BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
El protector Orinoco estaba sentado en una silla con las piernas abiertas. TenĆa un pantalón ajustado que mostraba su enorme y carnosa polla y sus bolas extraordinariamente gordas. Estaba tratando de demostrar dominio y tranquilidad ante el invasor atlante que lo amenazaba a cambio de obtener la piedra que estaba destinado a cuidar.
El guerrero atlante era Sedd, un guapo y atlĆ©tico guerrero de larga cabellera y con sonrisa de triunfo. ParecĆa muy relajado y no intimidado en lo mĆ”s mĆnimo por el cuerpo fuerte y robusto de Roby.
—SĆ, seguro que sĆ —dijo Sedd con una sonrisa. Echó un vistazo a la entrepierna de Roby y se rió, estaba divertido por la vista de los genitales que parecĆan un salami y dos tomates de carne rellenos en una bolsa muy pequeƱa para guardarlos.
En ese preciso instante tambiƩn se estaba ejecutando la pelea de Eli contra Garbok.
—No vengo a jugar —recordó Sedd—. Estoy en la bĆŗsqueda del rubĆ.
—Eso nunca —negó Roby levantĆ”ndose.
Se colocaron en posición de ataque, uno frente al otro, con las piernas abiertas. Se miraban a los ojos con vistazos asesinos esperando que uno de los dos hiciera el primer movimiento.
De repente, Sedd se abalanzó sobre Roby. El guapo atlante agarró el brazo de su oponente y lo hizo girar, agarró la parte de atrÔs del pantalón de Roby y lo alzó.
Roby dejó escapar un grito al sentir la fuerza del calzón chino aprisionando su culo y el testĆculo derecho.
Sedd se echó a reĆr y aplicó mĆ”s fuerza, sujetando el pantalón con ambas manos.
La sorpresa de Roby se convirtió rÔpidamente en dolor como sus preciosas joyas se aplastaban contra su cuerpo.
Sedd levantó la rodilla. Propinando un ataque mortal a los grandes cojones de Roby, aplastÔndolos y haciendo que aullara de dolor.
Se derrumbó en el suelo mientras sus pantalones se desgarraron.
Su rostro se contrajo en agonĆa, acunó sus bolas, gruƱendo y gimiendo, completamente desnudo.
Sedd sostenĆa los destrozados pantalones de Roby, con expresión divertida.
—Esto va a ser mĆ”s fĆ”cil de lo que pensĆ© —dijo.
Pero fue interrumpido bruscamente por un movimiento rÔpido y preciso de Roby. Su mano se disparó entre las piernas de Sedd y envolvió sus dedos alrededor del gran bulto antes de apretar las gónadas con fuerza.
Los ojos de Sedd se agrandaron y dejó escapar un gemido sin aliento.
Sus dedos se aflojaron y los destrozados pantalones de Roby cayeron al suelo.
Roby estaba de rodillas, con el rostro contraĆdo por el dolor y una mano apoderada de las bolas de Sedd.
Torció la mano, provocando un fuerte gemido de Sedd.
Los ojos del enemigo atlante se contrajeron cuando el dolor irradió a todo su cuerpo.
Con un gruñido, Roby tiró bruscamente hacia abajo, haciendo que Sedd gritara de dolor al caer de rodillas.
—Ahora, ¿quien dice que esto es fĆ”cil? —gruñó Roby mientras aplastaba las preciosas pelotas de Sedd y lo hacĆa jadear.
Para desnudar a Sedd por completo, Roby tuvo que soltarlo de las huevas.
Tan pronto como lo hizo, Sedd dejó escapar un suspiro de alivio, solo para jadear en shock cuando Roby bajó su pantalón, revelando su cuerpo desnudo y musculoso.
Sedd quedó de espaldas, agarrando sus dolorosos testĆculos, su rostro se doblaba de dolor.
