SAP (2/5): El doctor Strauss - Las Bolas de Pablo

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12 feb 2019

SAP (2/5): El doctor Strauss

CONTIENE:
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   TobĆ­as y Luis se miraron nerviosos cuando supieron que un nuevo peligro en la ciudad acechaba. En la ocasion anterior su misiĆ³n inaugural resultĆ³ un fracaso.


   Los dos superheroes mĆŗsculosos estaban sentados aguardando por el video noticioso del peligro creciente. Con los ojos fijos en la gran pantalla del televisor cuando el instructor Hugo encendĆ­a el aparato para proyectar la imagen del hecho real que podĆ­a ocurrir.



   TobĆ­as, el sĆŗper hombre, un semental musculoso con cabello negro y suprema fuerza vestĆ­a una camiseta y un pantalĆ³n ajustado.



   El guapo Luis, con habilidades acrobĆ”ticas tenĆ­a un gran cuerpo con mĆŗsculos en todos los lugares correctos. De brazos poderosos, pecho musculoso y perfectos abdominales. TenĆ­a un rostro sexy y sentimientos adorables, venĆ­a de una familia que por tradiciĆ³n habĆ­an servido a la SAP y Ć©l no se permitirĆ­a ser la burla.



   —Es un suceso terrible —decĆ­a Hugo acercĆ”ndose a ellos—. Estamos ante un peligro inminente y podemos evitarlo —con el control remoto proyectĆ³ el video y se mostrĆ³ la imagen de Robert Pooh un cientĆ­fico brillante en la ciudad de Gift.



   El hombre en la pantalla susurraba y su aspecto era el de una persona asustada.



   —Soy Robert Pooh y solicito con mucha, mucha ayuda a la Sociedad AutĆ³noma de ProtecciĆ³n, mi amigo el doctor Strauss ha perdido la cordura. Juntos estabamos desarrollando una fĆ³rmula para un medicamento pero un error de laboratorio produjo que descubriĆ©ramos una extracciĆ³n de ADN para clonar entes. El doctor Strauss planea secuestrar personas y desarrollar un ser poderoso robando muestras de ADN. Necesito ayuda, esto es urgente. Amerito que personal de SAP se apersone al laboratorio y detenga al doctor que quiere abusar de la ciencia... Yo los esperarĆ© para proporcionar las pruebas para su detenciĆ³n.



   Mientras observaban la grabaciĆ³n Colin, un sensual moreno de la academia bajĆ³ las escaleras y se sentĆ³ en una silla junto al dĆŗo de novatos.



   —¿QuĆ© estĆ”n viendo? —el hermoso semental degustaba una pizza.



   —Un peligro que quiere cerner el doctor Strauss —informaba Hugo—. SabĆ­a que ese hombre no era de fiar. Los muchachos han sido asignados para su detecciĆ³n, con pruebas de laboratorio hemos determinado que el video es real ya se ha investigado al doctor Strauss.



   Los dos muchachos afirmaron muy seriamente y Hugo continuĆ³:



   —Quiero que salgan de aquĆ­ y muevan su trasero, no los quiero ver llegar sin ese maleante entre sus brazos —empezĆ³ a dar palmadas—. ¡Muevan el culo!



   Los dos muchachos salieron del recinto dispuesto a ponerse sus trajes.



   TobĆ­as llegĆ³ a su habitaciĆ³n no querĆ­a pensar en otra cosa que no fuese la misiĆ³n de apresar al loco cientĆ­fico Strauss. Se bajĆ³ el pantalĆ³n, exponiendo sus genitales. AgarrĆ³ su testĆ­culo izquierdo y apretĆ³ entre sus dedos.



   RespirĆ³ profundo y soltĆ³ sus genitales se dirigiĆ³ el armario y cogiĆ³ su traje de SĆŗper hombre.



   En su vestuario Luis enarcĆ³ las cejas. Ajustando la entrepierna mirĆ³ su reflejo en el espejo.



   —Eres fuerte y el mejor. No hay miedo a nada.



   AsintiĆ³ con la cabeza y sonriĆ³ confiado. AgarrĆ³ su traje rojo y se preparĆ³ para la acciĆ³n.



   Se reuniĆ³ con su amigo TobĆ­as en el sitio de encuentro y escuchĆ³ las instrucciones que con mucha seriedad impartiĆ³ el instructor Hugo.



   Ambos salieron de SAP en el automĆ³vil de la organizaciĆ³n.



...



