Los muchachos de Ricardo (3/3): la agresion de los muchachos - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

2 may 2018

Los muchachos de Ricardo (3/3): la agresion de los muchachos

ESCRITA POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M y SEXO HETEROSEXUAL.

En la segunda parte, mientras Carolina se preparaba para su cita con Ricardo a las 10 de la noche, nos narraba como fue su primer y Ćŗnico encuentro sexual con el novio de su amiga ƍngrid…AdemĆ”s supimos como en una ocasión, tras Ricardo golpearse severamente los testĆ­culos en su bicicleta, Carolina le lamió el pene y las adoloridas bolas en la enfermerĆ­a de la escuela.
Cuando finalmente se acercaba al apartamento de Ricardo, fue interceptada por Ingrid quien sabida de todo entre ellos, la agredió inicialmente con gas pimienta, para finalmente patear la entrepierna de la joven.
La ofendida e iracunda que incluso sacó un arma y amenazo a Carolina, se marchó tirĆ”ndole las llaves del apartamento de su Ex, al que segĆŗn le contó, previamente le habĆ­a visto y lastimado en sus “muchachos”.
Carolina queda desesperada por el estado de Ricardo, pues ella le ama y se habĆ­a decidido a decĆ­rselo la noche de hoy.

Eran las 10:30 cuando Carolina, a pesar del dolor en su vulva, (mƔs intenso al caminar), ingresaba al apartamento.
“Ricardo!!”. Me alarmĆ© al verlo tirado en el suelo, lo habĆ­a matado ƍngrid?, le dio un tiro?.

TenĆ­a las manos en la boca de la impresión, Ć©l no se movĆ­a…Ricardo habĆ­a muerto!…De pronto me fijĆ© en su rostro…estaba respirando normal…de hecho parecĆ­a dormido.
Me agachĆ© con dolor por el golpe que traĆ­a encima, y toque el rostro de Ricardo…Estaba vivo!, tratĆ© de despertarlo, pero no reaccionaba…se encontraba inconsciente.
Carolina desconocĆ­a que hacĆ­a 45 minutos, Ingrid le habĆ­a dejado inconsciente, de alguna forma.
Ahora solo habĆ­a que esperar a que despertara…si no lo hacĆ­a tras un buen rato, tenĆ­a que llevarlo al hospital; Fue entonces cuando me dedique a detallar su cuerpo.
TenĆ­a una buena vestimenta, pero se hallaba desnudo de la cintura hacia abajo, sus piernas estaban separadas, me acerque y vi con mĆ”s detalle a sus expuestos “muchachos”, tuve que expresar un: “Oh Dios!”. Estaban muy inflamados, el escroto tenso, brillante por el aumento de tamaƱo estos, y acercĆ”ndome podĆ­a ver partes enrojecidas y otras amoratadas…Era obvio que Ingrid se los habĆ­a golpeado…

..Se los toque con suavidad…estaban muy calientes por la inflamación; RecordĆ© aquella vez en la enfermerĆ­a…estaban ahora incluso mĆ”s hinchados de como los recordaba.
“Ingrid que hiciste….seguro te ensaƱaste sólo contra sus muchachos”.
RegresĆ© al rostro de Ricardo, y le acariciĆ© la frente: “Pobrecito, como debiste sufrir…seguro te los pateo… y mĆ”s de una vez“.
Tras varias caricias en la frente, Ricardo dio seƱas de reacción….pronto abrió los ojos, encontrando mi cara preocupada.
Iba a decir mi nombre, cuando sintió el fuerte dolor de sus “muchachos”.
“AAYYYYY MIS BOLAS!!!!!!!”. Ricardo se encorvó y agarró su entrepierna.
Le abracĆ© tiernamente. “Calma, se te pasarĆ”…Yo te cuidarĆ©”.
Duró mĆ”s de un minuto apretando los dientes y sobĆ”ndose, no sabĆ­a que hacer…finalmente Ricardo soportó mejor el dolor y me pidió ayuda para moverse a un sillón.
Le ayudĆ© a levantar cuando Ricardo exclamó: “AAyy mis muchachos”, el dolor se hizo mĆ”s intenso cuando sus bolas colgaron al estar ahora en pie, sus piernas flaquearon y de no ser por el apoyo que le daba hubiera caĆ­do de nuevo al piso.
Ricardo tomo nuevo aliento y debió sostener sus pelotas con una mano, AsĆ­ pudo moverse. Pude ver lo grande de los muchachos, y como muy pesadamente los sostenĆ­a con la mano…era un suspensorio natural y necesario para evitarle dolor de mĆ”s.

