Escrito por: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING M/M y F/M.
LEER ANTES "MI COMBATE CONTRA EL CHICO DE LOS HUEVITOS 1 Y 2", "PEDRO ALFEĆIQUE EN EL CLUB FIGHT TWO 2" Y "ASALTO AL CLUB FIGHT TWO".
Julio Huertas de 19 aƱos es un joven soltero, inteligente y bastante tĆmido, apenas habĆa tenido una novia en su vida y esta le dejĆ³ al poco tiempo, enloquecĆa por las mujeres bellas, y observarlas se habĆan convertido en su segundo pasatiempo, solo superado por los videojuegos, en donde el chico era mĆ”s que un experto... Se le podrĆa llamar un "Nerd".
Un dĆa supo de las luchas erĆ³ticas y desde entonces se hizo fanĆ”tico de verlas... Se volviĆ³ cliente regular del club Fight Two, en donde observaba chicas luchando con escasa ropa… Casi desvariĆ³ al enterarse de las luchas mixtas, en donde las chicas guerreras peleaban desnudas.
No le importaba sacar dinero de donde fuese necesario, pero asistĆa cada 3 dĆas al club, incluso alternaba sus jornadas universitarias con un empleo de medio tiempo para tener el billete necesario.
De entre las guerreras del club, Rosa Arango alias "La Rosa Negra", era su preferida... No se perdĆa una pelea de ella, casi babeaba ante las descomunales tetas de Rosa, asĆ como su actitud desestresada y bromista ante un pĆŗblico que la amaba... TambiĆ©n se podĆa decir que le fascinaba cuando golpeaba bajo el cinturĆ³n... las luchas mixtas de Rosa eran lo mejor... en fin se podĆa concluir que era su amor platĆ³nico.
Aquella noche cuando pudo obtener su autĆ³grafo, casi colapsa, y aquella foto con firma era casi un altar para Ć©l.
DespuĆ©s de cada lucha terminaba con una erecciĆ³n y sin poder aguantar hasta su apartamento, se desahogaba en uno de los baƱos del club… Tras una copiosa eyaculaciĆ³n descargaba el sanitario, y expelĆa un enmascarado aroma de un pequeƱo spray de olor que llevaba consigo.
Pero su enferma rutina de masturbaciĆ³n en el club, se vio alterada por dos recientes sucesos.
El primero fue cuando Rosa combatiĆ³ en lucha mixta con AndrĆ©s Miraban, su amada perdiĆ³, pero adorĆ³ su combate, y de alguna forma se excitĆ³ aĆŗn mĆ”s con la forma de perder de ella... un puƱo en su enorme teta, fue casi un sueƱo para Julio, el mismo deseĆ³ ser aquel hombre y poder golpear la teta de Rosa... como anhelaba tocar esa enorme parte de su querida Rosa; Aquella vez casi se corre en los calzoncillos, presuroso debiĆ³ ir al baƱo y no paro de jalarse el pene hasta despuĆ©s de 3 corridas, en mĆ”s de una ocasiĆ³n debiĆ³ bajar el tono de voz durante su "manoseo", ante la entrada de algĆŗn hombre a orinar... Ni siquiera suspendiĆ³ la masturbada, cuando un rezagado aficionado casi desfallece en el baƱo tras una colosal expulsiĆ³n de heces.
Pero el segundo suceso es el tema desarrollado en este relato:
Hace unos dĆas Julio asistiĆ³ a la batalla entre Pedro Coronado y Keilor PanamĆ”, Rosa no peleaba ese dĆa, pero el morbo de la pelea entre el enano y el puertorriqueƱo le hicieron asistir y entusiasmarse... AdemĆ”s terminĆ³ excitado con los golpes bajos entre estos luchadores, no se suponĆa que pelearĆan desnudos, pero el cambio en las reglas le alegrĆ³ mucho... Julio imaginaba a Rosa dando cada golpe bajo a esos dos luchadores sin ropa, y eso le calentĆ³…
…MĆ”s aĆŗn cuando la pelea se decidiĆ³ con un mutuo apretĆ³n testicular, el pene de Julio casi suelta la preciada carga blanca, el fanĆ”tico cruzĆ³ los muslos logrando a Ćŗltima hora evitar eyacular en pleno asiento.