Roby se levantó, agarró las piernas de su oponente y las extendió en una amplia forma de V. Miró a Sedd, su polla se mostraba semi-dura, balanceÔndose de lado a lado. Levantó el pie y le guiñó un ojo.
Sedd se protegió: sus manos agarraron su virilidad y movió sus piernas tratando de sacudirse a Roby.
Se las arregló para liberar un pie, y estrellarlo contra la entrepierna de Roby, haciendo crujir las bolas gordas y carnosas del orinoco en su cuerpo con el talón y oyendo que el musculoso gritase de dolor mientras tropezaba hacia atrÔs.
Sedd se arrastró mientras Roby caĆa de rodillas, agarrando a sus preciosos testĆculos, haciendo muecas de dolor.
Se levantó, agarrando sus bolas. Sin bajar la guardia y envió su pie contra la entrepierna de Roby, destruyendo millones de espermatozoides dentro de sus enormes cojones.
Roby soltó un gruƱido, su rostro se arrugó en lo que el dolor explotaba en sus testĆculos.
Sedd dio un paso atrÔs, burlÔndose de Roby que se encorvó, gimiendo de dolor.
—El rubĆ es mĆo aseguró.
Roby estaba aullando de dolor, agarrando sus bolas, su cara estaba en el suelo y su culo al aire.
Sedd lo rodeó y le dio otra patada fuerte en las bolas.
Las manos de Roby no pudieron proteger sus posesiones mÔs preciadas cuando el pie de Sedd chocó contra sus nudillos, llevÔndolos a sus gónadas.
Rodó a un lado, acurrucÔndose y gimiendo de dolor.
Sedd se arrodilló y extendió la mano entre los muslos de Roby desde atrÔs.
—Te tengo por las bolas —sonrió, apretando los dos cojones grandes y sensibles con fuerza.
Estaban rojos e hinchados. Sedd los golpeó con fuerza con la palma de su mano, haciendo que Roby gritara de dolor.
Sedd se carcajeó de la risa.
Roby dejó escapar un gruñido frustrado cuando Sedd apretó y giró sus bolas, haciéndolo gritar de dolor.
Riéndose, Sedd se levantó, alzando a Roby del suelo por las bolas haciéndolo gemir.
La enorme polla de Roby se habĆa puesto completamente dura, mientras Roby se ponĆa a cuatro patas, sus bolas estaban atrapadas con el agarre duro de Sedd.
El malvado atlante sonrió. Pero inesperadamente fue interrumpido por una dura y bien colocada patada de mula que aplastó sus cojones contra su cuerpo logrando que soltara las bolas de Roby de inmediato.
Los ojos de Sedd se abrieron. Lentamente, se dobló, agarrando su entrepierna, haciendo una mueca de dolor, mientras un gemido de sibilancia se escapaba de su boca.
Tanto Sedd como Roby sufrĆan fuertes dolores mientras acariciaban sus bolas golpeadas.
Sintiendo que esta era su oportunidad de cambiar las cosas y proteger el rubà y también evitar que sus bolas se aplastaran para siempre, Roby se levantó y atacó a Sedd.
Con un gruƱido y una mueca de agonĆa, Roby tiró al hombre al suelo, agarrando la polla y las pelotas de Sedd.
Sin perder el ritmo, Roby apretó el puƱo y comenzó a golpear los testĆculos de Sedd con el puƱo.
Una y otra vez clavó sus nudillos en las gónadas, aplastÔndolas contra su cuerpo.
Sedd gritaba en lo que Roby causaba estragos en su virilidad, golpeando sus bolas como loco.
Roby sacudió un par de veces la erecta polla de Sedd antes de lanzar un golpe devastador en su sonrosada cabeza.
Sedd dejó escapar un chillido.
A pesar del dolor en sus propios testĆculos, Roby continuó su ataque a la virilidad de Sedd, golpeando sin piedad sus pelotas y su polla dura y carnosa.