   Por la fuerza y con cautela ingresaron al laboratorio del doctor Strauss, su colega no los estaba aguardando tal como especificĆ³ en el video por el motivo que fue descubierto por Strauss y asesinado por Ć©l al considerarlo traidor.



   Los dos heroes atravesaban los pasillos dispuestos a cumplir la misiĆ³n pero... CĆ”maras escondidas estratĆ©gicamente en las paredes los filmaban y con ello Strauss los observaba sonando sus manos con una sonrisa en la cara.



   Cuando los muchachos ingresaron a una sala la puerta se cerrĆ³ dejĆ”ndolos en cautiverio.



   —¡Estamos capturados!



   —¡Mierda!



   De las paredes comenzĆ³ a brotar un fuerte humo y ellos sin demorar fueron sometidos a un ataque de tos.



   Cayeron de rodillas asfixiados por el gas y todo se volviĆ³ oscuro.



...



   Luis volviĆ³ en sĆ­ tres horas mĆ”s tarde se encontrĆ³ amarrado a una camilla con los brazos cerca de su cara y las piernas ligeramente separadas.



   —Bienvenido a mi guarida, rey —lo saludĆ³ el desquiciado seƱor Strauss que sostenĆ­a una jeringa entre sus manos—. Ya tome una muestra de ADN de tu amiguito ahora necesito la tuya. Uniendo la de ustedes dos con la de los prĆ³ximos tontos que reclute de la SAP diseƱarĆ© un ser poderoso e indestructible.



   —No lo intentes, Strauss, te arrepentirĆ”s.



   —¿Arrepentirme? SerĆ” todo un juego.



   Con eso el villano inyectĆ³ la jeringa en el brazo de Luis extrayendo una muestra de su sangre. El joven que no tenĆ­a puesta la mĆ”scara de su traje apretĆ³ los dientes aunque sus ojos se ocultaban en el antifaz.



   ExtraĆ­da la muestra el viejo Strauss riĆ³ con malicia y guardĆ³ la jeringuilla en un maletĆ­n donde reposaban otras.



   —AsĆ­ como tu amigo, necesito mĆ”s muestra de tu ADN sĆŗper hĆ©roe. Y me la darĆ”s, no confiarĆ© de esa inyectadora.



   —¿QuĆ© planeas, Strauss? EstĆ”s a la orden de SAP, estĆ”s detenido por nuestra fuerza de seguridad y protecciĆ³n a la naciĆ³n.



   —Cierra la boca y no digas idioteces. Quiero tu ADN.



   El cientĆ­fico ignorĆ³ ls palabras retadoras del hĆ©roe y empezĆ³ a besarle el cuello y el pecho, sin dejar de acariciarle por abajo, la base del miembro y la cara interior de los muslos. Virtuoso Luis jadeĆ³ y Strauss supo que le estaba gustando. Se reĆ­a por lo bajo mientras daba pequeƱos lametones y besos hĆŗmedos en su pecho. 



   Luis gimiĆ³, pero de inmediato exhalĆ³ todo el aire y sus manos se cerraron en un espasmo cuando el cientĆ­fico bajĆ³ de golpe su boca para chupar apasionadamente, al mismo tiempo que le abrazaba el miembro con la mano y se lo apretaba. 



   El bandido temblĆ³ y musitĆ³:



   —Te voy a dejar tan seco que no vas a tener para tus poderes. Quiero tu ADN.



   Strauss empezĆ³ a acariciar velozmente la punta del miembro de Luis, privĆ”ndole por completo del habla. Los dedos hĆ”biles del cientĆ­fico acariciaban exactamente el frenillo, tapando y destapando el glande resbaladizo, a toda velocidad, mientras el hĆ©roe se retorcĆ­a de gusto bajo sus caricias.



   Luis temblĆ³, intentando a la vez protestar y jadear, apartarse y quedarse. Ya no podĆ­a mĆ”s, ya no aguantaba mĆ”s, empezĆ³ a ponerse tenso… y al notarlo, Strauss, sin dejar de acariciar, bajĆ³ descaradamente el ritmo, apretando los dedos en el glande, pero haciĆ©ndolo mucho mĆ”s despacio. Luis gimiĆ³ sonoramente, era una deliciosa sensaciĆ³n.



   El placer le llegaba quemĆ”ndole con lentitud, dejĆ”ndole saborear cada sensaciĆ³n placentera, cada aumento progresivo de la paja; el orgasmo le estaba llegando en oleadas suaves, calmadas y que le colmaban a cada segundo… y finalmente, una caricia mĆ”s, un temblor mĆ”s y el placer le desbordĆ³ por completo. Strauss sonriĆ³ y siguiĆ³ acariciando lentamente, notando cĆ³mo Luis se derramaba y terminaba en su mano, convencido de haber tocado el cielo.



