Una historia en urgencias - Las Bolas de Pablo

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11 may 2018

Una historia en urgencias

ORIGINAL DE: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING M/M.

11:15 Am.

   Camilo Hermoso ingresa a la urgencia de un pequeƱo centro de salud, es traĆ­do por dos hombres que son sus amigos, uno le ayuda a ingresar dĆ”ndole apoyo con uno de sus hombros.
   “Que le pasĆ³?”. Pregunta la enfermera encargada de urgencias… una mujer embarazada en su 8vo mes. 

   “Se partiĆ³ la cabeza”. Contesta uno de sus amigos. 

   La mujer revisa el Ć”rea donde se ha lesionado, puede ver en la regiĆ³n posterior de la cabeza una abertura lineal de varios centĆ­metros, no hay sangrado actual… el cabello circundante ha ayudado a detener el sangrado, encontrĆ”ndose todo untado y pegajoso de la sangre coagulada.

   Ante el pedido de los detalles de cĆ³mo se causĆ³ la herida, Camilo le explica que se tropezĆ³ y se fue de espaldas, esperĆ”ndolo el duro piso de un billar, lugar donde Ć©l y sus amigos departĆ­an.

   La embarazada le pide tome asiento y espere al doctor para tenderlo. Se inician los engorrosos trĆ”mites en nuestro sistema de salud tercermundista.

   Mientras tanto llaman al mĆ©dico de urgencias, el cual se encontraba en un consultorio cercano. El doctor de turno es Cesar EstupiƱan, un reciĆ©n graduado profesional de 25 aƱos, quien se hallaba charlando con una enfermera en la secciĆ³n de consulta externa, sin duda siendo ambos muy jĆ³venes, el mĆ©dico estĆ” intentando coquetearle.

   El galeno es informado del paciente en urgencias, pero como no es algo de gravedad, no tiene prisa… juguetea con el cabello de la enfermera que entusiasmada con su colega se deja toquetear… el medico se despide, tiene a la joven casi en el bolsillo, espera invitarla el fin de semana al cine, y a ver que mĆ”s resulta.

   EstupiƱan saluda al paciente quien le esperaba en la sala de suturas, el mĆ©dico es muy folclĆ³rico en sus ademanes y enseguida con una leve broma rompe el hielo con el paciente: 

   “Entonces mi amigo Camilo Hermoso, de la herida no quedaras tan hermoso Jajaja”, rio de forma estridente. Pero al verlo con mĆ”s detalle el medico pensĆ³:

   - Hermoso solo de apellido, porque estas bien feo mi amigo!.

   “Entonces te diste una acostadita en el suelo eh?… a la prĆ³xima cĆ³mprate una almohada con mĆ”s relleno”. BromeĆ³ de nuevo el doctor.

   Al inspeccionar la herida. El mĆ©dico dictamina que es mĆ”s grande de lo que creĆ­a.

   “Amigo que herida!, Vaya porrazo que te diste… como fue que te diste tan fuerte, cuĆ©ntame”.

   Camilo se mostraba algo inseguro, pero respondiĆ³: “Fue una caĆ­da, me fui de espaldas y me desmayĆ©”.

   “Pues tiene una herida de unos 10 cm, son 6 puntos de sutura… pero no mencionaste antes que te habĆ­as desmayado, eso puede agravar las cosas. Los golpes en la cabeza pueden traer consecuencias luego”.

   “Me desmayĆ© como unos 20 minutos… sĆ­ que fue fuerte”.

   El profesional antes de suturar, usa su linterna para revisar las pupilas del herido, una rĆ”pida forma de ver si hay algĆŗn daƱo cerebral, pareciendo todo en orden; Tranquiliza al paciente, luego del procedimiento le enviara medicamentos para el dolor y para evitar una infecciĆ³n, ademĆ”s ante cualquier dolor de cabeza o visiĆ³n borrosa debe regresar a ver al doctor, pero considera muy poco probable alguna complicaciĆ³n… sus recomendaciones solo son rutinarias.

   “Pero no entiendo cĆ³mo se causĆ³ tal herida, es que uno al caer mete al menos las manos, o lo codos si es de espadas, y eso acorta la distancia de la caĆ­da, pero para esa herida debiĆ³ caerse usted desde mĆ”s altura, o es que no estaba amarrado de manos, o es mocho usted sin saberlo”.