El pene de Sedd palpitaba, se retorcĆa goteando presemen con lo que Roby golpeaba sus cojones rellenos de crema.
Una sonrisa se extendió en el rostro contorsionado por el dolor de Roby cuando se detuvo para recoger algunos de los jugos viriles de Sedd con la mano.
Se inclinó y levantó la mano, manchando el rostro retorcido del atlante con su esperma salada.
—¿Te gusta eso? —se rió Roby. Recogió un poco mĆ”s de presemen y forzó los dedos en la boca de Sedd, haciĆ©ndole probar su propio jugo.
Sedd dejó escapar un gruƱido, ahogĆ”ndose con los dedos de Roby. Luego apretó la mandĆbula con fuerza.
Roby chilló, rÔpidamente sacando sus dedos de la boca de Sedd y retrocediendo.
Sedd se abalanzó hacia él, dÔndole un puñetazo en las costillas.
Los dos se movieron de un lado a otro, cada uno tratando de obtener la ventaja sobre el otro.
Fue Sedd quien se las arregló para envolver sus dedos alrededor de Roby, con el rostro contraĆdo de dolor, Sedd cerró la mano, aplastando el testĆculo derecho de Roby y haciĆ©ndolo aullar en agonĆa.
Roby trató de defenderse, pero Sedd era un atlante terrible que logró derribar a Roby, y colocar su cabeza sobre sus talones con su polla gorda y dura apuntando a su cara.
Sedd sonrió débilmente.
Los ojos de Roby se ensancharon.
Su gigantesca polla fue empujada dentro de su boca. Los ojos se le llenaron de terror y dolor cuando Sedd comenzó a apretar sus gónadas, agarrando un testĆculo gordo en cada mano y clavando sus pulgares en ellos.
Roby gruñó, sus labios se envolvieron alrededor del tronco gordo y palpitante de su polla.
Con una sonrisa maliciosa, Sedd se movió sobre las hinchadas y rojas bolas de Roby, presionando sus pulgares, torciéndolos en sus bolas.
La voz apagada de Roby se hizo cada vez mĆ”s alta y Sedd continuaba exprimiĆ©ndole los huevos mientras la polla de Roby se contraĆa y palpitaba dentro de su boca.
A Sedd le brillaron los ojos de pura malicia cuando sintió que las bolas de Roby intentaban acercarse a su cuerpo, anunciando el inicio de un orgasmo doloroso.
En un momento justo, los gruƱidos de Roby se convirtieron en frenƩticos gorgoteos mientras su polla descargaba el contenido de sus torturadas bolas dentro de su boca, inundando su garganta con su cremosa esperma.
Los ojos de Roby se cerraron con fuerza, su cara se contrajo de dolor, mientras un chorro de lefa salada llenaba su boca hasta desbordarse. Semen comenzó a correr por las comisuras de su boca mientras gruƱĆa y gemĆa con nĆ”useas por la inyección involuntaria de leche.
Sedd continuó apretando sus bolas, empeƱado en exprimir hasta la Ćŗltima gota de semen y estuvieran completamente vacĆas.
Tomó un par de minutos hasta que Sedd estuvo seguro de que no quedaba una gota de jugo dentro de las pelotas de Roby.
—Hemos culminado con esto —sonrió levantĆ”ndose y permitiendo que Roby se enderezara. Su polla se deslizó fuera de su boca, seguida por un torrente de saliva y esperma mientras tosĆa y gemĆa de dolor.
Su hermoso rostro estaba mojado de sudor.
Se limpió la boca, gruñendo y tosiendo, el sabor de su propio semen se mezclaba con su baba. Gruñó y se acurrucó, agarrando sus bolas escurridas.
Sedd lo miró, acariciando casualmente sus propios testĆculos tan hinchados. Su polla estaba dura como roca emanando presemen.
—Ahora voy por el rubĆ —indicó Sedd.
No habĆa mĆ”s nada que hacer el rubĆ tambiĆ©n serĆa robado.
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