La mujer tras el cristal - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

3 dic 2019

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La mujer tras el cristal

ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.
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   Son las 11:30 Pm del jueves 14 de Agosto, y me encuentro en un lugar muy poco recomendable, mi nombre es Eduardo Barrientos y por primera vez asisto al puticlub de mi tĆ­o Benito.
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   En realidad es un club para caballeros, llamado MORTADELO Y FILEMƓN. Es un lugar donde se ve toda clase de espectĆ”culos triple X, desde striptease hasta sexo con putas, y lo mejor si eres hombre: Todas las mujeres que trabajan allĆ­ tienen la ropa interior por uniforme!

   Siempre habĆ­a querido ir, pero mi madre me reprendĆ­a, y es que con 18 aƱos cumplidos hace un mes, por fin tengo la edad para asistir a estos lugares sin peligro de algĆŗn lĆ­o para mi tĆ­o, mis padres, o mĆ­ mismo… en ocasiones la policĆ­a (mĆ”s de uno es cliente regular del club de mi tĆ­o) llega por sorpresa pidiendo documentos para evitar la presencia de menores, ahora con mi cĆ©dula de ciudadanĆ­a oliendo a nuevo, que me pidan la identificación quiĆ©n quiera.

   Esta primera noche, mi tĆ­o me dio libertad de hacer que lo quisiese: Mirar los shows, beber licor si lo deseaba, pero me advirtió de no pasarme para no llegar a casa ebrio, incluso podĆ­a estar con alguna chica del club, pero que le avisara a que chica habĆ­a elegido, para Ć©l arreglar los pormenores, ya que ese serĆ­a mi regalo atrasado de cumpleaƱos… Era una oferta que no me terminaba de convencer.

   Estaba con la boca abierta ante las damas presentes, habĆ­a rubias, morenas, altas, bajas, blancas, trigueƱas, negras, y todas en ropa interior!
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   Pero de repente vi a una que me impactó, una negra enorme, sin dudarlo media 1.80 cm, tenĆ­a todo su cabello crespo en un enorme moƱo sobre la cabeza, y usaba una ropa interior blanca que contrastaba con su piel oscura.

   De cara era agraciada, y tenĆ­a unos ojos negros que brillaban. Pero lo que me impactó fue su cuerpo voluptuoso… Se cargaba las tetas mĆ”s grandes que hubiera visto con mis propios ojos, el sostĆ©n para levantar tales masas, era gigantesco y a la vez parecĆ­a que en cualquier momento los tirantes iban a reventar, de cintura era algo ancha, pero esa era su contextura, sin mencionar unos firmes abdominales… Las caderas eran vastas, que se continuaban con unos gruesos muslos… 
…Usaba unas pantaletas espaciosas, sólo unas asĆ­ le podrĆ­an quedar, dada la abundante carne de la mujer, y aun asĆ­ se le veĆ­an apretadĆ­simas.

   La vi caminar hacia mĆ­, estaba impactado y no movĆ­ un musculo, de pronto dijo:
ā€œPermisoā€.

   Con su mano derecha me hizo a un lado el brazo, con una suavidad que sorprendĆ­a dado su cuerpazo.

   Es verdad!.— Me dije.

   Estaba como un tonto en la mitad del pasillo; Pero lo que me dejó aĆŗn mĆ”s tonto, fue que mientras dio el primer paso para superarme, se giró levemente observĆ”ndome, lo que automĆ”ticamente resultó en el contacto de mi hombro con su enorme teta derecha, la sentĆ­ pesada, pero a la vez blanda.
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   La morena se comenzó a alejar, a mi vista la contemplaba en cĆ”mara lenta, y la disfrutĆ© de espaldas, al contorneo de sus caderonas, movĆ­a unas seƱoras nalgonas, y las pantaletas, por muy grandes que fueran se perdĆ­an entre esos gigantescos glĆŗteos.

   SeguĆ­a con la boca abierta, fue entonces cuando un gringo que debĆ­a medir mĆ”s de 2 metros, se tropezó conmigo, no alcancĆ© a disculparme por estar en medio, el no dijo nada, pero me di cuenta que iba tras la negra, de seguro le iba a proponer sexo. 

   ā€œSe la va a ā€œcomerā€ el degenerado… Que envidiaā€¦ā€. Alcance a decir en voz baja, justo antes de morderme el labio.

