Fuera Mascaras - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

27 may 2019

Fuera Mascaras

ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING M/M Y F/M.
Relacionado con ASALTO AL CLUB FIGHT TWO y EL LADO OSCURO DEL DECANO.

   En anteriores relatos ha aparecido una misteriosa enmascarada que ha atacado a diferentes personas. Primero asaltĆ³ el Club Fight Two, donde robĆ³  un dinero que el gerente habĆ­a obtenido explotando una rivalidad entre dos luchadores, el dinero terminĆ³ ayudando a gente necesitada; Luego se da el ataque en casa de una pareja gay, siendo uno de ellos el anterior criminal conocido como “Trump”, al parecer la enmascarada querĆ­a hacerle pagar por sus acciones delictivas; Y finalmente la agresiĆ³n al decano PĆ©rez Ayola, quien debiĆ³ renunciar a su puesto en la universidad para evitar ser expuesto pĆŗblicamente en conductas indecentes.

   Esta enmascarada se ha mostrado conocedora de artes marciales, y utiliza equipo de vigilancia y armas elĆ©ctricas, ahora sabremos su identidad.

   El detective Armando DĆ­az, luego de una ardua investigaciĆ³n tiene por fin una sospechosa. Una foto mejorada por expertos le da a la posible culpable.

   Gracias a la foto, se avanza en su identificaciĆ³n, el ingreso al club de lucha erĆ³tica, ayuda a identificarla, pues todos lo que entran aparecen en cĆ”mara, y en la boleterĆ­a debĆ­a presentar su nĆŗmero de documento de identidad. AsĆ­ en poco tiempo ya tiene la identidad plena.

   Se trata de una estudiante universitaria, llamada VerĆ³nica Arango, de 18 aƱos,  en su historial no hay antecedentes penales, y su familia tiene cierta influencia en la sociedad, no hay nada que indique que se trate de una ladrona o una persona peligrosa… No encaja con el perfil de la enmascarada ladrona, una mujer que sabe de combate cuerpo a cuerpo.

   DĆ­az estĆ” seguro de que es ella, Pero la falta de pruebas sĆ³lidas, impide alguna detenciĆ³n.

   DĆ­az decide enviar a su casa y a la universidad,  policĆ­as encubiertos y hacerle seguimiento a VerĆ³nica, por dos dĆ­as se recopila informaciĆ³n, Armando mismo va como civil a la universidad, y comprueba una de sus teorĆ­as…VerĆ³nica usa lentes pero la enmascarada no,  mĆ”s las pistas le decĆ­an que durante el asalto al club erĆ³tico, la criminal dio seƱas de tener mala vista cercana, al abrir la caja fuerte fallĆ³ al digitar la clave, y al imprimir informaciĆ³n lo hizo con letra muy grande… Eso concuerda con una mujer que usa lentes para ver de cerca, pero como ladrona no los lleva puestos.

   Por la noche se produce un suceso crucial en la investigaciĆ³n, eran la 1 am, cuando de la casa de VerĆ³nica aparece la joven, llevando un pequeƱo bolso, los policĆ­as que hacĆ­an vigilancia de inmediato la siguen y avisan al detective DĆ­az.

   Wilson Salazar es el lĆ­der del grupo de seguimiento, junto a Ć©l estĆ”n los oficiales RodrĆ­guez y YƔƱez;  Aquella noche siguen a la sospechosa quien toma un taxi… finalmente el vehĆ­culo la deja en cierto lugar y la joven se detiene en un callejĆ³n oscuro, a distancia, se percatan que observa una casa, y mira en su celular algo con insistencia… siendo los oficiales expertos en seguimiento e inteligencia, deducen que la universitaria estĆ” vigilando aquella casa, quien sabe con quĆ© objetivos. 

   Se comunican con Armando DĆ­az y este da Ć³rdenes de aprehenderla.

   A Ćŗltimo momento la universitaria actĆŗa, al ojo de los oficiales queda grabado cuando ella se coloca la mĆ”scara y avanza hacĆ­a la casa vigilada.

   “Listo!, va a atacar, detengĆ”mosla!”. ExpresĆ³ Salazar a sus compaƱeros, en la oscuridad no valĆ­an grabaciones, pero ellos eran testigos visuales de como aquella chica estaba en el callejĆ³n, y de repente emergĆ­a la enmascarada…
... Los policĆ­as de civil se fueron aproximando fuera  de  la vista de la joven, tendiĆ©ndole una emboscada. Pero repentinamente la enmascarada se detuvo en la entrada, parecĆ­a sacar alguna llave, pero volteĆ³ a un lado y otro, fue entonces cuando comenzĆ³ a correr.