   Strauss volviĆ³ a sonreĆ­r con malicia y buscĆ³ un frasco para recolectar el espeso semen de Luis. Cuando recogiĆ³ su jugo de hombre le volviĆ³ a colocar su traje de super hĆ©roe.



   —Y ahora el ingrediente final —musitĆ³ Strauss cogiendo una nueva jeringilla con un contenido de lĆ­quido amarillo el cual vaciĆ³ en el torrente sanguĆ­neo de Luis que gruĆ±Ć³ como animal rabioso—, con esto harĆ”s todo lo que yo ordene.



   El cientĆ­fico procediĆ³ a desatar al super hĆ©roe del traje vinotinto. Que al estar liberado de pies a cabeza procediĆ³ a seguir sus pasos dominado por la pasividad.



   Salieron de aquella habitaciĆ³n y en el pasillo se encontraron a TobĆ­as dominado por la misma falta de energĆ­a que su colega.



   Strauss tomĆ³ asiento ante los robustos hĆ©roes.



   —Quiero que se destruyan entre ustedes —ordenĆ³.



   TobĆ­as bajo el efecto de la droga se riĆ³ y levantĆ³ su pierna hacia atrĆ”s antes de golpearla contra la entrepierna de Luis. Su empeine chocĆ³ con los drenados testĆ­culos del amigo, chocĆ”ndolos contra su cuerpo y aplastĆ”ndolos.



   Luis dejĆ³ escapar una fuerte gripe y su rostro se contrajo de dolor. En un valiente esfuerzo por no doblarse, lentamente se puso las manos en las caderas en una postura deliberadamente informal. Las puntas de sus dedos se volvieron blancas cuando las presionĆ³ contra su cuerpo.



   TobĆ­as se riĆ³. ExtendiĆ³ las piernas y bajĆ³ la parte superior del cuerpo, ofreciendo sus bolas a Luis.



   Luis aceptĆ³ la invitaciĆ³n y pateĆ³ los huevos de TobĆ­as tan fuerte como pudo.



   Los ojos de TobĆ­as se torcieron y soltĆ³ un gemido.



   —Quiero verlos derrotados —ordenĆ³ Strauss tocando el gran bulto en su entrepierna.



   TobĆ­as dio un paso atrĆ”s y pateĆ³ las gĆ³nadas de Luis con fuerza.



   El golpe hizo eco en la habitaciĆ³n cuando las fuertes pelotas de Luis fueron golpeadas contra su cuerpo.



   Los ojos del hĆ©roe perdieron el foco por un breve momento y dejĆ³ escapar un profundo gruƱido.



   —HĆ”ganse aƱicos —ordenĆ³ Strauss tocando su delgado miembro por encima del pantalĆ³n.



   Luis soltĆ³ un gruƱido antes de lanzar una patada a los huevos hinchados de TobĆ­as, provocando un gemido de angustia cuando las papas de TobĆ­as fueron aplastadas contra su cuerpo.



   TobĆ­as tomĆ³ represalias con una patada enĆ©rgica a los testĆ­culos de Luis, lo que lo hizo gritar de dolor.



   Con la carcajada de Strauss los dos sementales apretaron los dientes y continuaron golpeando sus genitales. Sus pollas estaban duras y golpeando contra su abdomen marcando el traje.



   Luis y TobĆ­as se miraban el uno al otro, estudiando el prĆ³ximo movimiento.



   Una fracciĆ³n de segundo despuĆ©s, los dedos de Luis se envolvieron alrededor de las bolas de TobĆ­as y comenzĆ³ a apretar con fuerza.



   TobĆ­as dejĆ³ escapar un gruƱido de angustia y agarrĆ³ las gĆ³nadas de Luis en un agarre fuerte.



   TobĆ­as y Luis se apretaron las pelotas tan fuerte como pudieron.



   Las bolas de Luis se hincharon entre los fuertes dedos de TobĆ­as, pareciendo que intentaban escapar del agarre mortal. Pero no habĆ­a escapatoria.



   Luis gritaba mientras aplastaba las preciosas huevas de TobĆ­as con sus propias manos.



   TobĆ­as estaba apretando los dientes, gruƱendo y gimiendo de agonĆ­a cuando sus huevos estaban entre los dedos de Luis.



   Sus pollas se crisparon y palpitaron, se balanceaban de un lado dentro del traje.



