Rivales (3/5): robo bajo la lluvia - Las Bolas de Pablo

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6 may 2018

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Rivales (3/5): robo bajo la lluvia

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL
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   Ā«No se puede ser tan perfecto en la vidaĀ» pensaba con envidia Adam mientras miraba a Israel.

   Israel estaba al centro de un campo de beisbol, en el club se estaba desarrollando ese juego e invitaron al rubio para que ayudara al equipo y hasta el momento todo iba viento en popa.
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   Ā«Buen nadador, alto competidor, con Ć©xito entre las mujeres, y huevos grandes…» pensaba Adam entrecerrando los ojos mientras el atractivo rubio se preparaba para batear. Ā«Esos son dos buenos huevos grandes colgando entre sus piernas, Āæcómo se comportarĆ­a si no los tuviera?Ā».

   El cuerpo en forma de Israel entallaba muy bien el naranja uniforme de beisbol el pantalón blanco sostenĆ­a su polla y hasta cierto momento retenĆ­a un marcado bulto y cuando estaba sentado dejaba al descubierto sus testĆ­culos luciĆ©ndolos hasta mĆ”s grandes. El hermoso rubio sonreĆ­a esperando el lanzamiento de la pelota, se estaba divirtiendo de solo jugar.
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   Ā«OjalĆ” le pegue en las bolas y lo deje incapacitadoĀ» pensaba y deseaba Adam.

   Con un hombre en primera base y otro en tercera Israel logró para su suerte en la vida un home run, la pelota voló por los aires y aterrizó en exclusiva en la parte trasera del estadio, mientras Israel corrĆ­a cruzando el campo con una sonrisa orgullosa Adam pateaba el suelo maldiciendo.

   Ā«ĀæPor quĆ© tiene tanta suerte el desgraciado?Ā».

   Israel regresaba con los otros miembros del equipo que lo recibieron entre abalanzas, palmadas, abrazos y las populares nalgadas. Finalmente corrió hasta la banca feliz y se lanzó contra ella bromeando y extendiendo las piernas, marcando groseramente las bolas en el pantalon.

   Ā«Ā”Idiota! Sólo lo hace para mostrar sus huevas carnosas, lo sé». Era el monólogo de Adam. Seguidamente pegó con la rodilla la pierna del compaƱero que tenĆ­a al lado y le preguntó:
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   ā€”ĀæHas memorizado su cara? —el otro hombre hizo un gesto afirmativo de cabeza—. Quiero que le des la paliza de su vida, que no pueda venir al club por semanas. Por un mes si es necesario mientras dura la competencia de natación.

   ā€”EstĆ” bien.

   ā€”Concentrate principalmente en sus genitales, en sus estĆŗpidas bolas, son tan frĆ”giles que lo dejarĆ”s divertidamente rendido, que no pueda caminar, que no venga, que no pueda nadar.

   Adam dio una sonrisa de satisfacción.

   Cuando el juego terminó el equipo donde estaba Israel decidió ir a celebrar la victoria y enseguida se trasladaron a un bar donde con bebidas alcohólicas en manos comentaban los pormenores del enfrentamiento entre equipos.

   La mĆŗsica y el buen ambiente reinó en el lugar e Israel tampoco perdió el tiempo en enamorar y cortejar a una hermosa chica que estaba en el bar que solo lo utilizó para que le regalase unas cuantas bebidas al final de la noche se distanció de Ć©l sin despedirse.

   Los miembros del equipo se fueron disminuyendo en el bar pues la noche aguó la fiesta con una torrencial lluvia e Israel extenuado por el alboroto del dĆ­a decidió poner fin a la celebración e irse a casa de su padre a descansar.

   Pagó su consumo y con afectuoso despedir puso fin al compartir.

   ā€”Vaya lluvia —comentó el guapo rubio cuando salĆ­a a la puerta del club, Āæquien lo iba a decir? De tarde hubo un fortĆ­simo sol y ahora una refrescante lluvia. Y lo peor de todo era que su camioneta estaba lejos en el estacionamiento. No habĆ­a otra solución, tenĆ­a que irse corriendo, lo mĆ”s probable es que asĆ­ se le quitara el efecto del alcohol con la ejercitación y el agua frĆ­a.

