ESCRITA POR:ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.
ESTA ES UNA SECUELA DEL RELATO āDARĆO EL CAZARECOMPENSASā.
RecordarĆ”n que DarĆo, un caza recompensas de 30 aƱos, tuvo un incidente con la prĆ³fuga Mercedes y su hija Juanita... Tras una estratagema, las criminales le dejaron sin sentido luego de golpearle fuertemente en los testĆculos... Para su fortuna su esposa Yolanda, quien es oficial de policĆa, detuvo a las criminales y rescatĆ³ a su marido.
Aquel dĆa la policĆa condujo al dĆŗo criminal a Arlington City, mientras DarĆo regresĆ³ a casa a descansar.
Esa noche fue difĆcil para DarĆo, el dolor de sus testĆculos pasaba, pero la sensaciĆ³n de incomodidad le acompaƱarĆa hasta el amanecer.
Su esposa regresĆ³ y luego de consentir un poco los lesionados huevos de su esposo, la pasiĆ³n surgiĆ³ entre ambos, teniendo relaciones sexuales.
Al amanecer Yolanda salĆa al trabajo, mientras DarĆo decidiĆ³ tomarse el dĆa, ya maƱana retomarĆa su labor de caza recompensas.
Para las 6 pm la mujer regresaba a casa, sin quitarse el uniforme, cenĆ³ rĆ”pidamente y a continuaciĆ³n tendrĆa una charla pendiente con su marido.
DarĆo vio a su esposa en uniforme de trabajo, como le quedaba de ajustada esa prenda, Sobre todo el trasero, apretado en ese pantalĆ³nā¦ A veces deseaba acostarse con ella mientras usara ese uniforme.
Yolanda iniciĆ³ la conversaciĆ³n:
"Deja de verme el trasero y presta atenciĆ³nā¦ CariƱo lo que paso ayer, no estuvo bien".
"Lo se mi amor, me descuidƩ".
āDarĆo, te descuidas mucho contra las mujeres, las subestimasā¦ CariƱo, debes dejar de confiarte asĆā.
El hombre parecĆa regaƱado con la cabeza baja, era incomodo el sermĆ³n, pero era necesario, ayer aquellas mujeres pudieron hacer lo que quisieran con Ć©l.
āUna vez mĆ”s gracias por la ayudaā.
āY una vez mĆ”s te lo recuerdo, el sacerdote dijo cuĆ”ndo nos casamos, <es deber de una esposa cuidar de su esposo>".
āPues bendito que te lo tomes tan literal... pero con respecto al tema de subestimar a las femeninas, No puedo evitarlo, soy un caballero a pesar de que me cataloguen como un tipo rudoā.
Yolanda se le acercĆ³ y le besĆ³.
āCariƱo, que lindo que seas un caballero, pero no puedes descuidarte asĆā¦ sobre todo tu que eres muy sensible en los testĆculosā.
āNo digas eso, a todos los hombres nos dueleā.
āCariƱo, es cierto, pero eres mĆ”s sensible que otrosā.
āNo es verdad, Yolandaā.
āDarĆo, soy tu esposa y conozco bien a mi esposo, te conozco bien los huevos, te vuelves loco cuando te los acaricio, y eso es porque los tuyos son mĆ”s delicados, pero lamentablemente, eso tambiĆ©n te hace sufrir mĆ”s si te golpeasā.
āEse que le compraste a esa estafadora de tu prima Claudia?ā. (La protagonista del relato <COMPRA ESTE PROTECTOR>)
āSĆ ella!, pero porque no lo usas?ā. DarĆo puso mala cara, su relaciĆ³n con Claudia no era muy buenaā¦ mĆ”s bien la detestaba.
āEsa tetona estafadora!ā.
āLa misma, y ya te dije que no le digas asĆ, un dĆa se te va a salir el comentario estando ella presente!ā.
āPero si no es mentira, es una tetona rellena de silicona, y no confĆo en ella, le caigo mal, quien sabe si servirĆ” ese equipamentoā.
āComo puedes decir eso, y que ciencia tiene?, solo es una concha de plĆ”stico duro que cubre tus pelotasā. Yolanda golpeo repetida y suavemente con sus nudillos la pared, poniendo un ejemplo de dureza del protector.
āPues no me fio de esa siliconadaā.
āNo seas terco e infantil, Deja a Claudia en paz, y mĆ”s bien retomemos el tema, debes protegerte!ā¦Eres muy sensible!ā.
āPues no lo creo, no soy tan sensible como tĆŗ creesā.
Yolanda se hastiĆ³ de la negaciĆ³n de su marido, y avanzĆ³ un paso hacia Ć©l.
āOOouuhhhgg!!ā. ExpresĆ³ el hombre cuando la rodilla de su esposa entrĆ³ con fuerza entre sus muslos, hundiĆ©ndose contra el pronunciado bulto de sus huevos.
DarĆo retrocediĆ³ doblado del dolor, mientas cubrĆa sus bolas, dio unos pasos, alejĆ”ndose de su āagresoraā.
