Rivales 3 (2/5): Jade y Carla - Las Bolas de Pablo

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16 may 2019

Rivales 3 (2/5): Jade y Carla

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

BALLBUSTING MUJER/HOMBRE

   Israel acomodaba la erecciĆ³n que se le habĆ­a formado al recordar la hermosura de una de las muchachas que habĆ­a ingresado al equipo de nataciĆ³n como nuevo talento. El rubio se acomodĆ³ la polla y sintiĆ³ que sus bolas se agitaban con esperma acumulado.


   —Inmensas tetas se carga la nueva —se riĆ³, tratando de calmar su furiosa erecciĆ³n que creĆ³ una gran carpa en su traje de baƱo.


   De repente, la puerta de la zona de duchas se abriĆ³ y Adam entrĆ³.


   Israel jadeĆ³ sorprendido y se cubriĆ³ la erecciĆ³n con las manos.


   Adam lo mirĆ³ con una sonrisa divertida. Era un hombre guapo y musculoso, con cabello negro.


   —¿Estoy interrumpiendo algo, afeminado? —mirĆ³ la entrepierna de Israel y se riĆ³ entre dientes.


   —¿A caso te interesa? ¿O vienes por tu porciĆ³n de lefa? —gruĆ±Ć³ Israel, presionando las manos contra su entrepierna—. A caso, ¿hay algo que quisieras decirme? —caminĆ³ unos pasos ajustando su entrepierna. Su erecciĆ³n desapareciĆ³ pero sus pelotas seguĆ­an cosquilleando.


   —No olvides que tĆŗ y yo hicimos un trato —indicĆ³ Adam—, y que tĆŗ lo perdiste y ahora tienes que hacer todo lo que yo ordene. Porque eres un perdedor.


   Israel lo mirĆ³ fijamente. Luego dejĆ³ escapar un suspiro, pasĆ”ndose las manos por el cabello rubio reciĆ©n mojado.


   Adam sonriĆ³ y mirĆ³ la entrepierna de Israel.


   Su polla se estaba volviendo a poner dura, abultando de forma obscena el traje de baƱo.


   Adam se riĆ³ y lanzĆ³ un duro uppercut a las bolas de su rival, haciĆ©ndolas crujir en su cuerpo y provocando que Israel soltara un gruƱido gutural.


   —Debes cumplir con tu trato, afeminado. Y mantener tu palabra —Adam se dio la vuelta y se dirigiĆ³ a la puerta.


   Israel gruĆ±Ć³ frotĆ”ndose la entrepierna mientras su erecciĆ³n se desvanecĆ­a.


   Unos minutos mĆ”s tarde salĆ­a cojeando del Ć”rea de vestuarios y se encontrĆ³ con Adam acompaƱado de dos preciosas mujeres, una de ellas era aquella hermosa chica del equipo nuevo: Carla era su nombre y estaba acompaƱada por Jade.


   —Israel, ellas te quieren conocer.


   —He oĆ­do que eres un semental —dijo Carla.


   Israel afirmĆ³ con la cabeza y su miembro viril se contrajo.


   —¿Un semental? —se burlĆ³ Adam—. Pero si Israel es un novillo.


   Carla se riĆ³ y levantĆ³ su pierna hacia atrĆ”s y la enviĆ³ hacia adelante entre los muslos de Israel. Dio un golpe perfecto con las bolas, embistiĆ©ndolas contra su cuerpo.


   Israel se doblĆ³, cayĆ³ al suelo y aullĆ³ de dolor mientras Adam, Carla y Jade convulsionaron de risa.


   —¿Quieres hielo para tus pelotas, nenita? —se burlĆ³ Adam.


   Israel gimiĆ³ frotĆ”ndose los doloridos testĆ­culos.


   Las dos muchachas se fueron acompaƱadas de Adam que se las llevĆ³ tomĆ”ndolas de la cintura. Israel gruĆ±Ć³ y estuvo un rato en el suelo procesando el dolor que emanaba de sus grandes testĆ­culos. Cuando menguĆ³ se levantĆ³ y volviĆ³ a paso lento a los vestuarios, allĆ­ entre sus cosas encontrĆ³ una concha que pensĆ³ le servirĆ­a de mucho, el Protex3000, un protector inguinal que su hermano SimĆ³n estaba promocionando.


   Israel se aclarĆ³ la garganta inspeccionando la taza.


   IntentĆ³ colocar sus genitales en la taza, pero era imposible meter todo. Ya SimĆ³n le habĆ­a comentado lo incĆ³modo que resultaba. Cuando logrĆ³ guardar sus posesiones mĆ”s preciadas se colocĆ³ un short y decidiĆ³ que no iba a entrenar aquella tarde sino que harĆ­a gala de su fĆ­sico y simpatĆ­a.


   Al salir del vestuario se dirigiĆ³ a la piscina allĆ­ estaban los grupos de nadadores algunos entrenando y otros charlando. DistinguiĆ³ a Adam con sus amigas ahĆ­ estaba Jade con un balĆ³n de voleibol en las manos, fue ella la que dijo:


   —Ataja esto o llora.