   Como un lince se fue corriendo en dirección al vehĆ­culo.

   ā€”Ā”HEY TÚ! —alguien lo llamó cuando llegaba a la camioneta.

   De la nada una persona apareció y le bloqueó el paso.

   ā€””¿Pero quĆ© mierda es esta?! —exclamó Israel estupefacto.

   Tres hombres se habĆ­an aparecido vestidos de negro y portando terribles mĆ”scaras que parecĆ­an ser sacadas de una pelĆ­cula de terror.

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   Israel metió la mano en el bolsillo del pantalón y estuvo a punto de huĆ­r a la camioneta cuando recibió una muy dura patada en los testĆ­culos por un pie calzado de una pesada bota. Lo hizo gritar terriblemente de dolor. 

   Israel se dobló y se abrazó la entrepierna, gimiendo de dolor.

   ā€”Lo tengo —dijo uno de los enmascarado con voz tensa acercĆ”ndose a Ć©l y conduciendolo sin mayor esfuerzo a la parte trasera de la camioneta.

   Los otros dos se rieron y lo siguieron, allĆ­ nadie los veĆ­a.

   La lluvia seguĆ­a a cĆ”ntaros y los truenos iluminaban al negro cielo.

   La respiración agitada de Israel fue bruscamente interrumpida, cuando el pie de un enmascarado aplastó sus pesadas gónadas, provocando un gemido gutural de sus carnosos labios.  Ɖl los miró, haciendo una mueca de dolor.

   Una vez mĆ”s, una robusta bota chocó en la entrepierna de Israel, golpeĆ”ndole los dos testĆ­culos y haciendo que gimiera de dolor y se doblara.

   El atacante se rió.

   ā€”Danos todo lo que tienes y no saldrĆ”s lastimado.

   Al sonido de un trueno Israel pudo erguirse y sacó del pantalón su celular.

   Era bastante obvio que era un robo bajo la lluvia y que esos maleantes estaba dispuestos a todo.

   Israel les entregó su  celular.

   ā€”ĀæEsa camisa es original, eh? EntrĆ©gala.

   Israel afirmó temeroso, Āæpor quĆ© no salĆ­a alguien del bar y lo ayudaba? Se desabotonó la camisa y la entregó. Quedó al aire con el torso expuesto para la lluvia.

   ā€”Queremos la llave de la camioneta.

   ā€”ĀæEh? ĀæQuĆ©? Ā”NO!

   Una nueva patada resonó los huevos de Israel con fuerza. El empeine colisionó con los dos tiernos cojones y los clavó en su cuerpo, aplastĆ”ndolos como tortillas.

   Israel dejó escapar un gemido y se dobló.
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   Un temible enmascarado se inclinó hacia adelante y puso sus manos sobre el cuello de Israel y empezó a apretar. Por instinto el hombre buscó defensa y tambiĆ©n apretó el cuello del maleante, dejando que sus huevos quedaran vulnerables entre sus muslos.
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   Desde atrĆ”s aprovecharon la oportunidad y patearon la entrepierna de Israel, haciĆ©ndolo jadear de sorpresa y dolor. Sus rodillas se encontraron y sus ojos se llenaron de lĆ”grimas.

   Sin embargo su cuello siguió siendo apretado cortandole la respiración.

   Otra patada mĆ”s embistió sus grande bolas contra su cuerpo.

   Israel gruñó de dolor lo soltaron y permitieron que se doblara acariciando sus bolas maltratadas y gimiendo como un pobre animal.

   Sin oponerse dejó que le arrebataran la llave del vehĆ­culo.

   ā€”Ya tienen todo —dijo Israel lentamente—, vĆ”yanse y dejenme en…

   Fue interrumpido por una feroz patada en la ingle que aplanó sus bolas entre su pelvis y el empeine del enmascarado.

   Los ojos de Israel se agrandaron y su boca se abrió en una pequeƱa y sexy 'O' por medio de sus labios. Un gemido largo y casi inaudible escapó de su boca.

   Un encapuchado llevó su pierna hacia atrĆ”s y pateó los huevos de Israel tan fuerte como pudo. Un chasquido sordo y carnoso resonó por la habitación cuando el trasero de Israel se levantó con el impacto.

   Los ojos del nadador se desenfocaron y escapó un chillido de niƱa.

   ā€”Ā”La billetera! —le ordenaron.

   Israel tosió. Sus manos se aferraban a sus bolas doloridas. Lentamente llevó una a su parte trasera dejando ver su billetera.

   ā€”Tus bolas son demasiado dĆ©biles, Āæeh? LĆ”stima —se rió un ladronzuelo quitĆ”ndole la cartera.

   Israel lo miró, hacĆ­a frĆ­o y la lluvia calaba sus huesos mientras su cuerpo no tenĆ­a fuerza.

   ā€”ĀæTe duelen las bolas, eh, basura?

   ā€”De… dejenme por favor… ya… ya tienen todo.

   ā€”No falta algo.

   ā€”Llevense la camioneta.

   ā€”No, no es eso… es destruirte.

   El pie del enmascarado chocó con las grandes y jugosas bolas de Israel, golpeĆ”ndolas contra su cuerpo y aplastĆ”ndolas. La cara de Israel quedó en blanco. Sus ojos se abrieron lentamente antes de cruzarse como una mueca cómica, su boca formó una 'O' y dejó escapar un largo y suave gemido.

   ā€”Mis bolas… dĆ©jenme… dejenme.

   ā€”ĀæTe duelen? Jajaja.

   El ladrón echó su pierna hacia atrĆ”s y pateó las bolas de Israel con fuerza.

   ā€”Ā”AAAAAHHHHHGGGG, CARAJO!

   Los ojos de Israel se hincharon y dejó escapar una tos seca. Se dobló queriĆ©ndose soltar de sus captores para sobarse las huevas abusadas.

   ā€”ĀæTe soltamos, perrita?

   ā€”SĆ­ —apenas rogó Israel con el rostro doblado de sufrĆ­r.

   ā€”No lo harĆ© hasta que alguna de esa pelotas se rompan.

   ā€”No, vĆ”yanse…

   El ladrón negó con la cabeza enfĆ”ticamente.

   ā€”No —alegó con soberbia.

   Israel gimió.

   Sin tiempo a tregua el ladronzuelo levantó la punta de la bota entre las piernas de Israel, clavando sus bolas contra su cuerpo y provocando un gemido largo y agudo.

   ā€”Ā”Aaaaahhhhhhhh! Ā”YA!

   Israel parecĆ­a que no podĆ­a mantenerse en pie. Temblaba y gemĆ­a del nefasto dolor.

   ā€”ĀæApuesto a que esas pelotas tambiĆ©n estĆ”n llenas de leche? DeberĆ­amos robartela.

   Tanto Ć©l como los otros dos enmascarados se rieron.

   Israel gimió.

   La lluvia seguĆ­a azotando.

   Como intento de suplica Israel negó desesperado con la cabeza, gimiendo y gimiendo.

   ā€”No hay nada, no tengo nada —susurró con voz ronca.

   Otra patada demoledora en los huevos le sacó un agudo y agónico chillido a Israel, pasando una corriente de dolor de sus bolas a su cerebro y del cerebro al estómago explotando a ambos lados de su cadera. Las piernas de Israel temblaban y Ć©l se tambaleó hacia un lado, apenas siendo sostenido por los otros maleantes.

   El ladrón dio una carcajada al mirar a Israel, cuyo rostro estaba retorcido de agonĆ­a.

   ā€”ĀæTe duelen esas pesadas bolas? Que con tanto afĆ”n dejabas que se te marcaran en el campo de bĆ©isbol.

   ā€”DĆ©jame por favor…

   Israel dejó escapar un gemido. Su magullado e hinchado escroto le colgaba vulnerable entre las piernas.

   El encapuchado dio un paso atrĆ”s y envió su pie volando entre los muslos de Israel. Un sólido golpe resonó ante la lluvia.

   ā€”Ā”AAARRRRGGGGGG, MALDITO!