   No podĆ­a sacarme a la negra de la cabeza, asĆ­ que fui a una mesa libre para tomarme un trago, recordaba esos tetones y nalgones, cuando, el tĆ­o Benito me sorprendió al tocarme el hombro por detrĆ”s.

   ā€œY que tal el lugar, Eduardito?ā€.

   ā€œMaravilloso TĆ­oā€. SeguĆ­a obnubilado mirando a lo lejos, a ver si reaparecĆ­a aquella morena.

   ā€œAlguna de las chicas te gusta?... Te dije que podĆ­as escoger a cualquiera, pero menos la mona Adriana, es aquella que estĆ” en la barraā€¦ā€. SeƱalo a una belleza rubia que estaba sirviendo tragos.

   ā€œā€¦Ella se tiene que ir, un cliente la pidió esta noche, el muy tonto estĆ” loquito por esa mona, y ella cómo le saca dinero, Jajajajaā€.

   ā€œNO tĆ­o, aun no escojo a ningunaā€.

   Era obvio que me gustaba aquella negra, y por mucho, vaya que me habĆ­a impresionado, pero decidĆ­ no decirle nada, sinceramente nunca habĆ­a pagado por sexo, por lo que aĆŗn no me decidĆ­a si aceptarle la propuesta a mi tĆ­o… Pero aun asĆ­ tal vez aquella morena podĆ­a hacerme arriesgar y aceptar.

   ā€œLuego te digo, aun me falta por verā€.

   Al escuchar eso me informó de un show privado que solo algunos clientes pagaban. Intrigado pedĆ­ mĆ”s información.

   ā€œEn el sótano hay unos cubĆ­culos especiales, dónde se puede ver a las chicas tener sexo con sus clientesā€.

   ā€œObservar a otros haciĆ©ndolo, eso es Voyeurismo, lo hacen aquĆ­?ā€.

   ā€œClaro Eduardito, Las chicas saben y los clientes tambiĆ©n, pero a ellos poco les importa; los cubĆ­culos son de vidrio que permite ver, pero no ser visto, ademĆ”s son insonorizados. Hay total anonimato…Ve!ā€.

   ā€œNO estoy seguro de querer verā€.

   ā€œEs tu oportunidad, me acaban de pedir uno de los cubĆ­culos, son económicos porque saben que los pueden ver, pero nadie ha pedido el servicio de observar, asĆ­ que estarĆ”s tu solo viendo a esa pareja… disfrĆŗtalo Eduarditoā€.

   Tras pensarlo aceptĆ© la propuesta de mi tĆ­o Benito y fui a ver, me dio la llave del sótano, estaba muy ocupado para hacer de guĆ­a y volvió a su oficina en el segundo piso…
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   Mientras caminaba al lugar, Me imaginaba teniendo sexo con aquella negraza en uno de esos cubĆ­culos, y la vergüenza de saber que nos pueden observar… pero me centrĆ© en cómo serĆ­a hacerlo con ella, me imaginaba sentado sobre ella , dĆ”ndole por detrĆ”s… Pero a la vez era una situación a temer… porque  alguien como yo, de 1,60 cm de alto y 65 kilos, estarĆ­a en una seria desventaja ante semejante mujerona... Llegue a temer, Esa negra me acaba en la cama!, y mĆ”s al tener yo poca experiencia sexual.

   El sótano era amplio y se observaban 3 cubĆ­culos a una altura de un metro, ideal para quien observa, no habĆ­a diferencia con una habitación normal, con su cama y alfombra,  sólo que a mĆ”s altura y una pared de cristal... HabĆ­a una puerta en el muro opuesto, por donde se ingresaba, pero no tenĆ­a idea como se llegaba por ese lado.

   En el tercer cubĆ­culo la luz estaba encendida, y ahĆ­ estaba ella! Aquella morena y el gringo estaba intimando, tal como lo predije, pero no esperaba que lo hicieran allĆ­; El gringo estaba sentado sobre el abdomen de la mujer con su pene entre las gigantescas tetas de la negra, disfrutaba de una paja rusa, o cubana como otros le dicen.
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   Por mi lado no dejaba de ver esas tetas desnudas, esperando que el gringo la penetrara para detallar otras Ć”reas mĆ”s pĆŗdicas, mientras aprovechaba el no poder ser visto.

   Pero algo pasó, la negra trataba de quitĆ”rselo de encima, mientras el gringo ya con el pene fuera de entre sus teta, trataba de someterla… La mujer alcanzó a incorporarse para levantarse de la cama, pero el hombre la tomó de un brazo la hizo acostarse y se le colocó encima…
…Estaba ansioso por lo que veĆ­a, era claro que algo sucedió y la negra le reclamaba, por el vidrio no podĆ­a escuchar, solo observaba como sin duda insultos emergĆ­an de la boca de aquella negra que parecĆ­a fuera de sí… Que le habrĆ­a hecho?, la insultó?, o le apretó las tetas demasiado duro?... no podĆ­a saberlo.

   Presenciaba un duelo de fuerzas, donde el gringo con sus manazas mantenĆ­a las manos de la mujer al ras de la cama.

   Ella necesitaba ayuda, pero como ayudarla?, inicialmente estaba impactado por lo inesperado del asunto, y a la vez, no veĆ­a la forma de entrar al cubĆ­culo desde el sótano. 

   De pronto la situación cambió, el hombre aumentó la fuerza y pudo hacer su voluntad… Sin soltarla, se acostó sobre las enormes tetas de la negra y la besó a la fuerza, ella trataba de rechazar el beso, pero el gringo forzaba la unión de labios.

   Pero la negra era mĆ”s brava de lo que Ć©l y yo creĆ­amos, porque de repente el gringo alejó su boca y en su cara se evidenció dolor…
…Puede ver sangre en el labio del miserable, la negra le habĆ­a mordido con bravura; Por un instante me alegrĆ©, ella no se dejarĆ­a asĆ­ nada mĆ”s… Pero enseguida temĆ­ por la morena, Ć©l se desquitarĆ­a por lastimarle.


   En efecto los ojos del gringo se inyectaron de sangre, y de inmediato levantó su enorme mano, descargĆ”ndola contra el rostro de la negra. El soplamocos  hizo doblar la cara de la mujer…
…Al verlo, sentĆ­ erizados los vellos en mi espalda, Estaba iracundo, no me importaba que ese tipo fuera casi el doble que yo, como se atrevĆ­a a golpearla, tenĆ­a que defenderla, busquĆ© alguna entrada al cubĆ­culo, pero no habĆ­a puerta de este lado, incluso golpee el vidrio, pero era grueso y de seguro no escucharon nada.

   Un nuevo golpe del gringo al rostro femenino, y gritĆ© sin importar lo inĆŗtil que fuese:

   ā€œMaldita basura, dĆ©jala!ā€.

   Pero entonces, y a pesar de tenerlo encima,  la negra contraatacó con la rodilla…
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…A travĆ©s del vidrio, vi al gringo gritar en silencio al techo, la gruesa rodilla de la negra se hundió con fuerza en los colgantes huevos del canalla, quedĆ© impactado ante la severa muestra de dolor del miserable. 

   Del dolor, el gringo se le quitó de encima y cayó de la cama, enseguida su estatura pareció reducirse a la mitad, porque se ubicó encorvado, en la posición que llaman fetal… PodĆ­a ver sus manos, peleando por ser la primera en agarrar y cubrir sus aplastados huevos.
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   La negra se levantó iracunda, mi primera vista fue dirigida a su rodilla, la tenĆ­a gruesa y de seguro maciza, con ella le dejó los huevos de su atacante como tortillas.

   Pero pronto mi atención cambió, y se centró en sus enormes tetas desnudas, tuve una erección, que aumentó ante la vista de su peludo coƱo al aire…
…Entonces se movió con brusquedad, vi el movimiento de su grueso muslo cuando lanzó una patada contra el gringo en el suelo, el pie desnudo le impactó en la espalda, el tipo se vio mĆ”s quejumbroso.

   La morena comenzó a ponerse las pantaletas, pronto su coƱo estaba cubierto, y siguió en ocultar sus tetas… la gigantesca prenda superior le daba problemas, sus tetas eran demasiado grandes, tras 3 fallos por enganchar el sostĆ©n, finalmente lo logró.

   Se aproximó a la puerta para salir, pero fue ahora cuando el gringo, aun acostado de medio lado en el suelo,  se volteó al parecer para insultarla; Fue un grave error de su parte, la negra corrió hacia Ć©l y le hundió el pie en el estómago, una y dos veces, el gringo solo cubrĆ­a sus huevos, y la morena se inclinó e intentó agarrarle las pelotas…
…Era un duelo, ella intentando quitarle los dedos y el cubriĆ©ndose su herida masculinidad.

