Los huevos del porno (2/4): casting

CONTIENE:

BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

   Douglas era uno de los actores porno más talentosos y cotizados de la industria. Y es que en su firma genética reposaban todos los rasgos para convertirlo en una máquina de placer sexual. Grandes bolas heredadas por sus antepasados, un pito grueso y largo, cuerpo robusto y testosterona en demasía.

   Peinaba su cabello mientras se preparaba para el casting de su próxima película, ya que el anterior proyecto con la actriz Julia River resultó un éxito en compras, vistas y descargas por la web.

   Su cuerpo bronceado estaba esculpido como el de un dios griego, con brazos y piernas fuertes, abdominales perfectos y un pecho musculoso. Vestía nada más con un pantalón negro. Culminó su retoque físico y salió con rumbo al casting que tenía citado.

   Ahí se encontró con Verónica la encargada de producir su próxima película erótica y pornográfica.

   Verónica sonrió.

   —Siéntate —dijo, señalando el armazón asiento—. Te mostrare lo que va a ser tu casting.

   Douglas sonrió y ajustó su entrepierna.

   —Esto va a ser doloroso, ¿eh?

   —Quítate la ropa, por favor—, dijo Verónica ignorando la pregunta de Douglas.

   Douglas suspiró y se quitó los pantalones y su ropa interior negra, revelando su enorme polla y su gran par de testículos colgantes.

   Verónica se inclinó y miró más de cerca la honorable hombría de Douglas, levantando la pesada y floja polla con la ayuda de su pluma para inspeccionar.

   Douglas emitió una divertida risa nerviosa cuando Verónica le acarició el miembro con sus manos, desde el pene hasta las bolas. Sin embargo, su expresión facial cambió cuando  le agarró los huevos y los tiró hacia abajo bruscamente, haciéndole gritar de dolor.

   —Está bien —dijo Verónica con una sonrisa—. Funciona.

   Douglas hizo una mueca de dolor, masajeando su entrepierna.

   Verónica le sonrió y señaló el asiento.

   Douglas gimió y se sentó, con las piernas abiertas y los pies colgando por la altura de la silla. Entre sus muslos, sus testículos se balanceaban suavemente de lado a lado.

   Verónica abrió una pequeña gaveta, sacando un cable de acero que sujetó alrededor del escroto del macho.

   Douglas miró hacia abajo, moviéndose incómodo mientras observaba a Verónica. Se aclaró la garganta.

   —Umm —dijo—. ¿Te importaría decirme lo que estás haciendo? Mis genitales son sagrados, con ellos obtengo dinero.

   Ignorando a Douglas, Verónica tensó el cable y estiró las huevas de Douglas, haciéndole gritar de dolor.

   —¡Oh, dios! 

   Verónica estiró otra vez el par de pomelos del sensual Douglas.

   Él gritó.

   —Está bien —dijo Verónica—. Básicamente, podría seguir estirando hasta que se te salgan los testículos.

   Douglas estaba respirando pesadamente, gruñendo y gimiendo de dolor, su cara se contorsionaba y gotas de sudor corrían por su rostro.

   —Quiero saber si con esto, ¿me darás el papel para la próxima pelí... ? —se detuvo cuando vio que la mano de Verónica se movía por su muslo e inhaló bruscamente.

   Inmediatamente, Verónica cerró el puño y lanzó una estocada con fuerza a las bolas de Douglas. Los dos huevos fueron aplastados, haciendo que los ojos del actor se abultaran mientras su rostro se contorsionaba en agonía.

   Verónica lo miró con una gran sonrisa, observando su dolorosa reacción.

   Douglas jadeaba pesadamente procesando el punzante dolor de su zona sagrada.

   —El papel del próximo proyecto porno es tuyo, querido. No tenemos sementales con herramientas sexuales así todos los días.

   Douglas hizo un gruñido frustrado mientras vacilaba tentativamente con sus testículos. Sonrió débilmente, y agradeció. Se sentía feliz de ser el actor pornográfico del momento y eso en parte también era gracias a sus testículos.