Yolanda se cruzĆ³ de brazos observando con cierto orgullo como su marido se mostraba adolorido y debilitado fĆsicamente, ahora con quĆ© cara podĆa mantenerse en su obstinada versiĆ³n de resistencia testicular.
El macho adolorido levantĆ³ la vista, frunciendo el ceƱo y dirigiĆ©ndose a su mujer:
āĀæPorque hiciste eso?!ā.
āPara que no me niegues lo obvioā¦ā.
āEres una mala esposa al hacer eso!ā.
āCariƱo es por tu bien, asĆ aprenderĆ”s a reconocer tus debilidades, estas derrotado, debes admitirlo!.
āNo lo estoy!ā. DarĆo estaba algo enfadado, Yolanda no podĆa creer su terquedad, pero si su esposo no admitĆa su derrota, entonces le darĆa otro golpe a ver si aprendĆaā¦
āEntonces atĆ”came DarĆo, vamos!, sabes que me sĆ© defenderā¦.adelante!ā.
DarĆo decidido a un desquite, se yergue con dificultad, toma una amplia inspiraciĆ³n y se lanza contra Yolanda, la ataca con un golpe de puƱoā¦ El enorme puƱo se dirige contra el bello rostro de su esposaā¦
ā¦Pero para su mujer no es gran cosa, Yolanda lo esquiva sin dificultad, simplemente su marido se movĆa muy lento tras el rodillazo inicialā¦ con agilidad la mujer retrocediĆ³ 3 pasos y lanzĆ³ un contraataque.
Con calma, lanzĆ³ una patada directa a la zona genital de su esposo, la suela del zapato aplastĆ³ el pene y las grandes bolas de su hombre, comprimiendo todo su material genĆ©tico.
āAAAAAhhhhhhhhhh!!!!!!!ā. GritĆ³ DarĆo al tiempo que torcĆa los ojosā¦ El hombre de inmediato acunĆ³ sus pelotas y cayĆ³ de rodillas.
āCariƱo admite que estas vencido, tu ataque fue demasiado lento, sin mencionar la muy baja fuerza de tu golpe, aun no recuperas tu fuerza de mi primer ataqueā.
DarĆo por un segundo creyĆ³ que su mujer lo habĆa deshuevado, pero sus dedos protectores le indicaban que seguĆa siendo varĆ³n, sus bolas, ardĆan como brasas, pero seguĆan allĆ.
āEntonces por fin aceptas que estĆ”s vencido?ā.
āOk tu ganasā. La mujer sonriĆ³ viĆ©ndole tal estado de indefensiĆ³n, su musculoso esposo yacĆa sin fuerzas y pidiendo tiempo.
āYolanda que te pasa, que no quieres que tengamos hijos?ā. Expuso DarĆo con la vista algo borrosa.
āMi amor, en esos dos tienes millones y millones de hijos, y cuando decidamos tener familia, solo te darĆ© 2, 3 como mĆ”ximo, asĆ que te sobrarĆ”n hijos por montones, jajajaā. La mujer estaba algo alegre por la situaciĆ³n, pero nunca buscĆ³ lastimar a su dotado esposo.
āCasi me los aplanas Yolandaā.
āNO exageres, ademĆ”s no te di con todo, de haberte dedo con todas mis fuerzas estoy segura que te habrĆa dejado desmayado, tu sabes que pateo bastante fuerteā¦Espera un rato, que irĆ© por hieloā.
Yolanda tomĆ³ rumbo a la cocina, mientras su marido, con la vista ya recuperada la veĆa alejarse, se centrĆ³ en sus nalgas apretadas dentro de ese estrecho pantalĆ³n de policĆa.
El pene de DarĆo soltĆ³ algo de pre semen al tiempo que palpitaba un poco, el varĆ³n se mordiĆ³ los labios, pensando:
Como no vas a patear duro con ese culote que te mandas, mujer!.
Yolanda regresĆ³ con el hielo, DarĆo se lo colocĆ³ en donde le ardĆa.
āYolanda, se me estĆ” parandoā¦ā.
āEso siempre serĆ” bueno mi amor, sabes, me interesa mucho que estĆ©s bien de las bolas, no quiero que mi hombre pierda fuerzas en la nocheā¦ Porque si te dan en las pelotas no podrĆ”s cumplirme con todoā.
Por orgullo DarĆo se incorpora, le cuesta mantenerse en pie, la demostraciĆ³n de fuerza le da ideas a Yolanda, quien se arrodilla ante el marido... La mujer se saborea los labios.
Yolanda le abre el pantalĆ³n, baja el calzoncillo y observa la polla de DarĆo en proceso de erecciĆ³n.
La mujer tomĆ³ el tronco peneano y apartĆ”ndolo, acercĆ³ los labios al escroto del macho, inicialmente sintiĆ³ frio, debido al efecto del hielo, pero segundos mĆ”s tarde todo el calor de la inflamaciĆ³n testicular se manifestĆ³ā¦ Yolanda debiĆ³ alejar sus labios pues temĆa le quemase tal temperaturaā¦Pero decidida a darle algo de placer, la mujer se ensalivĆ³ muy bien los labios y le dio un largo chupĆ³n a los enrojecidos testĆculos del caza recompensas.
