Guerreros Orinocos (2/7): la defensa del rubi - Las Bolas de Pablo

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21 may 2019

Guerreros Orinocos (2/7): la defensa del rubi

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   El protector Orinoco estaba sentado en una silla con las piernas abiertas. TenĆ­a un pantalĆ³n ajustado que mostraba su enorme y carnosa polla y sus bolas extraordinariamente gordas. Estaba tratando de demostrar dominio y tranquilidad ante el invasor atlante que lo amenazaba a cambio de obtener la piedra que estaba destinado a cuidar.


   El guerrero atlante era Sedd, un guapo y atlĆ©tico guerrero de larga cabellera y con sonrisa de triunfo. ParecĆ­a muy relajado y no intimidado en lo mĆ”s mĆ­nimo por el cuerpo fuerte y robusto de Roby.



   —SĆ­, seguro que sĆ­ —dijo Sedd con una sonrisa. EchĆ³ un vistazo a la entrepierna de Roby y se riĆ³, estaba divertido por la vista de los genitales que parecĆ­an un salami y dos tomates de carne rellenos en una bolsa muy pequeƱa para guardarlos.



   En ese preciso instante tambiĆ©n se estaba ejecutando la pelea de Eli contra Garbok.



   —No vengo a jugar —recordĆ³ Sedd—. Estoy en la bĆŗsqueda del rubĆ­.



   —Eso nunca —negĆ³ Roby levantĆ”ndose.



   Se colocaron en posiciĆ³n de ataque, uno frente al otro, con las piernas abiertas. Se miraban a los ojos con vistazos asesinos esperando que uno de los dos hiciera el primer movimiento.



   De repente, Sedd se abalanzĆ³ sobre Roby. El guapo atlante agarrĆ³ el brazo de su oponente y lo hizo girar, agarrĆ³ la parte de atrĆ”s del pantalĆ³n de Roby y lo alzĆ³.



   Roby dejĆ³ escapar un grito al sentir la fuerza del calzĆ³n chino aprisionando su culo y el testĆ­culo derecho.



   Sedd se echĆ³ a reĆ­r y aplicĆ³ mĆ”s fuerza, sujetando el pantalĆ³n con ambas manos.



   La sorpresa de Roby se convirtiĆ³ rĆ”pidamente en dolor como sus preciosas joyas se aplastaban contra su cuerpo.



   Sedd levantĆ³ la rodilla. Propinando un ataque mortal a los grandes cojones de Roby, aplastĆ”ndolos y haciendo que aullara de dolor.



   Se derrumbĆ³ en el suelo mientras sus pantalones se desgarraron.



   Su rostro se contrajo en agonĆ­a, acunĆ³ sus bolas, gruƱendo y gimiendo, completamente desnudo.



   Sedd sostenĆ­a los destrozados pantalones de Roby, con expresiĆ³n divertida.



   —Esto va a ser mĆ”s fĆ”cil de lo que pensĆ© —dijo.



   Pero fue interrumpido bruscamente por un movimiento rĆ”pido y preciso de Roby. Su mano se disparĆ³ entre las piernas de Sedd y envolviĆ³ sus dedos alrededor del gran bulto antes de apretar las gĆ³nadas con fuerza.



   Los ojos de Sedd se agrandaron y dejĆ³ escapar un gemido sin aliento.



   Sus dedos se aflojaron y los destrozados pantalones de Roby cayeron al suelo.



   Roby estaba de rodillas, con el rostro contraĆ­do por el dolor y una mano apoderada de las bolas de Sedd.



   TorciĆ³ la mano, provocando un fuerte gemido de Sedd.



   Los ojos del enemigo atlante se contrajeron cuando el dolor irradiĆ³ a todo su cuerpo.



   Con un gruƱido, Roby tirĆ³ bruscamente hacia abajo, haciendo que Sedd gritara de dolor al caer de rodillas.



   —Ahora, ¿quien dice que esto es fĆ”cil? —gruĆ±Ć³ Roby mientras aplastaba las preciosas pelotas de Sedd y lo hacĆ­a jadear.



   Para desnudar a Sedd por completo, Roby tuvo que soltarlo de las huevas.



   Tan pronto como lo hizo, Sedd dejĆ³ escapar un suspiro de alivio, solo para jadear en shock cuando Roby bajĆ³ su pantalĆ³n, revelando su cuerpo desnudo y musculoso.



   Sedd quedĆ³ de espaldas, agarrando sus dolorosos testĆ­culos, su rostro se doblaba de dolor.