   Ya habĆ­a pasado la ansiedad y tensión en mi corazón, y lo reemplazaba la curiosidad, cómo el gringo me daba la espalda, me movĆ­ para lograr ver mejor la acción.
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   El canalla estaba desesperado cubriendo sus bolas, se habĆ­a metido con la persona equivocada, la negra alcanzó a tomarle del pene, le enterró las uƱas y tiró de Ć©ste… casi se lo arrancó, incluso el gringo se levantó unos centĆ­metros del tremendo tirón de la mujer… cuando le liberó era claro que le habĆ­a rasguƱado el miembro viril.

   Finalmente se retiró del cubĆ­culo; Por mi lado quede impactado unos instante, observando como el enorme gringo se retorcĆ­a y sollozaba, se le veĆ­an las lĆ”grimas; ReaccionĆ© y salĆ­ del sótano, queriendo verla y comprobar si estaba bien, aunque claramente lo estaba.

   En la multitud de gente, no logrĆ© observar que ruta daba al ingreso de aquellos cubĆ­culos. ĀæDónde se encontraba?. Me rendĆ­ y fui a la oficina de mi tĆ­o, para contarle lo que presenciĆ©.

   Mientras le narre lo ocurrido, estalló en una sonora carcajada:

   ā€œJAJAAJAJAJA!ā€.

   ā€œNo te rĆ­as tĆ­o Benito, que fue algo serioā€.

   ā€œEsa negra es bien cojonuda, tiene mĆ”s pelotas que muchos de los tipos que vienen aquí… No te preocupes por Candelaria, ella se cuida sola, lo que le pasó no es nada para ellaā€¦ā€.

   AsĆ­ que se llamaba Candelaria, un bonito nombre para esa morenaza; De pronto observe desde el vidrio como el gringo era sacado por un guardia del lugar.

   ā€œMira!, ahĆ­ va el gringo!ā€. Se evidenciaba que estaba muy dolorido, y mantenĆ­a una mano en las pelotas, mientras el guardia le torcĆ­a el otro brazo tras la espalda.

   ā€œNo te preocupes, ese es Pablito Tobón, ahĆ­ donde lo vez es cinta negra y si le vieras los brazos son como dos troncos, con el nadie se meteā€. ParecĆ­a cierto, a pesar de que aquel guardia no le llegaba ni al hombro al gringo, se veĆ­a corpulento y muy malcarado.

   ā€œJajaja, pobre gringo, lo que le espera si le da problemas a Pablito… le decimos de cariƱo cuatro peosā€.

   ā€œCuatro peos?ā€.

   ā€œJajaja, sĆ­, a quien le mete la mano le saca cuatro peos como mĆ­nimo… Jajajajaā€.

   Los malos chistes de mi tĆ­o Benito no me hacĆ­an reĆ­r, pero la verdad ese gringo se merecĆ­a de todo por golpear a Candelaria.

   Mientras asimilaba todo lo dicho por mi tĆ­o, Ć©l me vio distraĆ­do y pareció leer mi mente.

   ā€œEntonces te la quieres comer, no?ā€.

   Su ofrecimiento me tomó por sorpresa, y lo neguĆ© de inmediato.

   ā€œNo, no, eh, de que hablas?ā€.

   ā€œDe la negra Candelaria, se nota que le tienes ganas de  metĆ©rsela, no te hagasā€.

   ā€œNo tĆ­o, claro que no, despuĆ©s de lo que le sucedió con ese tipo, cómo va seguir trabajando, se irĆ” a su casaā€.

   ā€œJajajaja, Eduardito, no conoces a esa negra, ella va a seguir ā€œculiandoā€ y ganando plata, y lo harĆ” por que quiere, no porque se lo manden, tĆŗ crees que a semejante mujer alguien le puede dar órdenes?, y en la cama no creo que se la puedan meter si ella no quiere, Jajajaā€.

   Baje el cabeza, apenado ante la falta de delicadeza en la jerga de mi tĆ­o.

   ā€œEntonces, te la presento?, usted solo dĆ­game y acuerdo con ella, recuerda que es por tu cumpleaƱos… Pero te advierto, esa negra es brava!, brava peleando, y culiando!, Jajajajaā€.

   TĆ­o tomó un trago de whisky, se pasó la mano por los labios y quedó esperando mi respuesta, finalmente afirmĆ© con la cabeza, y fue el primer paso para tener sexo con Candelaria, la morena que me habĆ­a impactado…
…Los sucesos siguientes de aquella noche, no aparecerĆ”n en este relato, por no tener relación al tema BALLBUSTING.

FIN.
Gracias.



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