Ya sentado en el mueble, Ricardo me pidió le trajera agua y algunas pastas para el dolor, Fui en su bĆŗsqueda, pero al verme caminar detalló como cojeaba y me inclinaba…aun me dolĆ­a mi Ć”rea intima.
“Que te pasa?”.
“Ingrid me atacó”.
“Maldición…que te hizo?”.
“Me echó pimienta en los ojos”.
“A mĆ­ me lo hizo tambiĆ©n…esa loca!...pero porque cojeas?”.
“Me pateó en mi parte Ć­ntima”.
“EstĆ” loca esa chica!”. DejĆ© la conversación ahĆ­ y retomĆ© el camino en busca de las medicinas.
Ya de vuelta cada uno tomo pastillas para el dolor; Ahora nos dedicamos simplemente a sobreponernos de nuestras dolencias, y sentados frente a frente, sólo nos veĆ­amos a los ojos...Finalmente interrumpĆ­: “CuĆ©ntame que te pasó…que te hizo Ingrid?”. Ricardo asintió. 

Ahora sabrĆ”n que ocurrió entre Ingrid y Ricardo: 

A las 9:15 Pm Ingrid llegó al apartamento de Ricardo, cuando este abrió casi se va de espaldas. Con excepción de los zapatos, se encontraba ya vestido para su cita con Carolina.
“Que haces aquĆ­ ƍngrid?”.
“Oh vaya forma de saludar”.
“Perdón es que no te esperaba…nunca creĆ­ verte en mi casa de nuevo”.
“Parece que ibas de salida…que elegante, adónde vas?”. Ella movĆ­a su dedo Ć­ndice en cĆ­rculos sobre el pecho de su Exnovio
Ricardo trato de mantener la calma…no sabĆ­a porque ƍngrid estaba en su casa, pero tenĆ­a que evitar un encuentro entre ella y Carolina, por fortuna aĆŗn faltaba bastante rato para la llegada de su cita de esta noche.
“Voy a tomar tragos con unos amigos”.
“No me invitas a pasar?”...Ante lo cual Ricardo la hizo seguir, y cerraba la puerta. 
Una vez dentro, ƍngrid se acercó a Ricardo, colocó sus manos contra su amplio pecho e intentó besarlo…El sorprendido joven la tomo de las muƱecas y la alejó un poco.
“Que te pasa ƍngrid?”. Ricardo estaba muy confundido, ¿que pretendĆ­a su Exnovia?
“Que acaso ya no te gusto”?.
“No sĆ© quĆ© tienes, pero es mejor que te vayas”. El joven la soltó, pero ella se apoyó contra su pecho, levantĆ”ndola cabeza y mirĆ”ndolo a fijamente a los ojos.
“Me echas?...”. Dijo con tono lastimero.
“Por favor vete”, en ese instante la mirada de ƍngrid cambió. 
“…No serĆ” que quieres que me vaya, porque esperas a Carolina?”.
“Pero…que dices?”. Ricardo se sintió descubierto.
“Que digo… pues la verdad!”. En ese momento ƍngrid frunció el ceƱo y con fuerza hundió la rodilla en la entrepierna de su Ex novio.