   “Nos vio!, tras ella!”. Salazar daba Ć³rdenes… el factor sorpresa se habĆ­a esfumado y ahora era una persecuciĆ³n.

   La enmascarada era veloz y Ć”gil, en un callejĆ³n, RodrĆ­guez logrĆ³ alcanzarla, con el arma desenfundada le ordenĆ³ detenerse, pero la joven en un movimiento demasiado hĆ”bil se ladeĆ³ y con una fugaz patada le desarmĆ³, la pistola se perdiĆ³ en lo oscuro del callejĆ³n y los contendientes se vieron frente a frente.

   La enmascarada le atacĆ³, defendiĆ©ndose con dificultad el policĆ­a, la chica sabĆ­a pelear, no tardĆ³ en atacarle la cara con un puƱo frontal…

   Pero como era posible!- Se preguntaba RodrĆ­guez que no entendĆ­a como le golpeo con la guardia alta…era muy hĆ”bil de mujer.
   Tras el golpe, un segundo impacto en el costado, le ablandĆ³ mĆ”s, y finalmente un rodillazo femenino ingresaba en su entrepierna.

   “AAAAaaahhhh!”. ExclamĆ³ el policĆ­a al sentir el contundente golpe a sus pelotas. Con el rostro arrugado recibiĆ³ un puƱo y cayĆ³ de espaldas, la enmascarada desaparecĆ­a.

   RodrĆ­guez con las venas de la garganta hinchadas del dolor, trataba de soportar el sufrimiento gonadal.

   Auxiliaron a RodrĆ­guez  y se dio el reporte, El detective DĆ­az se desplazĆ³ al lugar y dictĆ³ que se vigilara la casa de VerĆ³nica, pero nunca llegĆ³ a ella.

   En otra parte de la ciudad, tocaban a la puerta de la casa de Miguel… nadie respondĆ­a, unas piedritas a la ventana del durmiente y este despertaba.

   “Pero quien se atreve a molestar mi sagrado sueƱo!”. Una nueva piedrita y al asomarse ve a su novia.

   “VerĆ³nica!, Que rayos!, que haces aquĆ­?”. El joven se sorprendiĆ³ al ver a su novia a las 2:30 am, en su ventana.

   “Estas bien?”.

   “Estoy bien”.

   “Porque vienes a esta hora… y donde estĆ”n tus lentes?”. VerĆ³nica entrĆ³ por la ventana y se sentĆ³ en cama de novio, dejando su bolso a un lado.

   “No puedo responder a eso, tal vez salĆ­ a trotar en la noche por la falta de sueƱo y me dirigĆ­ acĆ”, pero recalco que no sĆ© cĆ³mo lleguĆ©”.

   “Me preocupa eso”. 

   Miguel tenĆ­a preocupaciones con respecto a su novia desde hace semanas, esa falta de sueƱo ya habĆ­a pasado de castaƱo a oscuro, y con lo de hoy, era necesario hacer algo, convenciĆ³ anteriormente a VerĆ³nica de ir al mĆ©dico, pero se habĆ­a dilatado el asunto; Ahora le dejĆ³ claro que maƱana mismo irĆ­an al doctor, La cientĆ­fica aceptĆ³… Y se fueron a dormir.

   Mientras tanto Armando DĆ­az tocaba en la casa que la enmascarada vigilaba, alguien con cabellos alborotados abriĆ³.

   La habitante era Rebeca Artigas (Relato EL DESDOBLAMIENTO ASTRAL…)

   Armando pasa a su casa y le informa que una persona estaba merodeando, y tal vez pretendĆ­a entrar a robar.

   “Pero no le veo sentido, no tengo cosas de valor”. Rebeca no dejaba de analizar al oficial, mientras Ć©ste, junto a otros policĆ­as parecĆ­an turbados viendo el interior de la casa… Velas, calaveras, muƱecos vudĆŗ, afiches de ocultismo, telaraƱa a mas no poder, y en la mesa un libro con sĆ­mbolos diabĆ³licos.

   “Puedo preguntar a que se dedica usted?”.

   “Estudio Arquitectura en la universidad, pero tambiĆ©n me gusta los temas ocultistas… como podrĆ” observar, le interesa que lea su mano?”.

   “NO se preocupe… espere!”. Rebeca le tomĆ³ la mano y sin resistencia por parte del detective comenzĆ³ a analizarla.

