algunos besitos en el cuello.
—Majo, por supuesto que asĆ soy feliz joder —corroborĆ³ Paolo dĆ”ndose la vuelta y regalando un beso pasional a los labios de Armando que fue conducido contra la pared y seducido por los labios de Paolo.
Ambos tenĆan los ojos cerrados mientras se proporcionaban besos y caricias.
Convertirse en el amante de Armando fue la Ćŗnica soluciĆ³n que encontrĆ³ Paolo para poder ser liberado de la habitaciĆ³n donde lo tenĆan. Durante los primeros dĆas tuvo que soportar la vigilancia y recelo del calvo pero supo actuar con soberana magistralidad su papel de amnesia.
En ocasiones Armando se sentaba en las tardes con Ć©l y le relataba como reales historias que nunca existieron entre ambos.
Cada uno mentĆa para su beneficio, el primero porque sentĆa un amplio apetito sexual y el segundo querĆa hallar la manera de ganar confianza para escapar.
Armando nunca salĆa del edificio pero se quedaba por horas utilizando la computadora que en pocas veces prestaba a Paolo que la usaba para trivialidades ya que sabĆa que lo espiaban.
Los besos y caricias fueron interrumpidos cuando Paolo recibiĆ³ una patada en las bolas desde atrĆ”s.
Paolo gritĆ³ de dolor al sentir que sus huevos fueron aplastados de sorpresa.
—¿Que mierda es esto? —gritĆ³ Rafael que habĆa entrado silenciosamente al departamento.
TenĆa los puƱos crispados y los ojos inyectados de sangre, Paolo habĆa caĆdo al piso ambas manos agarraban sus testĆculos palpitantes, su bella cara hacĆa una mueca de dolor y casi tocaba con la frente sus rodillas. Armando se quedĆ³ paralizado contra la pared.
—¿Estoy preguntando que quĆ© demomios en esto?
—Los estoy ayudando a recor… —Armando fue silenciado cuando el dolor explotĆ³ en su ingle con una patada. Se doblĆ³, con las manos sobre sus rodillas, gimiendo de dolor.
Antes de que pudiera reaccionar o defenderse, otra dura patada chocĆ³ contra la ingle de Armando y aplastĆ³ sus jugosas bolas.
Armando aullĆ³ de dolor y cayĆ³ al suelo.
—¿QuĆ© es esto? ¿Ahora son amantes? ¿Te has decidido a traicionar la organizaciĆ³n por este monsalvete?
Rafael agarrĆ³ a Paolo de los cabello haciĆ©ndole levantar la cara que continuaba siendo una mueca de dolor. Lo hizo abandonar el suelo rĆ”pidamente y Paolo no ponĆa resistencia.
Cuando tenĆa las piernas abiertas.
Otra patada encontrĆ³ su objetivo y se estrellĆ³ contra la entrepierna haciendo crujir sus huevos con fuerza.
Paolo gritĆ³ de dolor.
Rafael se dirigiĆ³ a Armando.
—¿Has traicionado a la organizaciĆ³n, eh? Pedazo de mierda.
—¡No!
—¡SĆ que lo has hecho!
Rafael sacĆ³ de su cinto un revĆ³lver.
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