“Oohhhhhhhhh!!!”. Se quejó Ricardo cuando sintió como la rodilla de su Ex aplastaba sus pelotas.
“Te duelen tus muchachos?”. Ricardo retrocedió unos pasos y jadeo buscando llenar sus pulmones.
“Seguro te duelen mucho… mala suerte para ti que te los hayan golpeado tambiĆ©n esta tarde”.
Al escuchar eso, Ricardo supo que ƍngrid estaba enterada del golpe dado por AngĆ©lica su hasta hoy novia.
“Que te pasa!…Cof, Cof, Cof”. Tosió Ricardo quien ahora encorvado, cubrĆ­a su herida hombrĆ­a.
“No sabes cuĆ”nto quise pegarte en tus “muchachos”, maldito traidor!!”. Ingrid ahora era toda furia. Mientras caminaba alrededor del inmóvil chico, continuaba exponiendo sus sentires: 
“Conozco bien a Carolina, La llame antes y me salió con una excusa, se iban a ver esta noche para gozar verdad?...y sĆ© que a las 10 de seguro se citaron, a ella le gusta revolcarse despuĆ©s de esa hora…  Pero el tiempo que tengo es suficiente para confrontarte, y despuĆ©s esperarla para que me dĆ© explicaciones…Esa mosquita muerta me tendrĆ” que decir en la cara porque se dejó engatusar por ti!…Un deber como amigas es nunca traicionarnos…y violo esa regla…TambiĆ©n le hare pagar por burlarse!”.
“DĆ©jala en paz!”. 
“Ella es culpable!, no tanto como tĆŗ, pero no puede aceptar al Ex de su amiga…vaya amiga!, pues hasta aquĆ­ llegó nuestra amistad!”.
Ricardo de repente tomó fuerzas y se fue contra ƍngrid, tomĆ”ndola de los hombros y estrellĆ”ndola contra la pared
“SuĆ©ltame maldito!”.
“No hasta que te calmes y pienses en la locura que haces…Venir a pegarme en los muchachos…Oh, Oh!”. Ingrid le habĆ­a dado lanzado un nuevo rodillazo a las bolas de Ricardo, pero Ć©l habĆ­a colocado su pelvis de medio lado, recibiendo el golpe en su muslo….un nuevo ataque impacto ahora en su cadera.
“No me pegaras de nuevo en las bolas….me duelen mucho!... no te metas con Carolina dĆ©jala tranquila”.
“SuĆ©ltame, que me lastimas imbĆ©cil!”. Sus forcejeos eran inĆŗtiles ante la mayor fuerza del hombre.
“CĆ”lmate ya”.
ƍngrid metió una mano en su chaqueta y sacó algo…De pronto un rocĆ­o afectaba los ojos de Ricardo…era el spray de pimienta, que si bien no le entró mucho en los ojos, si le afecto un instante la visión, haciĆ©ndole soltar y alejarse, mientras se restregaba los ojos.

Solo un ojo fue algo afectado, pero la ceguera temporal de su rival, le dio suficiente tiempo de reclamarle: “A mĆ­ no me vas a someter con tu fuerza, para eso existen estas herramientas, asĆ­ me puedo defender de los hombres”.
Ingrid lanzo un puƱo a la nariz de Ricardo, haciendo que este se fuera hacia atrĆ”s, 
“AhĆ­ si no eres fuerte…ni tampoco aquĆ­!!!”. En ese instante la chica aprovechaba que su vĆ­ctima estaba totalmente desprotegido en su entrepierna, y con saƱa le agarró las bolas.

