BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
Israel acomodaba la erecciĆ³n que se le habĆa formado al recordar la hermosura de una de las muchachas que habĆa ingresado al equipo de nataciĆ³n como nuevo talento. El rubio se acomodĆ³ la polla y sintiĆ³ que sus bolas se agitaban con esperma acumulado.
—Inmensas tetas se carga la nueva —se riĆ³, tratando de calmar su furiosa erecciĆ³n que creĆ³ una gran carpa en su traje de baƱo.
De repente, la puerta de la zona de duchas se abriĆ³ y Adam entrĆ³.
Israel jadeĆ³ sorprendido y se cubriĆ³ la erecciĆ³n con las manos.
Adam lo mirĆ³ con una sonrisa divertida. Era un hombre guapo y musculoso, con cabello negro.
—¿Estoy interrumpiendo algo, afeminado? —mirĆ³ la entrepierna de Israel y se riĆ³ entre dientes.
—¿A caso te interesa? ¿O vienes por tu porciĆ³n de lefa? —gruĆ±Ć³ Israel, presionando las manos contra su entrepierna—. A caso, ¿hay algo que quisieras decirme? —caminĆ³ unos pasos ajustando su entrepierna. Su erecciĆ³n desapareciĆ³ pero sus pelotas seguĆan cosquilleando.
—No olvides que tĆŗ y yo hicimos un trato —indicĆ³ Adam—, y que tĆŗ lo perdiste y ahora tienes que hacer todo lo que yo ordene. Porque eres un perdedor.
Israel lo mirĆ³ fijamente. Luego dejĆ³ escapar un suspiro, pasĆ”ndose las manos por el cabello rubio reciĆ©n mojado.
Adam sonriĆ³ y mirĆ³ la entrepierna de Israel.
Su polla se estaba volviendo a poner dura, abultando de forma obscena el traje de baƱo.
Adam se riĆ³ y lanzĆ³ un duro uppercut a las bolas de su rival, haciĆ©ndolas crujir en su cuerpo y provocando que Israel soltara un gruƱido gutural.
—Debes cumplir con tu trato, afeminado. Y mantener tu palabra —Adam se dio la vuelta y se dirigiĆ³ a la puerta.
Israel gruĆ±Ć³ frotĆ”ndose la entrepierna mientras su erecciĆ³n se desvanecĆa.
Unos minutos mĆ”s tarde salĆa cojeando del Ć”rea de vestuarios y se encontrĆ³ con Adam acompaƱado de dos preciosas mujeres, una de ellas era aquella hermosa chica del equipo nuevo: Carla era su nombre y estaba acompaƱada por Jade.
—Israel, ellas te quieren conocer.
—He oĆdo que eres un semental —dijo Carla.
Israel afirmĆ³ con la cabeza y su miembro viril se contrajo.
—¿Un semental? —se burlĆ³ Adam—. Pero si Israel es un novillo.
Carla se riĆ³ y levantĆ³ su pierna hacia atrĆ”s y la enviĆ³ hacia adelante entre los muslos de Israel. Dio un golpe perfecto con las bolas, embistiĆ©ndolas contra su cuerpo.
Israel se doblĆ³, cayĆ³ al suelo y aullĆ³ de dolor mientras Adam, Carla y Jade convulsionaron de risa.
—¿Quieres hielo para tus pelotas, nenita? —se burlĆ³ Adam.
Israel gimiĆ³ frotĆ”ndose los doloridos testĆculos.
Las dos muchachas se fueron acompaƱadas de Adam que se las llevĆ³ tomĆ”ndolas de la cintura. Israel gruĆ±Ć³ y estuvo un rato en el suelo procesando el dolor que emanaba de sus grandes testĆculos. Cuando menguĆ³ se levantĆ³ y volviĆ³ a paso lento a los vestuarios, allĆ entre sus cosas encontrĆ³ una concha que pensĆ³ le servirĆa de mucho, el Protex3000, un protector inguinal que su hermano SimĆ³n estaba promocionando.
Israel se aclarĆ³ la garganta inspeccionando la taza.
IntentĆ³ colocar sus genitales en la taza, pero era imposible meter todo. Ya SimĆ³n le habĆa comentado lo incĆ³modo que resultaba. Cuando logrĆ³ guardar sus posesiones mĆ”s preciadas se colocĆ³ un short y decidiĆ³ que no iba a entrenar aquella tarde sino que harĆa gala de su fĆsico y simpatĆa.
Al salir del vestuario se dirigiĆ³ a la piscina allĆ estaban los grupos de nadadores algunos entrenando y otros charlando. DistinguiĆ³ a Adam con sus amigas ahĆ estaba Jade con un balĆ³n de voleibol en las manos, fue ella la que dijo:
—Ataja esto o llora.
El balĆ³n se estrellĆ³ contra la entrepierna de Israel con un ruido pesado, haciendo que los ojos se le abultaran y se se doblĆ³, su rostro se arrugĆ³ y dejĆ³ escapar un gemido sibilante.
