Alimañas de la noche (4/5): Padre contra hijo - Las Bolas de Pablo

Lo más nuevo

27 feb 2019

Alimañas de la noche (4/5): Padre contra hijo

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   —Estoy esperando que me llegue un correo electrónico con la foto de una mujer que es la apariencia que toma un Ky —dijo Iván, recostándose en su silla, con las piernas abiertas. El policía vestía pantalones, ​​una camiseta ajustada y zapatos deportivos. Se pasó la mano por el pelo canoso y miró al joven sentado frente a él, su hijo.


   Gino era un chico guapo con el pelo negro. Su delgado cuerpo estaba cubierto con ropa ajustada, una camiseta sin mangas y pantalón.



   —Aquella que me atacó, según dijiste. Ese horrible Ky a veces sueño con él.



   —Hoy él se me apareció.



   —¿Cómo te fue?



   —Por un momento ganaba la pelea pero logré sacar fuerzas.



   En la sala penetró Jessica portando una bandeja con bebidas, las depositó en una mesa a la mano de los guapos caballeros. Era su última arma para evitar ser identificada.



   —Asesinando a ese Ky pondremos fin al nido de alimañas —dijo Iván muy seguro de sí—. Devolveriamos la paz a la ciudad.



   Gino sonrió.



   —Quiero vivir una juventud normal en Biloba sin nada de bichos raros amenazándonos.



   Iván afirmó.



   Los dos hombres compartieron una risa. Y tomaron sus vasos para degustar la bebida que una precavida Jessica aguardaba fuera tomada. Cuando los vasos estuvieron completamente vacíos y ella espero el tiempo prudente para que el hechizo surtiera efecto abandonó su asiento.



   —¿Estamos listos para empezar? —preguntó con una sonrisa.



   Los hombres se levantaron.



   —Les ordeno que se quiten la ropa.



   Gino asintió y se despojó de su vestuario revelando su cuerpo blanco manteniendo sus calzoncillos.



   Iván hizo lo propio quedando tan sexy con poca ropa.



   —Quiero que uno de ustedes —decía Jessica— acabe con la vida sexual del otro.



   Los hombres se enfrentaron.



   Iván se lanzó al ataque de inmediato, ejecutando una patada a la ingle de Gino.



   Gino fue capaz de saltar a un lado justo a tiempo, evitando el impacto que podría destrozar para siempre sus testículos. Su puño se lanzó hacia adelante, golpeando a Iván en el rostro.



   Iván gruño y seguido recibió un uppercut que clavó sus huevos en su cuerpo.



   Gritó cuando la primera oleada de dolor irradió a todo su cuerpo.



   Gino tenía una sonrisa de triunfo mientras veía a su padre caer de rodillas. Pero sus aires de grandeza se borraron rápidamente, cuando Iván levantó el puño entre los muslos de Gino, estrelló sus bolas en su cuerpo y lo hizo gritar de agonía.



   Dobló la cintura y se hundió en el suelo, apretando sus bolas con las manos.



   Estaban arrodillados uno frente al otro, con las caras contraídas por el dolor y las manos entrelazadas en los genitales.



   De repente, Iván soltó un gruñido y se abalanzó sobre Gino, lo tiró de espaldas y lo puso a horcajadas, apoyando las rodillas en los hombros.



   Las manos de Iván se deslizaron dentro del boxer de Gino y se adueñó de sus bolas. Con su mano libre, tiró de la cintura la ropa interior de su hijo hasta que se desprendió de su cuerpo, revelando su polla carnosa y sus pelotas regordetas que Iván sostenía en su agarre.



   Apretó el puño y fulminó las gónadas de Gino provocando un angustiado gemido.



   Gino trató frenéticamente de alejar a Iván de él...

   Finalmente, con la fuerza de un hombre desesperado un puñetazo cerca del ojo a Iván pudo aflojar el agarre gonadal.



   Sin perder tiempo, los dedos de Gino se arrastraron entre los muslos de Iván y agarraron sus bolas. Giró su mano, haciendo que Iván gritara sin aire en sus pulmones.



   El pulgar de Gino presionó la sensible carne de un testículo de Iván, haciendo que su padte aullara de dolor.



   Iván como método de defensa reaccionó golpeando a Gino en la garganta, en su manzana de Adán, el muchacho retrocedió adolorido y después lo pateó en la entrepierna.



   Gino se congeló. Con gesto de sorpresa sus ojos se abrieron de par en par y privado su cuerpo se quedó procesando el intenso dolor que lo dominaba e hizo quedar derrotado.



   Iván tomó distancia de su hijo, su cara también transmitía la dolencia que experimentaba.



   Gino continuaba paralizado, su boca se abrió muy grande.



   Iván observó a Jessica con altanero triunfo y ella parecía excitada.



   De alguna manera, Gino logró lanzarse contra su padre con el rostro lleno de dolor y rabia. Su rodilla chocó con las bolas de Iván, aplastándolas contra su cuerpo.



   Iván dejó escapar un gemido miserable, pero antes de que Gino pudiera continuar con otro golpe mortal contra su entrepierna, Iván le dio un golpe en la oreja que le hizo tropezar perdiendo el equilibrio.



   Iván echó la pierna hacia atrás y pateó las pelotas de Gino una vez más. Lo levantó del suelo y sus ojos se hincharon cuando su boca se abrió en un grito silencioso.



   Con una expresión de asombro en su rostro, Gino miró su entrepierna, donde sus bolas rápidamente hinchadas se balanceaban de un lado a otro en su escroto.



   —Mis bolas —susurró sin aliento.



   Iván lo ignoró y golpeó las jugosas huevas de Gino una vez más con otra patada fulminante.



   Un sonido de arcada escapó de los labios de Gino.



   Iván volvió a estrellar las bolas de Gino con otra patada tan fuerte como pudo. Su empeine levantó las dos albóndigas, empujándolas hacia arriba y alejándolas entre sí, haciendo que chocaran en su camino hacia abajo.



   —¡Mis booooolaaaaaas! —gimió Gino. Sus ojos se pusieron en blanco y se derrumbó en el suelo.



   Iván lo miró, con una débil sonrisa en su rostro contorsionado por el dolor.



   Gino dejó escapar un gemido miserable y se acurrucó en forma fetal, sus manos agarraban sus huevos hinchados.



   Iván levantó la vista y enarcó las cejas.



   —Estás acabado, inútil.



   Jessica emitió una sonora carcajada y se acercó a sus hombres mirando a Gino, que estaba retorciéndose en el suelo.



   Iván lleno de arrogancia comentó:



   —¿Qué puedo decir? Soy un ganador, ¿verdad?



   —El mejor macho —indicó Jessica acariciando la silueta abultada de la polla de su macho—. Vamos a fugarnos tú y yo para siempre.



   Iván rió y afirmó.



   Unos minutos más tarde, Iván con un pequeño morral abandonaba el departamento tomado de la mano de su mujer.



   Gino continuó en el suelo mirando sus testículos tenían el color de tomates maduros. 

   Y poco a poco el efecto del hechizo se desvanecía en él.



   Se sorprendería cuando horas más tarde se encontrara el celular de su padre abandobado en el mueble con un mensaje donde se mostraba el retrato de Jessica y la descripción de que era ella la forma que tomaba el Ky más poderoso.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages