CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL
-SEXO HOMOSEXUAL
«No se puede ser tan perfecto en la vida» pensaba con envidia Adam mientras miraba a Israel.
Israel estaba al centro de un campo de beisbol, en el club se estaba desarrollando ese juego e invitaron al rubio para que ayudara al equipo y hasta el momento todo iba viento en popa.
Ā«Buen nadador, alto competidor, con Ć©xito entre las mujeres, y huevos grandesā¦Ā» pensaba Adam entrecerrando los ojos mientras el atractivo rubio se preparaba para batear. Ā«Esos son dos buenos huevos grandes colgando entre sus piernas, Āæcómo se comportarĆa si no los tuviera?Ā».
El cuerpo en forma de Israel entallaba muy bien el naranja uniforme de beisbol el pantalón blanco sostenĆa su polla y hasta cierto momento retenĆa un marcado bulto y cuando estaba sentado dejaba al descubierto sus testĆculos luciĆ©ndolos hasta mĆ”s grandes. El hermoso rubio sonreĆa esperando el lanzamiento de la pelota, se estaba divirtiendo de solo jugar.
«OjalÔ le pegue en las bolas y lo deje incapacitado» pensaba y deseaba Adam.
Con un hombre en primera base y otro en tercera Israel logró para su suerte en la vida un home run, la pelota voló por los aires y aterrizó en exclusiva en la parte trasera del estadio, mientras Israel corrĆa cruzando el campo con una sonrisa orgullosa Adam pateaba el suelo maldiciendo.
«¿Por qué tiene tanta suerte el desgraciado?».
Israel regresaba con los otros miembros del equipo que lo recibieron entre abalanzas, palmadas, abrazos y las populares nalgadas. Finalmente corrió hasta la banca feliz y se lanzó contra ella bromeando y extendiendo las piernas, marcando groseramente las bolas en el pantalon.
«”Idiota! Sólo lo hace para mostrar sus huevas carnosas, lo sé». Era el monólogo de Adam. Seguidamente pegó con la rodilla la pierna del compaƱero que tenĆa al lado y le preguntó:
āĀæHas memorizado su cara? āel otro hombre hizo un gesto afirmativo de cabezaā. Quiero que le des la paliza de su vida, que no pueda venir al club por semanas. Por un mes si es necesario mientras dura la competencia de natación.
āEstĆ” bien.
āConcentrate principalmente en sus genitales, en sus estĆŗpidas bolas, son tan frĆ”giles que lo dejarĆ”s divertidamente rendido, que no pueda caminar, que no venga, que no pueda nadar.
Adam dio una sonrisa de satisfacción.
Cuando el juego terminó el equipo donde estaba Israel decidió ir a celebrar la victoria y enseguida se trasladaron a un bar donde con bebidas alcohólicas en manos comentaban los pormenores del enfrentamiento entre equipos.
La música y el buen ambiente reinó en el lugar e Israel tampoco perdió el tiempo en enamorar y cortejar a una hermosa chica que estaba en el bar que solo lo utilizó para que le regalase unas cuantas bebidas al final de la noche se distanció de él sin despedirse.
Los miembros del equipo se fueron disminuyendo en el bar pues la noche aguó la fiesta con una torrencial lluvia e Israel extenuado por el alboroto del dĆa decidió poner fin a la celebración e irse a casa de su padre a descansar.
Pagó su consumo y con afectuoso despedir puso fin al compartir.
āVaya lluvia ācomentó el guapo rubio cuando salĆa a la puerta del club, Āæquien lo iba a decir? De tarde hubo un fortĆsimo sol y ahora una refrescante lluvia. Y lo peor de todo era que su camioneta estaba lejos en el estacionamiento. No habĆa otra solución, tenĆa que irse corriendo, lo mĆ”s probable es que asĆ se le quitara el efecto del alcohol con la ejercitación y el agua frĆa.
Como un lince se fue corriendo en dirección al vehĆculo.
āĀ”HEY TĆ! āalguien lo llamó cuando llegaba a la camioneta.
De la nada una persona apareció y le bloqueó el paso.
ā”¿Pero quĆ© mierda es esta?! āexclamó Israel estupefacto.
Tres hombres se habĆan aparecido vestidos de negro y portando terribles mĆ”scaras que parecĆan ser sacadas de una pelĆcula de terror.
Israel metió la mano en el bolsillo del pantalón y estuvo a punto de huĆr a la camioneta cuando recibió una muy dura patada en los testĆculos por un pie calzado de una pesada bota. Lo hizo gritar terriblemente de dolor.
Israel se dobló y se abrazó la entrepierna, gimiendo de dolor.
āLo tengo ādijo uno de los enmascarado con voz tensa acercĆ”ndose a Ć©l y conduciendolo sin mayor esfuerzo a la parte trasera de la camioneta.
Los otros dos se rieron y lo siguieron, allĆ nadie los veĆa.
La lluvia seguĆa a cĆ”ntaros y los truenos iluminaban al negro cielo.
La respiración agitada de Israel fue bruscamente interrumpida, cuando el pie de un enmascarado aplastó sus pesadas gónadas, provocando un gemido gutural de sus carnosos labios. Ćl los miró, haciendo una mueca de dolor.