Jade y Adam se echaron a reĆr cuando Israel cayĆ³ de rodillas, gimiendo de dolor.
—Que bueno que ya procreaste, Israel —dijo alguien—. Adam y su grupo te dejarĆ”n sin descendencia.
Israel se levantĆ³, gimiendo y frotĆ”ndose la entrepierna. SonriĆ³ dĆ©bilmente pese a la humillaciĆ³n.
—Soy mĆ”s fuerte que cualquier cosa —asegurĆ³ con valentĆa.
—¿Ah, sĆ? No lo creo.
Carla se encaminĆ³ moviendo sus tetas a drede. Por lo que el esbelto rubio se perdiĆ³ en medio de sus movimientos sin percatarse que ella estrellĆ³ una patada contra Ć©l.
El golpe dio justo en el blanco, y levantĆ³ a Israel del suelo, haciĆ©ndole gritar de dolor cuando se desplomĆ³, agarrando su entrepierna y retorciĆ©ndose de dolor.
Adam, Jade y otras personas se estaban riendo mientras Israel gruƱĆa y gemĆa de dolor, con el rostro contorsionado por la agonĆa.
Israel se levantĆ³, ajustando su entrepierna, haciendo una mueca, echĆ³ una mirada de odio y fue decidido hacia Adam apretando los puƱos.
El clima en el Ć”rea de la piscina se volviĆ³ pesado mientras se esperaba el segundo decisivo del enfrentamiento.
Pero fue el pie de Jade que aterrizĆ³ justo en el centro del paquete de Israel, aplastando sus gĆ³nadas semi protegidas clavando la taza contra sus genitales.
Adam y Carla se echaron a reĆr y el desdichado Israel una vez mĆ”s se desplomĆ³ en el suelo, chillando de dolor.
Israel gimiĆ³ acurrucĆ”ndose en posiciĆ³n fetal.
«Mis huevos me estĆ”n matando» pensĆ³ cerrando los ojos y soltando un profundo y gutural gruƱido.
—¿Saben chicas? —bromeĆ³ Adam—. Un dĆa escuchĆ© a Israel decir que ustedes eran unas putas y que se las querĆa llevar a la cama porque se comportan como unas cualquiera.
Jade y Carla fingieron sentirse ofendidas y se lanzaron contra Israel y comenzaron a patearlo, apuntando a sus bolas. Israel gruĆ±Ć³ y gimiĆ³, acurrucado tratando de evitar las patadas mientras Adam soltaba carcajada.
—AsĆ es, chicas —se riĆ³—. A patearlo justo en los huevos.
Jade y Carla saltaron encima de Israel, sus pies cayeron sobre su entrepierna. Comenzaron a saltar arriba y abajo, gritando con entusiasmo mientras las gĆ³nadas quedaban aplastadas bajo sus pies.
Se escuchĆ³ un fuerte crujido cuando la copa protectora se rompiĆ³ bajo el peso de las dos mujeres, pero Jade y Carla estaban demasiado emocionadas para notarlo.
Israel dejĆ³ escapar un grito desgarrador cuando saltaban sobre sus preciosas bolas, aplastĆ”ndolas una y otra vez con cada salto, introduciendo las astillas de la inĆŗtil taza protectora en uno de sus testĆculos.
Adam se reĆa de diversiĆ³n mientras observaba a Jade y Carla usar la virilidad de su enenigo como un trampolĆn, apretando sus cojones y chillando mientras Israel gritaba de agonĆa.
—Chicas —se riĆ³ Adam—, creo que es suficiente.
—¡Nooooo! —Jade y Carla gritaron al unĆsono, clavando sus pies en las bolas de Israel una y otra vez mientras el guapo nadador chillaba de dolor.
Un minuto mĆ”s tarde, cuando Israel habĆa perdido la esperanza de que las mujeres se cansaran de saltar sobre sus testĆculos, Jade y Carla bajaron, no sin torcer los pies sobre las bolas de Israel una Ćŗltima vez.
El apuesto macho se acurrucĆ³, gimiendo de dolor. Respirando con dificultad y con la hombria destrozada como su orgullo.
Adam se riĆ³ y se arrodillĆ³ junto al rubio— Hiciste trampa queriendo usar una taza protectora. Eso indica que todavĆa estĆ”s en deuda conmigo y tienes que hacer todo lo que yo diga si quieres salir de esta —sonriĆ³.
Israel se metiĆ³ la mano en el short haciendo rodar los delicados orbes entre sus dedos. EmitiĆ³ un triste gemido.
Adam se echĆ³ a reĆr y golpeĆ³ juguetonamente la entrepierna hinchada de Israel con la palma de su mano, haciendo que gritara de dolor y se acurrucara mĆ”s. Se levantĆ³ y sonriĆ³. Otra vez volvĆa a ganar.
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