“UUuuuffffffffff!!”, Exclamó Ricardo, cuando le agarraron las pelotas sobre el pantalón.
“…Y mientras tengas este par de “muchachos”, yo te puedo someter cuando quiera!”. La enloquecida mujer le apretó los testĆ­culos.
“AAAAAuuu!!! DĆ©jame ƍngrid”, la Ex lo ignoraba y seguĆ­a hablando sin mĆ”s.
“Eres un maldito traidor, tĆŗ y esa falsa de Carolina que se deja endulzar el oĆ­do…Pero no la disculpo…eso igual es traición!, ella no es ninguna tonta, sabe que hacerte caso es traicionarme…nunca lo espere de ella!…como pudo aceptarte!!!”. Ingrid reforzó el apretón testicular, haciendo babear al muchacho, que sentĆ­a un frio en la boca del estómago.
“ConfiĆ©same desde cuando le estas echando los perros eh…confiĆ©salo!”.
“SuĆ©ltame las huevas…”, Suplico Ricardo al sentir como la mano de ƍngrid no bajaba la presión, parecĆ­a que querĆ­a destriparle las pelotas.
Desesperado llevó sus propias manos buscando que le soltase….se inició un duelo de fuerzas, el debilitado Ricardo intentando abrir la mano captora de ƍngrid, quien viĆ©ndose casi superada, llevo la mano libre a su espalda y del pantalón saco un revolver que ocultaba allĆ­.
“SuĆ©ltame la mano o te pego un tiro!”.

Ricardo se asustó de muerte ante el arma apuntando a su cara, de inmediato soltó la mano de ƍngrid, quien se regodeo y apretó mĆ”s fuerte las pelotas de su Ex, haciĆ©ndole ponerse de puntillas.
“Que muchachos tan malos tienes aquĆ­ Ricardo!”.
“Que haces con un arma…no me dispares”.
“Eso depende de que comiences a cantar…respóndeme, desde cuando estas tras Carolina!”.
Ricardo sabĆ­a que estaba en las manos de ƍngrid…no solo literalmente. No tenĆ­a de otra mĆ”s que responderle.
“…Yo…yo no la busque, te lo juro…hasta hoy ella apareció, cuando me vio en el parque… y me sobo las bolas”.
“Porque harĆ­a eso?”.
“Ella aĆŗn me aprecia”. Ingrid apretó un poco mĆ”s, haciendo chillar al joven, al inicio no le creĆ­a, pero sospechó algo tras esas palabras.
“A que te refieres?”. Nuevo chillido de Ricardo, quien ademĆ”s sintió el arma en su corazón.
“No me mates…te lo juro, ella y yo tuvimos algo antes…fue una sola vez, lo hicimos un vez…Aayyy por favor suĆ©ltame las huevas!”.
Ingrid empezaba a creerle, amenazado de muerte y agarrado de los “muchachos”, no se andarĆ­a con engaƱos, ahora es cuando ese chico serĆ­a sincero en su vida…y expuso lo que siempre sospechó.
“No lo puedo creer…fue aquella vez en mi cuarto?”. Ricardo no respondió…sabĆ­a que de hacerlo se enojarĆ­a mĆ”s.
“Contesta!!”. La chica le retorció un poco mĆ”s los cojones, haciĆ©ndolo perder la voz por un instante…cuando retomó aire, suplicó:  “Por favor suĆ©ltame Ingrid…suĆ©ltame y te digo, por favor!”.
Se veĆ­a que no aguantaba mĆ”s el dolor, ƍngrid decidió soltarle, y su Ex se derrumbó al piso quedando en posición fetal
“Contesta!”.
“Si…fue en esa ocasión…ella me beso… y dijo que le gustaba…y Carolina es muy bonita…y paso…”.
“Maldita!, lo sospechaba… asĆ­ que desde siempre te quiso para ella, y yo que creĆ­a que se dejaba manipular por ti… traidora…pero tengo que oĆ­rlo de su misma y traidora boca!”.
De Pronto Ingrid con el pie, tocó las manos que cubrían las pelotas de Ricardo.
“Quita las manos”…Ricardo se negó….sin duda le patearĆ­a los “muchachos”.
“QuĆ­talas o te meto un tiro en el pecho”. La iracunda joven apunto a la protegida ingle de Ricardo, y por un instante movió el cañón al pecho.

Resignado el muchacho dejó desprotegida su entrepierna. 
“Ahora bĆ”jate los pantalones, quiero ver a esos dos muchachos tuyos”.
“No me hagas nada en los muchachos”.
“Entonces prefieres un tiro en el corazón!”.
Ricardo se aterró, le dispararĆ­a en su parte viril…que podĆ­a hacer?, solo suplicar: “TĆŗ no eres asĆ­ ƍngrid, No me hagas un daƱo”.
“Me quieres probar canalla?, obedece o te mato!”.
A pesar del incapacitante dolor, Ricardo hizo un esfuerzo y se quitó pantalones e interiores, mostrando sus testículos, mÔs expuestos que nunca.
“Vaya, vaya…tus muchachos…oh que grandes estĆ”n ahora tus muchachos…DeberĆ­a dispararle a tus muchachos? ”.
“No por favor!”.
“No te vayas a cubrir o va directo al pecho!!”.
Ricardo sentĆ­a nauseas del fuerte dolor en los testĆ­culos…sus ojos estaban a punto de soltar lĆ”grimas, pero de pronto tuvo algo de orgullo, no le darĆ­a el gusto…ya no le suplicarĆ­a mĆ”s, si le iba a disparar que lo hiciera.
De repente ƍngrid le pateo las bolas. Desde un inicio su intención no era dispararle, pero querĆ­a hacerlo sufrir con una segura capada.

La punta de su zapato empujo los muchachos de Ricardo contra la base de su pene.
 “AAAAAAAAHHHHHHHH!!!”. Grito Ricardo cubriĆ©ndose por instinto y revolcĆ”ndose, ƍngrid le pateó la espalda una, dos y tres veces, exigiĆ©ndole retirara de nuevo las manos.
Solo tras un minuto de quejidos y sollozos por la tortura, Ricardo se quedó quieto y retiro las manos…Al menos no le iban a disparar…pero si le seguĆ­a golpeando tal vez ya no tendrĆ­a servibles a sus “muchachos”.
AĆŗn bajo amenaza de golpe bajo, Ricardo mantuvo las manos separadas de su ingle.
“Maldita basura!, a ti ya te di tu merecido…”, Ricardo pareció respirar aliviado ante lo escuchado.
“…Pero ahora falta la traidora mayor!... Me las pagarĆ”s Carolina!”.
“No…no le hagas nada a ella, desquĆ­tate conmigo”.
“Tu cĆ”llate gran huevón!!!”. Ingrid levanto bien alto el pie y dio un potente pisotón en las gónadas de Ricardo, Sus “muchachos” casi de aplanaron ante el brutal golpe de talón.

Ricardo gritó como nunca: “AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!”, pero su exclamación entonces se hizo ahogada y se le relajo el cuerpo…se habĆ­a desmayado!. ƍngrid se dio cuenta y canceló un segundo pisotón…no tenĆ­a sentido, ya no lo sentirĆ­a el miserable. 
Satisfecha, la joven se agacho ante los muchachos de Ricardo, y los palpo.
“Siguen ahĆ­…creĆ­ que te los habĆ­a roto, pero sigues teniendo tus “muchachos”…deberĆ­a…”.
Con la mirada sombrĆ­a, acercó el revólver, colocando el cañón en contacto con el enrojecido escroto. 
“DeberĆ­a dejarte sin muchachos…”.
Dio una mirada al rostro de Ricardo, y lo vio tan bello!, parecĆ­a en completa paz y tranquilidad, Por un instante recordó cuando le hacia el amor, y tras venirse, quedaba exhausto recostado junto a ella...pronto el sueƱo lo dominaba….Como adoraba verlo dormido a su lado…era el mismo rostro de inocencia pura.

Entonces retiro el cañón: “No!…no quiero terminar en la cĆ”rcel o en una detención juvenil…tampoco estoy tan loca”.
Se levantó y fue hacia la salida, en una mesa tomó las llaves del apartamento…IrĆ­a ahora por Carolina!.