   —¡AAAAAHHHHH! —gritĆ³ TobĆ­as cuando Luis clavaba la yema de los dedos en sus testĆ­culos.



   Luis dejĆ³ escapar un chillido agudo cuando TobĆ­as aplastĆ³ sus bolas en su mano.



   De repente, la respiraciĆ³n de TobĆ­as se acelerĆ³.



   —¡Oh! —gruĆ±Ć³.



   Luis se afincĆ³ brutalmente, haciendo que los ojos de TobĆ­as se cruzaran mientras dejaba escapar una fuerte tos.



   TobĆ­as jadeĆ³ queriendo aire.



   Un segundo despuĆ©s, su polla entrĆ³ en erupciĆ³n con un gran chorro de leche cremosa que mojĆ³ su traje azul. Luis apretĆ³ las bolas de TobĆ­as mĆ”s y mĆ”s fuerte mientras el agarre de TobĆ­as en sus gĆ³nadas se aflojaba un poco.



   Con una sonrisa jubilosa en su rostro, Luis continuĆ³ aplastando los cojones de TobĆ­as mientra chorro tras chorro de semen salado salĆ­a de la polla de TobĆ­as.



   TobĆ­as jadeaba y se mantenia gimiendo, su hermoso rostro estaba contorsionado con una curiosa mezcla de dolor y placer.



   Luis gruĆ±Ć³. AlejĆ³ la mano de TobĆ­as de su entrepierna. Luego tirĆ³ de las bolas de TobĆ­as hacia abajo, haciĆ©ndolo gritar a todo pulmĆ³n mientras su polla escupĆ­a chorros de semen espeso y cremoso.



   —Uf, quĆ© rĆ”faga —se reĆ­a Strauss ignorante que algo iba a ocurrir en TobĆ­as.



   Las bolas del sĆŗper hombre parecĆ­an sin fondo. ContinuĆ³ disparando su leche cuando Luis lo empujĆ³ al suelo.



   Luis apretĆ³ las bolas de TobĆ­as tan fuerte como pudo. Su rostro se ensanchĆ³ en una mĆ”scara de placer mientras su lefa empapaba su traje de SAP.



   Luis sonriĆ³ con malicia, pasando sus pulgares en cĆ­rculos sobre las gĆ³nadas de TobĆ­as.



   —Ya... ya... deja de... hacer... e... e... eso —tartamudeĆ³ TobĆ­as.



   Pero lo que desconocĆ­a Strauss era que una vez el Super Hombre habĆ­a eyaculado la droga que le inyectĆ³ dejĆ³ de hacer efecto en Ć©l por lo que estaba preparado para defenderse.



   Con eso, TobĆ­as agarrĆ³ el testĆ­culo izquierdo de Luis con ambas manos, apretando tan fuerte como pudo.



   Luis gritĆ³ con tanta fuerza que sus pulmones se vaciaron. Su cuerpo comenzĆ³ a moverse y su voz se quebrĆ³. TobĆ­as continuĆ³ fulminando con saƱa la hueva de su amigo que del dolor habĆ­a dejado de lastimarlo.



   Luis dejĆ³ escapar un gruƱido ronco.



   Strauss reĆ­a frotando su polla por encima del pantalĆ³n.



   TobĆ­as apretĆ³ los dientes, empeƱado en hacer brotar la lefa del cojĆ³n de su compaƱero de equipo.



   Luis lanzĆ³ otro grito de espanto.



   Y de esa manera su pene estallĆ³ con muestra de orgasmo.



   Luis jadeĆ³, sus ojos se cerraron y TobĆ­as lo liberĆ³ dejĆ”ndolo caer para que se recuperara.



   HabĆ­a un flujo constante de semen saliendo de la furiosa erecciĆ³n de Luis.



   TobĆ­as respirĆ³ profundo y lanzĆ³ una mirada vengativa al cientĆ­fico.



   —¡LlegĆ³ tu hora, Strauss, estĆ”s detenido ante la SAP!



   —¡¿QuĆ©?! ¡No, no, no!



   El cientĆ­fico quiso huir pero TobĆ­as se lanzĆ³ sobre Ć©l clavando un puƱo con fuerza contra su entrepierna. Strauss dejĆ³ escapar un gruƱido de angustia y se doblĆ³, haciendo una mueca de dolor.



   A TobĆ­as no le costĆ³ mucho esfuerzo doblegar a Strauss y esposarlo para horas mĆ”s tarde llegar con el honor limpio a la SAP con su exitosa misiĆ³n cumplida.

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