   “Uhmm , ya veo, sĆ­, claro, usted ha tenido muchos problemas en su corta carrera como policĆ­a, veo repetidos traumas en zonas muy privadas para usted”.

   “Pero que dice?!!”. Armando se alarmĆ³.

   “Es la verdad, no puedo equivocarme, esta lĆ­nea de la mano registra el estado de su cuerpo, y su Ć”rea genital ha sido bastante maltratada en su vida”.

   El detective tragĆ³ saliva ante lo que exponĆ­a la “bruja”.

   “Pero ha tenido suerte, tales males no le han afectado para nada, es un hombre con buena salud”.

   “Gracias, pero dĆ­game algo…”.

   Fue interrumpido por un oficial quien descubriĆ³ algo… HabĆ­a una cĆ”mara escondida en la casa, Armando dedujo de inmediato que la enmascarada vigilaba a su futura victima… eso era lo que veĆ­a en su telĆ©fono… un video del interior, de seguro esperando el momento ideal para ingresar.

   Armando le mostro la foto de VerĆ³nica a Rebeca: “Conoce a esta mujer?”.

   “Si!, es la novia de mi Ex pareja Miguel”. La informaciĆ³n podĆ­a develar el motivo de la intrusiĆ³n.

   “Tienes algĆŗn problema con ella?, algĆŗn rencor por sus asuntos de pareja con tu Ex”.

   Rebeca negĆ³ todo, pero recordĆ³ lo dicho a la cientĆ­fica antes.

   “Hace un tiempo leĆ­ su fortuna y observĆ© una aura oscura a su alrededor, no me extraƱa que tenga problemas de todo tipo”.

   Armando se quedĆ³ viendo a la entrevistada, como diciendo –Que demonios le pasa a esta loca!-

   “Sabe usted donde se encuentra ahora?”.

   “Pues si no estĆ” en su casa, estĆ” en casa de Miguel, son novios y mantienen relaciones sexuales allĆ­”. En su viaje astral Rebeca se habĆ­a cerciorado de que VerĆ³nica convivĆ­a en ocasiones con Miguel.

   “Deme la direcciĆ³n de su ex novio, seƱorita…”.

   “Puedo llamarlo?, temo este en problemas con esa Cientifi-loca teniendo  asuntos con la ley”.

   “NO, puede alertar a su pareja, aun sin querer; Iremos allĆ”, Usted no se preocupe,  dejaremos a un oficial en su puerta, asĆ­ estarĆ” a salvo hasta que esa delincuente sea aprehendida”.

   Y asĆ­ los oficiales dejaban la casa de Rebeca, tomando rumbo a su nuevo destino y posible escondite de la enmascarada… La casa de Miguel.

   En el camino mĆ”s de uno comento: “Esa chica si es rara, viste su casa?”.

   “La casa de una bruja!… bueno, cada quien es libre de vivir donde quiera no?”. Le contestaba otro.

   “Para mi deberĆ­a vivir en un Sanatorio mental!”.

   Gracias a lo dicho por Rebeca, las fuerzas de agentes se movilizaron y pusieron cerco a casa de Miguel, se sabĆ­a que podrĆ­a estar  solo, y decidieron esperar el pronto amanecer, cerca de las 7 Am, hubo novedad.

   VerĆ³nica salĆ­a de la casa de Miguel, rumbo a su casa y luego pensaba ir a la Universidad. Tras ella iba Salazar, la cientĆ­fica notĆ³ que la seguĆ­an, y volteĆ³ encarando a un hombre armado.

   “Porque me sigues?, eres un desesperado delincuente, mira que no tengo dinero y cualquier robo en este lugar serĆ­a un grave error estratĆ©gico”.

   “Ven conmigo”. SentenciĆ³ Salazar, mientras otros 2 hombres armados se le acercaron, eran jĆ³venes y a la cientĆ­fica le pareciĆ³ verlos en el campus, ahora que lo pensaba los vio repetidamente  el dĆ­a de ayer.

   “Alto ahĆ­ seƱorita”. Salazar aumentĆ³ el tono de voz.

   “Que desean?”. La joven observĆ³ como uno sacaba unas esposas del bolsillo.

   “PolicĆ­a, oficiales Salazar, RodrĆ­guez y YƔƱez, dese por detenida”. Estupefacta VerĆ³nica no reaccionaba, fue extraƱo para los oficiales, quienes esperaban cierta resistencia, ademĆ”s la expresiĆ³n en el rostro de la cientĆ­fica no daba lugar a dudas… ella no resistirĆ­a. Cuando uno la tomĆ³ de una mano y trato de esposarla, ella retrocediĆ³ logrando que el dĆŗo se mostrase mĆ”s agresivo… se dio un forcejeĆ³, VerĆ³nica perdiĆ³ su bolso, y el varĆ³n aplicĆ³ mĆ”s fuerza llevĆ”ndole las manos atrĆ”s, logrando esposarla… Con la mujer sometida, las armas fueron guardadas.

   “DĆ©jenla!!!!”. Gritaba Miguel, el novio de VerĆ³nica quien aparecĆ­a en escena, sin mĆ”s, descargĆ³ un puƱetazo al rostro de Salazar, haciĆ©ndole irse al suelo.

   “Corre VerĆ³nica, corre!”.

   “Espera Miguel, ellos son…”.

   “No dejare que nadie te maltrate, no me importa quienes sean estos tipos”. Miguel no daba tiempo de que la joven le informara quienes eran.

   RodrĆ­guez y YƔƱez, no se molestaron en decirle que eran la autoridad, habĆ­a golpeado a su compaƱero y pagarĆ­a por ello… se enfrentarĆ­an a Miguel, decidieron no usar sus armas; Mientras Salazar se levantaba por el golpe, el novio se cuadraba con energĆ­as dispuesto a todo con tal de proteger a su amada, de repente un cuarto policĆ­a, Ć©ste si uniformado, llegĆ³ por detrĆ”s… con la tonfa dio un golpe entre las piernas a Miguel, el objeto solido impactĆ³ de abajo a arriba el saco escrotal del joven...

…Miguel sintiĆ³ la vara de madera apastar sus pelotas.

AAAAHHHHHHHHHHHHHH!”. Fue el alarido que dio el joven, que se agarrĆ³ las bolas.

   El inesperado y contundente golpe fue demasiado para Miguel quien se desplomĆ³ al piso y cubriĆ³ sus huevos… El incipiente pleito habĆ­a terminado.

   “Canalla!, que falto de hombrĆ­a agredir las gĆ³nadas de un adversario por la retaguardia, que acaso no tienes honor como varĆ³n?, que tu volumen testicular es tan deficiente que los niveles de testosterona no alcanzan a darte la requerida actitud masculina que la sociedad falo cĆ©ntrica exige de ti?”. VerĆ³nica se dirigĆ­a al atacante uniformado en su cotidiano lenguaje intelectual, Ć©ste si bien no entendiĆ³ todo lo dicho contra Ć©l, si pareciĆ³ molestarse por cuestionar su masculinidad. 

   Uno de los oficiales esposa a Miguel, quien no puede hacer nada, deben ayudarle a incorporar, pues el dolor testicular le ha dejado sin fuerzas. Le suben a empujones a la patrulla.

   Tras recibir el reporte detallado, Armando ordena encarcelar a la universitaria, seguidamente informa a la Teniente Ferrer sobre la captura.

   “Mi teniente la operaciĆ³n fue exitosa, tengo en custodia a la sospechosa del robo al club Fight Two”.

   “Excelente, espero  las pruebas sean sĆ³lidas”.

   “Lo son”. Armando tenĆ­a el bolso de VerĆ³nica en sus manos y observaba lo que contenĆ­a… la mĆ”scara, un arma elĆ©ctrica y equipo electrĆ³nico.

   Luego de ser arrestado, Miguel es dejado libre con prontitud, el joven y su abogado demuestran que Ć©l solo defendĆ­a a su novia de unos individuos que no vestĆ­an uniforme, vio como la ultrajaban unos extraƱos, y no pudo contenerse.

   No se presentaron cargos contra Ć©l, y como los oficiales tenĆ­an una orden contra la joven cientĆ­fica, el abogado le aconsejo que no tenĆ­a caso demandar a la policĆ­a. Miguel escuchaba al abogado, mientras con una mano aĆŗn sobaba sus testĆ­culos.

   “Ya estĆ”s bien?, o quiere ir a que te revisen las bolas?”.

   “Ya estoy mejor, un mĆ©dico de aquĆ­ me examinĆ³ y dijo que estarĆ­a bien en unas horas”.

   En ese momento ingresaba un tĆ­o de VerĆ³nica, el hombre llamado Edgar era un importante directivo de una liga de boxeo regional. Los padres de la joven estaban de viaje y no regresarĆ­an en 2 semanas, el tĆ­o junto al abogado, hablaron con las autoridades… la situaciĆ³n de su sobrina parecĆ­a grave.

   El novio tuvo un momento para ver a su amada, aun a travĆ©s de los barrotes de la celda. El beso que se dieron fue de los mĆ”s tristes que hubiera dado en su vida, pero que habĆ­a pasado?, era alguna pesadilla?, querĆ­a que su querida VerĆ³nica fuese liberada ya mismo.

   “No sĆ© de quĆ© te culpan, pero no descansaremos hasta que te dejen ir”.

   “Ellos solo hacen su trabajo, por cierto, como siguen tus gĆ³nadas?”.

   “No te preocupes por mĆ­, estoy bien”. Miguel palpĆ³ su aĆŗn dolida entrepierna.

   “Ese policĆ­a fue un cobarde al golpearte de esa manera, merece un castigo”.

   “Ya olvĆ­dalo… pero de que te acusan?”.

   “De robo entre otros cargos, pero soy inocente, no logro entender lo que sucede, es sin duda un error”.

   La corta charla dejĆ³ a Miguel mĆ”s intrigado, un beso final y le sacaron del Ć”rea de detenidos.

   Miguel, el abogado y el seƱor Edgar, quedaron asombrados al escuchar de la Teniente Gertrudis Ferrer que VerĆ³nica era sindicada de asalto, lesiones personales e invasiĆ³n a propiedad privada… todo usando una mĆ”scara, les comunicĆ³ que hasta maƱana serĆ­a presentada ante el juez para que la capturara definitivamente, luego ya se cuadrarĆ­a fecha para un juicio.
   Miguel le dijo a la Teniente que era un malentendido, la oficial vio su mirada de desesperaciĆ³n  y dijo:

   “Lo siento chico, pero tenemos a tu novia  en video, colocĆ”ndose la mĆ”scara usada en el robo, la misma identificada por testigos como la agresora y ladrona, y ademĆ”s la chica estuvo el dĆ­a del robo en el lugar, las cĆ”maras la ubican allĆ­…”.

   “Usted no conoce a VerĆ³nica, ella no harĆ­a algo asĆ­, es incapaz!”.

   “PerdĆ³n muchacho, al parecer no la conoces tan bien”. Al tiempo le mostraba la mĆ”scara usada, hallada en el bolso de VerĆ³nica tras su captura.

   El tĆ­o y abogado fueron con la Teniente para arreglar asuntos, mientras un cabizbajo Miguel se sentaba, intentando comprender que pasaba.

   Las palabras de la Teniente permanecĆ­an en su cabeza, “…al parecer no la conoces bien”. VerĆ³nica estaba muy extraƱa desde que le quitaron el laboratorio, y su insomnio no hacĆ­a mĆ”s que agravarse, habrĆ” cambiado su novia?... recordĆ³ cuando hace dĆ­as, mientras se duchaban juntos la tocĆ³ en la espalda, VerĆ³nica se quejĆ³, y al ver, tenĆ­a una herida en la parte baja de la espalda, era reciente, y la joven con total seguridad, pero a la vez sorprendida, le confeso que no recordaba cĆ³mo se hizo aquella lesiĆ³n… Ć©l mismo le ayudĆ³ a curar aquella fea herida.

   Era ya de tarde cuando sonaba su telĆ©fono, era Rebeca, por 5ta vez llamaba en el dĆ­a, pero Miguel decidiĆ³ nuevamente no contestar.

   AhĆ­ recordĆ³ lo dicho por Rebeca aquella vez… un aura de obscuridad rodeaba a su novia, y le advertĆ­a que se alejara de ella… en ese momento parecĆ­a una locura, y aĆŗn lo parecĆ­a, pero era otro aspecto que le indicaba que algo malo sucedĆ­a con VerĆ³nica.

   Ya en la noche, los conocidos de la detenida debieron irse, Miguel ni siquiera pudo despedirse de ella, solo el familiar pudo verla antes de marcharse. La detenida trato de dormir algo… para su sorpresa en la incĆ³moda cama de la celda, logrĆ³ cerrar los ojos.

   Eran las 11:30 Pm, y VerĆ³nica abrĆ­a los ojos…
…la mirada de la joven era seria y fruncĆ­a el ceƱo, con habilidad se incorporĆ³ y busco en su zapato derecho, no tardĆ³ en extraer un pequeƱo alambre pelado, era maleable y resistente, la joven uso el instrumento para abrir la celda y en menos de un minuto estaba libre.

   El oficial encargado de las celdas, estaba viendo el horĆ³scopo, cuando una sombra se acercaba por detrĆ”s. Un movimiento fugaz le hizo reaccionar, pero muy tarde, con un golpe de mano en la nuca, el policĆ­a cayĆ³ al suelo sin sentido. VerĆ³nica con la mirada seria, tomaba el arma de fuego y la Tonfa del policĆ­a.

   La joven debĆ­a moverse sin ser vista, eso incluĆ­a las cĆ”maras, desde su ingreso a la comisarĆ­a, detallĆ³ su ubicaciĆ³n y le fue fĆ”cil colocarse en el Ć”ngulo correcto para no ser detectada.

   En su ruta de escape ingresĆ³ a los vestidores, esperaba no encontrar a nadie allĆ­ a tales horas, pero si habĆ­a alguien… era un policĆ­a ahora de civil, se prestaba a salir tras finalizar su turno… VerĆ³nica frunciĆ³ el ceƱo al reconocerlo… era el mismo policĆ­a que con la tonfa habĆ­a golpeado a Miguel en los testĆ­culos.

   “Ahora veras!...”. Y de inmediato se abalanzĆ³ contra el individuo.
   Con la joven casi sobre Ć©l, el policĆ­a levantĆ³ los brazos para protegerse del  ataque, pero la chica fue muy rĆ”pida, y su nariz recibĆ­a un castigo… los finos dedos lastimaban sus fosas nasales, provocĆ”ndole dolor e irritaciĆ³n nasal y ocular, pero simultĆ”neamente un ataque mucho mĆ”s contundente ingresaba entre sus piernas… la rodilla de VerĆ³nica se hundĆ­a con fuerza, hasta estrellarse contra el hueso pĆŗbico del varĆ³n…
…Sus pelotas quedaron aplanadas, irradiando dolor y ardor por su vientre e intestinos… un sonoro gas saliĆ³ de su ano,  una seƱal de lo intenso del castigo.

   El sonido intestinal generĆ³ enojo en la agresora, mientras el sujeto caĆ­a de rodilla, con las manos acunando sus bolas y casi ciego por el lagrimeo.
   El policĆ­a daba lastima, y VerĆ³nica le rematarĆ­a con un rodillazo a la mandĆ­bula…Sangre volĆ³ de su boca, como un escupitajo.

   TerminĆ³ tendido en el suelo, inconsciente. La agresora retomĆ³ su ruta de escape.

   Un policĆ­a llegaba al Ć”rea de celdas y vio vacĆ­o el “cuarto” de VerĆ³nica, no tardĆ³ en encontrar  a su compaƱero noqueado… Se dio la alarma general.

   Todo era un caos en la comisarĆ­a, los oficiales de turno revisaban cada rincĆ³n del lugar, sin Ć©xito… mientras varios policĆ­as caĆ­an noqueados en los pasillos, por donde la prisionera caminaba rumbo a la salida…VerĆ³nica era hĆ”bil en artes marciales y estaba armada, si bien no disparĆ³ bala alguna, nadie le pudo ofrecer resistencia.

   La joven escapaba de la comisarĆ­a, sin problemas y por la puerta principal… En plena entrada se topĆ³ con un policĆ­a que iba ingresando para su turno de medianoche.

   El individuo escuchĆ³ la alarma activa, al ver a la chica sospechĆ³ de ella y su paso apresurado, quiso decirle que se detuviera…

   “Un momento seƱorita…”.
… Pero la cientĆ­fica ya le atacaba, como un rayo, clavĆ³ una fuerte patada en sus testĆ­culos sin protecciĆ³n.

   “OOOhhhhh!!!”. Fue el quejido de un hombre que sintiĆ³ sus pelotas casi hechas papilla.

   Se derrumbĆ³ agarrando su hombrĆ­a, aĆŗn tenĆ­an forma esfĆ©rica, pero el dolor le incapacitĆ³, evitado siquiera ver en quĆ© direcciĆ³n habĆ­a huido la cientĆ­fica.

   En su casa, Armando DĆ­az eyaculaba dentro del coƱo de su pareja, cuando escuchĆ³ el repetido llamado a su telĆ©fono, sacĆ³ el pene ahora flĆ”cido, pero goteante de esperma, y recibiĆ³ la llamaba.

   Le informaban la evasiĆ³n de VerĆ³nica; El detective analizĆ³ por un momento y dijo: “LA CACERIA COMIENZA AHORA!”.


CONTINUARƁ…
PROXIMA ENTREGA DE LA SAGA: SALVEMOS A VERONICA!

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