Terminada la velada y con la gente marchĆ”ndose, Julio hĆ”bilmente se escurriĆ³ hacĆa un baƱo del Ć”rea ejecutiva, evitĆ³ los baƱos del pĆŗblico porque hoy no querĆa ser interrumpido en su acto masturbatorio, por un nutrido pĆŗblico en retirada, y seguramente repleto de orina.
En medio de su faena, escuchĆ³ la entrada de alguien al baƱo, pensĆ³ que quien ingresĆ³ no tardarĆa. Pero la persona fue directamente a su cubĆculo, tocando de manera insistente, Julio detuvo su acto y se excusĆ³ diciendo que estaba ocupado el lugar, pero los golpes en la puerta del cubĆculo fueron mĆ”s y mĆ”s fuertes, la persona que golpeaba se identificĆ³ como el vigilante de tesorerĆa Marcos GarcĆa.
Requerido por una autoridad, Julio subiĆ³ sus pantalones y abriĆ³ la puerta
Apenas vio al guardia, este le agarrĆ³ de la camisa y le hizo salir, con fuerza le arrojĆ³ al suelo, mientras iba a la puerta del baƱo y colocaba seguro por dentro. Julio se atemorizĆ³ ante la situaciĆ³n.
“QuĆ© demonios haces aquĆ eh?, alguna cochinada de seguro, verdad?”.
Julio negĆ³ todo, pero el vigilante ya habĆa sospechado de Ć©l, todo ese tiempo en el baƱo y ningĆŗn olor fĆ©tido, y ahora que se acercaba nuevamente, si podĆa percibir ese aroma caracterĆstico a semen… el sujeto le darĆa el susto de su vida al joven pervertido.
Tomado del cuello por alguien mĆ”s fuerte, Julio solo pudo decir: “DĆ©jeme en paz, yo no querĆa hacer nada malo”.
“Eres un enfermo y te voy a enseƱar a no hacer esas porquerĆas en este club!”.
El guardia saco su arma y apunto al pecho de Julio, quien se puso pƔlido del miedo.
“No me haga nada…”.
“Ćbrete los pantalones idiota, Obedece!”.
Sin opciĆ³n Julio abriĆ³ su cremallera, igual hizo a un lado sus calzoncillos ante la nueva orden del guardia, en su miedo Julio no daba para hablar, estaba confundido de que pretendĆa el guardia.
La obvia presencia de semen en el pene e interior, era la prueba reina que querĆa ver el guardia… De repente el hombre estiro la mano y agarrĆ³ los huevos de Julio.
Asustado al tener su hombrĆa cautiva, suplicĆ³: “SuĆ©lteme… dĆ©jemelos”.
Con malicia GarcĆa apretĆ³ las bolas, como si se tratasen de esferas de goma.
“AAAAHHHHHHHHHHHHH!!!”. ExpresĆ³ Julio cuando trituraban sus cojones, nunca en su vida le habĆa hecho tal cosa, ahora por fin sentĆa lo que era el dolor testicular en su mĆ”xima expresiĆ³n.
El guardia hasta retorciĆ³ su escroto para causarle el mayor castigo posible, para Ć©l, asĆ aprenderĆa aquel pervertido.
Los ojos de Julio se aguaron rƔpidamente y las lƔgrimas comenzaron a correr.
“Dejameeeeeeeeeee!!!!!!”. GritĆ³ Julio quien sentĆa sus pelotas casi a punto de explotar, las lĆ”grimas aumentaron llenando sus mejillas, junto a algo de moco que salĆa de su nariz, para GarcĆa su vista era deliciosa, sentĆa felicidad al ver al joven denigrado y suplicante.