   Camilo se mostraba inseguro, y el medico sospecho alguna mentira.

   “No serĆ” que le metieron algĆŗn garrotazo y no me quiere decir”

   Camilo le re juraba que no ocultaba nada, el MĆ©dico comenzĆ³ a suturar.

15 minutos despuĆ©s…

   El paciente estaba ya suturado, y una enfermera le limpiaba el cabello ensangrentado, el medico esperarĆ­a a que luego este fuese al consultorio donde le recetarĆ­a medicamentos, en el camino Cesar escuchaba la conversaciĆ³n de dos enfermeras, una de ellas era la embarazada contando:

   “Le apretaron las bolas y se desmayĆ³... Apretarle las bolas, que es eso por Dios santo!”.

   “Y eso si les duele a los hombres”. Comentaba la otra enfermera.

   “A mi marido eso sĆ­ que lo hace sufrir, cuando se ha pegado ahĆ­, hasta le he visto las lĆ”grimas”. 

   “Pobre hombre, y porque le apretaron?”.

   “Disque en juego otro tipo se los apretĆ³, Dios!, que juego son esos!!”.

   La informaciĆ³n que comentaba la embarazada habĆ­a sido obtenida de su charla con uno de los amigos del lesionado, ahora enterado de estos asuntos el Doctor EstupiƱan debĆ­a hablar con Camilo Hermoso.

   Una vez en el consultorio el galeno le confronta:

   “Porque me miente, ahora sĆ© que usted se desmayĆ³, antes de la caĆ­da… y por eso no uso las manos o codos para evitar el golpe… le apretaron los testĆ­culos y perdiĆ³ el sentido”.

   ViĆ©ndose descubierto Camilo se dispuso a contar todo: “PerdĆ³n Doc, no le dije la verdad porque...”.

   “Porque, que?… dĆ­game”.

   “Doc, es que me da pena…me cogieron las bolas, y a mĆ­ eso me da pena decirlo”.

   “Y mĆ”s te puede la pena que saber si no tienes ningĆŗn daƱo en las bolas?”.

   “No me duele ya doctor”.

   “Eso no quiere decir que no tengas algo malo… dĆ©jeme examinarlo”.

   “Que pena Doctor, no no puedo”.

   “No sea usted tan pendejo, es por su bien, bueno sino quiere allĆ” usted, son su bolas, y si tiene algĆŗn daƱo despuĆ©s es tarde”.

   Camilo se asustĆ³ un poco “No, no diga eso Doc… Yo, yo estoy bien”.

   El mĆ©dico quiso asustarlo un poco mĆ”s. Era por su salud, y este paciente terco como una mula ya lo estaba sacado de casillas.

   “Mira a esa enfermera”, seƱalando a lo lejos a la enfermera embarazada.

   “No quieres ver a tu mujer asĆ­ un dĆ­a?… que no quieres tener herederos?”.

   Pero no funcionĆ³ la estrategia del doctor. “Doc… yo tengo 3 hijos, pero no estoy casado”.

   “Auch, bueno, fue un mal ejemplo… pero sin bolas no podrĆ”s coger bien… quieres vivir aburrido en las fiestas, y ver como tus amigos si lo gozan como debe ser… con bolas puedes divertirte bastante en las rumbas… con bolas puedes andar con chicas y seguir la fiesta en la casa o en un motel, tĆŗ me entiendes…”

   Camilo si se mostrĆ³ algo mĆ”s receptivo… no querĆ­a dejar de gozar en las fiestas ni de la compaƱƭa femenina en todo su esplendor.

   El hombre baja sus pantalones por fin. El doctor dio indicaciones para que el paciente con una mano sostuviera su pene y asĆ­ dejara el Ć”rea libre; EstupiƱan quedĆ³ viendo las bolas del paciente… los testĆ­culos de Camilo Hermoso eran de un tamaƱo mayor a lo ordinario, duplicaban las gĆ³nadas de la mayorĆ­a de los varones, incluso las del mismo galeno.

   Camilo descubriĆ³ la mirada intrigada del mĆ©dico y debiĆ³ aclĆ”rale algo: “Eh… Doc asĆ­ son las mĆ­as, no estĆ”n mĆ”s agrandadas, mis bolas son grandes”. 

   “Por un instante creĆ­ que estaban hinchĆ”ndose”.

   “No, asĆ­ son... y eso les gusta a las mujeres”.

   “Pues felicidades, pero vamos al grano”.

   El medico sopesĆ³ los testĆ­culos de Camilo, eran bastante pesados, algo normal por un mayor tamaƱo…
….luego se centrĆ³ en examinar cada uno por separado… Con los dedos Ć­ndice y medio, en forma de tijera pinzĆ³ el escroto en su centro, separando ambos testĆ­culos, con el resto de dedos palpaba cada esfera, eran movimientos suaves, pero incomodaban a Camilo… tenĆ­a el Ć”rea muy adolorida.

   “Auuu, auu, Doc cuidado, me duelen!”.

   “Resista un poco, ya estamos acabando”.

   Enseguida paso a la parte posterior de las bolas, palpando el epidĆ­dimo, una sensaciĆ³n de molestia hizo arrugar el rostro del paciente… Incluso llegĆ³ a tragar su saliva.

   “ResĆ­stalo, debo cerciorarme de todo”.

   Camilo hizo un esfuerzo, finalmente el medico dejo en paz su parte posterior, y con pulgar e Ć­ndice pellizco una hueva, comprobando la integridad de la gĆ³nada en general… luego pasĆ³ a la otra.
   “AAAauuu, Doc… con cuidado!!... me, me las dejaron muy delicadas”.

   Por fin terminĆ³ el examen, el Doctor EstupiƱan, retirĆ³ la mano y dio acceso a Camilo que disimuladamente se sobĆ³ las pelotas.

   “Pues felicidades, no hay daƱo y puedes seguir impresionando a las chicas con el tamaƱo de los tuyos”.

   Camilo se subĆ­a los calzoncillos dĆ”ndose al final una nueva sobada.

   “No me felicite, por tenerlos asĆ­ me desmaye”.

   “No diga eso, no tiene relaciĆ³n con el tamaƱo con el perder el conocimiento”.

   “Nunca sentĆ­ algo como eso”.

   “No creo que no le hayan pegado antes, todo nos hemos dado ahĆ­ abajo”.

   “Si me habĆ­a pegado, y varias veces, pero nunca me los apretaron antes… sentĆ­ horrible… sude todo la ropa en ese ratico”.

   “Me imagino”.

   “Doc, me dieron ganas de vomitar y despuĆ©s vi todo blanco, y no recuerdo mĆ”s… cuando me despertĆ©, los muchachos me traĆ­an en un taxi para acĆ”, ya no me dolĆ­an mucho las bolas, pero seguĆ­a algo mareado, pero apenas tome aire se me paso… lo que si me ardĆ­a era la cabeza, donde me partĆ­”.

   “Pero quien te los apretĆ³?, era uno de esos juegos tontos?”.

   “No Doc, fue un tipo que tenĆ­a un problema conmigo”.

   Entonces lo que contĆ³ su amigo a la enfermera era falso… no fue en un juego, ante la curiosidad de la embarazada, el amigo contĆ³ parte de la verdad, omitiendo la verdadera causa del apretĆ³n.

   Ante la expresiĆ³n de intriga del mĆ©dico Camilo decidiĆ³ contar todo.

   “Mire doctor, voy a serle sincero, yo me estaba comiendo a la esposa del tipo ese…pero no sabĆ­a que el tipo estaba enterado”.

   “Eso pasa en los lĆ­os de faldas”.

   “La vieja me gustĆ³, y le coqueteĆ©… y ella me hizo caso… a ella le gusta lo que tengo, una verga y huevas grandes, a ella le gustĆ³ mucho y se me entregĆ³ rapidito.

   EstupiƱan pensĆ³: 

   –Definitivamente esa mujer estaba loca por lo grande, porque de cara este tipo sĆ­ que es feo.

   “Pero y cĆ³mo fue el asunto?”. El mĆ©dico estaba intrigado en verdad.