   El balĆ³n se estrellĆ³ contra la entrepierna de Israel con un ruido pesado, haciendo que los ojos se le abultaran y se se doblĆ³, su rostro se arrugĆ³ y dejĆ³ escapar un gemido sibilante.


   Jade y Adam se echaron a reĆ­r cuando Israel cayĆ³ de rodillas, gimiendo de dolor.


   —Que bueno que ya procreaste, Israel —dijo alguien—. Adam y su grupo te dejarĆ”n sin descendencia.


   Israel se levantĆ³, gimiendo y frotĆ”ndose la entrepierna. SonriĆ³ dĆ©bilmente pese a la humillaciĆ³n.


   —Soy mĆ”s fuerte que cualquier cosa —asegurĆ³ con valentĆ­a.


   —¿Ah, sĆ­? No lo creo.


   Carla se encaminĆ³ moviendo sus tetas a drede. Por lo que el esbelto rubio se perdiĆ³ en medio de sus movimientos sin percatarse que ella estrellĆ³ una patada contra Ć©l.


   El golpe dio justo en el blanco, y levantĆ³ a Israel del suelo, haciĆ©ndole gritar de dolor cuando se desplomĆ³, agarrando su entrepierna y retorciĆ©ndose de dolor.


   Adam, Jade y otras personas se estaban riendo mientras Israel gruƱƭa y gemĆ­a de dolor, con el rostro contorsionado por la agonĆ­a.


   Israel se levantĆ³, ajustando su entrepierna, haciendo una mueca, echĆ³ una mirada de odio y fue decidido hacia Adam apretando los puƱos.


   El clima en el Ć”rea de la piscina se volviĆ³ pesado mientras se esperaba el segundo decisivo del enfrentamiento.


   Pero fue el pie de Jade que aterrizĆ³ justo en el centro del paquete de Israel, aplastando sus gĆ³nadas semi protegidas clavando la taza contra sus genitales.


   Adam y Carla se echaron a reĆ­r y el desdichado Israel una vez mĆ”s se desplomĆ³ en el suelo, chillando de dolor.


   Israel gimiĆ³ acurrucĆ”ndose en posiciĆ³n fetal.


   «Mis huevos me estĆ”n matando» pensĆ³ cerrando los ojos y soltando un profundo y gutural gruƱido.


   —¿Saben chicas? —bromeĆ³ Adam—. Un dĆ­a escuchĆ© a Israel decir que ustedes eran unas putas y que se las querĆ­a llevar a la cama porque se comportan como unas cualquiera.


   Jade y Carla fingieron sentirse ofendidas y se lanzaron contra Israel y comenzaron a patearlo, apuntando a sus bolas. Israel gruĆ±Ć³ y gimiĆ³, acurrucado tratando de evitar las patadas mientras Adam soltaba carcajada.


   —AsĆ­ es, chicas —se riĆ³—. A patearlo justo en los huevos.


   Jade y Carla saltaron encima de Israel, sus pies cayeron sobre su entrepierna. Comenzaron a saltar arriba y abajo, gritando con entusiasmo mientras las gĆ³nadas quedaban aplastadas bajo sus pies.


   Se escuchĆ³ un fuerte crujido cuando la copa protectora se rompiĆ³ bajo el peso de las dos mujeres, pero Jade y Carla estaban demasiado emocionadas para notarlo.


   Israel dejĆ³ escapar un grito desgarrador cuando saltaban sobre sus preciosas bolas, aplastĆ”ndolas una y otra vez con cada salto, introduciendo las astillas de la inĆŗtil taza protectora en uno de sus testĆ­culos.


   Adam se reĆ­a de diversiĆ³n mientras observaba a Jade y Carla usar la virilidad de su enenigo como un trampolĆ­n, apretando sus cojones y chillando mientras Israel gritaba de agonĆ­a.


   —Chicas —se riĆ³ Adam—, creo que es suficiente.


   —¡Nooooo! —Jade y Carla gritaron al unĆ­sono, clavando sus pies en las bolas de Israel una y otra vez mientras el guapo nadador chillaba de dolor.


   Un minuto mĆ”s tarde, cuando Israel habĆ­a perdido la esperanza de que las mujeres se cansaran de saltar sobre sus testĆ­culos, Jade y Carla bajaron, no sin torcer los pies sobre las bolas de Israel una Ćŗltima vez.


   El apuesto macho se acurrucĆ³, gimiendo de dolor. Respirando con dificultad y con la hombria destrozada como su orgullo.


   Adam se riĆ³ y se arrodillĆ³ junto al rubio— Hiciste trampa queriendo usar una taza protectora. Eso indica que todavĆ­a estĆ”s en deuda conmigo y tienes que hacer todo lo que yo diga si quieres salir de esta —sonriĆ³.


   Israel se metiĆ³ la mano en el short haciendo rodar los delicados orbes entre sus dedos. EmitiĆ³ un triste gemido.


   Adam se echĆ³ a reĆ­r y golpeĆ³ juguetonamente la entrepierna hinchada de Israel con la palma de su mano, haciendo que gritara de dolor y se acurrucara mĆ”s. Se levantĆ³ y sonriĆ³. Otra vez volvĆ­a a ganar.

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