Una vez mĆ”s, una robusta bota chocó en la entrepierna de Israel, golpeĆ”ndole los dos testĆculos y haciendo que gimiera de dolor y se doblara.
El atacante se rió.
āDanos todo lo que tienes y no saldrĆ”s lastimado.
Al sonido de un trueno Israel pudo erguirse y sacó del pantalón su celular.
Era bastante obvio que era un robo bajo la lluvia y que esos maleantes estaba dispuestos a todo.
Israel les entregó su celular.
āĀæEsa camisa es original, eh? EntrĆ©gala.
Israel afirmó temeroso, Āæpor quĆ© no salĆa alguien del bar y lo ayudaba? Se desabotonó la camisa y la entregó. Quedó al aire con el torso expuesto para la lluvia.
āQueremos la llave de la camioneta.
āĀæEh? ĀæQuĆ©? Ā”NO!
Una nueva patada resonó los huevos de Israel con fuerza. El empeine colisionó con los dos tiernos cojones y los clavó en su cuerpo, aplastÔndolos como tortillas.
Israel dejó escapar un gemido y se dobló.
Un temible enmascarado se inclinó hacia adelante y puso sus manos sobre el cuello de Israel y empezó a apretar. Por instinto el hombre buscó defensa y también apretó el cuello del maleante, dejando que sus huevos quedaran vulnerables entre sus muslos.
Desde atrƔs aprovecharon la oportunidad y patearon la entrepierna de Israel, haciƩndolo jadear de sorpresa y dolor. Sus rodillas se encontraron y sus ojos se llenaron de lƔgrimas.
Sin embargo su cuello siguió siendo apretado cortandole la respiración.
Otra patada mÔs embistió sus grande bolas contra su cuerpo.
Israel gruñó de dolor lo soltaron y permitieron que se doblara acariciando sus bolas maltratadas y gimiendo como un pobre animal.
Sin oponerse dejó que le arrebataran la llave del vehĆculo.
āYa tienen todo ādijo Israel lentamenteā, vĆ”yanse y dejenme enā¦
Fue interrumpido por una feroz patada en la ingle que aplanó sus bolas entre su pelvis y el empeine del enmascarado.
Los ojos de Israel se agrandaron y su boca se abrió en una pequeña y sexy 'O' por medio de sus labios. Un gemido largo y casi inaudible escapó de su boca.
Un encapuchado llevó su pierna hacia atrÔs y pateó los huevos de Israel tan fuerte como pudo. Un chasquido sordo y carnoso resonó por la habitación cuando el trasero de Israel se levantó con el impacto.
Los ojos del nadador se desenfocaron y escapó un chillido de niña.
āĀ”La billetera! āle ordenaron.
Israel tosió. Sus manos se aferraban a sus bolas doloridas. Lentamente llevó una a su parte trasera dejando ver su billetera.
āTus bolas son demasiado dĆ©biles, Āæeh? LĆ”stima āse rió un ladronzuelo quitĆ”ndole la cartera.
Israel lo miró, hacĆa frĆo y la lluvia calaba sus huesos mientras su cuerpo no tenĆa fuerza.
āĀæTe duelen las bolas, eh, basura?
āDe⦠dejenme por favor⦠ya⦠ya tienen todo.
āNo falta algo.
āLlevense la camioneta.
āNo, no es eso⦠es destruirte.
El pie del enmascarado chocó con las grandes y jugosas bolas de Israel, golpeÔndolas contra su cuerpo y aplastÔndolas. La cara de Israel quedó en blanco. Sus ojos se abrieron lentamente antes de cruzarse como una mueca cómica, su boca formó una 'O' y dejó escapar un largo y suave gemido.
āMis bolas⦠dĆ©jenme⦠dejenme.
āĀæTe duelen? Jajaja.
El ladrón echó su pierna hacia atrÔs y pateó las bolas de Israel con fuerza.
āĀ”AAAAAHHHHHGGGG, CARAJO!
Los ojos de Israel se hincharon y dejó escapar una tos seca. Se dobló queriéndose soltar de sus captores para sobarse las huevas abusadas.
āĀæTe soltamos, perrita?
āSĆ āapenas rogó Israel con el rostro doblado de sufrĆr.
āNo lo harĆ© hasta que alguna de esa pelotas se rompan.
āNo, vĆ”yanseā¦
El ladrón negó con la cabeza enfÔticamente.
āNo āalegó con soberbia.
Israel gimió.
Sin tiempo a tregua el ladronzuelo levantó la punta de la bota entre las piernas de Israel, clavando sus bolas contra su cuerpo y provocando un gemido largo y agudo.
āĀ”Aaaaahhhhhhhh! Ā”YA!
Israel parecĆa que no podĆa mantenerse en pie. Temblaba y gemĆa del nefasto dolor.
āĀæApuesto a que esas pelotas tambiĆ©n estĆ”n llenas de leche? DeberĆamos robartela.
Tanto Ʃl como los otros dos enmascarados se rieron.
Israel gimió.
La lluvia seguĆa azotando.
Como intento de suplica Israel negó desesperado con la cabeza, gimiendo y gimiendo.
āNo hay nada, no tengo nada āsusurró con voz ronca.
Otra patada demoledora en los huevos le sacó un agudo y agónico chillido a Israel, pasando una corriente de dolor de sus bolas a su cerebro y del cerebro al estómago explotando a ambos lados de su cadera. Las piernas de Israel temblaban y él se tambaleó hacia un lado, apenas siendo sostenido por los otros maleantes.
El ladrón dio una carcajada al mirar a Israel, cuyo rostro estaba retorcido de agonĆa.
āĀæTe duelen esas pesadas bolas? Que con tanto afĆ”n dejabas que se te marcaran en el campo de bĆ©isbol.
āDĆ©jame por favorā¦
Israel dejó escapar un gemido. Su magullado e hinchado escroto le colgaba vulnerable entre las piernas.
El encapuchado dio un paso atrÔs y envió su pie volando entre los muslos de Israel. Un sólido golpe resonó ante la lluvia.
āĀ”AAARRRRGGGGGG, MALDITO!
Israel gritó, era como si un yunque golpeara sus cojones, su rostro se volvió blanco, sus ojos se cruzaron. Se hubiera ido al piso de no ser por los dos hombres que lo sostenĆan.
El ladrón se rió y dijo:
āEspero que ya tengas hijos porque a partir de hoy ya no vas a tener.
Una nueva patada en las bolas hizo despegar los pies del suelo y su grito letal se calló con la lluvia.
āDejenlo.
Israel cayó al piso adoptando la posición fetal, miró al enmascarado con miedo en los ojos.
El sonido de una cremallera llegó a oidos de Israel, de un momento a otro el ladronzuelo exponĆa su pene y se estaba masturbando en dirección a Ć©l.
āAcompaƱenme.
Ya no era una sino tres pollas sobre Israel.
Israel gimió.
Sin decir una palabra, un enmascarado se inclinó y abrió el pantalón de Israel y tomó su polla dura dentro de su boca.
Israel cerró los ojos.
Los otros dos ladronzuelos se quedaron jadeando entre su masturbación y la lluvia.
Suavemente, casi amorosamente, le chuparon el pene a Israel, la boca del desconocido que solo dejaba ver su piel trigueƱa se balanceaba de arriba a abajo.
Israel suspiró y su cuerpo se relajó. Gemidos de placer comenzaron a interponerse entre ellos.
El jefe de los asaltantes acceleró los movimientos de su mano.
Los gemidos de Israel se hicieron cada vez mĆ”s fuertes hasta que su cuerpo se tensó e inundó la boca del ladrón con una enorme pasta de semen cremoso fabricada por sus testĆculos traumatizados.
El esmascarado se tragó la leche de Israel con ansiedad, sorbiendo ruidosamente mientras la crema salada le bajaba por la garganta y le llenaba el estómago.
Israel abrió los ojos y miró al enmascarado. Sin darse cuenta que un pegote de semen de su asaltante le caĆa al pecho y a un pómulo, quizĆ”s no se dio cuenta por la rĆ”faga de lluvia.
Lo que llamó su atención fue el doloroso aplastón de testĆculos que le dió su chupador asaltante arrancĆ”ndole un grito sorprendido.
Israel se sacudió en el suelo, y antes de que tuviera la oportunidad de enroscarse en forma fetal lo agarraron de los pies, abrieron sus piernas y pisotearon con fuerza sus bolas.
Una y otra vez le pisaron las bolas aplastando sin piedad las huevas contra el mojado piso.
āAAAAAAAHHHHH, NO, SUĆLTAME.
Israel estaba gritando y su polla comenzó a crisparse violentamente antes de que una enorme y espesa explosión de cremoso semen saliera de su pene y volara por el aire, aterrizando en el suelo y fluyendo espesamente con el agua.
āDETENTE, Ā”MIS BOLAS!
Israel gimió en agonĆa, con los ojos cerrados y la boca abierta, mientras sus pobres y regordetes cojones liberaban todo su acumulado y viscoso esperma.
āĀ”OH! Ā”AAAAARRRRRRGGGGGGG!
DespuĆ©s de lo que pareció una eternidad, el orgasmo de Israel terminó, y el asaltante aterrizó un Ćŗltimo y brutal pisotón en sus testĆculos, girando su talón para asegurarse de que cada gota de esperma fuera eliminada de las gónadas.
āĀ”AY!
Un impulso final de leche chorreó fuera de la polla de Israel antes de que le soltaran los pies y le permitieran acurrucarse en el suelo, amasando sus bolas.
El tercer y Ćŗltimo asaltante que faltaba por eyacular roció como una manguera baƱando con su semen a Israel riĆ©ndose porque recibĆa su parte justa de semen.
āEscuchenā¦
A lo lejos se oĆa la sirena de la policĆa entonces los ladrones emprendieron la huĆda en medio de chapoteos. Israel apretó los dientes soportando el humillante y nada grato dolor, una vez mĆ”s no asistirĆa a una competencia por sus bolas.
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