BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Pablo estaba de pie tomando un vaso de jugo de naranja, se encontraba en la casa de su amigo Erick quien lo habĆa invitado para darle la noticia de su novio.
—¿Quieres decirme quiĆ©n es? —preguntĆ³ Pablo depositando el vaso vacĆo sobre la mesa.
—Espera que llegue —dijo Erick.
—Nada te cuesta decirme ya que me dices que lo conozco.
—Aguarda, aguarda —sonriĆ³ Erick. Se escuchĆ³ un ruido en la puerta de entrada lo que ameritĆ³ una sonrisa de parte del muchacho de cabellos alborotados—. Oh, mira, ya estĆ” llegando. ¡ESTOY EN LA COCINA!
Pablo afirmĆ³ mientras oĆa los pasos acercarse, querĆa resolver la duda del supuesto fascinante novio de Erick. Cuando lo viĆ³ llegar, su mundo se fue abajo, era Jorge, un imbĆ©cil con el que tenĆa viejas rivalidades en el pasado y aunque sabĆa que habĆan quedado atrĆ”s su odio por Ć©l seguĆa en reserva.
—¿Jorge? —dijo con una mueca de repugnancia y queja.
Jorge se limitĆ³ a sonreĆr de forma socarrona, dio un paso adelante y extendiĆ³ la mano a Pablo.
—Hola, amigo, ¿cĆ³mo estĆ”s?
Pablo sintiĆ³ que la sangre le hervĆa, inclinĆ³ el cuerpo y estirĆ³ la mano pero no precisamente para estrechar lazo de amistad con Jorge sino para apretar su entrepierna.
Jorge dejĆ³ escapar un angustiado gemido cuando la mano de Pablo se deslizĆ³ entre sus muslos y sus dedos se cerraron alrededor del paquete y apretaron sus testĆculos con fuerza, haciendo que Ć©l gritara de dolor. Erick abriĆ³ la boca sorprendido.
—¿De verdad crees que eres mi amigo? —apuntĆ³ Pablo—. ¿AsĆ de grande es tu descaro? TĆŗ y yo somos todo menos amigos. ¿Y tĆŗ, Erick, de tantos pibes en el mundo tenĆas que buscarte lo peor? Jorge ha sido un traidor de primera. ¿Recuerdas cuando me quitaste a Alfredo?
—SĆ lo recuerdo —afirmĆ³ Jorge con voz ronca—. Y tambiĆ©n recuerdo cuando te pateaba el culo en guerreros de la arena.
Con eso Jorge pudo defenderse y lanzo una patada contra Pablo en sus bolas haciendo que su espinilla las clavara en su cuerpo.
Las mejillas de Pablo se hincharon y sus ojos perdieron el foco. Un gemido sibilante escapĆ³ de sus labios cuando su agarre sobre las bolas de Jorge se aflojĆ³, permitiendo liberarse.
—¿EstĆ”s bien, amor? —quiso saber Erick con un dejo de preocupaciĆ³n.
Jorge se doblĆ³, frotando sus delicadas bolas, mientras Pablo se arrodillaba, agarrando su propia entrepierna.
Antes de que Pablo tuviera oportunidad de recuperarse, Jorge echĆ³ su pierna hacia atrĆ”s y le pateĆ³ las pelotas con fuerza, golpeĆ³ la mano de Pablo y aplastĆ³ las preciosas gĆ³nadas a las que se aferraban, haciendo que el rubio dejara escapar un grito desgarrador.
Erick contuvo el aliento mirando a Pablo retorcerse de dolor.
—TĆŗ iniciaste, canalla —acusĆ³ Jorge—. TodavĆa recuerdo cuando te jodĆa en las peleas, hasta por tonto el novio te lo quitĆ©, resultĆ³ tan patĆ©tico como tĆŗ.
Una sonrisa apareciĆ³ en el rostro contorsionado por el dolor de Jorge y le devolviĆ³ otra paada.
Como un perro rabioso, Pablo saltĆ³ hacia Jorge, golpeĆ”ndolo en los huevos y haciĆ©ndolo caer al suelo con un grito que era igual de sorpresa y agonĆa.