   “Mire doctor, yo estaba en un billar con mis amigos y ahĆ­ llegĆ³ el marido de la mujer que me estaba comiendo, Ć©l me busco y me reclamo por meterme con su vieja, yo pensĆ© que nos Ć­bamos a dar trompadas… yo no querĆ­a pelearme, pero ese hombre estaba decidido a darme, y yo no le tenĆ­a miedo…
…pero ahĆ­ el tipo se me acercĆ³ y me sorprendiĆ³… y me apretĆ³ las bolas!, me doliĆ³ mucho y quede viendo todo blanco… y ahĆ­ me privĆ©, me dijeron que me caĆ­ de espaldas y enseguida me trajeron”.

   El contar todo satisfizo la curiosidad del doctor, pronto volviĆ³ a su rutina mĆ©dica, formulĆ³ las medicinas para que se aliviara pronto de sus dolencias, y Camilo dejĆ³ la urgencia…
…Por supuesto apenas ido, el doctor EstupiƱan se encargĆ³ de regar la anĆ©cdota del billar como pĆ³lvora… todo el personal de ese centro de salud era muy chismoso.

10:30 Am.

   Ahora con mĆ”s detalle conocerĆ”n lo ocurrido en el billar, donde Camilo Hermoso perdiĆ³ el sentido.

   Mientras Camilo jugaba con sus amigos, HĆ©ctor Manrique el compaƱero sentimental de Sandra CĆ”rdenas, aparecĆ­a con tres hombres… eran sus amigos y habĆ­an tomado alcohol un rato… El hombre supo de la presencia de Camilo en ese cercano billar y fue a confrontarlo; La noche anterior se enterĆ³ que el sujeto andaba tras su mujer Sandra, y tuvo una discusiĆ³n con ella, donde la dama negĆ³ todo pero su pareja no le creyĆ³ nada… los chismes ya eran muy creĆ­bles y la mujer apenas su compaƱero se fue a beber, saliĆ³ rumbo a casa de su familia, sabĆ­a que era culpable y no querĆ­a que ebrio, el hombre volviera y perdiera los estribos.

   La infiel mujer ya conocĆ­a la rutina... no era la primera vez que le ponĆ­a cornamenta a HĆ©ctor… y era mejor irse un rato de la casa mientras se le pasara la rabieta… estaba segura que la perdonarĆ­a luego, despuĆ©s de todo… si la perdonĆ³ 2 veces antes, la perdonarĆ” una tercera vez.

   “Te querĆ­a encontrar aquĆ­ gran marica”.

   “CuĆ”l es el problema?”. Camilo reconociĆ³ enseguida a HĆ©ctor y sabĆ­a que todo se habĆ­a descubierto, la gente sĆ­ que era chismosa… hasta aquĆ­ llegĆ³ su clandestino amorĆ­o con Sandra.

   “Vamos a darnos Hijo de Puta, te voy a enseƱar a no meterte con la mujer de otro gran ##%%**, te voy a reventar la ##%&&& boca, gran ##%&&&”.

   “Pues lo que quiera, gran ##$%*** de tu madre… Vamos a darnos… Sandra sabe con quiĆ©n quiere estar”. Todo era mentira pues Camilo nunca pensĆ³ en tener algo serio con Sandra, para el solo era una aventura mĆ”s… y la mujer asĆ­ lo sabĆ­a, ella de tonta no tenĆ­a nada.

   La gente comenzĆ³ a rodearlos, la situaciĆ³n se estaba calentando... era el preludio a la pelea.

   Camilo no pelearĆ­a por Sandra, era por orgullo que se darĆ­a de golpes, no se dejarĆ­a insultar y menos frente a sus amigos... ademĆ”s si el tipo tenĆ­a una cornamenta por causa de la mujer, allĆ” Ć©l, que se buscara otra mujer, o se conformara con ser el marido traicionado. 

   Cuando Camilo iba a dar un paso hacia la puerta, HĆ©ctor se le abalanzĆ³, lo tomĆ³ completamente por sorpresa! JamĆ”s espero que pelearan dentro del billar... era algo que no sucedĆ­a, no solo por haber mĆ”s espacio en la calle, sino que se exponĆ­an a daƱos que los dueƱos del lugar les harĆ­an pagar, y esa gente estaba armada para defender sus bienes.

