Bastian vs Farid (3/8): Pepsi - Las Bolas de Pablo

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7 dic 2019

Bastian vs Farid (3/8): Pepsi

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   DespuĆ©s de que LenĆ­n y Farid le golpearon los huevos a Bastian, decidiĆ³ rendirse en la guerra de cojones que se habĆ­an inventado, pero el que primero lo hiciera iba a otorgar dos puntos en la tabla de estudio de Bastian. Para el tĆ­o ChacĆ³n suponĆ­a una total humillaciĆ³n si lo hacĆ­a por lo que su decisiĆ³n la pensaba y la volvĆ­a a pensar.

   En Ć©se momento los dos estaban sentados en el jardĆ­n de la hacienda de los ChacĆ³n, tomando cafĆ© y comiendo un postre tĆ­pico de los dĆ­as de navidad.

   Farid llevaba pantalones cortos y camisa.

   A Bastian todavĆ­a le dolĆ­an los huevos y haciendo una mueca cambiĆ³ de peso sobre la silla.

   Farid se riĆ³.

   —¿CĆ³mo estĆ”n tus cocos?

   Bastian grunĆ³. MirĆ³ la abultada entrepierna de Farid. TodavĆ­a tenĆ­a planeado rendirse una vez por todas. Pero podĆ­a refundar sus planes otra vez mĆ”s.

   Se puso de pie y se estirĆ³.

   Por el rabillo del ojo notĆ³ que Farid tambiĆ©n se levantaba.

   EntrĆ³ a la casa dirigiĆ©ndose a la cocina, fue al refrigerador y vio una botella grande de Pepsi Cola. La agarrĆ³. Estaba pesada.

   Cuando Farid pasĆ³ por su lado, dejĆ³ que su mano se balanceara hacia atrĆ”s.

   El sonido que saliĆ³ de los labios de Farid, indicĆ³ que la botella habĆ­a hecho contacto donde Bastian mĆ”s querĆ­a.

   Farid se doblĆ³, abriendo mucho los ojos, levantĆ³ las cejas y abriĆ³ la boca.


   —Vaya —riĆ³ Bastian.

   Farid gimiĆ³.

   Bastian dejĆ³ que la botella se balanceara contra sus bolas. El arma pesada golpeĆ³ los llenos de esperma testĆ­culos del Ć”rabe, clavĆ”ndolos en su pelvis.

   Farid chillĆ³ y sus ojos se cruzaron.

   —Lo siento —asegurĆ³ Bastian tratando de parecer compasivo. Se echĆ³ a reĆ­r—. ¿Te golpeĆ©?

   Farid gimiĆ³ y agarrĆ³ sus bolas. 

   —¡Mierda!

   Bastian sonriĆ³.

   Agarrando a Farid por la cadera, y le dio la vuelta.

   Fue golpeado por sorpresa y estaba muy mareado para reaccionar. GimiĆ³ de dolor.

   —Bueno —sonriĆ³ Farid de pie detrĆ”s de Ć©l.

   BajĆ³ sus pantalones cortos y su ropa interior, dejando al descubierto sus nalgas y sus dos albĆ³ndigas palpitantes. Con un movimiento preciso, golpeĆ³ la botella pesada en los huevos de Farid desde atrĆ”s.

   Farid gritĆ³ a todo pulmĆ³n.

   —¡Mierda!

   Bastian se riĆ³ y le dio unas palmaditas en la espalda. —Lo siento —sonriĆ³, dejando que la botella volviera a sus huevos.

   Farid gimiĆ³ y se derrumbĆ³ en el suelo.

   En medio de risas Bastian regresĆ³ al patio tomando un vaso de pepsicola oyĆ©ndolo gritos y obscenidades.

   No supo mĆ”s de Farid hasta dos dĆ­as despuĆ©s.