   Israel gritó, era como si un yunque golpeara sus cojones, su rostro se volvió blanco, sus ojos se cruzaron. Se hubiera ido al piso de no ser por los dos hombres que lo sostenĆ­an.

   El ladrón se rió y dijo:

   ā€”Espero que ya tengas hijos porque a partir de hoy ya no vas a tener.

   Una nueva patada en las bolas hizo despegar los pies del suelo y su grito letal se calló con la lluvia.

   ā€”Dejenlo.

   Israel cayó al piso adoptando la posición fetal, miró al enmascarado con miedo en los ojos.

   El sonido de una cremallera llegó a oidos de Israel, de un momento a otro el ladronzuelo exponĆ­a su pene y se estaba masturbando en dirección a Ć©l.

   ā€”AcompaƱenme.

   Ya no era una sino tres pollas sobre Israel.

   Israel gimió.

   Sin decir una palabra, un enmascarado se inclinó y abrió el pantalón de Israel y tomó su polla dura dentro de su boca.

   Israel cerró los ojos.

   Los otros dos ladronzuelos se quedaron jadeando entre su masturbación y la lluvia.

   Suavemente, casi amorosamente, le chuparon el pene a Israel, la boca del desconocido que solo dejaba ver su piel trigueƱa se balanceaba de arriba a abajo.

   Israel suspiró y su cuerpo se relajó. Gemidos de placer comenzaron a interponerse entre ellos.

   El jefe de los asaltantes acceleró los movimientos de su mano.

   Los gemidos de Israel se hicieron cada vez mĆ”s fuertes hasta que su cuerpo se tensó e inundó la boca del ladrón con una enorme pasta de semen cremoso fabricada por sus testĆ­culos traumatizados.

   El esmascarado se tragó la leche de Israel con ansiedad, sorbiendo ruidosamente mientras la crema salada le bajaba por la garganta y le llenaba el estómago.

   Israel abrió los ojos y miró al enmascarado. Sin darse cuenta que un pegote de semen de su asaltante le caĆ­a al pecho y a un pómulo, quizĆ”s no se dio cuenta por la rĆ”faga de lluvia.

   Lo que llamó su atención fue el doloroso aplastón de testĆ­culos que le dió su chupador asaltante arrancĆ”ndole un grito sorprendido.

   Israel se sacudió en el suelo, y antes de que tuviera la oportunidad de enroscarse en forma fetal lo agarraron de los pies, abrieron sus piernas y pisotearon con fuerza sus bolas.
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   Una y otra vez le pisaron las bolas aplastando sin piedad las huevas contra el mojado piso.

   ā€”AAAAAAAHHHHH, NO, SUƉLTAME.

   Israel estaba gritando y su polla comenzó a crisparse violentamente antes de que una enorme y espesa explosión de cremoso semen saliera de su pene y volara por el aire, aterrizando en el suelo y fluyendo espesamente con el agua.

   ā€”DETENTE, Ā”MIS BOLAS!

   Israel gimió en agonĆ­a, con los ojos cerrados y la boca abierta, mientras sus pobres y regordetes cojones liberaban todo su acumulado y viscoso esperma.

   ā€”Ā”OH! Ā”AAAAARRRRRRGGGGGGG!

   DespuĆ©s de lo que pareció una eternidad, el orgasmo de Israel terminó, y el asaltante aterrizó un Ćŗltimo y brutal pisotón en sus testĆ­culos, girando su talón para asegurarse de que cada gota de esperma fuera eliminada de las gónadas.

   ā€”Ā”AY!

   Un impulso final de leche chorreó fuera de la polla de Israel antes de que le soltaran los pies y le permitieran acurrucarse en el suelo, amasando sus bolas.
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   El tercer y Ćŗltimo asaltante que faltaba por eyacular roció como una manguera baƱando con su semen a Israel riĆ©ndose porque recibĆ­a su parte justa de semen.

   ā€”Escuchen…

   A lo lejos se oĆ­a la sirena de la policĆ­a entonces los ladrones emprendieron la huĆ­da en medio de chapoteos. Israel apretó los dientes soportando el humillante y nada grato dolor, una vez mĆ”s no asistirĆ­a a una competencia por sus bolas.

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