—Hey, no se peleen —pidiĆ³ Erick—, si los quise presentar era porque ya todo ha pasado.
Pero ninguno lo escuchaba. Pablo agarrĆ³ los pies de Jorge, separĆ”ndolos en forma de V. Su pie pisĆ³ la ingle, ¡sonando un fuerte CRACK! hizo eco a travĆ©s de la cocina en lo que el pie de Pablo hizo contacto con las bolas de Jorge.
Erick gimiĆ³ sintiendo que hacĆan estragos en sus juguetes favoritos de Jorge.
Por su parte, Jorge gritaba a todo pulmĆ³n cuando Pablo pisoteĆ³ sus cojones una y otra y otra vez, aplastando sus huevillos como si quisiera aplastar una cucaracha.
Los ojos de Jorge se hincharon y su boca se abriĆ³ para dejar escapar un grito desgarrador cuando sus bolas perdĆan la forma bajo el pie de Pablo.
—EstĆ”s llevando esto muy lejos, Pablo —dijo Erick preocupado queriendo separarlos.
Pablo bajĆ³ el pie con fuerza y lo torciĆ³, moliendo las pelotas de Jorge que tenĆa la cara pĆ”lida.
Reuniendo toda su fuerza, la mano de Jorge se disparĆ³ hacia arriba entre los muslos de Pablo y lo agarrĆ³ de su entrepierna.
Pablo gritĆ³ de dolor cuando Jorge aplastĆ³ sus grandes bolas con un agarre mortal.
Una dĆ©bil sonrisa apareciĆ³ en el rostro de Jorge cuando clavĆ³ sus dedos en los testĆculos de Pablo, presionando las puntas en las terminaciones nerviosas que rodeaban las bolas de Pablo.
Pablo chillĆ³, sus ojos se cerraron, su boca se abriĆ³ de par en par, mientras intentaba separar los dedos de Jorge de sus vulnerables gĆ³nadas. DejĆ³ escapar un aullido agudo cuando los dedos de Jorge se clavaron en el centro de sus preciosas bolas. Luchando por su vida sexual, Pablo agarrĆ³ el cabello de Jorge con ambas manos y tirĆ³ tan fuerte como pudo.
Jorge dejĆ³ escapar un aullido de angustia. Sus dedos se aflojaron.
Pablo lo halĆ³ de sus cabellos, haciendo que los ojos de Jorge se llenaran de dolor mientras gritaba.
SoltĆ³ las bolas de Pablo y agarrĆ³ las muƱecas del rubio, con las piernas temblando y las rodillas dobladas.
Pablo levantĆ³ su rodilla entre los muslos de Jorge, atrapando sus dos pelotas.
¡POFF!
Los ojos de Jorge perdieron la concentraciĆ³n y su boca se abriĆ³ con un grito silencioso. LĆ”grimas se acumularon en sus ojos y se quedĆ³ sin aliento.
Sin soltar el agarre del cabello de Jorge, Pablo colocĆ³ su rodilla entre los muslos del macho, aplastando sus bolas en su cuerpo.
Un sonido dĆ©bil escapĆ³ de la boca de Jorge.
La rodilla de Pablo chocĆ³ otra vez contra sus valiosos testĆculos.
Las rodillas de Jorge se debilitaron y se hundiĆ³ en el suelo, dejando escapar un gemido patĆ©tico.
Pablo alzĆ³ su pierna hacia atrĆ”s y pateĆ³ las huevas de Jorge con toda la fuerza que pudo reunir.
Los ojos de Jorge se agitaron y jadeĆ³ para respirar cuando Pablo le dio una patada a sus testĆculos una vez mĆ”s.
El cuerpo de Jorge colapsĆ³.
Pablo jadeaba, su rostro contorsionado por el dolor se convirtiĆ³ en una sonrisa orgullosa cuando se volviĆ³ hacia Erick.
—DespuĆ©s de todo tu novio es un perdedor —le dijo—. No entiendo tus tintes de orgullo con Ć©l.
Erick consternado se arrodillĆ³ ante un agonizante Jorge, empezĆ³ a atenderlo y mimarlo, ni siquiera se dio cuenta cuando Pablo abandonĆ³ su hogar.
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