SEXO HOMOSEXUAL
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
TobĆas y Luis se miraron nerviosos cuando supieron que un nuevo peligro en la ciudad acechaba. En la ocasion anterior su misión inaugural resultó un fracaso.
Los dos superheroes mĆŗsculosos estaban sentados aguardando por el video noticioso del peligro creciente. Con los ojos fijos en la gran pantalla del televisor cuando el instructor Hugo encendĆa el aparato para proyectar la imagen del hecho real que podĆa ocurrir.
TobĆas, el sĆŗper hombre, un semental musculoso con cabello negro y suprema fuerza vestĆa una camiseta y un pantalón ajustado.
El guapo Luis, con habilidades acrobĆ”ticas tenĆa un gran cuerpo con mĆŗsculos en todos los lugares correctos. De brazos poderosos, pecho musculoso y perfectos abdominales. TenĆa un rostro sexy y sentimientos adorables, venĆa de una familia que por tradición habĆan servido a la SAP y Ć©l no se permitirĆa ser la burla.
—Es un suceso terrible —decĆa Hugo acercĆ”ndose a ellos—. Estamos ante un peligro inminente y podemos evitarlo —con el control remoto proyectó el video y se mostró la imagen de Robert Pooh un cientĆfico brillante en la ciudad de Gift.
El hombre en la pantalla susurraba y su aspecto era el de una persona asustada.
—Soy Robert Pooh y solicito con mucha, mucha ayuda a la Sociedad Autónoma de Protección, mi amigo el doctor Strauss ha perdido la cordura. Juntos estabamos desarrollando una fórmula para un medicamento pero un error de laboratorio produjo que descubriĆ©ramos una extracción de ADN para clonar entes. El doctor Strauss planea secuestrar personas y desarrollar un ser poderoso robando muestras de ADN. Necesito ayuda, esto es urgente. Amerito que personal de SAP se apersone al laboratorio y detenga al doctor que quiere abusar de la ciencia... Yo los esperarĆ© para proporcionar las pruebas para su detención.
Mientras observaban la grabación Colin, un sensual moreno de la academia bajó las escaleras y se sentó en una silla junto al dúo de novatos.
—¿QuĆ© estĆ”n viendo? —el hermoso semental degustaba una pizza.
—Un peligro que quiere cerner el doctor Strauss —informaba Hugo—. SabĆa que ese hombre no era de fiar. Los muchachos han sido asignados para su detección, con pruebas de laboratorio hemos determinado que el video es real ya se ha investigado al doctor Strauss.
Los dos muchachos afirmaron muy seriamente y Hugo continuó:
—Quiero que salgan de aquĆ y muevan su trasero, no los quiero ver llegar sin ese maleante entre sus brazos —empezó a dar palmadas—. ¡Muevan el culo!
Los dos muchachos salieron del recinto dispuesto a ponerse sus trajes.
TobĆas llegó a su habitación no querĆa pensar en otra cosa que no fuese la misión de apresar al loco cientĆfico Strauss. Se bajó el pantalón, exponiendo sus genitales. Agarró su testĆculo izquierdo y apretó entre sus dedos.
Respiró profundo y soltó sus genitales se dirigió el armario y cogió su traje de Súper hombre.
En su vestuario Luis enarcó las cejas. Ajustando la entrepierna miró su reflejo en el espejo.
—Eres fuerte y el mejor. No hay miedo a nada.
Asintió con la cabeza y sonrió confiado. Agarró su traje rojo y se preparó para la acción.
Se reunió con su amigo TobĆas en el sitio de encuentro y escuchó las instrucciones que con mucha seriedad impartió el instructor Hugo.
Ambos salieron de SAP en el automóvil de la organización.
...
Por la fuerza y con cautela ingresaron al laboratorio del doctor Strauss, su colega no los estaba aguardando tal como especificó en el video por el motivo que fue descubierto por Strauss y asesinado por él al considerarlo traidor.
Los dos heroes atravesaban los pasillos dispuestos a cumplir la misión pero... CÔmaras escondidas estratégicamente en las paredes los filmaban y con ello Strauss los observaba sonando sus manos con una sonrisa en la cara.
Cuando los muchachos ingresaron a una sala la puerta se cerró dejÔndolos en cautiverio.
—¡Estamos capturados!
—¡Mierda!
De las paredes comenzó a brotar un fuerte humo y ellos sin demorar fueron sometidos a un ataque de tos.
...
Luis volvió en sà tres horas mÔs tarde se encontró amarrado a una camilla con los brazos cerca de su cara y las piernas ligeramente separadas.
—Bienvenido a mi guarida, rey —lo saludó el desquiciado seƱor Strauss que sostenĆa una jeringa entre sus manos—. Ya tome una muestra de ADN de tu amiguito ahora necesito la tuya. Uniendo la de ustedes dos con la de los próximos tontos que reclute de la SAP diseƱarĆ© un ser poderoso e indestructible.
—No lo intentes, Strauss, te arrepentirĆ”s.
—¿Arrepentirme? SerĆ” todo un juego.
