Es deber de una esposa cuidar de su esposo - Las Bolas de Pablo

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2 feb 2019

Es deber de una esposa cuidar de su esposo

ESCRITA POR:ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.

ESTA ES UNA SECUELA DEL RELATO ā€œDARƍO EL CAZARECOMPENSASā€.

   RecordarĆ”n que DarĆ­o, un caza recompensas de 30 aƱos, tuvo un incidente con la prĆ³fuga Mercedes y su hija Juanita... Tras una estratagema, las criminales le dejaron sin sentido luego de golpearle fuertemente en los testĆ­culos... Para su fortuna su esposa Yolanda, quien es oficial de policĆ­a, detuvo a las criminales y rescatĆ³ a su marido.
   
   Aquel dĆ­a la policĆ­a condujo al dĆŗo criminal a Arlington City, mientras DarĆ­o regresĆ³ a casa a descansar.

   Esa noche fue difĆ­cil para DarĆ­o, el dolor de sus testĆ­culos pasaba, pero la sensaciĆ³n de incomodidad le acompaƱarĆ­a hasta el amanecer. 

   Su esposa regresĆ³ y luego de consentir un poco los lesionados huevos de su esposo, la pasiĆ³n surgiĆ³ entre ambos, teniendo relaciones sexuales.

   Al amanecer Yolanda salĆ­a al trabajo, mientras DarĆ­o decidiĆ³ tomarse el dĆ­a, ya maƱana retomarĆ­a su labor de caza recompensas.

   Para las 6 pm la mujer regresaba a casa, sin quitarse el uniforme, cenĆ³ rĆ”pidamente y a continuaciĆ³n tendrĆ­a una charla pendiente con su marido.

   DarĆ­o vio a su esposa en uniforme de trabajo, como le quedaba de ajustada esa prenda, Sobre todo el trasero, apretado en ese pantalĆ³nā€¦ A veces deseaba acostarse con ella mientras usara ese uniforme.

   Yolanda iniciĆ³ la conversaciĆ³n:

   "Deja de verme el trasero y presta atenciĆ³nā€¦ CariƱo lo que paso ayer, no estuvo bien". 

   "Lo se mi amor, me descuidĆ©".

   ā€œDarĆ­o, te descuidas mucho contra las mujeres, las subestimasā€¦ CariƱo, debes dejar de confiarte asĆ­ā€.

   El hombre parecĆ­a regaƱado con la cabeza baja, era incomodo el sermĆ³n, pero era necesario, ayer aquellas mujeres pudieron hacer lo que quisieran con Ć©l.

   ā€œUna vez mĆ”s gracias por la ayudaā€.

   ā€œY una vez mĆ”s te lo recuerdo, el sacerdote dijo cuĆ”ndo nos casamos, <es deber de una esposa cuidar de su esposo>".

   ā€œPues bendito que te lo tomes tan literal... pero con respecto al tema de subestimar a las femeninas, No puedo evitarlo, soy un caballero a pesar de que me cataloguen como un tipo rudoā€.

   Yolanda se le acercĆ³ y le besĆ³.

   ā€œCariƱo, que lindo que seas un caballero, pero no puedes descuidarte asĆ­ā€¦ sobre todo tu que eres muy sensible en los testĆ­culosā€.

   ā€œNo digas eso, a todos los hombres nos dueleā€.

   ā€œCariƱo, es cierto, pero eres mĆ”s sensible que otrosā€. 

   ā€œNo es verdad, Yolandaā€.

   ā€œDarĆ­o, soy tu esposa y conozco bien a mi esposo, te conozco bien los huevos, te vuelves loco cuando te los acaricio, y eso es porque los tuyos son mĆ”s delicados, pero lamentablemente, eso tambiĆ©n te hace sufrir mĆ”s si te golpeasā€.
   
   DarĆ­o negaba con la cabeza, para Ć©l su mujer estaba exagerando.

   ā€œTe compre un protector, Ćŗsalo cariƱoā€. Yolanda dibujĆ³ con los dedos la forma del protector.

   ā€œEse que le compraste a esa estafadora de tu prima Claudia?ā€. (La protagonista del relato <COMPRA ESTE PROTECTOR>)

   ā€œSĆ­ ella!, pero porque no lo usas?ā€. DarĆ­o puso mala cara, su relaciĆ³n con Claudia no era muy buenaā€¦ mĆ”s bien la detestaba.