   Roby se levantĆ³, agarrĆ³ las piernas de su oponente y las extendiĆ³ en una amplia forma de V. MirĆ³ a Sedd, su polla se mostraba semi-dura, balanceĆ”ndose de lado a lado. LevantĆ³ el pie y le guiĆ±Ć³ un ojo.



   Sedd se protegiĆ³: sus manos agarraron su virilidad y moviĆ³ sus piernas tratando de sacudirse a Roby.



   Se las arreglĆ³ para liberar un pie, y estrellarlo contra la entrepierna de Roby, haciendo crujir las bolas gordas y carnosas del orinoco en su cuerpo con el talĆ³n y oyendo que el musculoso gritase de dolor mientras tropezaba hacia atrĆ”s.



   Sedd se arrastrĆ³ mientras Roby caĆ­a de rodillas, agarrando a sus preciosos testĆ­culos, haciendo muecas de dolor.



   Se levantĆ³, agarrando sus bolas. Sin bajar la guardia y enviĆ³ su pie contra la entrepierna de Roby, destruyendo millones de espermatozoides dentro de sus enormes cojones.



   Roby soltĆ³ un gruƱido, su rostro se arrugĆ³ en lo que el dolor explotaba en sus testĆ­culos.



   Sedd dio un paso atrĆ”s, burlĆ”ndose de Roby que se encorvĆ³, gimiendo de dolor.



   —El rubĆ­ es mĆ­o asegurĆ³.



   Roby estaba aullando de dolor, agarrando sus bolas, su cara estaba en el suelo y su culo al aire.



   Sedd lo rodeĆ³ y le dio otra patada fuerte en las bolas.



   Las manos de Roby no pudieron proteger sus posesiones mĆ”s preciadas cuando el pie de Sedd chocĆ³ contra sus nudillos, llevĆ”ndolos a sus gĆ³nadas.



   RodĆ³ a un lado, acurrucĆ”ndose y gimiendo de dolor.



   Sedd se arrodillĆ³ y extendiĆ³ la mano entre los muslos de Roby desde atrĆ”s.



   —Te tengo por las bolas —sonriĆ³, apretando los dos cojones grandes y sensibles con fuerza.



   Estaban rojos e hinchados. Sedd los golpeĆ³ con fuerza con la palma de su mano, haciendo que Roby gritara de dolor.



   Sedd se carcajeĆ³ de la risa.



   Roby dejĆ³ escapar un gruƱido frustrado cuando Sedd apretĆ³ y girĆ³ sus bolas, haciĆ©ndolo gritar de dolor.



   RiĆ©ndose, Sedd se levantĆ³, alzando a Roby del suelo por las bolas haciĆ©ndolo gemir.



    La enorme polla de Roby se habĆ­a  puesto completamente dura, mientras Roby se ponĆ­a a cuatro patas, sus bolas estaban atrapadas con el agarre duro de Sedd.



   El malvado atlante sonriĆ³. Pero inesperadamente fue interrumpido por una dura y bien colocada patada de mula que aplastĆ³ sus cojones contra su cuerpo logrando que soltara las bolas de Roby de inmediato.



   Los ojos de Sedd se abrieron. Lentamente, se doblĆ³, agarrando su entrepierna, haciendo una mueca de dolor, mientras un gemido de sibilancia se escapaba de su boca.



   Tanto Sedd como Roby sufrĆ­an fuertes dolores mientras acariciaban sus bolas golpeadas.



   Sintiendo que esta era su oportunidad de cambiar las cosas y proteger el rubĆ­ y tambiĆ©n evitar que sus bolas se aplastaran para siempre, Roby se levantĆ³ y atacĆ³ a Sedd.



   Con un gruƱido y una mueca de agonĆ­a, Roby tirĆ³ al hombre al suelo, agarrando la polla y las pelotas de Sedd.



   Sin perder el ritmo, Roby apretĆ³ el puƱo y comenzĆ³ a golpear los testĆ­culos de Sedd con el puƱo.



   Una y otra vez clavĆ³ sus nudillos en las gĆ³nadas, aplastĆ”ndolas contra su cuerpo.



   Sedd gritaba en lo que Roby causaba estragos en su virilidad, golpeando sus bolas como loco.



   Roby sacudiĆ³ un par de veces la erecta polla de Sedd antes de lanzar un golpe devastador en su sonrosada cabeza.



   Sedd dejĆ³ escapar un chillido.



   A pesar del dolor en sus propios testĆ­culos, Roby continuĆ³ su ataque a la virilidad de Sedd, golpeando sin piedad sus pelotas y su polla dura y carnosa.