   Bastian estaba sentado en su escritorio, esperando que se apareciese en su oficina para trabajar. No sabĆ­a si el viejo descendiente de Ć”rabes estaba furioso por los golpes a sus bolas.

   La puerta se abriĆ³ y Ć©l ingresĆ³ muy tranquilo.

   —Hola —hablĆ³ Bastian mirĆ”ndolo de cerca.

   —Hola —respondiĆ³ Farid yĆ©ndose a un escritorio.

   Bastian lo siguiiĆ³ parĆ”ndose en el marco de la puerta, sus manos protegĆ­an sus testĆ­culos, tratando de parecer relajado. —¿Todo bien?

   Farid asintiĆ³ y se sirviĆ³ una taza de cafĆ©. —¿Quieres?

   Bastian sacudiĆ³ la cabeza. —Gracias.

   Farid se sentĆ³ y sonriĆ³.

   —Que bueno verte, amigo.

   Farid asintiĆ³ con la cabeza. —¿Quieres saber por quĆ© no estuve aquĆ­ ayer?

   Bastian dudĆ³ y observĆ³ a Farid, en busca de signos de ira. Pero aparentemente estaba bien. —PensĆ© que te habĆ­as ido con tu familia todo el dĆ­a.

   —Bueno... —Farid tomĆ³ un sorbo de cafĆ© y sonriĆ³.

   De repente, de la nada, los testĆ­culos de Bastian sintieron un profundo dolor. Su estĆ³mago se revolviĆ³ y sus ojos perdieron el foco.

   Bastian bajĆ³ la vista a su entrepierna, justo a tiempo para ver cĆ³mo un zapato se estrellaba contra sus cocos, empujĆ”ndolos contra su pelvis. GritĆ³ e intentĆ³ darse la vuelta, pero el dolor que le recorrĆ­a los nervios era demasiado fuerte. Estaba paralizado de agonĆ­a, con las piernas separadas a la altura de los hombros y los brazos abiertos.

   El rostro de Farid se iluminĆ³ de alegrĆ­a y satisfacciĆ³n mientras sus Ʊemas eran aplastadas por otra fuerte patada.

   Bastian gimiĆ³ imtentando agarrar sus bolas. Antes de llegar a ellas, Farid se parĆ³ frente a Ć©l y abriĆ³ la bragueta de sus jeans.

   —Farid... Por favor…

   —Lo sĆ© —Farid lo interrumpiĆ³ y alcanzĆ³ su mosca. Le agarrĆ³ los huevos con su fuerte mano y apretĆ³ con fuerza.

   Hubo un chillido agudo.

   Farid sonriĆ³ y le retorciĆ³ las gĆ³nadas. Las levantĆ³, haciendo a Bastian ponerse de puntillas y jadear por aire.

   Farid mirĆ³ por encima de su amigo y dijo:

   —Gracias. ¡Nos vemos!

   Bastian oyĆ³ pasos salir del estudio.

   Farid apretĆ³ el control sobre las vulnerables gĆ³nadas.

   —¿QuiĆ©n era ese? —susurrĆ³ Bastian.

   Farid soltĆ³ los huevos. Bastian gritĆ³ de dolor.

   —Uno de nuestros muchachos, de los hombres comunes —dijo Farid.

   Dio un paso atrĆ”s. ComenzĆ³ a correr y le pateĆ³ las grandes bolas con su pie derecho.

   La patada levantĆ³ a Bastian del suelo y seguido de un grito espeluznante. Le dolĆ­a todo el cuerpo, el dolor iba de sus bolas al abdomen, sus pulmones, su cerebro, los muslos y las manos. Todo su cuerpo temblaba de dolor.

   Bastian se desplomĆ³ en el suelo sollozando.

   —Wow, eso se sintiĆ³ bien —dijo Farid sentĆ”ndose en el escritorio.

   Bastian acariciĆ³ sus pelotas y gimiĆ³, acostado en el piso y murmurando obscenidades.

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