Con eso el villano inyectó la jeringa en el brazo de Luis extrayendo una muestra de su sangre. El joven que no tenĆa puesta la mĆ”scara de su traje apretó los dientes aunque sus ojos se ocultaban en el antifaz.
ExtraĆda la muestra el viejo Strauss rió con malicia y guardó la jeringuilla en un maletĆn donde reposaban otras.
—AsĆ como tu amigo, necesito mĆ”s muestra de tu ADN sĆŗper hĆ©roe. Y me la darĆ”s, no confiarĆ© de esa inyectadora.
—¿QuĆ© planeas, Strauss? EstĆ”s a la orden de SAP, estĆ”s detenido por nuestra fuerza de seguridad y protección a la nación.
—Cierra la boca y no digas idioteces. Quiero tu ADN.
El cientĆfico ignoró ls palabras retadoras del hĆ©roe y empezó a besarle el cuello y el pecho, sin dejar de acariciarle por abajo, la base del miembro y la cara interior de los muslos. Virtuoso Luis jadeó y Strauss supo que le estaba gustando. Se reĆa por lo bajo mientras daba pequeƱos lametones y besos hĆŗmedos en su pecho.
Luis gimió, pero de inmediato exhaló todo el aire y sus manos se cerraron en un espasmo cuando el cientĆfico bajó de golpe su boca para chupar apasionadamente, al mismo tiempo que le abrazaba el miembro con la mano y se lo apretaba.
El bandido tembló y musitó:
—Te voy a dejar tan seco que no vas a tener para tus poderes. Quiero tu ADN.
Strauss empezó a acariciar velozmente la punta del miembro de Luis, privĆ”ndole por completo del habla. Los dedos hĆ”biles del cientĆfico acariciaban exactamente el frenillo, tapando y destapando el glande resbaladizo, a toda velocidad, mientras el hĆ©roe se retorcĆa de gusto bajo sus caricias.
Luis tembló, intentando a la vez protestar y jadear, apartarse y quedarse. Ya no podĆa mĆ”s, ya no aguantaba mĆ”s, empezó a ponerse tenso… y al notarlo, Strauss, sin dejar de acariciar, bajó descaradamente el ritmo, apretando los dedos en el glande, pero haciĆ©ndolo mucho mĆ”s despacio. Luis gimió sonoramente, era una deliciosa sensación.
El placer le llegaba quemĆ”ndole con lentitud, dejĆ”ndole saborear cada sensación placentera, cada aumento progresivo de la paja; el orgasmo le estaba llegando en oleadas suaves, calmadas y que le colmaban a cada segundo… y finalmente, una caricia mĆ”s, un temblor mĆ”s y el placer le desbordó por completo. Strauss sonrió y siguió acariciando lentamente, notando cómo Luis se derramaba y terminaba en su mano, convencido de haber tocado el cielo.
Strauss volvió a sonreĆr con malicia y buscó un frasco para recolectar el espeso semen de Luis. Cuando recogió su jugo de hombre le volvió a colocar su traje de super hĆ©roe.
—Y ahora el ingrediente final —musitó Strauss cogiendo una nueva jeringilla con un contenido de lĆquido amarillo el cual vació en el torrente sanguĆneo de Luis que gruñó como animal rabioso—, con esto harĆ”s todo lo que yo ordene.
El cientĆfico procedió a desatar al super hĆ©roe del traje vinotinto. Que al estar liberado de pies a cabeza procedió a seguir sus pasos dominado por la pasividad.
Salieron de aquella habitación y en el pasillo se encontraron a TobĆas dominado por la misma falta de energĆa que su colega.
Strauss tomó asiento ante los robustos héroes.
—Quiero que se destruyan entre ustedes —ordenó.
TobĆas bajo el efecto de la droga se rió y levantó su pierna hacia atrĆ”s antes de golpearla contra la entrepierna de Luis. Su empeine chocó con los drenados testĆculos del amigo, chocĆ”ndolos contra su cuerpo y aplastĆ”ndolos.
Luis dejó escapar una fuerte gripe y su rostro se contrajo de dolor. En un valiente esfuerzo por no doblarse, lentamente se puso las manos en las caderas en una postura deliberadamente informal. Las puntas de sus dedos se volvieron blancas cuando las presionó contra su cuerpo.
TobĆas se rió. Extendió las piernas y bajó la parte superior del cuerpo, ofreciendo sus bolas a Luis.
Luis aceptó la invitación y pateó los huevos de TobĆas tan fuerte como pudo.
Los ojos de TobĆas se torcieron y soltó un gemido.
—Quiero verlos derrotados —ordenó Strauss tocando el gran bulto en su entrepierna.
TobĆas dio un paso atrĆ”s y pateó las gónadas de Luis con fuerza.
El golpe hizo eco en la habitación cuando las fuertes pelotas de Luis fueron golpeadas contra su cuerpo.
Los ojos del héroe perdieron el foco por un breve momento y dejó escapar un profundo gruñido.
—HĆ”ganse aƱicos —ordenó Strauss tocando su delgado miembro por encima del pantalón.
Luis soltó un gruƱido antes de lanzar una patada a los huevos hinchados de TobĆas, provocando un gemido de angustia cuando las papas de TobĆas fueron aplastadas contra su cuerpo.
TobĆas tomó represalias con una patada enĆ©rgica a los testĆculos de Luis, lo que lo hizo gritar de dolor.
Con la carcajada de Strauss los dos sementales apretaron los dientes y continuaron golpeando sus genitales. Sus pollas estaban duras y golpeando contra su abdomen marcando el traje.
Luis y TobĆas se miraban el uno al otro, estudiando el próximo movimiento.
Una fracción de segundo despuĆ©s, los dedos de Luis se envolvieron alrededor de las bolas de TobĆas y comenzó a apretar con fuerza.
TobĆas dejó escapar un gruƱido de angustia y agarró las gónadas de Luis en un agarre fuerte.
TobĆas y Luis se apretaron las pelotas tan fuerte como pudieron.
Las bolas de Luis se hincharon entre los fuertes dedos de TobĆas, pareciendo que intentaban escapar del agarre mortal. Pero no habĆa escapatoria.
Luis gritaba mientras aplastaba las preciosas huevas de TobĆas con sus propias manos.
TobĆas estaba apretando los dientes, gruƱendo y gimiendo de agonĆa cuando sus huevos estaban entre los dedos de Luis.
Sus pollas se crisparon y palpitaron, se balanceaban de un lado dentro del traje.
—¡AAAAAHHHHH! —gritó TobĆas cuando Luis clavaba la yema de los dedos en sus testĆculos.
Luis dejó escapar un chillido agudo cuando TobĆas aplastó sus bolas en su mano.
De repente, la respiración de TobĆas se aceleró.
—¡Oh! —gruñó.
Luis se afincó brutalmente, haciendo que los ojos de TobĆas se cruzaran mientras dejaba escapar una fuerte tos.
TobĆas jadeó queriendo aire.
Un segundo despuĆ©s, su polla entró en erupción con un gran chorro de leche cremosa que mojó su traje azul. Luis apretó las bolas de TobĆas mĆ”s y mĆ”s fuerte mientras el agarre de TobĆas en sus gónadas se aflojaba un poco.
Con una sonrisa jubilosa en su rostro, Luis continuó aplastando los cojones de TobĆas mientra chorro tras chorro de semen salado salĆa de la polla de TobĆas.
TobĆas jadeaba y se mantenia gimiendo, su hermoso rostro estaba contorsionado con una curiosa mezcla de dolor y placer.
Luis gruñó. Alejó la mano de TobĆas de su entrepierna. Luego tiró de las bolas de TobĆas hacia abajo, haciĆ©ndolo gritar a todo pulmón mientras su polla escupĆa chorros de semen espeso y cremoso.
—Uf, quĆ© rĆ”faga —se reĆa Strauss ignorante que algo iba a ocurrir en TobĆas.
Las bolas del sĆŗper hombre parecĆan sin fondo. Continuó disparando su leche cuando Luis lo empujó al suelo.
Luis apretó las bolas de TobĆas tan fuerte como pudo. Su rostro se ensanchó en una mĆ”scara de placer mientras su lefa empapaba su traje de SAP.
Luis sonrió con malicia, pasando sus pulgares en cĆrculos sobre las gónadas de TobĆas.
—Ya... ya... deja de... hacer... e... e... eso —tartamudeó TobĆas.
Pero lo que desconocĆa Strauss era que una vez el Super Hombre habĆa eyaculado la droga que le inyectó dejó de hacer efecto en Ć©l por lo que estaba preparado para defenderse.
Con eso, TobĆas agarró el testĆculo izquierdo de Luis con ambas manos, apretando tan fuerte como pudo.
Luis gritó con tanta fuerza que sus pulmones se vaciaron. Su cuerpo comenzó a moverse y su voz se quebró. TobĆas continuó fulminando con saƱa la hueva de su amigo que del dolor habĆa dejado de lastimarlo.
Luis dejó escapar un gruñido ronco.
Strauss reĆa frotando su polla por encima del pantalón.
TobĆas apretó los dientes, empeƱado en hacer brotar la lefa del cojón de su compaƱero de equipo.
Luis lanzó otro grito de espanto.
Y de esa manera su pene estalló con muestra de orgasmo.
Luis jadeó, sus ojos se cerraron y TobĆas lo liberó dejĆ”ndolo caer para que se recuperara.
HabĆa un flujo constante de semen saliendo de la furiosa erección de Luis.
TobĆas respiró profundo y lanzó una mirada vengativa al cientĆfico.
—¡Llegó tu hora, Strauss, estĆ”s detenido ante la SAP!
—¡¿QuĆ©?! ¡No, no, no!
El cientĆfico quiso huir pero TobĆas se lanzó sobre Ć©l clavando un puƱo con fuerza contra su entrepierna. Strauss dejó escapar un gruƱido de angustia y se dobló, haciendo una mueca de dolor.
A TobĆas no le costó mucho esfuerzo doblegar a Strauss y esposarlo para horas mĆ”s tarde llegar con el honor limpio a la SAP con su exitosa misión cumplida.
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