Luego de narrar lo que padeció con Ingrid, Ricardo me pidió le contase mi experiencia de esta noche con su ex novia.
Fui detallista al exponer lo padecido en ese cercano callejón…la pimienta, las recriminaciones, el arma en mi costado y el regalito dejado por ƍngrid en mi entrepierna.
Ricardo hizo un gesto de dolor, cuando mĆ”s detalles escuchaba sobre el golpe bajo a mi persona… yo no tenĆ­a nada colgĆ”ndome allĆ­ abajo, pero un golpe allĆ­, a las mujeres tambiĆ©n nos era doloroso.
Tras mi narración, quedamos en silencio.
“Lo que te hizo fue su forma de asegurarse que no pudiĆ©ramos acostarnos esta noche”. Finalmente sentenciĆ©… Ricardo afirmó y se quedó pensativo.
“Al diablo!”. Ricardo se intentó levantar del sillón sorprendiĆ©ndome.
“Que haces?”.
“Te la voy a meter Carolina…me duela o no, pero te hare mĆ­a….Ingrid no se saldrĆ” con la suya”.
A pesar de las quejas, Ricardo logro pararse y avanzar hacia mĆ­, no daba crĆ©dito a lo que veĆ­a…”No!…estas muy lastimado”.
“No me importa…te deseo”. PodĆ­a ver cómo el desnudo pene del Ricardo comenzaba a erectarse.
Quise repetir mi desacuerdo con lo que sucedĆ­a, pero ya Ricardo me besaba…y caĆ­ en la pasión que sentĆ­a.
Era la misma situación que tuvimos en la enfermerĆ­a de la escuela, aquella vez que Ricardo se lastimo las bolas, y a pesar del dolor querĆ­a hacerme el amor…en tal momento le rechace…pero ahora no pasarĆ­a otra vea…deseaba ser suya.
Nos besamos por un prolongado rato, en donde la lengua de Ricardo casi invadĆ­a mi garganta.
Tras el beso, quedĆ© con la boca abierta….jadeando y solo pude decir: “Hazme el amor!”.
Sobre el piso de la sala me acostĆ©, esperando a mi erecto hombre, el dolor era intenso en las pelotas de Ricardo, quien hacia un esfuerzo para no quejarse…  VeĆ­a esto, pero no protestaba…Ricardo no se detendrĆ­a hasta metĆ©rmela…me alegraba tanto el imparable Ć­mpetu de ese hombre.

Apuntó su verga contra la entrada de mi ahora desnudo coƱo…con un esfuerzo mĆ”s y me penetró.

 “AAhhhh!!!”. Me quejĆ© al sentir una vez mĆ”s dolor en mi coƱo.
Impactado por mi muestra de dolor, Ricardo me la saco...pero eso trajo consecuencias para Ć©l, pues el movimiento brusco de retirada estremeció sus bolas, haciĆ©ndolo ahora gritar a Ć©l: “AAAAAAAHHHH!!!!”.
Ricardo cayó a un lado quedando en posición fetal, cubriendo sus bolas, se retorció por unos segundos, y finalmente logró colocarse de medio lado observĆ”ndome, pues me hallaba yo casi en una posición como la suya…no podĆ­a soltar mi entrepierna, como dolĆ­an mis partes.
“Estas bien Carolina?…perdona”.
“Yo soy la que deberĆ­a preguntarte si estĆ”s bien, tu estas peor que yo…tus muchachos!”.
“Perdóname Carolina, no querĆ­a lastimarte”.
Hice un esfuerzo y me acerque para besarlo…eso lo alegró, luego se movĆ­ un poco mejor y acerque la boca a su ahora debilitado pene, unos lindos besos en el glande, lo volvieron a fortalecer…