āUUuuhhh!!ā. ExpresĆ³ DarĆo, en un jadeo de placer, ya no le importĆ³ el dolor, gozaba con el contacto de su mujer. Un segundo chupĆ³n y su pene dio un brinco, expeliendo un ligero chorro de lĆquido pre seminalā¦ La mujer procediĆ³ a besarle la punta del pene, untĆ”ndose los labios del lĆquido lubricante.
DarĆo estaba en el cielo, pero Yolanda liberĆ³ el pene y le subiĆ³ el pantalĆ³n, el marido decepcionado reclamĆ³:
āPero mi vida, no vamos a hacerlo?ā.
La esposa se limpiaba los labios con la lengua, mientras expuso: āAdolorido no me cumplirĆ”s bien, y yo te quiero en plena formaā¦ā.
āYo siempre te cumplo cariƱo, anoche te cumplĆ y me dolĆan las pelotasā.
āNo debĆ pedirte sexo anoche, fui una desconsiderada, estabas adoloridoā.
āPero si yo querĆa tambiĆ©n y mucho, como ansiaba agradecerte por todo lo de ayerā.
āBueno ambos gozamos, me montaste sabroso, pero con 2 o 3 veces que lo hagamos no se nota si estas dĆ©bil, anoche fue asĆ, una cogida regularā¦ Pero no te alcanzarĆ”n las energĆas para una jornada de extenso placerā¦ā
DarĆo se lamio los labios al recordar las travesuras de la noche previa, tenĆa ganas de repetir desde ya mismo la jornada.
āā¦Esas jornadas de 8 y 9 cogidas que me das en momentos especiales, no tendrĆas la fuerza en las pelotas para darme una de esas nochecitasā¦ā.
Yolanda se coloreĆ³ recordando esas secciones especiales de sexo, en los que ella y DarĆo no paraban de fornicar hasta ver el sol.
āā¦ Esas veces que ansĆo, y que son tan queridas por mĆ... yo quiero a mi hombre a plena potencia siempre, que me deje muerta en la cama de una deliciosa y agotadora nocheā¦ Pero los golpes en las pelotas te afectan cariƱo, nunca sabrĆ”s cuando te voy a pedir una de esas agotadoras jornadasā.
Tragando saliva y con el pene empapado, DarĆo se antojĆ³ de fornicar con su esposa.
āQuieres una de esas jornadas ahora?....ā.
Yolanda se sonrojĆ³ aĆŗn mĆ”s: āNo te miento si confieso que se me antoja una cogida legendaria, desde hace semanas tengo ganas de una asĆ, pero hoy estas de nuevo sin tus fuerzas plenas, acabo de debilitarte!ā.
āPero si querĆas una buena revolcada, porque me pegaste en las bolas?ā¦ me has debilitado para esta nocheā¦ porque lo hiciste?ā.
āEs simple mi amorā¦ Porque no habrĆ” diversiĆ³n esta noche DarĆo, debo trabajarā.
āPero acabas de llegar!ā.
āNo te lo dije antes, sĆ³lo vine a cenar, tengo doble turno hoyā¦ Estoy haciĆ©ndole un favor a una compaƱera, lo siento mi vidaā. El marido se mostraba decepcionado, y casi le suplicĆ³:
āNo me dejes asĆ mi amorā¦ Solo mĆrame la vergaā. Yolanda podĆa ver perfectamente la erecciĆ³n contenida dentro del pantalĆ³n y una gran mancha de pre semenā¦ Tuvo ganas de nuevamente arrodillarse y disfrutar de aquel enorme garroteā¦ pero debĆa irse, asĆ que sĆ³lo avanzĆ³ una mano y le tocĆ³ el paloā¦. el contacto provocĆ³ una nueva descarga de pre semen, manchando aĆŗn mĆ”s la prenda.
āTe prometo que maƱana por la noche compensaremosā. Los dedos femeninos se retiraron del garrote, y DarĆo no pudo mĆ”s que exhalar resignado.
āMe la tendrĆ© que jalar para sacarme esta calenturaā.
āNo te excedas, maƱana te quiero enteritoā.
āMaƱana te la meterĆ© 10 veces mi Yolanda!... te lo garantizo!ā.
La mujer observĆ³ el pene de su esposo mĆ”s parado que nunca, pensĆ³:
Que enorme la tienes hoy, como ansĆo que llegue maƱana.
āYa sabesā¦ 10 veces!, como voy a gozarte!ā:
āOk, diez veces serĆ”n, mi DarĆoā.
āEntonces ya sabes esposo mĆo, de ahora en adelante en el trabajo, siempre debes usar protecciĆ³nā. La mujer colocĆ³ su mano en forma de un protector genital y Ć©sta encajĆ³ perfectamente en los gordos huevos de su marido.
Un beso de despedida y la policĆa se marchĆ³.
FIN.
Gracias.
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