   ā€œEsa tetona estafadora!ā€.

   ā€œLa misma, y ya te dije que no le digas asĆ­, un dĆ­a se te va a salir el comentario estando ella presente!ā€.

   ā€œPero si no es mentira, es una tetona rellena de silicona, y no confĆ­o en ella, le caigo mal, quien sabe si servirĆ” ese equipamentoā€.

   ā€œComo puedes decir eso, y que ciencia tiene?, solo es una concha de plĆ”stico duro que cubre tus pelotasā€. Yolanda golpeo repetida y suavemente con sus nudillos la pared, poniendo un ejemplo de dureza del protector. 

   ā€œPues no me fio de esa siliconadaā€.

   ā€œNo seas terco e infantil,  Deja a Claudia en paz, y mĆ”s bien retomemos el tema, debes protegerte!ā€¦Eres muy sensible!ā€.

   ā€œPues no lo creo, no soy tan sensible como tĆŗ creesā€.

   Yolanda se hastiĆ³ de la negaciĆ³n de su marido, y avanzĆ³ un paso hacia Ć©l.

   ā€œDarĆ­oā€¦.ā€. La policĆ­a no dijo mĆ”s nada, solo quedĆ³ viĆ©ndole a los ojos.

   ā€œOOouuhhhgg!!ā€. ExpresĆ³ el hombre cuando la rodilla de su esposa entrĆ³ con fuerza entre sus muslos, hundiĆ©ndose contra el pronunciado bulto de sus huevos.

   DarĆ­o retrocediĆ³ doblado del dolor, mientas cubrĆ­a sus bolas, dio unos pasos, alejĆ”ndose de su ā€œagresoraā€.

   Yolanda se cruzĆ³ de brazos observando con cierto orgullo como su marido se mostraba adolorido y debilitado fĆ­sicamente, ahora con quĆ© cara podĆ­a mantenerse en su obstinada  versiĆ³n de resistencia testicular.

   El macho adolorido levantĆ³ la vista,  frunciendo el ceƱo y dirigiĆ©ndose a su mujer:

   ā€œĀæPorque hiciste eso?!ā€.

   ā€œPara que no me niegues lo obvioā€¦ā€.

   ā€œEres una mala esposa al hacer eso!ā€.

   ā€œCariƱo es por tu bien, asĆ­ aprenderĆ”s a reconocer tus debilidades, estas derrotado, debes admitirlo!.

   ā€œNo lo estoy!ā€. DarĆ­o estaba algo enfadado, Yolanda no podĆ­a creer su terquedad, pero si su esposo no admitĆ­a su derrota, entonces le darĆ­a otro golpe a ver si aprendĆ­aā€¦

   ā€œEntonces atĆ”came DarĆ­o, vamos!, sabes que me sĆ© defenderā€¦.adelante!ā€.

   DarĆ­o decidido a un desquite, se yergue con dificultad, toma una amplia inspiraciĆ³n y se  lanza contra Yolanda, la ataca con un golpe de puƱoā€¦ El enorme puƱo se dirige contra el bello rostro de su esposaā€¦
ā€¦Pero para su mujer no es gran cosa, Yolanda lo esquiva sin dificultad, simplemente su marido se movĆ­a muy lento tras el rodillazo inicialā€¦ con agilidad la mujer retrocediĆ³ 3 pasos y lanzĆ³ un contraataque.

Con calma, lanzĆ³ una patada directa a la zona genital de su esposo, la suela del zapato aplastĆ³ el pene y las grandes bolas de su hombre, comprimiendo todo su material genĆ©tico.

   ā€œAAAAAhhhhhhhhhh!!!!!!!ā€. GritĆ³ DarĆ­o al tiempo que torcĆ­a los ojosā€¦ El hombre de inmediato acunĆ³ sus pelotas y cayĆ³ de rodillas.

   ā€œCariƱo admite que estas vencido, tu ataque fue demasiado lento, sin mencionar la muy baja fuerza de tu golpe, aun no recuperas tu fuerza de mi primer ataqueā€.

   DarĆ­o por un segundo creyĆ³ que su mujer lo habĆ­a deshuevado, pero sus dedos protectores le indicaban que seguĆ­a siendo varĆ³n, sus bolas, ardĆ­an como brasas, pero seguĆ­an allĆ­.

   ā€œEntonces por fin aceptas que estĆ”s vencido?ā€.

   ā€œOk tu ganasā€. La mujer sonriĆ³ viĆ©ndole tal estado de indefensiĆ³n, su musculoso esposo yacĆ­a sin fuerzas y pidiendo tiempo.

   ā€œYolanda que te pasa, que no quieres que tengamos hijos?ā€. Expuso DarĆ­o con la vista algo borrosa.

   ā€œMi amor, en esos dos tienes millones y millones de hijos, y cuando decidamos tener familia, solo te darĆ© 2, 3 como mĆ”ximo, asĆ­ que te sobrarĆ”n hijos por montones, jajajaā€. La mujer estaba algo alegre por la situaciĆ³n, pero nunca buscĆ³ lastimar a su dotado esposo.

   ā€œCasi me los aplanas Yolandaā€.

   ā€œNO exageres, ademĆ”s no te di con todo, de haberte dedo con todas mis fuerzas estoy segura que te habrĆ­a dejado desmayado, tu sabes que pateo bastante fuerteā€¦Espera un rato, que irĆ© por hieloā€.

   Yolanda tomĆ³ rumbo a la cocina, mientras su marido, con la vista ya recuperada la veĆ­a alejarse, se centrĆ³ en sus nalgas apretadas dentro de ese estrecho pantalĆ³n de policĆ­a.

   El pene de DarĆ­o soltĆ³ algo de pre semen al tiempo que palpitaba un poco, el varĆ³n se mordiĆ³ los labios, pensando:

   Como no vas a patear duro con ese culote que te mandas, mujer!.

   Yolanda regresĆ³ con el hielo, DarĆ­o se lo colocĆ³ en donde le ardĆ­a.

   ā€œYolanda, se me estĆ” parandoā€¦ā€.

   ā€œEso siempre serĆ” bueno mi amor, sabes, me interesa mucho que estĆ©s bien de las bolas, no quiero que mi hombre pierda fuerzas en la nocheā€¦ Porque si te dan en las pelotas no podrĆ”s cumplirme con todoā€. 

   Por orgullo DarĆ­o se incorpora, le cuesta mantenerse en pie, la demostraciĆ³n de fuerza le da ideas a Yolanda, quien se arrodilla ante el marido... La mujer se saborea los labios.

   Yolanda le abre el pantalĆ³n, baja el calzoncillo y observa la polla de DarĆ­o en proceso de erecciĆ³n.

   ā€œMe vas a consentir Yolandita?ā€.


   La mujer tomĆ³ el tronco peneano y apartĆ”ndolo, acercĆ³ los labios al escroto del macho, inicialmente sintiĆ³ frio, debido al efecto del hielo, pero segundos mĆ”s tarde todo el calor de la inflamaciĆ³n testicular se manifestĆ³ā€¦ Yolanda debiĆ³ alejar sus labios pues temĆ­a le quemase tal temperaturaā€¦Pero decidida a darle algo de placer, la mujer se ensalivĆ³ muy bien los labios y le dio un largo chupĆ³n a los enrojecidos testĆ­culos del caza recompensas.

   ā€œUUuuhhh!!ā€. ExpresĆ³ DarĆ­o, en un jadeo de placer, ya no le importĆ³ el dolor, gozaba con el contacto de su mujer. Un segundo chupĆ³n y su pene dio un brinco, expeliendo un ligero chorro de lĆ­quido pre seminalā€¦ La mujer procediĆ³ a besarle la punta del pene, untĆ”ndose los labios del lĆ­quido lubricante.

   DarĆ­o estaba en el cielo, pero Yolanda liberĆ³ el pene y le subiĆ³ el pantalĆ³n, el marido decepcionado reclamĆ³:

   ā€œPero mi vida, no vamos  a hacerlo?ā€.

   La esposa se limpiaba los labios con la lengua, mientras expuso: ā€œAdolorido no me cumplirĆ”s bien, y yo te quiero en plena formaā€¦ā€.

   ā€œYo siempre te cumplo cariƱo, anoche te cumplĆ­ y me dolĆ­an las pelotasā€.

   ā€œNo debĆ­ pedirte sexo anoche, fui una desconsiderada, estabas adoloridoā€.

   ā€œPero si yo querĆ­a tambiĆ©n y mucho, como ansiaba agradecerte por todo lo de ayerā€.

   ā€œBueno ambos gozamos, me montaste sabroso, pero con 2 o 3 veces que lo hagamos no se nota si estas dĆ©bil, anoche fue asĆ­,  una cogida regularā€¦ Pero no te alcanzarĆ”n las energĆ­as para una jornada de extenso placerā€¦ā€

   DarĆ­o se lamio los labios al recordar las travesuras de la noche previa, tenĆ­a ganas de repetir desde ya mismo la jornada.

   ā€œā€¦Esas jornadas de 8 y 9 cogidas que me das en momentos especiales, no tendrĆ­as la fuerza en las pelotas para darme una de esas nochecitasā€¦ā€.

   Yolanda se coloreĆ³ recordando esas secciones especiales de sexo, en los que ella y DarĆ­o no paraban de fornicar hasta ver el sol.

   ā€œā€¦ Esas veces que ansĆ­o, y que son tan queridas por mĆ­... yo quiero a mi hombre a plena potencia siempre, que me deje muerta en la cama de una deliciosa y agotadora nocheā€¦ Pero los golpes en las pelotas te afectan cariƱo, nunca sabrĆ”s cuando te voy a pedir una de esas agotadoras jornadasā€.

   Tragando saliva y con el pene empapado, DarĆ­o se antojĆ³ de fornicar con su esposa.

   ā€œQuieres una de esas jornadas ahora?....ā€.

   Yolanda se sonrojĆ³ aĆŗn mĆ”s: ā€œNo te miento si confieso que se me antoja una cogida legendaria, desde hace semanas tengo ganas de una asĆ­, pero hoy estas de nuevo sin tus fuerzas plenas, acabo de debilitarte!ā€.

   ā€œPero si querĆ­as una buena revolcada,  porque me pegaste en las bolas?ā€¦ me has debilitado para esta nocheā€¦ porque lo hiciste?ā€.

   ā€œEs simple mi amorā€¦ Porque no habrĆ” diversiĆ³n esta noche DarĆ­o, debo trabajarā€.

   ā€œPero acabas de llegar!ā€.

   ā€œNo te lo dije antes, sĆ³lo vine a cenar, tengo doble turno hoyā€¦ Estoy haciĆ©ndole un favor a una compaƱera, lo siento mi vidaā€. El marido se mostraba decepcionado, y casi le suplicĆ³:

   ā€œNo me dejes asĆ­ mi amorā€¦ Solo mĆ­rame la vergaā€. Yolanda podĆ­a ver perfectamente la erecciĆ³n contenida dentro del pantalĆ³n y una gran mancha de pre semenā€¦ Tuvo ganas de nuevamente arrodillarse y disfrutar de aquel enorme garroteā€¦ pero debĆ­a irse, asĆ­ que sĆ³lo avanzĆ³ una mano y le tocĆ³ el paloā€¦. el contacto provocĆ³ una nueva descarga de pre semen, manchando aĆŗn mĆ”s la prenda.

   ā€œTe prometo que maƱana por la noche compensaremosā€. Los dedos femeninos se retiraron del garrote, y DarĆ­o no pudo mĆ”s que exhalar resignado.

   ā€œMe la tendrĆ© que jalar para sacarme esta calenturaā€.

   ā€œNo te excedas, maƱana te quiero enteritoā€.

   ā€œMaƱana te la meterĆ© 10 veces mi Yolanda!... te lo garantizo!ā€. 

   La mujer observĆ³ el pene de su esposo mĆ”s parado que nunca, pensĆ³:

   Que enorme la tienes hoy, como ansĆ­o que llegue maƱana.

   ā€œYa sabesā€¦ 10 veces!, como voy a gozarte!ā€:

   ā€œOk, diez veces serĆ”n, mi DarĆ­oā€.

   Yolanda se acercĆ³ a DarĆ­o y le tocĆ³ el paquete.

   ā€œEntonces ya sabes esposo mĆ­o, de ahora en adelante en el trabajo, siempre debes usar protecciĆ³nā€. La mujer colocĆ³ su mano en forma de un protector genital y Ć©sta encajĆ³ perfectamente en los gordos huevos de su marido.

   Un beso de despedida y la policĆ­a se marchĆ³.

 FIN.

Gracias.
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com

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