“Aun quieres?”.
Con gusto y suavidad le besĆ© los testĆ­culos. “Si Ricardo…no me importa si me duele…hĆ”zmelo!”. 
Un nuevo esfuerzo de Ricardo y estaba sobre mĆ­. Esta vez tomo impulso y se la metió con fuerza… la penetración fue rĆ”pida y avanzó hasta el pegue de los huevos.
“AAAAAHHHHHHHHHHHHHHH!!!”    “Aaaaaaaahhhhh!!!!!!”. Gritamos al unĆ­sono; Ricardo tomo algo de aire y comenzó a meter y sacar su pene. Mis quejidos se intercalaban con expresiones y Ć”nimos para que Ricardo siguiera cuanto quisiera. 
Escuchaba a Ricardo gruƱir cada vez que sus bolas chocaban contra mi perineo.
Era una intensa jornada de sexo y dolor, la cadera de Ricardo no paraba de moverse, y le abrĆ­a mĆ”s y mĆ”s las piernas, dĆ”ndole mayor campo de acción a mi querido hombre…su polla se hizo mĆ”s gorda y me llenaba toda…parecĆ­a que me lo hacĆ­a con furia, pero una furia pasional y dedicada.
“Me estas matando Ricardo….pero no pares nunca!!!”.
“Los muchachos me van a doler por semanas…pero nada evitara que me venga en ti”.
Repentinamente sentĆ­ un orgasmo…gemĆ­a con la boca toda abierta, y no podĆ­a evitar el babear en abundancia, Ɖl se dio cuenta de mi goce, pero no paro su embestida.
Ricardo besó mi cuello, algo que casi no percibí por el gran placer que sentía en todo el cuerpo.
“Estas coloradita, me gusta que disfrutes”.
Cada movimiento suyo me hacĆ­a brincar del gusto, Ć©l tambiĆ©n lo gozaba, lo oĆ­a gemir y exhalar de pasión…mi orgasmo se alivió un poco, y disfrute de sus labios, nos besĆ”bamos y mordĆ­a su labio inferior.

Un rato despuĆ©s sentĆ­ que su penetrada se hizo mĆ”s profunda, y rĆ”pida, se acercaba el gran momento de Ricardo, y sin poder contenerse mĆ”s, casi de dejó caer contra el fondo de mi coƱo…
El sorpresivo ataque a mi vagina me llevó de nuevo al Ć©xtasis…
…CorrespondĆ­ a su estimulo cerrando las piernas tras Ć©l, atrapĆ”ndolo para que no me la sacara jamĆ”s…SentĆ­ su larga y abundante corrida en mi interior, disfrute cada instante con el calor de su semen….fue un sexo maravilloso!.

Ɖl estaba rojo, y con la cara dolida…pero pletórico, habĆ­a sido una tortura para sus hinchados   “muchachos”, pero era lo que querĆ­a, y estaba satisfecho por ello.
“BĆ©same”.
Feliz Ricardo me beso en los labios, mientras su pene seguĆ­a parado en mi interior…aĆŗn faltaban gotas de semen por salirle…habĆ­a tiempo, nuestro beso se prolongó, hasta que ya todo su eyaculada reposó en mi vagina. 
Cuando separo los labios quedamos viĆ©ndonos a los ojos, por fin le expresarĆ­a mi decisión final sobre lo que sentĆ­a….y se lo dije: “Te amo!”.
Ricardo quedo impresionado al escucharlo y por un instante se mostró pensativo…En que pensaba?
El joven se dio cuenta que querĆ­a a Carolina, no era solo deseo sexual por ella, la amaba….era algo nuevo para el…nunca habĆ­a estado enamorado de una chica. Su gusto previo por ella , y la situación de extremo peligro vivido el dĆ­a de hoy por ambos, lo habĆ­an llevado a sentir algo mas allĆ” por ella, algo que de seguro estuvo en su interior y hoy brotaba…Estaba feliz de estar a su lado…y no la dejarĆ­a ir.
Ricardo por fin emitió palabra: “TambiĆ©n te amo Carolina… te amo como a ninguna”.
EstallĆ© de felicidad y las lĆ”grimas corrieron por mis mejillas…SabĆ­a que Ricardo lo decĆ­a sinceramente.
Nuevamente nos besamos, y me acostĆ© sobre su pecho. “Me quedarĆ© siempre contigo Ricardo”.