Julio rogĆ³ le liberase, su orgullo y dignidad estaban por el suelo.
Satisfecho de la humillada, Marcos GarcĆa por fin liberĆ³ sus bolas y Julio de inmediato cayĆ³ al piso, el guardia, sonriente y jactancioso, enfundĆ³ su arma y dio un leve puntapiĆ© en las piernas del joven, casi despreciĆ”ndole, entonces ordenĆ³:
“Tienes 5 minutos para largarte, y no te quiero ver de nuevo por aquĆ enfermo!!”.
El guardia abandonĆ³ el baƱo, dejando a Julio sobĆ”ndose en posiciĆ³n fetal, el dolor en sus huevos era tan fuerte que no podĆa ni moverse, y asĆ permanecerĆa por algunos minutos.
SecĆ”ndose las lĆ”grimas, Julio cerrĆ³ su pantalĆ³n, y dispuso a salir… Pero por algĆŗn inexplicable motivo, el sobar sus testĆculos de forma repetida y frotar sobre su pantalĆ³n su bulto, le hizo excitarse…
…No entendĆa bien lo que le pasaba, pero no pudo aguantarse y bajĆ³ una vez mĆ”s su pantalĆ³n, para cuando se dio cuenta, su mano le pajeaba una vez mĆ”s.
La eyaculaciĆ³n se produjo, asĆ que tomĆ³ aire, se vistiĆ³ y se aventurĆ³ a salir con cautela del baƱo… Pero justo al abrir la puerta vio a alguien caminando hacia el Ć”rea administrativa, de inmediato supo que era una mujer, vestĆa pantalĆ³n jean color negro y un suĆ©ter manga larga de igual color, calzaba ademĆ”s zapatos deportivos… pero cuando Ć©sta doblo el pasillo, pudo verla de perfil... Llevaba puesta una mĆ”scara!
La curiosidad le hizo avanzar tras la mujer, manteniendo una prudente distancia, logrĆ³ llegar a la esquina del pasillo, y asomĆ”ndose con prevenciĆ³n, observĆ³ cĆ³mo ella caminaba hacĆa el guardia de seguridad que le habĆa agredido, Ć©ste se encontraba de espaldas y claramente la mujer iba en pos de sorprenderle por detrĆ”s… Era esto alguna broma?, no tenĆa como saberlo.
Julio no sabĆa quĆ© hacer, esa enmascarada, que pretendĆa?, la velocidad de los acontecimientos, ni siquiera le permitiĆ³ evaluar si debĆa o no advertir al guardia.
De repente se escuchĆ³ un ruido, el guardia caminĆ³ mĆ”s adelante, hacia dĆ³nde parecĆa provenir Ć©ste, se notaba que el hombre estaba extraƱado y no ubicaba el sonido, Julio pudo ver como la mujer con sigilo y por detrĆ”s, le puso la emboscada!, acelerĆ³ los pasos y lanzĆ³ una fuerte patada contra la entrepierna del guardia.
Julio a quien los huevos le dolĆan bastante, arrugĆ³ el rostro al ver como ese zapato deportivo se estrellaba contra la zona baja del guardia, quien de inmediato grito de dolor.
“AAHHHH!!”. ExpresĆ³ el hombre quien cayĆ³ de rodilla cubriendo sus pelotas, la enmascarada de un movimiento le quito el arma. Ahora armada era mucho mĆ”s peligrosa…Julio pensĆ³ en correr en direcciĆ³n opuesta y no parar hasta salir del club, pero por algĆŗn motivo permaneciĆ³ observando la situaciĆ³n.
Pudo ver como el guardia se abrazĆ³ contra las piernas de la mujer, sin duda querĆa evitar que le rematara, pero Ć©sta se mostrĆ³ hĆ”bil y sin siquiera inmutarse le dio con la base de la palma en la nariz…
…GarcĆa enseguida la soltĆ³ y terminĆ³ boca arriba en el piso… acto seguido el hombre adoptĆ³ la posiciĆ³n fetal; Fue cuando la enmascarada saco algo de un bolsillo y lo colocĆ³ en la parte posterior de la cabeza del sujeto, entonces Ć©ste comenzĆ³ casi a convulsionar…Julio supo que era un arma elĆ©ctrica y que el guardia estaba acabado. Un rato y ya no se moviĆ³ mĆ”s
El corazĆ³n de Julio no paraba de latir, casi brincaba ante el estrĆ©s de contemplar tan situaciĆ³n… hasta se agarrĆ³ las pelotas!, el agredido era el guardia pero Ć©l temĆa por su seguridad, y por instinto cubriĆ³ lo mas preciado para el… su lastimada Ć”rea gonadal.
Presto a huir, logrĆ³ ver como la mujer avanzĆ³ unos pasos y regreso un instante despuĆ©s... traĆa un telĆ©fono en la mano, al parecer aquello fue lo que provocĆ³ el ruido que distrajo al guardia… la enmascarada planeo bien su ataque.
La mujer comenzĆ³ a arrastrar el cuerpo de GarcĆa en direcciĆ³n a Julio quien fue Ć”gil, y se ocultĆ³ en el baƱo…
…Casi le da un infarto cuando la mujer ingresa tambiĆ©n al baƱo con el inconsciente sujeto…para su fortuna Ć©l ya estaba atrincherado y fuera de la vista de quien ingresaba.
Oculto en un cubĆculo del baƱo, pudo presenciar a travĆ©s de una rendija, como la enmascarada arrastraba al guardia de seguridad sin sentido justo al centro del baƱo, le ataba y colocaba cinta adhesiva en la boca… su corazĆ³n palpitĆ³ con fuerza del susto y casi se le salĆa por la boca… Pero paradĆ³jicamente se concentrĆ³ en detallar a la mujer, era joven y tanto sus pechos como trasero eran de tamaƱo medio, a pesar de estar enmascarada juraba que debĆa ser linda de rostro.
Apenas la mujer saliĆ³ de escena, Julio esperĆ³ un rato, finalmente se aventurĆ³ a dejar el cubĆculo, se acercĆ³ al guardia, lo observĆ³ un momento, sintiĆ³ que habĆa recibido su merecido por apretarle las bolas y humillarlo… pero mirando su entrepierna, sintiĆ³ lĆ”stima por Ć©l, Julio sabĆa de primera mano lo que dolĆa esa parte, y esa noche no se lo deseaba ni a su peor enemigo.
Por fin Julio dejĆ³ el baƱo y huyĆ³, no querĆa involucrarse en lo que sea que pasaba, y menos ser pillado por algĆŗn criminal o por la policĆa, en un baƱo masturbĆ”ndose… ademĆ”s que tal si todo este asunto terminaba en un tiroteo, aquella mujer estaba ahora armada, si es que no lo estaba desde antes.
El camino a casa fue largo y su mente divagĆ³ en muchos temas… incluso pensĆ³ que aquella mujer enmascarada era interesante, linda de seguro, y peligrosa, nada mal para ser admirada por un chico como Ć©l… pero claro al final su idea no pasĆ³ a mayores, ya que aquella chica no se comparaba a su amada Rosa… igual de peligrosa y de pechos gigantes… justo al llegar a casa, el pensamiento de Rosa le provocarĆa una nueva erecciĆ³n.
Ya terminada la anĆ©cdota deben saber que mĆ”s cosas le sucederĆ”n a Julio, pues en poco tiempo su mĆ”s ansiado sueƱo se harĆ” realidad… Encontrarse y charlar frente a frente con su amor platĆ³nico, La Rosa Negra.
FIN.
Gracias.
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