   HĆ©ctor sabĆ­a bien eso... pero su avance hacia Camilo, era para lanzar un ataque rĆ”pido, efectivo y fulminante... ahĆ­ fue cuando con rabia le agarrĆ³ el paquete a Camilo.

   El hombre se vio sorprendido al sentir los dedos de su rival alrededor de sus grandes huevos, dedos que de inmediato se cerraron apretando brutalmente sus cojones.

   "AAhhhhhhhhh", GritĆ³ Camilo ante el enorme sufrir de sus partes noble, todo el pĆŗblico, aliado y enemigo quedĆ³ impactado ante el suceso… parecĆ­an sin poder reaccionar.

   HĆ©ctor bien consiente de su actuar y su planeado ataque se desfogĆ³ en reclamos. 

   "Ahora si aprenderĆ”s a no meterte con la mujer de otro, el coƱo de Sandra es sĆ³lo mĆ­o!". Seguidamente HĆ©ctor aplicĆ³ mĆ”s presiĆ³n y retorciĆ³ el gran paquete que tenĆ­a capturado.

   "Uuggghhh", se quejĆ³ sin fuerzas Camilo, llevĆ³ una mano a la muƱeca de HĆ©ctor intentando en vano soltarse...

   "Ahora si te arrepientes de metĆ©rsela a mi esposa, cabrĆ³n!". SentenciĆ³ HĆ©ctor.

   A los segundos, la mano del adolorido perdiĆ³ las fuerzas y se retirĆ³, HĆ©ctor con total dominio, pudo ver la cara pĆ”lida de su rival, los ojos estaban en blanco, y comenzaba a inclinarse hacia atrĆ”s… El agresor liberĆ³ las dotadas pelotas de quien se cogĆ­a a su mujer, y este cayĆ³ de espaldas al suelo como un Ć”rbol talado.

   El fuerte impacto en la regiĆ³n posterior de la cabeza le abriĆ³ una larga herida, la cual al ser en cuero cabelludo, generĆ³ un abundante sangrado, pero Camilo no sintiĆ³ nada, el dolor de sus pelotas habĆ­a sido tan intenso para Ć©l, que el cerebro bloqueĆ³ toda sensaciĆ³n en su ser, dejĆ”ndole sin conocimiento previo a caer.

   Todo fue caos en el sitio, los amigos y curiosos atendiendo al desmayado Camilo, mientras los amigos de HĆ©ctor le sacaban del sitio, los dueƱos armados del billar hacĆ­an su apariciĆ³n, y mĆ”s le valĆ­a a nadie iniciar algĆŗn disturbio.

   A la salida de HĆ©ctor hubo mĆ”s de un reclamo al aire por lo cobarde habĆ­a sido, coger de los huevos a su rival, y por sorpresa, pues las peleas eran en la calle.

   Pero a HĆ©ctor no le importaban los reclamos, habĆ­a dado su merecido al amante de turno de su mujer y en un Ć”rea que sabĆ­a le dolerĆ­a bastante y le afectarĆ­a para volver a fornicar... su ataque fue un vano intento de evitar se volviera a coger a su esposa... era algo temporal y lo sabĆ­a... El sujeto se recuperarĆ­a con el tiempo... La verdadera causa de su cornamenta, no era este amante, ni los siguientes, sino Sandra... HĆ©ctor se engaƱaba a sĆ­ mismo, pero algĆŗn dĆ­a tendrĆ­a que despertar. 

   Por su lado, Camilo permanecĆ­a en el suelo mientras lo revisaban sus compaƱeros, parecĆ­a estar bien, se desmayĆ³ del fuerte apretĆ³n de bolas y habĆ­a que esperar a que reaccionase... otros decĆ­an que era mejor llevarlo al hospital; Las alarmas se encendieron cuando notaron el charco de sangre de su cabeza, fue entonces cuando buscaron un taxi y pusieron rumbo a urgencias... para alivio de todo, en el recorrido Camilo despertaba y parecĆ­a estar relativamente bien. 

   AsĆ­ fueron los sucesos en el billar, todo terminĆ³ con un dolor de huevos y una sutura en la cabeza para Camilo

Fin.
Este relato estĆ” basado en un hecho real, principalmente los sucesos en la urgencia, obviamente alterando los nombres de los involucrados.

Gracias.
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com

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