“No sabes lo feliz que me haces…te quiero Carolina”.
“Te quiero Ricardo…a ti, y a tus muchachos”.
AcariciĆ© con suavidad sus testĆ­culos, Ricardo ya no se quejaba para nada…ya no sentĆ­a dolor!... continuĆ© las caricias mientras retomĆ”bamos un largo beso…...pronto el pene de Ricardo estuvo listo para entrar de nuevo en acción….acción que seguirĆ­a hasta el amanecer.

Pero que pasarĆ­a entre nosotros e ƍngrid?, pues en la escuela nos verĆ­amos… Como seria ese reencuentro?
Por varios dĆ­as no asistimos a la escuela, mientras Ricardo se recuperaba por completo tuvimos repetidos encuentros sexuales, y a la vez decidimos que hacer con ƍngrid…Ricardo propuso solo ignorarla, evitarla lo mĆ”s posible, era nuestro Ćŗltimo aƱo escolar y una vez terminado, no la verĆ­amos mĆ”s en la vida.
Pero no estaba de acuerdo, lo que nos habĆ­a hecho ƍngrid era muy grave, sobre todo a los “muchachos” de Ricardo…y ella debĆ­a pagar las consecuencias, no devolviĆ©ndole la agresión, pero si habĆ­a que detenerla, pues de haber una próxima vez podĆ­a cometer una locura irreparable.
TenĆ­a la ventaja de conocer a la madre de ƍngrid, y confiaba en mĆ­, le expliquĆ© un plan a Ricardo y el aceptó…Sin conocerlo ƍngrid, cite a su madre en el apartamento de Ricardo y ambos le expusimos todo…desde la traición que le hice en su propia cama, hasta la terrible venganza que tuvo hacia nosotros.
La mujer se impactó demasiado, y si bien sabía que ambos la habíamos traicionado y engañado, lo que hizo su hija no era algo proporcional, y el usar el arma de su padre era algo ya fuera de los cabales normales.
Pronto ƍngrid fue retirada por su madre de la escuela e ingreso a tratamiento con una psiquiatra, la cual segĆŗn supe confirmo que la personalidad de mi Examiga era peligrosa y habĆ­a que corregirla lo mĆ”s pronto posible…tanto su madre como yo, tenemos buenas esperanzas en que con el adecuado tratamiento, ƍngrid vuelva a la cordura.
Por ultimo les dirĆ© que Ricardo y yo vivimos felices en la escuela, Luego de confesarle cómo Ingrid convenció a AngĆ©lica de golpearlo allĆ­ abajo, lo convencĆ­ de hablarle juntos a esa chica; Ricardo le pidió disculpas por buscarla solo para tomar su virginidad, y yo le expliquĆ© el engaƱo que ƍngrid le habĆ­a hecho solo para lastimar a Ricardo. La chica entendió bien las cosas, y hasta quedamos en buenos tĆ©rminos, nos deseó buena fortuna en nuestro noviazgo.
Ahora los dos no podemos estar alejados, y nos es imposible dejar de besarnos en casi todos lados...ya en la escuela hasta de burlan de nosotros por lo muy acaramelados que siempre nos vemos.

Estoy contenta con Ricardo y con sus “muchachos”, no hay dĆ­a en que no juegue con ellos; Ya decidimos que una vez terminada la escuela, estudiarĆ­amos en la misma universidad…tenemos muchos planes a futuro… un futuro grandioso para ambos.


Fin.

Gracias.
Comentarios a   zatniktiel@hotmail.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages