Guerreros orinocos (1/7): Visita inesperada - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

7 may 2019

Guerreros orinocos (1/7): Visita inesperada


CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Brake

   Brake se quedó estupefacto cuando otro varón ingresó a su aposento. Fue una sorpresa recibir al ciudadano que ahĆ­ se presentaba de facciones crueles.


   Brake pertenecĆ­a a esa honorable raza de Orinocos que custodiaban las gemas que salvarĆ­an a la humanidad de las tinieblas. Su cuerpo era fuerte y grueso.


   —¿QuĆ© estĆ”s buscando aquĆ­? —inquirió.


   —Vine con la misión de buscar la piedra —dijo el otro hombre—. Entregala por las buenas, no quiero herirte.


   Brake negó muy decidido con la cabeza.


   —Por las buenas no te la entregarĆ©. TendrĆ”s que matarme.


   —SĆ© muy bien como derrotar a un orinoco.
Garbok


   —¿A caso eres un Atlante? ¿De los hombres del mal?


   Quien lo desafiaba era Garbok, enviado de la oscuridad para robar la piedra que llevarĆ­a la fuerza maligna al poder. Era un guerrero de cabellos negros y cuerpo musculoso. Fue bendecido por una gran polla y un par de bolas enormes.


   En ese momento incómodo los dos guerreros adoptaron posición de ataque.


   Garbok no perdió el tiempo. Levantó el pie entre las piernas de Brake, apuntando a sus testĆ­culos.


   Pero el Orinoco saltó a un lado y golpeó el pie de Garbok, respondiendo con un fuerte golpe en la mandĆ­bula que hizo que el atlante tropezara hacia atrĆ”s, gruƱendo de dolor.


   TeniĆ©ndolo en el suelo el pie de Brake aplastó las bolas de Garbok, pisoteando sus pelotas contra su cuerpo y haciendo que soltara un gruƱido de sorpresa que se convirtió en un gemido angustiado cuando se dobló de dolor.


   —La esmeralda no caerĆ” en el mal —aseguró el protector Orinoco.


   Garbok gruñó— Eres un buen luchador, ¿eh?


   —¿Sorprendido? —Brake sonrió—. Es mejor que te marches.


   Garbok se encogió de hombros, apretó sus puƱos sonriendo a Brake—. PensĆ© que dejarĆ­as que otros lucharan por ti.


   Antes de que Brake tuviera oportunidad de responder, Garbok se abalanzó hacia Ć©l, apuntando un fuerte golpe a su cara.


   Su ataque funcionó. El puƱo chocó en el rostro de Brake, haciendo que gritara de dolor. Cayó de rodillas, agarrando su cabeza.


   El Orinoco se quebró de rabia.


   —¿Donde estĆ” la piedra esmeralda?


   Brake dejó escapar un gemido gutural y levantó su puƱo entre los muslos de Garbok, comprimiendo los huevos chocandolos en su cuerpo.


   Los ojos de Garbok se agrandaron y dejó escapar una tos seca.


   De pie, Brake le dio un fuerte puƱetazo a sus musculosos abdominales, haciendo que el Atlante diera un gruƱido de dolor.


   El protector Orinoco agarró los hombros de Garbok y levantó su rodilla entre los muslos, aplanando sus bolas.


   Garbok dejó escapar un grito de angustia, tratando de alejarse de Brake, pero el guerero siguió con otro fuerte rodillazo contra los preciosos testĆ­culos de Garbok.


   Una y otra vez, la rodilla de Brake encontró las bolas de Garbok, aplastando sus frĆ”giles cojones en su cuerpo y provocando todo tipo de ruidos en Ć©l.


   Brake entregó una Ćŗltima rodilla dura a las bolas de Garbok antes de empujarlo al suelo donde se acurrucó gimiendo de dolor.


   Brake se quedó pasmado cuando en su aposento se presentó otro gladiador que estaba de pie, mirando a Garbok que se retorcĆ­a de dolor. Era un hombre de cuerpo grande, pesado y musculoso. De cabellos largos y facción cruel. Usaba una truza oscura.


   —¡¿QuĆ© diablos?! —se preguntó Brake—. ¿Otro Atlante en mi dominio?


   El visitante abrió la boca para decir algo, pero Brake lo detuvo agarrando sus enormes huevas con ambas manos y apretando con fuerza.


   La cara del atlante intruso se contrajo de dolor cuando las puntas de los dedos de Brake se clavaron en sus carnosas bolas. Su boca se abrió y cerró, haciĆ©ndolo parecer un pez fuera del agua, mientras sus ojos se humedecĆ­an y perdĆ­an la concentración.