   El pene de Sedd palpitaba, se retorcĆ­a goteando presemen con lo que Roby golpeaba sus cojones rellenos de crema.



   Una sonrisa se extendiĆ³ en el rostro contorsionado por el dolor de Roby cuando se detuvo para recoger algunos de los jugos viriles de Sedd con la mano.



   Se inclinĆ³ y levantĆ³ la mano, manchando el rostro retorcido del atlante con su esperma salada.



   —¿Te gusta eso? —se riĆ³ Roby. RecogiĆ³ un poco mĆ”s de presemen y forzĆ³ los dedos en la boca de Sedd, haciĆ©ndole probar su propio jugo.



   Sedd dejĆ³ escapar un gruƱido, ahogĆ”ndose con los dedos de Roby. Luego apretĆ³ la mandĆ­bula con fuerza.



   Roby chillĆ³, rĆ”pidamente sacando sus dedos de la boca de Sedd y retrocediendo.



   Sedd se abalanzĆ³ hacia Ć©l, dĆ”ndole un puƱetazo en las costillas.



   Los dos se movieron de un lado a otro, cada uno tratando de obtener la ventaja sobre el otro.



   Fue Sedd quien se las arreglĆ³ para envolver sus dedos alrededor de Roby, con el rostro contraĆ­do de dolor, Sedd cerrĆ³ la mano, aplastando el testĆ­culo derecho de Roby y haciĆ©ndolo aullar en agonĆ­a.



   Roby tratĆ³ de defenderse, pero Sedd era un atlante terrible que logrĆ³ derribar a Roby, y colocar su cabeza sobre sus talones con su polla gorda y dura apuntando a su cara.



   Sedd sonriĆ³ dĆ©bilmente.



   Los ojos de Roby se ensancharon.



   Su gigantesca polla fue empujada dentro de su boca. Los ojos se le llenaron de terror y dolor cuando Sedd comenzĆ³ a apretar sus gĆ³nadas, agarrando un testĆ­culo gordo en cada mano y clavando sus pulgares en ellos.



   Roby gruĆ±Ć³, sus labios se envolvieron alrededor del tronco gordo y palpitante de su polla.



   Con una sonrisa maliciosa, Sedd se moviĆ³ sobre las hinchadas y rojas bolas de Roby, presionando sus pulgares, torciĆ©ndolos en sus bolas.



   La voz apagada de Roby se hizo cada vez mĆ”s alta y Sedd continuaba exprimiĆ©ndole los huevos mientras la polla de Roby se contraĆ­a y palpitaba dentro de su boca.



   A Sedd le brillaron los ojos de pura malicia cuando sintiĆ³ que las bolas de Roby intentaban acercarse a su cuerpo, anunciando el inicio de un orgasmo doloroso.



   En un momento justo, los gruƱidos de Roby se convirtieron en frenĆ©ticos gorgoteos mientras su polla descargaba el contenido de sus torturadas bolas dentro de su boca, inundando su garganta con su cremosa esperma.



   Los ojos de Roby se cerraron con fuerza, su cara se contrajo de dolor, mientras un chorro de lefa salada llenaba su boca hasta desbordarse. Semen comenzĆ³ a correr por las comisuras de su boca mientras gruƱƭa y gemĆ­a con nĆ”useas por la inyecciĆ³n involuntaria de leche.



   Sedd continuĆ³ apretando sus bolas, empeƱado en exprimir hasta la Ćŗltima gota de semen y estuvieran completamente vacĆ­as.



   TomĆ³ un par de minutos hasta que Sedd estuvo seguro de que no quedaba una gota de jugo dentro de las pelotas de Roby.



   —Hemos culminado con esto —sonriĆ³ levantĆ”ndose y permitiendo que Roby se enderezara. Su polla se deslizĆ³ fuera de su boca, seguida por un torrente de saliva y esperma mientras tosĆ­a y gemĆ­a de dolor.



   Su hermoso rostro estaba mojado de sudor.



   Se limpiĆ³ la boca, gruƱendo y tosiendo, el sabor de su propio semen se mezclaba con su baba. GruĆ±Ć³ y se acurrucĆ³, agarrando sus bolas escurridas.




   Sedd lo mirĆ³, acariciando casualmente sus propios testĆ­culos tan hinchados. Su polla estaba dura como roca emanando presemen.



   —Ahora voy por el rubĆ­ —indicĆ³ Sedd.



   No habĆ­a mĆ”s nada que hacer el rubĆ­ tambiĆ©n serĆ­a robado.

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