   —Pensaste que podĆ­as joderme, ¿eh? —gruñó Brake, aplastando y retorciendo las carnosas pelotas con sus propias manos—. ¿TĆŗ y cuĆ”ntos atlantes vendrĆ”n a buscar la esmeralda? Puedo contigo y todos los que se aparezcan.


   El intruso dejó escapar un lastimoso chillido agudo, sus ojos se cruzaron, y su pene se movió violentamente.


   Brake gruñó, soltando las bolas del intruso, dĆ”ndole la vuelta y tirĆ”ndolo al suelo.


   El atlante aterrizó a cuatro patas, gimiendo de dolor. Antes de que tuviera oportunidad de agarrar sus dolorosas gónadas, Brake lo desnudo y buscó entre sus muslos por detrĆ”s, agarró su dura polla y la tiró hacia atrĆ”s, aplastando los carnosos testĆ­culo contra sus piernas y entre la dura polla.


   El intruso soltó un gemido cuando Brake apretó el puƱo y lanzó un golpe devastador a la cabeza brillante de la polla retorcida.


   Brake sonrió, doblando el miembro duro del atlante.


   Las bolas del atlante estaban aplastadas contra su cuerpo y Ć©l estaba arrodillado en cuatro patas, con el rostro contraĆ­do de dolor. La sensación desconocida y la fricción hicieron que su polla se contrajera y palpitara violentamente.


   De repente, una violenta corrida cremosa abandono la polla del intruso chocando contra la cara de Brake. Fue seguido por un segundo y un tercer chorro de esperma que se disparó directamente a los ojos abiertos del protector Orinoco, que lo hizo gritar de sorpresa.


   El cuarto y quinto arrebato encontraron su camino hacia la boca abierta de Brake, convirtiendo su grito en un gracioso gorgoteo.


   La polla seguĆ­a disparando semen como una manguera, empapando la cara de Brake y haciĆ©ndole jadear para respirar.


   Cegado por el semen salado en sus ojos, Brake soltó la polla, lo que le permitió al intruso acurrucarse en posición fetal mientras el Orinoco cubierto de lefa intentaba frenĆ©ticamente limpiar la esperma ardiente de su mirada, solo empeorando las cosas al frotarla.


   Mientras tanto, Garbok se habĆ­a recuperado y se acercó a Brake, cojeando ligeramente, haciendo una mueca de dolor.


   Brake estaba dando vueltas, gritando obscenidades mientras se frotaba los ojos doloridos.


   Sin mĆ”s preĆ”mbulos, Garbok echó su pierna hacia atrĆ”s y pateó las gónadas del guerrero con toda la fuerza que pudo reunir.


   El grito de Brake se detuvo bruscamente y soltó un lastimoso chillido antes de desplomarse en el suelo, gimiendo de dolor. Parpadeaba frenĆ©ticamente, sus ojos estaban rojos y doloridos, y era obvio que no podĆ­a ver al que lo habĆ­a fauleado.


   —¿Cómo te sientes, Tom? —quiso saber Garbok.


   A lo que el intruso respondió levemente.


   —Mejorando.


   Al decir eso lanzó las manos entre las piernas de Brake y envolvió sus dedos alrededor de las bolas apretando con fuerza.

   Brake dejó escapar un chillido.


   Tom puso el pulgar y el Ć­ndice alrededor de la base del escroto de Brake, atrapando los huevos hinchados en la palma de su mano. Luego apretó el puƱo y le sonrió a Brake. Con eso, puso su puƱo sobre las bolas de Brake antes de torcer la mano, apretando las bolas entre su palma y los nudillos.


   Brake gritó descomunalmente.


   El guapo guerrero se retorcĆ­a de agonĆ­a, sus ojos estaban rojos de la esperma salada y gruesas gotas de sudor corrĆ­an por su rostro mientras gritaba preso de agonĆ­a.


   Tom retorció el puƱo y aplastó las huevas de Brake.


   —DĆ©jame intentar —gimió Garbok, levantó el puƱo y lo dejó caer sobre las bolas de Brake como un martillo.


   El Orinoco gritaba en agonĆ­a, su voz se quebró cuando Tom y Garbok se turnaron para romper sus preciosas bolas con sus puƱos.


   Consiguieron dejarlo derrotado, humillado y sin ninguna fuerza. AsĆ­ la piedra esmeralda fue arrebatada de su poder.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages